julio 30, 2016

La IDENTIDAD como taparrabo de la DESIGUALDAD


Acabo de ver, durante 4 días, en CNN, una gran parte del circo de la Convención nacional del partido demócrata oficializando la nominación de Hillary Clinton como su candidata para la próxima elección presidencial estadunidense, y la semana anterior vi el mismo circo, pero esta vez del partido republicano oficializando la candidatura de Donald Trump.

A primera vista, fueron dos Convenciones con dos candidatos y dos “posicionamientos” (hablar de programas de gobierno sería faltar a la verdad) muy distintos, que aparentemente todo separa… y sin embargo, tienen algo en común… algo de suma importancia.
La oposición y el debate (todavía a distancia, en espera de los “tête à tête” tan importantes en la cultura política estadunidense) entre los dos candidatos se centraron principalmente, casi exclusivamente, sobre cuestiones de identidad. Blancos contra latinos (en eta ocasión casi no se aludio a los negros), americanos de cepa contra inmigrados, hombres contra mujeres, heterosexuales contra homosexuales, jóvenes contra ancianos, cristianos contra musulmanes, etcétera.

Estas dicotomías de raza, género, procedencia, preferencia sexual, zanja generacional, religión, como muchas otras, son reales… como lo son los graves e innegables problemas de inclusión/exclusión y convivencia/intolerancia que generan en la sociedad norteamericana, al igual que en toda sociedad en la cual conviven individuos y colectivos antropológicamente distintos.

Ninguno de los dos candidatos ha denunciado, con todas sus letras y consecuencias, la diferencia entre ricos y pobres… la discriminación, no identitaria, sino económica.
Quizás Hillary Clinton, de pasada la haya insinuado, pero únicamente para “darle gusto” a Bernie Sanders y tratar de captar una parte de sus seguidores.

¿Por qué esta omisión, tanto por parte del republicano como de la demócrata?

Porque Estados Unidos fue en gran medida el crisol del “capitalismo moderno”… y es hoy el mayor exponente de su versión neoliberal caracterizada por la mundialización y financiarización de la economía… y hasta donde sepamos, ni demócratas ni republicanos son enemigos del capitalismo. Cuando mucho algunos “descarriados extremistas” se atreven a expresar alguna crítica a lo que consideran sus “excesos”.

De hecho, la identidad es el perfecto taparrabo para la desigualdad.
El discurso identitario es muy útil para la salvaguarda de la segregación económica… permite explicarla y justificarla.
Cuando la pobreza (desde la disminución de sus ingresos hasta la exclusión) se ensaña con el 90% de la población mientras el 10% ve incrementarse su riqueza en proporciones nunca antes vistas… para la “derecha”, el problema son los negros, los mexicanos o los musulmanes, no el capitalismo… mientras para la “izquierda” es el racismo anti-negros, anti-mexicanos o anti-musulmanes, no el capitalismo… para nadie, nunca el capitalismo.

Se dice que en las prestigiosas universidades estadunidenses (Yale, Harvard, Princeton, Columbia, Cambridge, etc.) el 40% de los estudiantes son negros, hispanos o asiáticos (ya sea para condenar el hecho, en cuyo caso se emplea la palabra “solo”, ya sea para resaltarlo, en cuyo caso se emplea el vocablo “hasta”), pero se calla que el 70% provienen de familias con un ingreso anual superior a los 120,000 dólares, cuando el ingreso promedio en los USA es menor a los 52,000.

Cuando se adhiere al capitalismo, se requiere del racismo (la segregación, la discriminación) para explicar que ciertas personas se empobrecen, como se requiere del antirracismo para simular luchar contra la injusticia.

Cuando Hillary Clinton dice que el racismo es el pecado originario de los Estados Unidos, lo que en realidad nos dice es que la explotación no lo es.



julio 26, 2016

PORQUE PUEDE GANAR DONALD TRUMP


Hoy la política no es la actividad en virtud de la cual una sociedad libre, de personas libres, resuelve los conflictos que le plantea su convivencia colectiva, en pos del bien común.

La política es la actividad que permite el ejercicio del poder de quienes dirigen sobre los dirigidos, quienes gobiernan sobre los gobernados, quienes ejercen la dominación sobre quienes padecen la sumisión.

Hoy en día, en el sistema de dominación mundialmente hegemónico, conocido como capitalismo oligárquico (en su fase de mundialización neoliberal) y cuya expresión política formal más habitual es la democracia representativa, la actividad política se reduce esencialmente, cada cierto tiempo, en la elección de los miembros que integran los órganos que supuestamente ejercen la dominación en representación del conjunto de los miembros de una determinada colectividad.
La “actividad política” entre una y otra elección, es solo un espectáculo destinado al entretenimiento de los mirones, y sobre todo la preparación de la próxima elección, con sus batallas de posición, reales y/o fingidas, entre los futuros competidores, tanto entre los partidos como en el seno mismo de estos.

Elección precedida de lo comúnmente llamado periodo electoral, de variable duración, durante el cual los contendientes (miembros de unas organizaciones constituidas ex profeso para estas justas electorales en pos del poder) hacen “campaña” para atraer el voto de quienes depositaran en una urna una papeleta con el nombre del partido o la persona a quien otorgaran el poder de representarlos en los órganos constituidos para el ejercicio del poder político… el cual no detenta ni ejerce el real poder, siendo su verdadera función, la de legitimar las decisiones que toman quienes detentan y ejercen los verdaderos y ocultos medios de la dominación.

Campaña electoral, que no es una batalla en la cual los contendientes pugnen por la supremacía de un determinado modelo de relaciones sociales, ni siquiera algún programa político especifico… sino una vulgar campaña de marketing que, como todo marketing, se dirige más al corazón y las emociones de sus blancos que a sus mentes y raciocinio.

Estrategias electorales que descansan, básicamente, sobre dos emociones primarias: el miedo y la esperanza… la imperiosa necesidad… de culpar y creer… del chivo expiatorio y el salvador.

El primer paso es preparar el terreno (labrar, abonar) sobre el cual se sembrará para después cosechar.
Un terreno propicio para recibir la semilla del miedo y, en forma simultanea o posterior, la esperanza, es evidentemente un escenario de crisis y si posible de caos. Crisis varias y simultaneas, pero principalmente económica, siendo que, de esta, casi en forma automática se generaran las de orden social y político.
La crisis económica no requiere ser inducida. En la actual etapa de desarrollo del capitalismo, esta surge por generación espontánea y se ha tornado crónica, sin posibilidad de ser erradicada, puesto que no es consecuencia sino esencia, principal engrane, quizás hasta motor mismo del funcionamiento de este capitalismo financiero depredador, generador de una desigualdad y exclusión, de una profundidad y extensión pocas veces visto (por lo menos desde el fin de la segunda guerra mundial.)
En cuanto al caos este es una consecuencia natural de la situación de crisis que con el tiempo no cesa de ahondarse, basta como botón de muestra citar a la inmigración. Sin contar que el caos, si puede ser inducido de formar relativamente fácil, basta crear las condiciones propicias a la aparición del tan temido terrorismo.

Si a los ingredientes básicos del empobrecimiento y la exclusión, se le agrega una incontrolable e incontrolada invasión de seres todavía más pobres que, por el simple hecho de su presencia, arrastran a los ya pauperizados hacia una fosa sin fondo, más algunos oportunos (para no decir, bienvenidos) atentados terroristas… les aseguro que el MIEDO se apoderara, cada día, de una mayor proporción, de una población que se siente vulnerable e indefensa antes estos repetidos y simultáneos ataques, no solo a su lugar en la pirámide social sino incluso a su integridad física. Si, a la pauperización y exclusión vividas como un ataque a la integridad social (que, según el nivel, puede asemejarse a la integridad física), le agrega usted uno que otro indiscriminado atentado… entonces es prácticamente una certeza que una gran parte de la población será emocionalmente presa de miedo, (o peor todavía, miedos) un miedo cuyo verdadero origen es incapaz de aprehender, responsabilizando de este a cualquier chivo expiatorio con una apariencia física y una cultural, distintas a la suya… a la vez que culpara a los representantes (que no detentores) del poder, más cercanos y visibles, los políticos, la clase política como tal. Con, a más largo plazo, la sospecha puesta no solo en la clase política, sino en “las elites.”

Entonces sumidas en el miedo, personal y colectivo (por lo menos entre los de su misma condición), inseguras, desprotegida, con temor a la mañana siguiente… en la cual pueden despertarse sin empleo, sin saber si no les quitaran las pocos pertenencias que aún les quedan, temerosas frente al espectáculo de la violencia que día con día, inocula el veneno de la duda y la incertidumbre de que será hecho el mañana… estas personas están dispuestas, predispuestas, a escuchar cualquiera que les prometa terminar con su pesadilla… que les regresara el empleo perdido, hará lo necesario para que no les quiten lo poco que les queda, los protegerá de la violencia… se presenta como el gentil pero fierro caballero defensor de la Ley y el Orden…lo más importante, les regresara su dignidad, les hará sentirse de nuevo orgullosos de lo que son, incluyéndolos nuevamente en este todo, del cual podrán sentirse orgullosos de pertenecer… los rescatara, los salvara de esta caída sin fin al infierno… su personal infierno… he aquí su salvador… el salvador… Donald Trump.

Portador de un discurso… que, en un pasado no tan remoto, probo su eficacia.
El más conocido y quizás más emblemático… un tal Adolfo Hitler. Como también un tal Benito de apellido Mussolini… del cual (pero es puramente anecdótico) Donald Trump (seguramente sin saberlo) adopta a menudo el mismo porte.

No sé si, en este próximo noviembre, Donald Trump será elegido como el cuadragésimo quinto presidente de los USA… pero, creo que por todo lo expuesto hasta aquí… son muchas las probabilidades de que así sea… o por lo menos (poniéndonos menos dramático) sus posibilidades de logarlo no son tan escasas como quisiéramos.

Este pasado 25 de julio, un sondeo de opinión de CNN nos decia que Donald Trump “recogia” 48% de los votos contra 45% de Hillary Clinton… y esta diferencia se incrementaría hasta un 44% contra 39%, si se toma en consideración los otros dos candidatos, el “libertariano” Gary Johnson con 9% y la ecologista Jill Stein con 3%.

Obviamente falta mucho, pero Donald Trump ya dio muestras de no ser tan malo debatiendo (por la importancia de los debates televisivos en la cultura política norteamericana), al igual que sabemos que Hillary Clinton, además de ser todo menos carismática, tiene mucha cola que le pisen (y Donald Trump no tendrá ningún escrúpulo en utilizar una campaña de desprestigio, por nauseabunda que sea, sino todo lo contrario.)

Queda, por saber por quién se decantará Wall Street… quien, siempre provisorio, tiene los dos fierros en la lumbre… hasta que opta por el futuro ganador (si bien desde antes ya hizo su elección, la cual, a pesar de todo su poder, no garantiza que acierte.)


Quienes piensan que Donald Trump no es más que un payaso… más vale que empiecen a tomarlo por lo que es… un candidato a la presidencia de los USA que tiene reales posibilidades de ser electo.

¡Ojalá me equivoque!
Porque si bien es cierto que Donald Trump no es ningún payaso (como tampoco lo era en su momento el actor de quinta Ronald Reagan), también es cierto que no es ningún salvador o valiente caballero decidido a luchar contra los malvados en defensa los pobres y desprotegidos.
Porque, si bien es cierto que no pertenece al mundo de los “políticos profesionales corruptos”, si es miembro del 1% (si no es del 1% si del 10%) vilipendiado por el movimiento “Occupy Wall Street”… que lo único que, de ser electo, si hará, es “darles por culo” a los desclasados que lo hayan encumbrado… porque como buen capitalista que es, está en su naturaleza ser un depredador, un lobo que se disfraza de oveja para mejor comerse a los incautos corderitos.
Porque si bien es cierto que impondrá “la Ley y el Orden”, será su ley y su orden, la ley y el orden de los más fuertes, para beneficio de quienes mandan y explotan.

Si resultara ser electo presidente de los USA, como dicen en México “¡que Dios nos agarre confesados!”


Posdata: Bernie Sanders.



El muy incisivo y muy aplaudido (muchos de sus seguidores llorando, quizas en una mezcla de rabia y decepción) discurso de Bernie Sanders, en la Convención del Partido Demócrata, no fue, como lo presentan todos los medios de comunicación, de apoyo a la candidata Hillary Clinton… sino un llamamiento a votar por el “mal menor”, con tal de cerrar el paso de Donald Trump hacia la presidencia.


Segunda posdata: ¿casualidades?




Leído esta misma tarde en el número del 14 al 20 de julio 2016, del semanario francés, L’OBS, en una entrevista al “especialista” de la economía numérica, Nicolas Colin.

¿Qué es el fenómeno Trump?

Tanta tensión política en tantos países del mundo, recuerda lo sucedido en los años 1030.
El fascismo ha hecho su aparición por todos lados al mismo momento, bajo diversas formas, como reacción uniforme de la sociedad a la inadaptación de las instituciones.
Cuando los individuos no se sienten protegidos contra los excesos de la economía de mercado, sienten la tentación del fascismo.
El fascismo es la pasión por la restauración de un viejo orden y una mítica prosperidad. Es el sobrepaso de la separación derecha/izquierda. La tentación autoritaria frente a las limitaciones de los regímenes democráticos. Ya hemos llegado a este momento.



julio 22, 2016

MARCANDO DE NUEVO EL PASO DEL TIEMPO... medio siglo después.



Hace algunas semanas estuve en casa de mi hermana… quien me dio el reloj de bolsillo que llevaba mi padre el día en que un coche lo atropello… arrastrándolo muchos metros antes de detenerse… cansándole la muerte, un 17 de mayo del año 1966… después de muchos días de agonía.

Desde el momento del impacto las manecillas del reloj dejaron de marcar el paso del tiempo… hoy, un relojero lo desarmo, lo limpio. lo reparo… y el reloj recobro vida… oigo su regular tic-tac… veo las tres manecillas seguir dando un sinfín de vueltas para regresar, cada minuto, cada hora, cada día, a ocupar la misma posición… signo de que marca nuevamente el paso del tiempo.
No el tiempo de mi padre… sino el mío… mi tiempo.

Para que el tiempo no se detuviera… durante años, cada día, mi padre le dio cuerda… hoy, medio siglo después, me toca a mí darle cuerda para que el tiempo no se detenga.

Procurare hacerlo… mientras mi corazón no se detenga… hasta que mi tiempo se acabe.

De lograrlo… sé que el corazón del reloj seguirá latiendo un tiempo después de que el mío se haya detenido… seguirá marcando el paso del tiempo cuando el mío habrá llegado a su término.

Ojalá, alguien siga dando cuerda a este reloj… al igual que al verlo marcar el tiempo, pienso en el de mi padre… quizás, entonces, este alguien piense en mi tiempo… que es lo único a lo que uno puede pretender… seguir vivo en la memoria de alguien.




julio 11, 2016

¿CUANDO?



Quienes me leen saben que desde hace ya bastante tiempo, años, el cuándo de mi muerte me ha sido indiferente, no así el cómo.

Saben que temo fallecer después de un periodo en el cual me haya encontrado mental y/o físicamente incapacitado, como también sumido en el dolor. Situaciones que me son no solo insoportables, sino inaceptables… no solo por la incapacidad y/o el dolor en sí mismos, sino por ser un estado que despoja a la persona de su humanidad, dejándole solo su animalidad. Situación que, de forma “natural” lleva quien la padece a la obligación de no esperar a que la huesuda venga por él en cuando se le antoje, sino de ir a su encuentro cuando él lo decida… yo lo decida.

Sin embargo, desde que mi cardiólogo me dijo que era candidato a lo que llamo la “muerte súbita”, algo ha cambiado.

Sigo sin temer el momento de mi muerte.
El haber vivido lo que me atreví a vivir… sabedor de que mi atrevimiento no ira mucho más allá y que por lo tanto mi futuro se parece mucho a un presente cuya esencia es ausencia… mi apego a la vida es bastante insignificante.
Es más, en toda lógica, el carácter de “súbita” aleja el temor generado por el cómo.
Y sin embargo, si bien el cuándo no me procura temor, si me inquieta, me perturba.
Salvo en contados casos (cuando como consecuencia de alguna enfermedad calificada de terminal, los médicos tienen la capacidad de determinar con un estrecho margen de error el tiempo de vida del cual dispone uno, o cuando uno mismo toma la decisión de poner fin a su vida) nadie conoce el cuándo de su muerte. Solo tenemos la certeza de que es ineluctable y que de acuerdo al orden natural el paso del tiempo nos va acercando a este desenlace.
El saberme con la espada de Damocles de la “muerte súbita” sobre mi cabeza, genera la elemental y sencilla pregunta ¿cuándo?
Sabedor de que puede ser en cualquier momento, dentro de un minuto, una hora, un día, un mes, un año, o muchos más… la incertidumbre en la cual esta indeterminación me sumerge, me lleva, no tanto a hacerme la pregunta del cuándo, como a querer conocer la respuesta.

¿Por qué?
Porque si bien sé que ya es demasiado tarde para atreverme a vivir lo que durante todos mis años de vida hasta hoy, no me he atrevido a vivir (ni siquiera a intentarlo)… también sé que, antes de mi gravísimo infarto, tenía sobre mi mesa de trabajo un proyecto, a mitad camino entre su inicio y su terminación, que consideraba como mi “legado”, el cual, por ser generador de mucha tensión emocional, mi cardiólogo me recomendó enfáticamente y con mucha vehemencia, suspender (obviamente para la buena salud de mi corazón y el consiguiente alargamiento de mi tiempo de vida)… y, por lo tanto, quisiera poder conocer con cierta precisión, la fecha de mi fallecimiento por “muerte súbita”, con tal de valorar la pertinencia o no de reemprender está pendiente tarea.


Aunque, siendo sincero conmigo mismo, quizás esta búsqueda de una improbable (¿imposible?) respuesta no sea más que un ardid, un pretexto, para ocultarme a mí mismo el temor de no tener la capacidad de llevar a su término tal proyecto.


julio 03, 2016

UNIDOS PODEMOS: CUANDO EL LOBO SE DISFRAZA DE OVEJA



En las elecciones legislativas españolas del 20 de diciembre 2015, el partido PODEMOS, junto con lo que se llamó “las Confluencias” (partidos regionales que hicieron alianza con Podemos) obtuvo 5,189,333 votos, los cual representaba el 20.66% de la votación total, traduciéndose en 69 diputados.
En estas mismas elecciones, UNIDAD POPULAR (nueva apelación de Izquierda Unida, heredera del PCE) obtuvo 923,105 votos, los cuales representaba el 3.67% de la votación total, traduciéndose en 2 diputados.
Por lo que PODEMOS (y sus Confluencias) más UNIDAD POPULAR sumaban 6,112,438 votos, los cuales representaban el 24.33% de la votación total, traduciéndose en 71 diputados.

En las elecciones legislativas españolas de este pasado 26 de junio 2016, UNIDOS PODEMOS, alianza de Podemos (y las Confluencias) e Izquierda Unida, obtuvo 5,049,734 votos, los cuales representaban el 21.10% de la votación total, traduciéndose en 71 diputados.


Por lo que comparando el resultado de 2015 de PODEMOS más UNIDAD POPULAR, con el resultado de 2016 de UNIDOS PODEMOS, que, a pesar de las diferentes apelaciones representan las mismas fuerzas políticas, las cuales podríamos “etiquetar” de “izquierda radical”, vemos que la diferencia entre 2015 y 2016, representa una pérdida de 1,064,326 votos, los cuales representan una disminución de 17.4% y una pérdida del 3.22% de la votación total, si bien el número de escaños es el mismo 71 diputados.





Ahora bien, considerando únicamente las 4 principales fuerzas políticas (o si prefieren, las 4 más votadas), el resultado de la votación del 26 de junio 2016, fue el siguiente: PARTIDO POPULAR 7,906,185 votos, 33.03%, 137 diputados; PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL 5,424,709 votos, 22.66%, 85 diputados UNIDOS PODEMOS 5,049,734 votos, 21.10%, 71 diputados; CIUDADANOS 3,123,769 votos, 15.05%, 32 diputados.


Esto cuando, a unos escasos dos días antes de la votación del 26 de junio 2016, todos los sondeos de opinión, absolutamente todos, daban como vencedor al PP, con Unidos Podemos llegando en segunda posición, pisando los talones del PP y distanciando por un buen margen al PSOE. Adelantamiento de Unidos Podemos respecto al PSOE, que se conocía como el “sorpasso”. Situación que muchos analistas políticos, con o sin razón, calificaban como el “verdadero objetivo” de Unidos Podemos y la “pesadilla” del PSOE… jugándose en ello la hegemonía en el tablero de la izquierda.
Lo cual no se dio, llenando el PSOE de “alegría y orgullo”, cuando en realidad, respecto a las elecciones del 2015, había sufrido una importante pérdida tanto en votos como escaños, y una honda “decepción y perplejidad” en el seno de Unidos Podemos.

Al día siguiente de estas últimas elecciones, vistos estos resultados, la mayoría de los “analistas políticos” se hacían esencialmente tres preguntas: Una, ¿cuáles serían las alianzas y pactos entre partidos susceptibles de formar un Gobierno y evitar así una tercera ronda de elecciones? Dos, ¿por qué un error de tal magnitud de parte de los encuestadores? Tres, ¿cuál explicación dar a la tan inesperada como amplia “derrota” de Unidos Podemos?


La respuesta a la primera pregunta, dependiendo de la aritmética y la pericia ajedrecista de cada partido, siendo por lo tanto, de momento, imposible de ser contestada, y la segunda pareciéndome sin mucho interés (salvo quizás para los mismos encuestadores, los cuales sospecho de conocer acertadamente la respuesta), dedicare mi tiempo y espacio de esta entrada, a tratar de contestar la tercera pregunta… quizás no mediante un sesudo análisis político, dado que no tengo el suficiente conocimiento de “la política española”… pero si exponiendo lo que me parece poder ser una respuesta plausible, ya no considerando la “política española” como tal, sino el marco más “restringido” de la estrategia electoral, en este caso de Unidos Podemos (esencialmente de Podemos, siendo este el macho alfa)

Lo primero que ciertos dirigentes de los dos partidos que conformaron (¿siguen conformando?) Unidos Podemos cuestionan, es evidentemente el principio mismo de esta “alianza” que, bien a bien, nunca quedo claro si se trataba de una alianza “oportunista” y meramente electoral cuya finalidad no iba más allá de sumar los votos de uno y otro (un “matrimonio de conveniencia” como lo calificaron algunos dirigentes de Podemos), o si se trataba de una alianza de más largo plazo y alcance destinada a transformarse, en un mediano plazo, en una alianza “estratégica” y no solo “táctica”.
Esta incertidumbre sobre la “real” finalidad de esta alianza, que nunca se aclaró durante toda la campaña electoral, amén de la oposición a la misma de un importante sector de Izquierda Unida, a mi modo de ver, se tradujo en que una parte, de desconocida amplitud, de los militantes y posiblemente votantes de Izquierda Unida, decidieran abstenerse el día de la elección.
Por lo tanto, primer punto, una falta de transparencia y de debate interno, sobre la finalidad de tal alianza. Es cierto que las cúpulas sometieron dicha “alianza” a la anuencia o rechazo de las bases a la misma, pero como simple trámite necesario a la legitimación de una decisión tomada de antemano por las “dirigencias” sin un verdadero debate previo al nivel de las bases.
Como lo dijo el mismo Iñigo Errejón (segundo de a bordo de Podemos): “la alianza con IU fue una decisión colectiva de la dirigencia de Podemos.”
Podemos, nacido del movimiento horizontal del 15M, se partidizó, se institucionalizo, y una decisión de tanta importancia no fue sometida a debate entre la “militancia” sino producto de una decisión de la dirigencia. Decisión colectiva... pero un colectivo reducido a los dirigentes.

Segunda explicación, también retomada por una parte de la cúpula, es la de un error de marketing, tanto en su forma como en su contenido.
Así Juan Carlos Monedero, uno de los mentores de Podemos, expuso en su columna “Comiendo tierra”, titulada “A la primera no va la vencida”, que Podemos peco de infantilismo (sin una lectura crítica de los sondeos de opinión que le eran favorables) y se entregó en demasía al marketing en lugar de plantear una alternativa clara y elaborar un discurso de “confrontación” con el adversario, “De nada sirve la idea brillante de hacer un catálogo de IKEA si eso no sirve para dejar claro cuál es tu modelo de país… de nada sirve una campaña de sonrisas si no estás con las víctimas. Y si no le muestras los dientes a los culpables concretos de los dolores concretos.”
Desde mucho tiempo atrás he sostenido que en estos tiempos la política se limita a las campañas electorales y que estas son más una campaña de marketing que la exposición de un proyecto de sociedad… por lo que no me convence del todo esta argumentación como causa primordial del descalabro sufrido por Unidos Podemos.
Una tal causalidad solo podría considerarse como tal, en la medida en que la organización hubiese sido capaz de llevar una práctica y un discurso contrario a estas premisas… dar la pelea en su propio terreno y con sus propias armas y no él y las del adversario.
Pelea que, para tener alguna mínima oportunidad de salir vencedor de la misma, requiere de un “accionar político” dirigido al cambio de las “atrofiadas mentalidades” de los votantes, que estos tomen conciencia de su rol de real ciudadano y no de mero espectador del “circo electoral”… cosa que no se logra en ocasión de unas cuantas campañas electorales, sino en la práctica de una “praxis política” que considere a las personas como actores y no espectadores, forjadores de su particular destino y el de su comunidad, en ocasión de su “vivencia diaria” (la calle, el trabajo, el barrio, etc.) y no únicamente al momento de depositar una papeleta en una urna cada cierto número de años para ¿escoger? quien gobernara su vida y la de su comunidad. Todas cosas estas que, en el primer momento de su nacimiento, Podemos consideraba como “el camino a seguir”, pero que, al abandonar las diarias vivencias de la gente como tiempo y espacio de la Política, por la conquista del poder institucional mediante la vía electoral se fue dejando de lado, concentrando todo su “trabajo político”, recursos y energía… en ganar unas elecciones. En un discurso pronunciado en 2014 en ocasión de un congreso de Podemos, Pablo Iglesias, retomando lo expresado por Karl Marx al describir las aspiraciones de la insurrección de la Comuna de Paris de 1871, pronuncio el viral “el cielo no se toma por consenso sino por asalto.” Lástima que, poco tiempo después, se haya considerado que el asalto al cielo se lograba, sino por consenso, si por la colocación de unas papeletas en unas urnas… quedando la viral frase en un perfecto oxímoron.


Consecuencia directa, y prácticamente obligada, de lo anterior, fue lo que considero la principal razón del descalabro sufrido… que el lobo se haya disfrazado de oveja.
Hasta antes de las elecciones, tanto Podemos como Izquierda Unida, pero sin duda con mucho mayor grado Podemos, siempre habían, con razón o equivocadamente, proyectado la imagen de unas organizaciones que por su discurso (quizás menos por su actuar) se consideraban como parte de lo que el lenguaje dominante calificaba como “izquierda radical.”
Posicionamiento que, con toda seguridad llenaba de temor a una gran parte del electorado, esta masa pasiva y conservadora para quien la política consiste simplemente en depositar su voto en una urna cada cierto tiempo, en contadas ocasiones, no tanto para elegir a quien los representara y gobernara en su nombre, sino para impedir “democráticamente” que ejerzan esta función quienes consideran como el lobo que se meterá en el gallinero, SU gallinero,  para despojarlos de una parte de sus haberes y ahorros, así como privarlos de la tranquilidad y confort de su pequeño capullo que los protege de la conflictividad y furor de la vida que se asoman por sus ventanas televisivas.
Pero posicionamiento que también llenaba de esperanza a una gran parte de quienes sienten a diario el agravio, la explotación, la vergüenza, la exclusión, así como quienes sueñan de una vida que, simplemente, sea un poco más suya.

Estoy convencido (sin prueba fehaciente e irrefutable, simplemente como un hondo sentimiento, una “íntima convicción”) que la principal causa del batacazo que represento para Unidos Podemos (pero principalmente para Podemos) un resultado tan alejado de sus expectativas… radica en que, a lo largo de toda la campaña electoral (momento en el cual se hizo visible si bien ya estaba presente desde bastante antes) esta organización fue, paulatinamente pero con todo rigor, haciendo a un lado las esperanzas de los segundos, para mitigar el temor de los primeros.
Con toda consciencia, casi diría que, con toda alevosía y ventaja, se trató de ir a la caza de los votos de quienes se suponía se encontraban, dubitativos e indecisos, a medio camino entre la “esperanza” y el “temor”, no incrementando la dosis de esperanza, sino disminuyendo la del temor… no cazando en territorios lejanos y hostiles, dados por perdidos, sino en territorios cercanos y posiblemente amigables, siempre y cuando se pusiera un poco de agua en su vino… el lobo se disfrazara de oveja, aun si el disfraz no era del todo convincente… al fin y al cabo que solo se pretendía atraer a unas cuantas ovejas, las que sin reconocerlo, sentían cierto hartazgo de que se les tratara como dóciles corderos a la vez que sentían cierta atracción por la fiereza de unos lobos que aparentaban ya no ser unos lobos tan fieros.



Es así, con este fin, que se aparcó una cierta radicalidad discursiva para, repentinamente, descubrirse socialdemócrata (una calificación que habían traicionado quienes, engañando a sus huestes, todavía pretendían serlo)… y como la culebra resultaba un poco difícil de tragar, se llegó a descubrir que él, hasta ahora, máximo traidor a la causa socialdemócrata, un tal José Luis Rodríguez Zapatero, pensándolo bien, había sido el mejor de todos los presidentes de gobierno de esta, hasta hacia poco, impresentable ideología y práctica política

Un cambio de dirección tan brusco, repentino, inesperado, tan difícil de negociar, un disfraz tan poco creíble, que ningún cordero se atrevió a abandonar su cálido coral para irse al monte al encuentro del lobo… al tiempo que muchos lobeznos se sintieron traicionados por la fiera manada y su macho alfa al que ya no reconocían.

Resumiendo, me parece, que este retroceso de Podemos, que tiene todas las apariencias de un varapalo, se debió, primordialmente, a la falta de credibilidad, el desconcierto y la incongruencia de su discurso y posicionamiento (de geometría variable) a lo largo de la campaña electoral.
Hasta poco tiempo antes del arranque de esta, teníamos a un macho alfa encabezando a una manada de lobos feroces, dispuestos a comerse crudos los corderitos con tal de ser el macho alfa, ya no de la sola manada de lobos sino de todo el reino animal… el cual, en forma repentina y sorpresiva, tomo la decisión de disfrazarse de oveja, dejando a todos dubitativos… ¿quién era, un lobo, una oveja, o un lobo disfrazado de oveja?
Un disfraz tan mal elaborado, tan burdo, que, entre las ovejas muy pocos cedieron al engaño.
Mientras en el seno de la manada, algunos de los que la habían conformado desde su inicio siguieron por este camino más a regañadientes que convencidos, más por disciplina y miedo a las posibles consecuencias de un alejamiento de la manada.
En cuanto a los que se le habían juntado de último momento, esperando saborear parte de la miel del éxito, casi nadie cedió al engaño, casi todos se sintieron traicionados y prefirieron quedarse al margen de este ardid que tenía todos los visos de una superchería, destinada únicamente a aprovecharse de su “inocencia” para alzarse como el indiscutible macho alfa, no solo de la manada de los lobos, sino de todo el reino animal.



Ahora, para contrastar mi “creencia” o “íntima convicción”, que no análisis, del porqué del descalabro sufrido por Unidos Podemos, con el “análisis” hecho por Pablo Iglesias de la principal causa que llevo a este resultado, tan inesperado… me permito transcribir la parte medular de la explicación que dio, hoy 1 de julio, en el programa “Fort Apache”: "Éramos una fuerza política que provocaba mucha simpatía y que podía recibir el voto de personas que, sin embargo, no pensaban que pudiéramos gobernar, pero que veían con simpatía nuestra irrupción y que pusiéramos en apuros a los grandes partidos… creo que esos votantes han sido la clave para entender lo que nos pasó en las últimas elecciones. Tienen simpatía por nosotros, agradecen el meneo que le hemos dado a la política española, responden a un encuestador que nos van a votar, pero ante la evidencia de que podíamos gobernar deciden finalmente no votarnos"

A mi parecer, las dos explicaciones (mi hipótesis y la de Pablo Iglesias) no son fundamentalmente antagónicas. Las dos tienen como “principio rector” EL MIEDO… con, sin embargo, la importante diferencia consistiendo en que para mí la respuesta a este “miedo” por parte de Podemos no fue la adecuada (sino todo lo contrario), cuando Pablo Iglesias, en ningún momento reconoce error alguno.
Lo cual deja pendiente la pregunta: Si Unidos Podemos, Podemos o el mismo Pablo Iglesias, sabían de la existencia de este “miedo” ¿cuál fue su respuesta para superar este miedo?...¿no será la que me parece que fue?... poner mucha agua en su vino, arrogarse (en flagrante contradicción con su discurso anterior) la cualidad de único y verdadero socialdemócrata, en otras palabras, el disfrazarse de cordero… un disfraz nada convincente, bajo el cual se notaban demasiado sus largos y afilados dientes de lobo… con lo cual termino como “el perro de las dos tortas”, cuya moraleja es “Pierde merecidamente lo propio quien apetece lo ajeno”

Queda una pregunta por contestar.
¿Después de este trago amargo, Podemos se quitará del todo el disfraz para ser nuevamente lo que fue cuando vio la luz… tratará de mejorar su disfraz, con tal de alejar de manera más efectiva el miedo que provoca en el sector del electorado que quiere un profundo cambio, pero no se atreve a dar el paso … seguirá con la misma piel de oveja, pretendiendo que no pasó nada de mayor relevancia y que van por el camino correcto?



Posdata: En una conferencia dada este domingo (mientras subía esta entrada) en el marco de unos cursos de verano de la Universidad Complutense, la cúpula de Podemos se ha planteado esta pregunta, sin dar una respuesta… contentándose de resaltar las dificultades y riesgos que encierran los tiempos por venir… insistiendo, en mi opinión, con razón, sobre la disyuntiva y/o el “equilibrio inestable” entre el trabajo parlamentario que tendrá que desarrollar y su presencia en la calle.

Labor de equilibrista que Iglesias plantea así:
"El desafío me impresiona, incluso me acojona, porque pasar de ser partisano a ser un ejército regular no va a ser fácil y nadie garantiza que nos vaya a salir bien. Después de cuatro años de oposición parlamentaria, o de tres o de dos, puede pasar que nos consolidemos como alternativa de Gobierno o que Unidos Podemos no funcione como ejército regular… entramos en una fase en la que nos tenemos que convertir en un partido normal y eso tiene enormes riesgos… el trabajo parlamentario puede ser maravilloso y puede ser el camino al cretinismo político".


Mientras Errejón no sabe cuál será el futuro de Podemos, pero tiene claro que el de ayer no será el de mañana: "No queda ni mucho menos excluida la posibilidad de que Podemos gobierne en España, pero va a ser otro Podemos, otra cosa. Más predecible, menos sexy, y que genere menos miedo, menos incertidumbre"… augurando así un Podemos decidido a ser cada día mas oveja y menos lobo, más institucional, menos radical.