abril 15, 2018

Fin de la “luna de miel” entre el ¿presidente o monarca? Emmanuel Macron y el pueblo francés.



He aquí mi propia traducción al idioma español de un reciente artículo de opinión publicado en el medio digital francés Mediapart.


Macron "el pequeño" y la revuelta de los "desdentados y los que no son nada"

Mohamed Belaali


Después de Sarkozy y Holanda, Macron, el nuevo servidor de los ricos. Los efectos devastadores de su política de clases están empezando a sentirse y un viento de revuelta se levanta gradualmente sobre una Francia adormecida.



Después de Sarkozy y Holanda, Macron, el nuevo sirviente de los ricos". Macron, es mejor para mí", dijo Sarkozy (1). Lo que caracteriza a estos tres presidentes es su absoluta sumisión a los poderosos y su profundo desprecio por el pueblo. La guerra abierta e implacable de Macron hoy, como hicieron ayer Sarkozy y Holanda, contra la gran mayoría de la población tiene al menos el mérito de desmitificar el Estado republicano, la democracia, la libertad de prensa, la separación de poderes, los derechos humanos y muchos otros conceptos de la ideología burguesa cuya función principal es enmascarar la violencia de las relaciones sociales de dominación. Después de sólo unos meses de "macronismo", la máscara cae y el horrible rostro de la clase dominante aparece al descubierto. 

Las exigencias de la burguesía en materia económica, social y política son satisfechas con un raro celo: destrucción del código del trabajo, precarización y flexibilización del empleo, desmantelamiento del servicio y de la función pública, supresión de los contratos subvencionados, reducción del importe de la APL (Aide Personnalisée au Logement), aumento de la CSG (Contribution Sociale Généralisée) para los pensionistas, reducción programada de las pensiones, ayuda a los desempleados, selección a la entrada en la universidad, supresión del impuesto sobre el patrimonio (ISF), retención a cuenta única a tanto alzado (PFU) o impuesto a tanto alzado limitado al 30% sobre los rendimientos del capital (intereses, dividendos, plusvalías por la venta de títulos, etc.).), un proyecto de ley para reforzar la libertad de expresión, la integración del estado de excepción en el derecho común, el proyecto de privatización de la SNCF, el desprecio absoluto por los inmigrantes, etc. ¡Y esto es sólo el principio! Otras decisiones aún más violentas para los más pobres se sumarán a esta interminable lista de medidas a favor de los ricos. Es un verdadero asalto a la riqueza de toda una nación.

La burguesía está que no se lo cree. Ningún otro presidente la ha cumplido tanto como Macron. Ni Chirac, ni Sarkozy, ni Holanda han seguido una política tan brutal y rápida contra el pueblo y para la minoría de los poderosos. Por ahora, el triunfo de Macron parece total.

Víctor Hugo dijo de Napoleón que el pequeño "Sr. Luis Bonaparte ha triunfado. Ahora tiene para él el dinero, el agio, el banco, la bolsa, el mostrador, la caja fuerte, y todos esos hombres que pasan tan fácilmente de un lado a otro cuando sólo hay que franquear la vergüenza" (2). También podemos añadir que Macron tiene para él un arma formidable y decisiva, los medios de comunicación del gran capital. Los medios de comunicación siguen siendo el instrumento más eficaz para inculcar esta ideología derrotista y anestesiar a una población ya traumatizada por el desempleo y la precariedad. Peor aún, las mentiras transmitidas día y noche por los medios de comunicación burgueses son internalizadas por los más pobres. El contenido falso de esta intensa propaganda ideológica, aunque contradicha diariamente por los hechos, se desvanece, por así decirlo, completamente. Los dominados participan así involuntariamente en el mantenimiento de su propia servidumbre. La propaganda permanente y el adoctrinamiento sustituyen a la información, lo falso se hace realidad y las apariencias se funden con la realidad. Los intereses de una clase, la burguesía, se convierten en los de todas las clases.

Los medios de comunicación burgueses no toleran ni soportan ninguna crítica u oposición que beneficie a la gran mayoría de la población. La casta de los periodistas, esclavos admiradores de Macron, se lanzan como perros feroces y bien entrenados a las y los que se les enfrentan y los contradicen. Su odio hacia los hombres y mujeres que se niegan a inclinarse ante Macron es total. Hablando de las sesiones matutinas del France Inter, Jean-Luc Mélenchon dijo: "Las sesiones matutinas son una experiencia extremadamente dolorosa (...), no hay que equivocarse, si me equivoco por ejemplo digo “hubo 27.502 parados” inmediatamente “ahaha no 704, ¡se equivocó subestimó el problema! Son perros, son una horda que se arroja sobre ti para devorarte" (3)  ¡nada más normal en una sociedad fundada en la lucha de clases! Porque la acumulación y la concentración de la riqueza deben permanecer, pase lo que pase, en manos de una minoría de explotadores. Los medios de comunicación, como el ejército, la policía y el poder judicial, en una palabra, todo el aparato represivo del Estado, son sólo instrumentos que permiten a la clase dominante perpetuar sus privilegios.

Pero los efectos devastadores de esta política de clases empiezan a sentirse y un viento de revuelta se levantaba gradualmente sobre una Francia dormida. Pensionistas, alumnos, estudiantes, profesores, trabajadores ferroviarios, recolectores de basura, electricistas, abogados, personal hospitalario, empleados de Air France, Ehpad, prisiones, Carrefour, Casino, Pimkie, etc., hacen oír su voz y su ira en toda Francia (4).

El movimiento que se desarrolla ante nuestros ojos asume la apariencia de una lucha de clases, es decir, una lucha política que va más allá del marco sindical. Es toda la política del Gobierno y, en particular, su política de austeridad (recortes drásticos en el gasto en seguridad social, educación, sanidad, transporte, vivienda pública... para transferirlos a las arcas de los empresarios) impuesta por la Unión Europea y aplicada celosamente por Macron la que se cuestiona. La austeridad no es más que una pantalla hipócrita tras la que se esconden los intereses de la pequeña minoría de explotadores. Los huelguistas y manifestantes también luchan por la supervivencia de los servicios públicos amenazados de extinción y contra "la destrucción de una civilización asociada a la existencia de un servicio público" (5). La lucha de los trabajadores ferroviarios y de todos los que hoy luchan contra Macron no es una lucha por los privilegios, sino por la igualdad de derechos y deberes entre todos los ciudadanos.

La revuelta de estos hombres y estas mujeres, "los sin dientes" como decía Holanda o "los que no son nada, los perezosos, los analfabetos..." como dice Macron (6) también se dirige contra esta arrogancia y este desprecio de clase manifestado ostensiblemente y sin restricciones por el Presidente de la República y su gobierno (7). Esta violencia verbal esconde mal un odio de clase que se traduce concretamente en una política totalmente dedicada a la minoría de la población más rica.

Nadie puede predecir hoy el futuro de este movimiento popular que está tomando forma. Pero lo cierto es que Macron y la clase detrás de él utilizarán todos los medios a su alcance para denigrarlo antes de reprimirlo y aplastarlo. Cuanto más dure la lucha, más brutal, arrogante y odiosa se vuelve la clase dominante. No se detendrá ante nada para defender sus intereses. Toda la historia de la lucha de clases lo demuestra. El poder político y la clase que sostiene movilizan primero a los medios de comunicación para desinformar, desmovilizar y desmoralizar a los huelguistas y manifestantes. La palabra "reforma" (en realidad, la destrucción de los servicios públicos y las conquistas sociales) se repite incansablemente a lo largo del día y de la noche. Porque las "reformas" son necesarias. Por lo tanto, debemos aceptarlas y apoyarlas. Así, "en 1995, casi todos los grandes medios de comunicación apoyaban la "reforma" de la seguridad social. En 2001, acogieron con satisfacción la "reforma" del estatuto de la SNCF. En 2003, valoraron la "reforma" de la situación de los intermitentes y acogieron con beneplácito la "reforma" de las pensiones (y la situación de los agentes de servicios en el sistema educativo nacional)" (8). Pero la burguesía no se detendrá ahí. Ella empleara todos los medios represivos. Se reclutarán los institutos de sondeo, los intelectuales, los expertos, los oficiales de policía, CRS, el BAC, los servicios de inteligencia... para superar un movimiento mayormente pacífico. Es una verdadera guerra declarada contra los trabajadores. El equilibrio de poder, tal como se ve, sigue siendo profundamente desigual. La burguesía tiene todos los poderes, pero es al mismo tiempo ultra-minoritaria en el país. El pueblo tiene un elemento decisivo para ganar la batalla, el número. Pero esta arma sólo es efectiva si los lazos fraternos unen a todos los manifestantes. Sin esta unidad, la más amplia posible, el movimiento corre el riesgo de fracasar y la clase dominante, enemiga del progreso, terminara con lo que queda de las conquistas sociales.

Todas las fuerzas del progreso no tienen otra opción que atacar de frente a la clase que elevó a Macron a la cúpula del Estado para romper las cadenas de esta esclavitud del trabajo al capital.


Notas:
(1) http://www.rtl.fr/actu/politique/sarkozy-fan-de-macron-7788868339
(2) Victor Hugo "Napoleón el pequeño". Reimpreso por Actes Sud (2007), de Jean-Marc Hovasse.
(3)http://www.acrimed.org/Une-arrogante-replique-de-Patrick-Cohen-a-Jean-Luc-Melenchon-et-ce-qu-elle
(4)http://www.cestlagreve.fr/calendrier/
(5) Pierre Bourdieu, "Contre-feu". Justificación de la acción, página 30.
(6)https://www.lci.fr/politique/video-faineants-gens-qui-ne-sont-rien-illettrees-quand-emmanuel-macron-est-accuse-de-faire-du-mepris-de-classe-2057406.html
(7)https://www.nouvelobs.com/edito/20180406.OBS4742/les-soignantes-de-rouen-et-le-peche-originel-de-macron.html.

(8) Henri Maler y Mathias Reymond "Médias et mobilisations sociales", Editions Syllepse, página 15.




DONALD TRUMP, EMMANUEL MACRON, THERESA MAY… MODERNOS JUSTICIEROS EN BUSCA DE RECONOCIMIENTO… Y VOTOS.




Ayer, Trump, Macron y May bombardearon Siria.

¿Porque, digo que fueron estos tres siniestros personajes y no las naciones que gobiernan, y las fuerzas armadas de dichos Estados?

Uno, porque, si bien son los militares quienes ejecutan la orden, los ¿Jefes de Estado? son quienes toman la decisión.

Dos, porque, resulta que, como por casualidad, este ataque militar se da justo en el momento en que los tres tienen que enfrentar muy serios cuestionamientos en cuanto a su actuar político y el modo según el cual ejercen el poder en sus respectivos países.
Para Trump, no es ninguna novedad, pero resulta que sus “problemas” se intensificaron mucho en los últimos días, siendo el ultimo la publicación (unas horas antes del ataque) del libro del ex director del FBI, James Comey que el despidió feamente.
Tratándose de Macron, simplemente porque después de unos primeros meses en el cargo, en los cuales reinaba sobre Francia como lo hubiese hecho cualquier Rey (implementando, o tratando de implementar, toda una serie de reformas políticas y económicas, pretendidamente destinas a “modernizar” el país, con una óptica indiscutiblemente neoliberal), con la total pasividad de una oposición tetanizada, sorprendentemente, el Presidente se encontró con una virulenta oposición a esta política, con huelgas, manifestaciones y ocupaciones, tanto en el mundo del trabajo como en el estudiantil.
En cuanto a May, esta se encuentra con un bajísimo nivel de popularidad, y severamente cuestionada, tanto en su gestión de la salida del Brexit, como en su política interior.

Abriendo un paréntesis… creo sumamente preocupante y condenable que, hoy en día, los políticos profesionales, todos ellos, en el poder o en busca de este, tomen sus decisiones, no en función de principios que se traduzcan en un programa de gobierno cuya finalidad sea el interés general, sino en función de su índice de popularidad… el cual, para ellos, no es otra cosa que el mayor indicador de su logro o fracaso en la captación de los votos que requieren para mantenerse en el poder o alcanzarlo… uno más , quizás toral, del perverso efecto de la democracia representativa.

Retornando al tema… me parece que, además de los evidentes intereses geoestratégicos en juego en esta región, la coincidencia entre estos bombardeos y la “crisis de popularidad” de quienes tomaron tal decisión, no es mera coincidencia.
Es mas que sabido y comprobado, que el recurrir al “ruido de los sables”, el sentimiento patriótico y el orgullo por procuración que esto genera entre la población, casi siempre, se traduce en un incremento de la popularidad de quien hace caer el trueno de la justicia sobre el enemigo designado como tal… y con mayor razón si es presentado como un despiadado dictador que mata inocentes, principalmente niños y mujeres… con la agravante de emplear para tal efecto armas químicas… que como todos sabemos provocan una muerte lenta y dolorosa, cuando las balas, las bombas y los misiles son mucho más eficaces y letales, además de matar con mucha más precisión (los “daños colaterales”, pues eso son daños colaterales y por lo tanto involuntarios) y menos sufrimiento (siempre y cuando la bala le destroce la cabeza o un órgano vital, y las bombas o misiles le provoquen una muerte limpia y no lo desmembren o lo desangren lentamente.)

Eso sin mencionar, que el bombardeo se produjo horas antes de que una comisión de expertos internacionales (propuestos por las fuerzas del bien y aceptada por las del mal) empezara su trabajo para determinar si este ataque químico había efectivamente tenido lugar… y, en caso de ser así, quienes eran los responsables.

De la misma manera que siempre pensé, y sigo pensando, que los atentados del 11 de septiembre 2001 fueron planeados (y posiblemente ejecutados) por el Establishment norteamericano… que quedo fehacientemente comprobado que las “armas de destrucción masiva” de Sadam Hussein, nunca existieron… que el hundimiento del barco norteamericano que sirvió de pretexto para la autorización de bombardear Vietnam del Norte, había sido la obra de los mismos norteamericanos… igualmente pienso que esta supuesta “gasificación” fue un montaje de los USA y la fuerzas rebeldes contrarias al régimen de Bachar al Asad.
Todos afirman tener pruebas contundentes, pero nadie las muestra. Para mí, unos videos de niños tendidos en el suelo, respirando con mascarillas y bañados con mangueras… simplemente no son pruebas… es una escena que me resulta con muchas posibilidades de ser una actuación, un vil montaje de las famosas ¿brigadas humanitarias? conocidas como los “cascos blancos”.

Les adjunto un artículo, publicado en el diario digital español PUBLICO el día anterior a los bombardeos. Que si bien su titulado me parece demasiado provocativo, exagerado y finalmente equivocado, me resulta particularmente interesante por lo que da a conocer sobre estos heroicos “cascos blancos”.
Ahí les va:


¿HACIA LA TERCERA GUERRA MUNDIAL?

Mikel Muñoz Aranburu


El presidente de los EE.UU. ha acusado a Siria, Rusia e Irán de haber perpetrado un ataque con armas químicas que habría causado unas 70 muertes, la mayoría niños y niñas, además de cientos de heridos [1]. Sin esperar a que se investigue lo sucedido, Trump junto a la mayoría de dirigentes occidentales, así como, la totalidad de medios de comunicación están culpabilizando al gobierno sirio y sus aliados basándose únicamente en las declaraciones de miembros de una organización terrorista, Jaish al-Islam, y una ONG que trabaja en la zona que controlan, los Cascos Blancos [2].

Hace un año, el 4 abril de 2017, ocurrió un ataque similar en la ciudad de Khan Sheikhoun situada en la provincia de Idlib, que estaba, y sigue estando, en poder de la sucursal en el país de Al Qaeda. Decenas de personas murieron. En ese momento, el presidente Trump también acusó a Siria en cuanto se produjo el incidente y a los tres días lanzó un ataque con 59 misiles Tomahawk contra la base aérea desde la que supuestamente se había producido el ataque químico. Murieron 6 soldados de la base y 9 civiles de los pueblos de alrededor, entre ellos, cuatro niños [3].

En ambos incidentes la principal fuente de información para acusar al gobierno sirio de haber realizado un ataque con armas químicas ha sido la ONG conocida como los Cascos Blancos. Esta ONG, que proclama ser siria e independiente de cualquier gobierno, fue fundada hace 5 años en Estambul (Turquía) por James Le Mesurier, un antiguo oficial de inteligencia del ejército británico que, posteriormente, trabajó como mercenario [4]. En su creación participó la Oficina de Iniciativas Transicionales de la USAID que, como su nombre indica, se ha dedicado a la promoción de cambios de régimen alrededor del mundo y es la rama encargada de las cuestiones políticas de esta agencia estadounidense que, en teoría, se dedica al desarrollo [5]. Esta oficina aportó 23 millones de dólares para la puesta en funcionamiento de la ONG que, posteriormente, fueron ampliados hasta llegar a los 120 millones de dólares con las aportaciones del Foreign Office británico y de otros gobiernos europeos [6]. Los Cascos Blancos también proclaman ser neutrales después de haber estado, prácticamente desde su creación, haciendo campaña para que se estableciese una “no-fly-zone” [7], que fue la fórmula elegida por los EE.UU. para engañar a la ONU y bombardear Libia con el objetivo de favorecer la victoria de los grupos yihadistas en ese país [8].

Los Cascos Blancos se han dado a conocer alrededor de todo el mundo a través de los videos que ellos mismos se han grabado y en donde aparecen realizando tareas heroicas para salvar a supuestas víctimas civiles de los bombardeos del gobierno sirio y sus aliados que, la mayor parte de las veces, son niños y niñas [9]. Han llegado a ganar un óscar con un documental hecho por ellos mismos sobre sí mismos (lo cual no deja en muy buen lugar al jurado que se lo otorgó) y han conseguido el apoyo de numerosas celebridades. Pero, sobre todo, se han establecido como una fuente de información de referencia para los medios de comunicación de todo el mundo que publican sus videos y comunicados sin ningún tipo de comprobación, confirmación o contraste.

Diversos periodistas independientes han abordado esta tarea de comprobar los videos y, también algunos expertos. Entre estos últimos, destaca Scott Ritter. El que fuera inspector de armas de las Naciones Unidas en Irak entre 1991 y 1998 encargado de buscar y destruir las posibles armas de destrucción masiva, tuvo que dimitir del cargo por su negativa a apoyar las acusaciones estadounidenses que, posteriormente, se comprobaron falsas y que condujeron a una guerra que costó la vida, al menos, a 650.000 personas [11]. Además de ser uno de los más reconocidos expertos en armas, ha trabajado como especialista en materiales peligrosos con el equipo de Rescate Urbano de Nueva York [10]. Según este experto, “estos videos (de los Cascos Blancos) representan evidencia de facto de incompetencia peligrosa o, peor, de fraude” [12]. Y explica que:

“Las técnicas utilizadas por los Cascos Blancos no solo son incorrectas técnicamente, sino que son, también, peligrosas para cualquiera que estuviera realmente atrapado. La introducción de excavadoras para mover escombros o el taladro y martilleo descuidado del cemento en las inmediaciones de una víctima atrapada llevarían inevitablemente al desplazamiento de los escombros acumulados aplastando a la víctima atrapada hasta, posiblemente, la muerte. En mi opinión, los videos son puro teatro y, una de dos, o han sido escenificados para impresionar a una audiencia inexperta o, de haberse llevado a cabo realmente, lo habrían sido con total desprecio por el bienestar de cualquier víctima real” [13].
Como experto en armas de destrucción masiva realizó la siguiente evaluación sobre los videos que los Cascos Blancos difundieron sobre el incidente con armas químicas sucedido hace un año en Khan Sheikhoun:

“Desde la utilización descuidada de los equipos de protección personal (no existente o bien empleado de manera que impediría cualquier protección frente a potenciales exposiciones) hasta el manejo de las víctimas o los supuestos intentos de descontaminación, todo lo que los Cascos Blancos hicieron era operacionalmente incorrecto y expondría a daños aún mayores tanto a ellos mismos como a las víctimas a las que tan ostensiblemente estaban tratando. Como en el caso de sus “rescates” de víctimas de estructuras colapsadas, creo que los intentos de los Cascos Blancos en Khan Sheikhun fueron una actuación teatral diseñada para impresionar a un público no especializado en el tema” [14].

Estos videos fueron las únicas evidencias, junto a declaraciones de miembros de los Cascos Blancos y “activistas” de Al Qaeda, en las que se basaron las cancillerías occidentales y la totalidad de la prensa mundial para culpar al gobierno sirio del incidente. Ahora, un año más tarde, la administración norteamericana, los gobiernos europeos y la prensa mundial vuelven a culpar al gobierno sirio de un ataque con armas químicas. Las únicas evidencias hasta el momento, vuelven a ser unos videos difundidos por los Cascos Blancos que fueron tomados en su totalidad en sótanos (por lo que pueden ser de cualquier sitio) junto a las declaraciones de miembros de esta ONG y “activistas”, en este caso, de Jaish al-Islam que aseguran que el ejército sirio lanzó desde un helicóptero un barril-bomba con gas sarín [15].

No ha habido ninguna verificación independiente de la información proporcionada por los Cascos Blancos ni nadie ha certificado todavía ninguna muerte [16]. Y, sin embargo, ya se han producido las primeras respuestas militares. Aviones israelíes lanzaron 2 misiles contra una base militar siria matando a 7 asesores militares iraníes [17]. Y el presidente norteamericano Trump ha prometido una respuesta contundente y rápida. Es decir, una respuesta militar sin esperar a que se determine exactamente qué es lo que ha sucedido [18].

Esto podría ser el comienzo de la Tercera Guerra Mundial o, como mínimo, de un enfrentamiento militar muy serio entre las dos mayores potencias nucleares del planeta, los EE.UU. y Rusia. Las autoridades rusas han sido contundentes al negar la implicación siria en el incidente y han avisado muy seriamente de que “una intervención militar bajo pretextos falsos y fabricados en Siria, donde hay estacionados soldados rusos a petición del gobierno legítimo, es absolutamente inaceptable y podría desencadenar las más graves consecuencias” [19].

Es, cuando menos, irresponsable que esta escalada militar sin precedentes entre Rusia y los EE.UU. haya tenido su origen en unos informes y videos, sin contrastar ni confirmar, de una ONG más que sospechosa y las declaraciones de “activistas” de organizaciones terroristas. Es, también, cuando menos, llamativo que toda la prensa mundial reproduzca acríticamente las acusaciones sin pruebas que los gobiernos occidentales están lanzando contra el gobierno sirio y sus aliados. Como llama, también, mucho la atención que, exceptuando algunos medios independientes de izquierdas, ningún medio de comunicación se cuestione las razones o los objetivos que podrían existir detrás del supuesto ataque químico.

Las armas químicas se han quedado completamente obsoletas. La última vez que se utilizaron a gran escala fue en la guerra entre Irak e Irán en los 80′. Con la asistencia estadounidense, Saddam Hussein utilizó diferentes armas químicas contra las tropas iraníes y contra pueblos kurdos. Una vez acabada la contienda, el Instituto de Guerra del ejército norteamericano publicó un informe titulado “Lecciones aprendidas: la Guerra Irán-Irak” en el que en su apartado dedicado a las armas químicas las describe como poseedoras de “un índice de mortalidad muy bajo”. Para continuar diciendo que es “exactamente como en la I Guerra Mundial, durante la cual el ratio de muertes respecto a los heridos fue del 2-3%”, índice que se mantendría en la guerra Irán-Irak “incluso con la introducción de agentes nerviosos” [20]. Es decir, que únicamente tiene sentido, militarmente hablando, su utilización a gran escala. Como se hizo durante la I Guerra Mundial donde se utilizaron 190.000 toneladas de agentes químicos, principalmente clorina y gas mostaza [21]. O como ocurrió en las guerras de Corea y Vietnam donde los EE.UU. arrasaron ambos países con el famoso agente naranja. Se estima que 3 millones de coreanos (una tercera parte de la población de Corea del Norte) y otros 3 millones de vietnamitas perdieron la vida como resultado de su uso [22]. Pero no tiene ningún sentido, militarmente hablando, lanzar un barril-bomba con agentes químicos para matar a menos de un centenar de personas. En primer lugar, porque es mucho más eficaz utilizar armas convencionales.

No tiene ninguna lógica utilizar armas químicas en una escala tan reducida. Pero aún tendría mucho menos sentido su utilización por parte del ejército sirio en las actuales circunstancias. Después de 7 años de una muy cruenta guerra que el gobierno sirio ha estado a punto de perder frente a los grupos yihadistas (hasta la intervención rusa) y en la que han muerto unas 400.000 personas de las cuales aproximadamente la mitad serían soldados sirios, las tropas gubernamentales se encuentran más cerca de la victoria que nunca. Concretamente, en el bastión de Guta-Este, en poder de grupos terroristas desde hace unos 4 años, durante el último mes las tropas sirias habían recuperado cerca del 90% del enclave y el último grupo yihadista que quedaba, Jaish al-Islam, estaba derrotado. Tan solo podía negociar los términos de su rendición. ¿Qué sentido tendría, en este escenario, tirar un barril-bomba con armas químicas que no van a proporcionar ninguna ventaja ni ningún avance militar? ¿Qué sentido tendría utilizar armas químicas si lo único que pueden conseguir es provocar una intervención de los EE.UU. y echar por la borda el esfuerzo de 7 años de guerra y el sacrificio de cientos de miles de vidas de soldados (además de las de los civiles)?

Ninguno. Pero, en cambio, tiene todo el sentido utilizar armas químicas en un atentado de bandera falsa para provocar una intervención de los EE.UU. y la OTAN que pudiese dar la vuelta a una guerra que se está a punto de perder. Los grupos yihadistas tienen un incentivo muy potente para utilizar armas químicas. Podría suponer la diferencia entre perder la guerra o ganarla. Sin embargo, esta posibilidad ni tan siquiera se menciona en los muchos artículos que los medios corporativos están publicando estos días. Atribuyen directamente la responsabilidad de lo sucedido al gobierno sirio y ya todos hablan del “supuesto ataque químico de Al-Asad” [23] sin plantear ninguna otra posibilidad.

Como tampoco plantean ninguna otra alternativa el presidente norteamericano y el resto de dirigentes occidentales aún teniendo conocimiento de que existen. La revista del gobierno estadounidense, Voice of America, publicaba hace 2 años un artículo en el que dirigentes del grupo Jaish al-Islam, el mismo que controla la zona donde se ha producido el ataque químico, reconocían haber empleado armas químicas en su lucha contra tropas kurdas [24]. Es decir, el gobierno de los EE.UU. tiene perfecto conocimiento de la capacidad de este grupo para realizar ataques con armas químicas y, sin embargo, tan solo contempla una posibilidad en este caso. Acusa, sin tener pruebas para ello ni esperar a que se realice una investigación sobre lo sucedido, al gobierno sirio y amenaza con represalias que podrían desembocar en la III Guerra Mundial.


NOTAS:
  1. “At least 70 killed in suspected chemical attack in Douma”, BBC News, 8 Abr 2018.
  1. “Dozens suffocate in suspected chemical weapon attack in Syria, opposition says”, CBS News, 8 Abr 2018.
  1. Kareem Khadder, Schams Elwazer, Elizabeth Roberts, Eyad Kourdi and Tamara Qiblawi, “Suspected gas attack in Syria reportedly kills dozens”, CNN, 7 Abr 2017.
Sophie Mengal, “The US Cruise Missile Attack against Syria, Illegal Act of Aggression, Three Children Killed”, Global Research, 7 Abr 2017.
  1. Whitney Webb, “James Le Mesurier: The Former British Mercenary Who Founded The White Helmets”, MintPress News, 31 Jul 2017.
  1. Max Blumenthal, “How the White Helmets Became International Heroes While Pushing U.S. Military Intervention and Regime Change in Syria”, Alternet, 2 Oct 2016.
Incluso el sitio de noticias The National con sede en Abu Dabi y financiado por los Emiratos Árabes Unidos reconoce l aparticipación de los gobiernos estadounidense y británico en la creación de los cascos Blancos.
Jonathan Gornall, “Newsmaker: The White Helmets”, The National, 29 Sep 2016.
  1. “White Helmets Funded By US, UK, EU and Qatar governments”, 21st Century Wire, 10 Oct 2016.
  1. https://www.whitehelmets.org/en
  2. Si alguien está interesado en conocer las mentiras y engaños que se utilizaron para promover el bombardeo de Libia que propició la victoria de los grupos yihadistas y arrojó al país al caos absoluto del que todavía no ha podido salir, es muy recomendable la lectura del informe que la Cámara de los Comunes británica (la cámara baja del parlamento) realizó sobre la intervención de los países de la OTAN, en general, y del gobierno británico en particular.
  1. Curiosamente, jamás han publicado ningún video rescatando víctimas de bombardeos de la coalición liderada por los EE.UU. ni han denunciado nunca que los bombardeos de esta coalición hayan producido bajas civiles.
  2. http://www.cdutsara.org/the_association.html
  3. Gilbert Burnham, Riyadh Lafta, Shannon Doocy, Les Roberts, “Mortality after the 2003 invasion of Iraq: a cross-sectional cluster sample survey”, The Lancet, 12 Oct 2006.
  1. Scott Ritter, “Ex-Weapons Inspector: Trump’s Sarin Claims Built on ‘Lie’”, The American Conservative, 29 Jun 2017.
  1. ibid.
  2. ibid.
  3. ibid
  1. Como se reconoce en muchos de los artículos que ha publicado la prensa estos días. Valga como ejemplo el artículo de la BBC de las notas 1 y 14. O el siguiente de Reuters:
Michelle Nichols, “U.N. Security Council to meet on Monday after Syria attack”, Reuters, 8 Abr 218.
  1. “Seven Iranians were killed in strike on Syrian air base: Tasnim”, Reuters, 10 Abr 2018.
  1. Steve Holland, Michelle Nichols, “Trump vows quick action in response to suspected chemical attack in Syria”, Reuters, 9 Abr 2018.
  1. Tyler Durden, “Trump Threatens Putin, “Animal Assad” Over Syrian “Chemical Attack”; Russia Warns Of “Grave” Response If US Launches Strike”, Zero Hedge, 8 Abr 2018.
  1. Tony Cartalucci, “The True Nature of Chemical Warfare – Lessons From the 1980’s Iran-Iraq War”, Land Destroyer, 6 Abr 2017.
  1. https://en.wikipedia.org/wiki/Chemical_weapons_in_World_War_I
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Agente_Naranja
  3. “Rusia acusa a Israel del bombardeo en un aeropuerto militar en Siria tras el supuesto ataque químico de Al Asad “, Eldiario.es, 9 Abr 2018.
  1. Sirwan Kajjo, “Kurdish Officials: Rebels May Have Used Chemicals in Aleppo”, Voice of America, 8 Abr 2016.








abril 12, 2018

Del uso y abuso del concepto de terrorismo por el Estado y sus instituciones.



Si hace unos diez días, aprovechando la actualidad del “Proces” catalán, publique una entrada ejemplificando la falacia del estado de derecho, hoy este mismo Proces, mediante la reproducción de dos tribunas publicadas en la página web española “ctxt”, me da la oportunidad de retomar esta temática, desde otro, y complementario, ángulo, el de la utilización del concepto de “terrorismo” por parte del Estado (español en este caso, pero valido para cualquier Estado) como medio de represión contra quienes, haciendo uso de sus derechos constitucionales, tienen la osadía de disentir y protestar contra ciertas ¿políticas? llevadas a cabo por este mismo Estado, que supuestamente tiene la obligación de hacer respetar la Constitución… respetándola y no violándola.

He aquí las dos tribunas:

Terrorismo, rebelión y el derecho a protestar

El estrechamiento evidente de las libertades públicas y de los derechos civiles, así como el uso constante de una justicia excepcional, están convirtiendo a este país en una democracia autoritaria al estilo turco

Beatriz Gimeno.




Del hecho de que pretendan imputar por terrorismo a varias personas vinculadas a los CDR impresionan varias cosas. Personalmente me impresiona mucho el hecho de que yo misma, como millones de personas en este país, he hecho a lo largo de mi vida cosas muy parecidas a esas; que las han hecho amigas y amigos, compañeros de organización; que mi propio hijo las ha hecho y las sigue haciendo. He hecho cosas así desde que tengo uso de razón política y lo he hecho en momentos mucho más convulsos que los actuales, con el terrorismo de ETA matando a decenas de personas al año y con la extrema derecha matando a gente también. He participado en decenas de manifestaciones desde mi adolescencia con saltos por toda la ciudad, y algunas de ellas han terminado en la quema de contenedores o lunas rotas; he ocupado un par de veces sedes de organismos oficiales y he participado en el corte de muchas calles en muchas manifestaciones. También he participado, desde luego, en varios piquetes de huelga. En cualquier democracia hay decenas, a veces cientos, de manifestaciones al año y algunas de ellas terminan en desórdenes públicos que se resuelven de manera proporcional tanto policial como penalmente. En una democracia, las actuaciones vinculadas a las protestas así como la contención o represión de las mismas son, o deben ser, siempre proporcionales y deben estar diseñadas para tratar de preservar, además, uno de los derechos fundamentales: el derecho a la protesta política. Y atravesamos lo peor del páramo del terrorismo utilizando los instrumentos de un estado democrático y de derecho (excepción hecha del GAL y de los últimos años).

Y LLEGÓ LA PERVERSIÓN DEL DELITO DE ODIO UTILIZADO CONTRA QUIENES DEFIENDEN A LAS MINORÍAS O INCLUSO CONTRA ESTAS PROPIAS MINORÍAS

Pero fue terminarse el terrorismo de ETA, y PP, PSOE y C’s se apresuraron a firmar un pacto, y a consensuar distintas reformas del Código Penal, que han ido criminalizando la protesta política y que ha dado estatuto de terrorismo a los “desórdenes públicos”. (También se aprobó la prisión permanente revisable en el pack). Lo que estos partidos firmaron fue una definición de terrorismo para cuando ya no había terrorismo y era por tanto necesario crear otros “enemigos de la democracia” a los que se quisiera señalar, un poco según convenga a quien gobierne.  Y cuando llegaron los recortes y las protestas, llegaron las multas por manifestarse, las multas por acudir a manifestaciones, y la cárcel por un tuit o por hacer canciones. Y llegó la perversión del delito de odio utilizado contra quienes defienden a las minorías o incluso contra estas propias minorías. El estrechamiento evidente de las libertades públicas, de la libertad de expresión, de los derechos civiles, así como el uso constante de una justicia excepcional, están convirtiendo este país en una democracia autoritaria al estilo turco; y resulta impresionante vivir esa deriva, comprobar cómo nos vamos deslizando hacia ese momento en el que algo que hace nada era propio de países de larga tradición democrática, como las protestas políticas (algunas de las cuales terminan en algarada o desorden), ahora se han convertido en  terrorismo.

Gracias a esas leyes, unos chicos que se pelearon a golpes en un bar en Alsasua han acabado en la cárcel con amenaza de pasar en ella el resto de sus vidas mientras la prisión provisional, que debe ser excepcional y no una condena previa, se está usando como castigo, sin juicio, sin condena; otra anormalidad propia de un régimen poco democrático. Yo no era terrorista entonces, cuando me manifestaba u ocupaba un edificio en medio de una protesta estudiantil, ni lo son ahora quienes hacen lo mismo. Es la democracia la que ha enflaquecido, las protestas no son más violentas ni más peligrosas. Y eso que siempre hemos dado por hecho, el derecho a la protesta política ya no está asegurado. Impresiona estar viviendo ese momento que responde a una pregunta que puede que nos hagamos dentro de algunos años: ¿cómo fue posible? 

Para cualquier democracia consolidada, la protesta política es un derecho democrático a proteger y no un delito. Y la protesta incluye la posibilidad de criticar al Estado, a los aparatos del Estado o a las instituciones, así como de manifestarse contra ellos. Recordemos que el delito de rebelión consiste, en todas las democracias, en alzarse violentamente contra el orden democrático (lo que hizo Franco, lo que hizo Tejero) ese que protege, entre otras cosas,  la protesta, las huelgas y las manifestaciones, la desobediencia…, cosas estas proscritas, precisamente, en los regímenes autoritarios… España, con el gobierno del PP y con la inestimable ayuda del PSOE y Ciudadanos, se encamina con paso firme a convertirse en una democracia de la que, si seguimos así, sólo van a quedar los huesos, es decir, la posibilidad de meter un voto en una urna cada cuatro años.

Cortar carreteras, levantar la barrera de un peaje o quemar ruedas o un contenedor serán actos vandálicos o desórdenes; son delitos, pero no es terrorismo. Si convocar manifestaciones que terminan con quemas de neumáticos es igual que poner una bomba, entonces podemos asegurar que quienes nos gobiernan hacen un uso repugnante de las víctimas del terrorismo (siempre lo han hecho, por otra parte) y que los usan para crear un estado de miedo que les permita conseguir más fácilmente sus objetivos políticos, ya sea descabezar el independentismo o acelerar su rapiña de lo público. De repente, conductas que han llevado a cabo los sindicatos y los trabajadores en todas las huelgas, y miles de manifestantes en cualquier protesta, aquí y en cualquier país europeo, se han convertido en terrorismo y rebelión. Cualquiera que haya participado en la organización de una huelga, por ejemplo, hubiera podido pronunciar las palabras que se han filtrado de la ahora detenida: “Participar en acciones ‘pacíficas’ de ‘bloqueo’ y boicot en carreteras e infraestructuras básicas catalanas como Mercabarna o el puerto de Barcelona”. ¿Terrorismo sin armas y sin ánimo de dañar a nadie?

EL CORTE DE CARRETERAS EN CATALUÑA ES TERRORISMO, PERO EL 8 DE MARZO VARIOS PIQUETES FEMINISTAS CORTAMOS CALLES IMPORTANTES DE MADRID

Y sobre todo impresiona, y cualquiera puede comprobarlo fácilmente, la absoluta arbitrariedad en la aplicación de la justicia, lo que produce una grave deslegitimación del sistema judicial en su conjunto. Hemos visto quema de neumáticos en decenas de manifestaciones: de agricultores, mineros, transportistas… y nadie ha dicho que los manifestantes fueran terroristas. Esto es justo lo que no debe hacer un Estado de Derecho, castigar a unas personas para que sirvan de ejemplo disuasorio, de manera que finalmente la misma conducta no merezca el mismo reproche penal dependiendo de quién lo cometa, dependiendo de su cercanía al partido gobernante, dependiendo de la suerte, dependiendo del juez que te toque, dependiendo de la posición económica que ocupas o de la red de protección que tengas. El PP está mostrando y enseñando que la justicia, “su” justicia, es tan patrimonio suyo como lo son las instituciones o los recursos públicos. No es la Justicia, no es el Estado de Derecho, ni son los jueces; es su justicia y son sus jueces. El corte de carreteras en Cataluña es terrorismo, pero el 8 de Marzo varios piquetes feministas cortamos calles importantes de Madrid; lo que dice Losantos no lo es, pero lo que canta Valtonyc, sí,; los ultras entrando en Blanquerna y agrediendo a cargos públicos no es nada, pero lo de Alsasua es terrorismo muy grave. El mismo tuit irá a la Audiencia Nacional (ese tribunal de excepción indigno de una democracia) dependiendo de a quién pertenezca el dedo que le da al teclado. A partir de ahora se usará el Código Penal para convertir en terrorista no a quien lo sea, sino a quien convenga al gobierno de turno.

Pregunta el ministro Zoido, esa lumbrera, que si lo de Puigdemont no es violencia qué lo es entonces. Podríamos responderle que violencia es matar, herir a las personas o pretender hacerlo pero que, ya puestos, también lo es dejar a la gente sin casa, sin trabajo, sin pensión, sin acceso a la sanidad, pero quién sabe, es muy posible que decir eso pueda ser constitutivo de algún delito inventado ayer mismo. Protestar es un derecho básico en una democracia y ante la evidente degradación de esta, no se me ocurre otra cosa que seguir protestando, que seguir inculpándonos como ha hecho el mundo del rap con el vídeo de Los Borbones son unos ladrones. Inculparnos masivamente de los mismos delitos que llevan a inocentes a la cárcel, protestar, protestar y protestar; en la calle y en las instituciones, resistirnos a la arbitrariedad, a la injusticia y al autoritarismo.

Beatriz Gimeno es activista en favor de los derechos LGBT y diputada de Podemos.

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Estado de excepción y excepcionalidad europea

Editorial de ctxt

El Estado pudo haber decidido que el asunto Puigdemont se solucionara en Bélgica, en Suiza, en Finlandia, o en Dinamarca. Pero decidió que fuera en Alemania. Fue, por tanto, su apuesta. Su gran apuesta. Pues bien, esa apuesta ha resultado fallida. El tribunal alemán encargado de dar respuesta a la euroorden no vio que hubiera caso de rebelión. Es decir, no vio por ninguna parte la violencia necesaria para que hubiera un caso de rebelión efectivo. O, lo que es lo mismo, la invocación a la rebelión para describir y penalizar la crisis catalana ha quedado como un fenómeno local e inexportable. Conviene, por tanto, describir qué es ese fenómeno local, esa explicación gubernamental que –ya queda claro– no se comparte en Europa, pero que parece ser la respuesta política a un problema político que seguirá a toda máquina dentro de nuestras fronteras. 


La invocación del delito de rebelión es la culminación de otro proceso: la respuesta gubernamental al Procés. Esa respuesta, a pesar de lo narrado por los medios públicos y concertados afines al Gobierno, no ha sido ordenada ni eficaz, y no ha respondido a un criterio democrático. Se inició con una no-respuesta. El Gobierno no quiso hablar con representantes ni instituciones políticas sobre un problema solucionable. El Gobierno rechazó la política. Posteriormente, sustituyó el diálogo por la intervención de las cuentas y de la Autonomía (el 155) y la aplicación del Código Penal, una dinámica que fatalmente conduce a la politización y la instrumentalización de la Justicia. Esta política gubernamental no-política, de penalización jurídica de la política, pasó a ser política de Estado con el discurso del Rey del 3 de octubre. Se trató de un discurso dramáticamente importante. El Rey dio por cerrada e irreformable la democracia española, y situaba fuera de ella y de la ley a quién no compartiera ese dogma prístino. Se colocaba fuera de la democracia, por tanto, un amplio catálogo de posibilidades de disidencia, que en su contexto también abarcaba la protesta civil. La formulación, en el auto del juez Llarena, del delito de rebelión –y, en la Audiencia, del delito de sedición, a través del auto de Lamela–, era una suerte de culminación de todas esas respuestas desordenadas a un problema político. La rebelión quedaba así fijada como solución a cualquier tensión política, a través de una falsaria e ingeniosa descripción de lo que es tumulto y violencia. Con este concepto de rebelión, no se hubiera producido no sólo el Procés, sino tampoco la PAH o el 15M, las protestas contra el muro del AVE en Murcia o, incluso, la jornada de 8 horas.

CUANDO EL PODER TIENE EN LAS MANOS UNA FANTASÍA PELIGROSA, ES NECESARIO DAR LA ALARMA

La decisión alemana sobre Puigdemont explica, por tanto, que el intento de aplicar el delito de rebelión es una fantasía peligrosa. Y explica que el Estado –algo más amplio que el Gobierno, algo que implica ya a la monarquía y a la Justicia– no tiene nada que ofrecer ante un problema político, salvo una fantasía peligrosa. Cuando el poder tiene en las manos una fantasía peligrosa, es necesario dar la alarma. En CTXT lo advertimos hace meses, sin éxito.

Estos días han sido detenidas varias personas en Catalunya. Miembros de los Comités de Defensa de la República. Se les acusa de rebelión, ese paisaje conocido. Pero también de terrorismo, a su vez una depuración del depurado concepto rebelión. La reforma del Código Penal de 2015, aprobada por el PP, el PSOE y –ironías de la vida– CiU, estiliza, en efecto, el concepto terrorismo hasta extremos sumamente amplios y, por tanto, opinables. Por eso mismo, es preciso señalar que en Catalunya no se da ninguna condición ni ingrediente para poder afirmar que hay un grupo terrorista en activo. De hecho, es posible sospechar que se está empezando a utilizar –primero en informaciones en medios, luego en declaraciones gubernamentales, ahora ya en detenciones– el terrorismo para acotar un tema que nada tiene que ver con él, como es el derecho a la protesta, la manifestación y la disidencia.

Es posible que, incluso, el proyecto del Estado sea volver a desempolvar el terrorismo, como antaño, para promover la cohesión social, bajo la forma de un enemigo ante el que cerrar filas, ante el que cerrar, incluso, una idea restrictiva de la democracia. Se hizo, sí, y con resultados muy pobres para la democracia, durante los años de plomo, con cierre de diarios, prohibición de partidos, adopción de doctrinas penales condenadas por Europa. Y la ampliación desmesurada del campo semántico de la palabra terrorismo, más allá de lo real y razonable.

Es preciso que, en esta crisis social, democrática y política, en la que el Estado parece evidenciar que carece de respuestas y de capacidad de diálogo, no se recurra a abusos de Estado. Llamar rebelión o terrorismo a lo que no lo es, a lo que es una crisis social, democrática y política, es ya el primer abuso. Si el Estado pretende penalizar a más de dos millones de personas, que de una forma u otra, empiezan a ser englobadas bajo el manto de la rebelión y el terrorismo, quiere decir que apuesta por convertirse en una excepcionalidad europea. Y no hace falta ser muy imaginativos para adivinar que la actual escalada represiva puede desembocar en un Estado de excepción permanente.
Final del formulario




abril 09, 2018

CREMACIÓN DIRECTA



Quienes haya tenido la oportunidad de leer mi “TESTAMENTO VITAL o Expresión Anticipada de Voluntades”, saben que, en uno de sus puntos más destacados, y por las razones ahí expuestas, me rehusó terminantemente a ser velado en alguna Agencia funeraria.

Hoy me vi en la obligación de asistir por unos minutos a un velorio, y para no desaprovechar este tiempo ¿muerto?, pregunte a la señorita (o señora, no pregunte por su estado civil) que fungía como “asesora de ventas a futuro” si existía la posibilidad de ser cremado sin tener que hacer una obligada escala por un velatorio.
Por suerte, la señorita (con la edad y el rostro de ser una próxima candidata a dejar su función de asesora por la de cliente de los servicios por ella publicitados en esta funeraria que se enorgullece de “hacer más fáciles los momentos difíciles”) me dio una respuesta positiva, informándome que el plan ofrecido se denomina CREMACION DIRECTA, cuya modalidad consiste en:

1.- Contratar (de preferencia y evitar así demasiada pérdida de tiempo por papeleo y tramites) el plan con anticipación.
2.- Tiene uno la obligación de fallecer… de preferencia en su domicilio o en algún hospital, dado que, de hacerlo fuera de estos lugares, deberá uno de pasar por la engorrosa obligación de darse una previa vuelta por el servicio forense (donde, muy probablemente, tenga uno que ofrecer alguna propina para acelerar el tramite.)... y, obviamente, lo antes posible (dado que cuando mas se tarde uno, menor sera la ganancia de la funeraria.
3.- Habiendo tenido a bien fallecer, alguno de los ahí presentes (de preferencia algún familiar cercano) tendrá a bien solicitar a algún medico de su confianza, que tenga la amabilidad de extender la correspondiente Acta de Defunción... indicando, de preferencia, que el muerto falleció de causa natural.
4.- En posesión de este indispensable documento, se informa del fallecimiento a la funeraria con la cual se contrató anticipadamente el susodicho servicio de cremación directa. Se exime al difunto de este trámite, debiendo realizarlo, de preferencia, algún familiar cercano.
5.- A la mayor brevedad posible, la funeraria en cuestión pasa a la dirección indicada para levantar el cadáver y llevarlo directamente al crematorio.
Acompañados de la o las personas a quien o a quienes, se hará entrega de la urna conteniendo las “supuestas” cenizas del difunto.

Con esto se da por cumplido, y felizmente terminado, el servicio de CREMACION DIRECTA contratado… y anticipadamente pagado.

En cualquier de estos días, contratare este servicio, el cual, además de apegarse a mi deseo, tiene la ventaja de ser mucho más expedito y económico que el de una velación… a la cual parientes, amigos, y no tan amigos, se sienten con la obligación de perder su tiempo para, supuestamente, dar un último adiós al difunto… que, obviamente, se los agradece del fondo de su alma… que seguramente ya se habrá ido de paseo hacia unos lares mas acogedores que esta habitación poblada de chismes, rencores, historias jocosas, y una que otra lagrima, verdadera o forzada, derramada por el recuerdo del difunto… a quien ya no le importa, ni la pena ni el regocijo, generados por haber llegado al final de su tiempo/espacio en el universo.


abril 05, 2018

CUANDO Y COMO… caerá la última hoja muerta.




Al no ser que Doña Parca, impaciente por consumir su fogoso amor por mi persona, decida llevarme a su cama, haciendo caso omiso de mi expreso deseo de ser yo, solo yo y únicamente yo, quien decida acompañarla en su ardiente lecho para permanecer por siempre como su fervoroso amante… hoy, este deseo, indudable convicción se tornó… solo falta por saber el cuándo y el cómo… a sabiendas, de que contrario a lo que pregona Sabina, el árbol del cual harán mi traje de madera, no solo ya se plantó, sino que lo que hace un tiempo, era todavía su verde follaje, hoy va coloreando la tierra de algunos intensos rojos, amarillos, naranjas, y una mayoría de deslucidos marrones.




abril 03, 2018

EJEMPLIFICANDO LA FALACIA DEL ESTADO DE DERECHO.


Todo el mundo, con un poco de sentido común y medianamente informado, sabe (o por lo menos sospecha) que el tan cacareado Estado de Derecho es solo una patraña, una ficción desinada a dotar a quienes ejercen la dominación de un instrumento, pretendidamente jurídico, para preservar su dominación por vías pretendidamente pacíficas, recurriendo al legitimo uso de violencia, como último recurso.
De hecho, el recurso al Estado de Derecho es el permanente uso, por los poderes constituidos, de una violencia que, no solo se rehúsa a ser considerada como tal, sino que encuentra su razón de ser como ultimo dique contra la inconformidad de los sumisos y sometidos, la cual, esta si, es siempre considerada como una violencia… una violación del sempiterno e intocable Estado de Derecho.

Uno de los mas ilustrativos y aleccionadores hechos que ilustran esta falacia de un supuesto Estado de Derecho es, sin duda, el uso que hace el Estado español del poder judicial en lo que se conoce como el “proces” catalán.

A continuación, me permito reproducir, tal cual un articulo de opinión, tratando este tema, publicado este 3 de abril en el diario digital español PUBLICO.


De la dictadura franquista a la dictadura de los jueces.

Javier Segura

 En las postrimerías del fascismo nacionalista, católico y militar en España y de la vida de quien lo encarnó durante 40 años, el militar africanista Francisco Franco, que se mantuvo en el poder hasta el final “a Dios rogando y con las armas fusilando”, el grito por la amnistía y la libertad de todos los presos políticos, encarcelados por su común oposición al fascismo, resonó como un clamor coral de la ciudadanía social de todo el país, consciente de que debía suponer la “primera piedra” en la reconquista de las libertades democráticas. Cuarenta años después, durante los cuales las viejas estructuras de poder de la Dictadura perviven en el Régimen del 78 (1), la ofensiva represiva y antidemocrática impulsada por el Gobierno de M. Rajoy contra el procès soberanista catalán en respuesta al referéndum del 1 de Octubre y a la posterior declaración del Parlament en favor de la Republica catalana, ha supuesto la implantación de un auténtico marco político de excepción en Catalunya, diseñado a conciencia, desde el principio, para desmantelar la capacidad de autogobierno de la Generalitat y, de paso, excluir al nacionalismo cívico catalán como opción política real.

En este proceso, las pasadas elecciones del 21 de Diciembre, pensadas para que ganara el “bloque del 155” (Ciudadanos, PSOE y PP) y a las que los partidos políticos soberanistas concurrieron con el veto previo del “tripartito” al cumplimiento de sus programas en caso de obtener el respaldo mayoritario de la ciudadanía, han constituido una verdadera afrenta democrática. El Gobierno del PP, con M. Rajoy al frente, pretendía guardar las apariencias de una democracia liberal y dejó en evidencia su falta de cultura democrática. ¿Desde cuándo en democracia son válidas unas elecciones sólo si el resultado es favorable a quien las convoca?

Hasta el momento, el soberanismo catalán ha pagado con la prisión y el exilio de sus líderes más visibles la negligencia del Gobierno de M. Rajoy de no entender otro lenguaje que el del engaño y la mano dura, un arma de doble filo, y convertir un problema, que sólo puede resolverse de forma creativa en el ámbito de la política entre iguales, en un asunto judicial para, de esta forma, esconder sus responsabilidades tras el manto de la invocación eufemística a la independencia de los jueces en un  Estado de Derecho. ¡Pura hipocresía! Sin duda, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saez de Santamaría, debió ver cumplido su sueño de descabezar el “independentismo” catalán, explícitado por ella misma tras la destitución del Govern y la disolución del Parlament, con las detenciones añadidas del pasado 24 de Marzo de Jordi Turull, ex-candidato a la presidencia de  la Generalitat, Carmen Forcadell, expresidenta del Parlament, y los exconsellers Raül Romeva, Josep Rull y Dolors Bassa, fruto de los autos delirantes del juez Pablo Llarena, y, sobre todo, con el ingreso al día siguiente en una prisión alemana de  Carles Puigdemont, presidente legítimo de la Generalitat, detenido por el CNI, organismo dependiente de Vicepresidencia del Gobierno. ¡Caza de brujas!

Además, parece que los tiempos que se avecinan son de “suma y sigue”. En el momento de escribir estas líneas, aún está por ver, entre las numerosas causas judiciales aún abiertas, qué ocurre con el mayor de los Mossos d’Escuadra, Josep Lluis Trapero, o con los 712 alcaldes que fueron interrogados antes del 1 de octubre por su predisposición a ceder espacios municipales para el desarrollo del referéndum soberanista.

No, no es un asunto de orden público o delincuencia común, como pretenden hacer creer los “carceleros”. Lo que ocurre es que el Gobierno de M. Rajoy no está dispuesto a pagar el coste que le supondría reconocer la existencia, bajo su jurisdicción, de persecución política y, por tanto, de presos políticos, algo que contraviene los pactos y tratados internacionales sobre derechos humanos, y prefiere “quitarse el muerto de encima” delegando su responsabilidad política en los jueces, para que sean éstos los que se saquen de la chistera delitos, como el de sedición y rebelión, entre otros,  que permitan tratar a los encausados como presos comunes o como “políticos presos”, con objeto de legitimar la escalada represiva, pensada para conseguir la capitulación del soberanismo catalán y eliminar los puentes del diálogo político. Es evidente que en esta situación de total asimetría entre quienes defienden el derecho a decidir sobre la autodeterminación de Catalunya y quienes los persiguen en los tribunales, todo llamamiento al diálogo como sustituto de la fuerza, como se plantea desde gran parte del progresismo, sin duda con buenas intenciones, supone, en la práctica, la concesión del privilegio de veto al Estado español. Quien usa la fuerza no tiene el más mínimo interés en dialogar, sino en mantener los privilegios articulados en torno al Estado unitario (2) Es evidente que frente a este prohibicionismo, la declaración unilateral de independencia era la vía más adecuada para equilibrar la correlación de fuerzas. Ahora, el protagonismo adquirido por los CDR (Comités de Defensa de la República) han situado el procès en una nueva fase de resistencia popular.

Todo ello obedece a un proceso histórico en el que el tránsito del legalismo franquista al reformismo democrático, cristalizado en el Régimen del 78, ha supuesto la conservación de prácticas totalitarias propias de la Dictadura en el sistema judicial que, bajo el mandato del PP, deriva hacia un auténtico “gobierno de los jueces” en la sombra (3). Y es, precisamente, este modelo de poder, en el que el ensañamiento político ocupa el lugar de la independencia judicial, el que deja las puertas abiertas a toda suerte de interpretaciones sesgadas, arbitrariedades y prevaricaciones para imponer la ley del más fuerte, bajo la falsa neutralidad del imperio de la ley. ¿Por qué hay que atribuir a los jueces el don de la infalibilidad cuando el acceso a la judicatura se obtiene, como en el resto de las profesiones, por concurso-oposición?

En este contexto, constituye un auténtico atropello a la democracia y a los derechos humanos que dirigentes políticos y sociales del soberanismo catalán se encuentren en prisión preventiva sin juicio por delitos que no cometieron. Sólo desde un contorsionismo jurídico que roza el esperpento puede equipararse la movilización popular pacífica en defensa del derecho a decidir en referéndum y la declaración de independencia aprobada por el Parlament, un acto de reafirmación política del veredicto de las urnas, una vez cerrada toda vía de diálogo por el Gobierno de M. Rajoy, con un “alzamiento tumultuoso” (sedición) o un “alzamiento violento” (rebelión) (4), equiparándolo con un golpe de Estado contra la soberanía popular. Algo tan absurdo como como asociar la petición de divorcio de una mujer a un golpe de mano para imponer la soledad al cónyuge. Enfin, el victimismo del verdugo.

Más allá del Gobierno de M. Rajoy, este cerco político-judicial al procès soberanista catalán está firmemente amparado en el cierre de filas de los aparatos del Estado, las cúpulas de los partidos autodefinidos como constitucionalistas, PP, PSOE y Ciudadanos, las élites empresariales del IBEX35 y las grandes plataformas mediáticas, donde campan a sus anchas los charlatanes de “la Caverna”, en torno a un mensaje único. Según este discurso unidireccional, la “unidad de España”, eufemismo con el que se pretende confundir la unidad política y territorial del Estado con la unión entre españoles, es lo que prima por encima de las voces disidentes y críticas a este paradigma heredado de la Dictadura franquista (5). Un auténtico complot, sin el más mínimo escrúpulo para articular un relato  difamatorio en el que la ausencia de ideas se suple con acusaciones disparatadas, como las que asocian el derecho a la autodeterminación a un delito, las que sacan a relucir comparaciones delirantes de Carles Puigdemont con Hitler y del soberanismo en su conjunto con el nazismo, cuando no con ETA, las que atribuyen a los colegios catalanes e institutos una maniobra preconcebida para inculcar el odio a España o las que vinculan la posibilidad de una Catalunya independiente al caos. Una afrenta al derecho de la ciudadanía a disponer de informaciones veraces.

Pero quizás, la acusación más recurrente contra el soberanismo catalán es aquella que lo asocia con el deseo de “romper España” sirviéndose para ello de un concepto vacío, de profundas resonancias franquistas: el separatismo. Es falso. ¿Desde cuándo la construcción de un Estado independiente, apoyado en la legítima aspiración de una comunidad que, mayoritariamente, se siente nación, a tener sus propias instituciones, su agencia tributaria o su selección de futbol, es un obstáculo para el entendimiento político y las relaciones fraternales entre los pueblos? ¿Por qué no lo explican sin recurrir a la vieja mística de la ley como algo que se mantiene inquebrantable por encima de la voluntad social? En realidad, el nacionalismo de estado español no tiene respuesta. La razón es que el rechazo al soberanismo cívico catalán no se basa en que éste pueda “romper España”. Más bien, lo que ocurre es que, sin el discurso del peligro de que España se rompa, las élites del nacionalismo español perderían su legitimidad y sus acciones coercitivas se verían como un latrocinio. ¡Pura manipulación!

Todo este conjunto de tergiversaciones, difamaciones y sanciones penales van más allá de la cuestión catalana y pone en cuestión los límites de una democracia en caída libre, desde hace una década, hacia un régimen oligárquico que se congratula, por boca de sus mandarines, de no perseguir a nadie “por sus ideas”, ¡estaría bueno!, pero que no permite que tales ideas, articuladas en proyectos políticos, se puedan implementar de manera efectiva en la realidad si chocan abiertamente con los intereses de las élites privilegiadas en el statu quo. Es algo sobre lo que deberían reflexionar las fuerzas progresistas que pretendan desarrollar políticas sociales o económicas en favor de los derechos de ciudadanía que, de verdad, transgredan los límites de lo que las élites consideran como sus intereses intocables. Estas élites no toleran “excesos democráticos”, ni en el terreno de los derechos sociales ni en el de los derechos nacionales, ambos totalmente conectados. En el cambio hacia un mundo mejor, la solidaridad se impone.

En este régimen, en el que las grandes corporaciones empresariales y financieras gobiernan la economía, el “gobierno de los jueces” se manifiesta de manera evidente en la evolución restrictiva de los derechos y libertades, con más vigilancia, más medidas sancionadoras, más intervenciones policiales abusivas y menos garantías judiciales, con el fin de controlar la discrepancia y castigar la disidencia de personas y colectivos progresistas. Y, mientras, la Dictadura franquista sigue impune, por obra y gracia de un Gobierno de ineptos e hipócritas.

Volviendo a la cuestión catalana: La razón ha de imponerse sobre el tufo a naftalina política. Y es la razón, asentada en la libertad de pensamiento y el análisis objetivo o, al menos, objetivable de la realidad, la que permite concluir que los dirigentes soberanistas catalanes que abandonaron Catalunya son exiliados políticos, que los dirigentes catalanes presos, a quienes se ha expoliado sus derechos políticos al estar en prisión preventiva sin juicio por delitos que no han cometido, son presos políticos. En un país con un pasado dictatorial de 40 años, donde los derechos humanos, entre ellos los derechos nacionales, fueron sistemáticamente mancillados, debería haber una reacción contundente, en particular de las fuerzas progresistas, reclamando la libertad de los presos políticos, la vuelta de las personas exiliadas y la anulación de todos los procedimientos judiciales en marcha contra el soberanismo catalán dentro de un proyecto solidario de recuperación de la salud democrática en todo el país. ¡Sin miedo!

Desde alicante, un abrazo fraternal a la ciudadanía catalana que ha abierto tantos puentes a la democracia en España. También, por extensión, a todos/as los que han sufrido este intolerable gobierno judicial.

NOTAS
(1) Véase mi artículo: “Nacionalismo español y adoctrinamiento ideológico” en Público: 5-3-18
(2) Véase mi artículo: “Estado unitario y neoliberal español contra la soberanía democrática” en Público: 29-12-17
(3) Algunos datos sobre la politización del Poder Judicial:
La clave del procès soberanista catalán está en la impugnación en 2010 por el Tribunal Constitucional, a instancias del Partido Popular, del Estatuto de Catalunya de 2006, aprobado por los parlamentos catalán y español y refrendado por el 74% de los votantes de Catalunya.
Aprovechando la mayoría absoluta en las Cortes, el Gobierno de M. Rajoy reformó la ley para otorgar al Tribunal Constitucional competencias sancionadoras propias del poder ejecutivo, como la suspensión en sus funciones de los cargos que rehusaran cumplir sus sentencias. El objetivo real:  dinamitar el procès soberanista.
El órgano de gobierno de todos los jueces es el Consejo General del Poder Judicial. Tiene 21 miembros. Pero ninguno de ellos lo eligen los jueces. Todos sin excepción, son nombrados por el Congreso y el Senado, en la práctica, por los dos grandes partidos, PP y el PSOE. El control del Consejo permite controlar también los nombramientos, entre otros, de los magistrados del Tribunal Supremo o los presidentes de los tribunales superiores de Justicia.
(4) Recordar, en este sentido, que en relación con los demás delitos que se imputan, los de desobediencia y prevaricación no conllevan penas de cárcel y el de malversación excluye la prisión preventiva por riesgo de fuga. Salta a la vista que mantener en prisión preventiva a los líderes catalanes es prevaricación.
(5) Nada como las propias palabras del ex-rey Juan Carlos en una entrevista a una televisión francesa en la que desveló el encargo que Franco le hiciera, “cogiéndole la mano” en el lecho de muerte: “Alteza, lo único que le pido es que preserve la unidad de España”.
Nota adicional: Parece mentira. Quienes han desatado esta “cruzada” no tienen el más mínimo rubor en utilizar la figura del “preso político” en otro país, léase Venezuela, como arma arrojadiza para desacreditar a los adversarios políticos. Y, en 2006, el Gobierno de M. Rajoy recogió firmas por todo el Estado en favor de un referéndum contrario a la ley constitucional. ¿Se puede ser mas cutre?