agosto 12, 2006

LA BATALLA DEL CAPITALISMO


















TRABAJA... CONSUME... MUERE.

TRIPTICO PARA....

pasar de la actualidad de la lucha por el poder...
al cuestionamiento de sus basamentos...
apuntando al utópico sueño libertario.

ver los siguientes o anteriores tres textos (dependiendo de la posición del presente en relación al pasado y al futuro, dicho de otro modo si el futuro precede o antecede el pasado...dependiendo de donde se situa el presente)

agosto 03, 2006

¿HABEIS DICHO ESTADO DE DERECHO?


En ocasión del “megaplantón” de los partidarios de López Obrador en el Paseo de la Reforma (que luchan por el recuento voto por voto para enfrentar el fraude electoral que se dio en la elección presidencial mexicana del 2 de julio de este año), todos los voceros de los poderes fácticos han profusamente difundido y resaltado la contradicción que existiría entre dicha manifestación que impide el libre transito en esta avenida, y el “bando 13” que prohíbe el bloqueo de las vialidades primarias. Bando expedido por el mismo López Obrador cuando era jefe de gobierno de la ciudad de México. Contradicción que se magnifica envolviéndola, como siempre en estos casos, en el sacrosanto respeto del estado de derecho.

Primero, no existe tal contradicción. No la hay porque quien emitió el bando en cuestión y quien llamo a la ocupación de dicha avenida no es el mismo personaje político aunque se trate de la misma persona (en política la esquizofrenia no existe). Quien decreto el bando era el jefe de gobierno y como tal lo hizo, en virtud de las atribuciones propias de su cargo (sea dicho de paso, en una muestra de la arbitrariedad propia de todo poder). Quien incito al citado megaplantón, fue el líder de un amplio movimiento de resistencia civil pacifica (sea dicho de paso, en una muestra de como los jefes autoproclamados acostumbran suplantar a los actores de los “movimientos”, imponiendo sus decisiones y controlando la dinámica de estos).

Segundo, no existe el tan cacareado estado de derecho. Ni aquí, ni en ninguna parte.
Lo que comúnmente se entiende por “estado de derecho” es que el Estado se encuentra sometido a un ordenamiento jurídico, que en su seno reina el imperio de la Ley, lo que significa que las normas que presiden a su constitución y rigen su actuación son la expresión de la voluntad popular y deben someterse a ellas tanto gobernantes como gobernados.
Ahorra bien, si el “derecho” se define como el conjunto de normas que regulan la convivencia social y permiten resolver los conflictos, sobre la base de las relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter… y si por otra parte, de acuerdo con Max Weber, definimos al Estado como una organización formada por instituciones y personal que reclama para si el monopolio de la violencia legitima para imponer y garantizar un determinado orden dentro de un territorio determinado… entonces empieza a ser bastante evidente que existe una cierta contradicción entre los conceptos de “derecho” y “estado”, por no decir que estos son antonímicos.

El Estado no es una estructura neutra. No es que algún día, en una gran fiesta democrática, todos y cada uno de los individuos de alguna determinada comunidad hayan decidido dotarse de un instrumento que les permita organizar el funcionamiento de esta en función del bien común, conciliando las diversas visiones y los distintos intereses. No, el Estado, tanto en su formación con en su funcionamiento, es el producto de una correlación de fuerzas sociales. Quienes detentan el poder (el que realmente cuenta, el económico) son quienes idean e imponen las modalidades de su ejercicio. El Estado es el aparato administrativo y armado que hace posible el ejercicio y la salvaguarda de los intereses de la elite dominante, logrando el sometimiento, consentido (mediante el control de las mentes) o forzado (mediante el control de los cuerpos) de los dominados. En cualquier régimen político (absolutista, dictatorial o pretendidamente democrático), el poder político (valga la redundancia) se instituye desde arriba, no surge de los integrantes de la comunidad, sino del poder mismo.
Por lo tanto, el derecho, las leyes emitidas por los órganos del poder político, no son otra cosa que los ordenamientos que dotan a esta dominación de la legalidad que no solo autoriza su ejercicio sino que la dota del sentido de obligatoriedad.
El estado de derecho no es el sistema jurídico político en el cual la autoridad se somete a la ley, sino el orden en el cual los ciudadanos (supuestos ciudadanos) obedecen la ley. El estado de derecho no es un poder limitado por el derecho, es el derecho como coartada de un ejercicio autoritario del poder.
En ultima instancia el estado de derecho siempre viene siendo la razón de estado.
Como se ha visto en un sin numero de ocasiones, aquí y en todas partes, el Estado no aplica la Ley contra quienes la violan sino contra quienes de una u otra forma se oponen a sus intereses, como dicen los franceses “son bon plaisir”.

Aunque parezca fuera de la temática del estado de derecho propiamente dicho, vale la pena apuntar que si en la democracias mas “inacabadas” los gobernantes (asimilados al poder ejecutivo) instruyen a los miembros tanto del poder legislativo como del poder judicial, en las que se enorgullecen de ser “modernas”, los sumarios se instruyen en la prensa y las condenas se dictan desde los telediarios.

Terminando por donde se empezó, el pasado domingo 30 de julio, en el discurso pronunciado al termino de la marcha que congrego a mas de dos millones de personas en defensa de la demanda de un recuento “voto por voto”, el señor López Obrador dijo: “en México, desgraciadamente, el derecho ha significado por lo común lo opuesto a su razón de ser; aunque siempre se invoca el estado de derecho, los encargados de impartir justicia, en vez de proteger al débil, solo sirven para legalizar los despojos y abusos que comete el fuerte; el derecho que ha imperado ha sido el del dinero y del poder por encima de todo”.


Concluyendo… la peor de las desgracias es que en todo el orbe, sea cual sea el régimen político, el estado de derecho "desnaturalizado" no es mas que la argucia mediante la cual quienes detienen el Poder aseguran la salvaguarda y permanencia ad infinitum del orden vigente, SU Orden. La Ley esta hecha por el Poder y sus esbirros para que quienes lo detentan puedan ejercerlo al amparo de la servidumbre voluntaria garantizada en última instancia por el uso de la violencia legitima. Nos dicen que sin Leyes reinaría la ley del mas fuerte... decimos que en cualquier organización política de corte "estadista" y cualquier organización económica de corte "liberal mercantil" (donde la única ley que el Poder reconoce, respeta e impone es la del Mercado y la única aspiración legitima es la de la mercantilización de la vida toda), las Leyes están hechas por los mas fuertes para su propio y exclusivo beneficio y para que ellos sigan siendo los mas fuertes, por los siglos de los siglos.
La Ley podrá ser el marco legitimo que rija las relaciones entre individuos y comunidades solo cuando esté elaborada y reconocida como tal por todos y cada uno de quienes vivan en una organización social en la cual el ejercicio del poder se dé conforme al principio del "mandar-obedeciendo" y la estructura libertaria (anarquista si recuperamos una de las tantas palabras que nos robaron) de una "federación de municipios libres y autónomos".

julio 22, 2006

¿HABEIS DICHO DEMOCRACIA?


A las pocas horas de que el Instituto Federal Electoral (IFE) mexicano hubiese dado por vencedor al candidato de la derecha cuando todo apuntaba a que dichas elecciones habían sido fraudulentas (en una combinación de fraude "a la antigüita" y de fraude "cibernético", el jefe del gobierno español, José Luís Zapatero, se apresuro (de hecho fue el primero en hacerlo) a felicitar al supuesto ganador Felipe Calderon por su victoria.
La primera reacción fue de estupor, ¿como podía un gobernante dizque socialista ser el primer jefe de gobierno en dar su aval a lo que a todas luces había sido una elección fraudulenta destinada a perpetuar en el poder a como de lugar a la derecha mas reaccionaria?. Pasado el asombro, la respuesta era tan clara como evidente, antes de ser un "demócrata", el señor Zapatero era el jefe de gobierno del Estado español. Estado cuyos intereses económicos en México son de tal envergadura que su arribo, expansión y consolidación se conoce como la "reconquista". Cuidar los intereses de las actuales joyas de la corona, tales como el BBVA y el Banco Santander, además de pensar en las posibles futuras piezas que se podrían sumar a dicho tesoro, como una posible participación de Repsol en el próximo proceso de privatización (abierto o disfrazado) de PEMEX, bien valía hacer a un lado la congruencia ideológica y la mas elemental "ética democrática".
El señor Zapatero es el jefe del Estado español y como tal garante de los intereses, no solo del Estado como tal, sino también (y antes que nada) del capital (nacional o no) asentado en su territorio... y no hay la menor duda que para este capital el continuador declarado de la actual política económica neoliberal (y no un populista trasnochado conocido como el "peje") es la mejor garantía para perpetuar e incrementar sus ganancias.
Pero entonces esto significa que ¿el señor Zapatero fue democráticamente elegido por el pueblo español para cuidar los intereses del capital?. Efectivamente, ¡así es!.
Por lo tanto, ¿los intereses del capital son implícitamente los del pueblo español?. Efectivamente, para quienes gobiernan, ¡así es!.
¿Pero entonces....?. Para empezar, el pueblo no existe, lo que si existe son, de un lado (o mejor dicho arriba) quienes mandan (pocos pero poderosos y "empoderados") y del otro lado (mejor dicho abajo) quienes obedecen (muchos pero sometidos y sumisos), productores, consumidores y algunos seres excluidos por prescindibles... o prescindibles por excluidos. Para terminar, ¡¡¡quien diablos a dicho que la democracia existe!!!.

Antes de seguir, recordemos que el hombre no solo es, solo o antes que nada, un individuo sino un ser social cuya individualidad se "desarrolla" en la comunidad en la cual se encuentra viviendo, como la sociedad no es una entidad abstracta, dada, perenne, inamovible, sino una comunidad formada por un conjunto de individuos que con su quehacer la van "construyendo". Por lo cual, en esta perpetua interacción entre la comunidad y los individuos (constitutiva de una y otros) la cuestión del poder es esencial. ¿Quienes toman las decisiones que dan vida y sustancia a la comunidad como tal y por lo tanto determinan las vivencias, tanto comunitarias como individuales?. ¿Quienes toman esas decisiones, mediante cuales modalidades y mecanismos?.
Es el campo de lo que se ha denominado la política: (del griego polítikos "de la ciudad"), lo relativo a la organización de las sociedades humanas, particularmente el ejercicio del gobierno del Estado. Aunque vale la pena precisar que han existido y siguen existiendo sociedades sin Estado... y sin mercado.
Hoy en día, la forma hegemónica de la organización del poder, de su “estructuración”, es la que se conoce como la democracia: (del griego demokratia, formado con dêmos “pueblo” y krateîn “gobernar”), sistema político fundado sobre la soberanía del pueblo, gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo.
Por lo tanto, la única forma de gobierno verdaderamente democrático es el de la democracia directa, en la cual todos y cada uno de los individuos de la comunidad participan directa, libremente y en igualdad de condiciones en la toma de las decisiones que gestan su propio presente y construyen el porvenir de su “estrella comunitaria”. Utopía que de julio 1936 a mayo de 1937 dejo en una muy gran medida de serlo en algunas regiones de la España libertaria que construía su sueño al tiempo que luchaba contra el fascismo y el totalitarismo comunista.

Sin embargo desde mucho tiempo atrás la “realidad” económica y la lucha por el Poder habían impuesto un sucedáneo de democracia mas acorde con sus intereses, la democracia representativa. Régimen en el que el pueblo delega su soberanía a unos representantes elegidos por el.
Democracia que conserva su nombre pero se encuentra vacía de toda sustancia. En los hechos los supuestos ciudadanos ejercen su poder de decisión en muy contadas ocasiones, por espacio de unos cuantos minutos en cada uno de estos momentos y para formalizar la entrega de este a unos señores que supuestamente serán sus representantes en las funciones y órganos de poder. Funciones y órganos en la conformación de los cuales los ciudadanos no han participado, sino que les han sido heredados y sobre el funcionamiento y la continuidad de los cuales no se les consulta jamás, salvo casos extremos de alguna “crisis institucional”. Esto siempre y cuando los origenes de esta "crisis institucuional" tengan que ver con la disputa por el poder entre las diferentes facciones de la elite, porque si el cuestionamiento proviene de los sometidos, entonces la solución al conflicto no se resuelve por la vía institucional mediante el recurso al voto sino por la aplicación de la ley mediante el empleo del "legitimo monopolio de la fuerza" del Estado.
No solo los supuestos ciudadanos no participan del poder sino que en el único momento en que supuestamente lo hacen, cuando se les llama para elegir a sus supuestos representantes, el procedimiento mismo de esta elección es tan viciado (con la casi completa ausencia de una verdadera libertad) que hace imposible calificar este ejercicio como realmente soberano. (Disculpen tanta reiteración del concepto de suposición, pero es que en esta temática todo es una falacia). Los candidatos, y por lo tanto futuros representantes, no han sido evidentemente escogidos por los electores sino por estructuras (generalmente los partidos políticos) en una muy gran medida ajenas a la vivencia de los individuos de la comunidad.
Habiéndose designados los candidatos viene el momento de las campañas electorales. Tiempo y espacio en los cuales los futuros electores deberían de adquirir los “conocimientos” básicos (de la persona, de sus propuestas, etc.) que le permitan poder elegir entre los diversos candidatos, en conocimiento de causa. ¡Utópica pretensión!. Este tiempo no es el de la razón sino el de la inducción y la manipulación de las emociones y sentimientos, ya sea para la adhesión o el rechazo. Este tiempo no es el del debate (momento medular de todo ejercicio democrático) sino el de las descalificaciones, de las mentiras, del fomento del odio y el miedo. Este tiempo no es el de una competencia regida por la igualdad de condiciones entre los candidatos sino el del poder absoluto del dinero que permitirá al mas rico “comprar” la elección, el tiempo de la videocracia que se vende al mejor postor. En una palabra, el tiempo de la mercadologia que venderá a los candidatos como cualquier otra mercancía. ¡Una elección transformada en un vulgar proceso mercantil de compra/venta regido por las leyes del mercado!. Un ciudadano relegado al rol de simple comprador timado por un vendedor que no conoce (de hecho desconoce su existencia misma) y no solo lo engaña sino que no le entrega la mercancía comprada quedándose con ella para su uso particular.
Compra fraudulenta en su origen mismo, y en muchas ocasiones fraudulenta en el momento mismo de la transacción, perdón, elección. Defraudación que si en tiempos no tan remotos se llevaba a cabo a la “antigüita” (inútil enumerar todas sus modalidades de sobras conocidas), hoy en día se ha perfeccionada, modernizada, tecnificada. Como en cualquier proceso regido por la combinación de la economía y la técnica, el progreso no se detiene. De manual y burdo el fraude ha pasado a ser refinado, cibernético y, maravilla de las maravillas, indetectable. El progreso tecnológico al servicio del inagotable perfeccionamiento de la manipulación y el engaño… el sometimiento y la dominación.

Ya hemos cumplido con nuestro deber de ciudadano, hemos democráticamente elegido a nuestros representantes o al “maestro supremo”… ¿Y ahorra que?... ¿Qué pasara a partir de ahorra hasta la próxima elección?. ¡Mucho y nada!. Mucho, porque nuestros representantes tomaran en nuestro nombre (o dejaran de tomar) muchas decisiones que orientaran, modificaran, moldearan nuestra vida. Nada, porque nuestra participación en estas tomas de decisión habrá sido nula. No las habremos tomado y ni siquiera nos habrán preguntado si estamos conformes o no con ellas. Todo muy democráticamente puesto que quienes si tomaron las decisiones lo hicieron en nuestra representación… haciendo uso del poder que les habemos delegado. Y si nos estamos conformes con estas decisiones, si ya no queremos que estos señores nos sigan representando y gobernando. ¡Pues aguántense, espérense hasta la próxima elección!. Pero es que mientras... es de nuestra vida, de mi vida, que estos señores disponen. ¡Ni modo!, lo hubiesen pensado mejor, no se hubiesen equivocado.
¡A votar y callar se ha dicho!... sin olvidarse de trabajar y consumir.

Supongamos, sin conceder, (como dice la gente de leyes, mancuerna indispensable de todo sistema de control que se jacta de democrático) que los hayamos elegidos… pero ¿son estos señores nuestros representantes?.
La respuesta es sencilla si podemos contestar otra pregunta. ¿A quien o a quienes rinden cuentas?. Con toda seguridad no a los ciudadanos como tales. Quizás a otros representantes integrantes de otras instancias institucionales destinadas a normar y procesar la toma de decisiones en nombre de los miembros de la comunidad (en caso de que exista una efectiva “separación de poderes”, lo cual se puede asimilar a la disputa de un partido de tenis entre jugadores profesionales mientras el publico cumple con su rol de espectador) o, ahorra si con toda seguridad, a la estructura burocrática de la cual proceden y forman parte, los partidos.
Una vez mas el diccionario nos permite entender de lo que estamos hablando. Partido: “asociación de personas constituida para la defensa de intereses comunes, la puesta en practica de una ideología, mediante medios legales, y que busca ejercer el poder”. Mas claro que el agua no puede ser, ejercer el poder para la defensa de unos intereses. ¿Cuales intereses, de quienes?. De conformidad con el discurso democrático, la respuesta es simple: del pueblo… por supuesto… los intereses del pueblo.
Desgraciadamente, por lo dicho hasta aquí resulta mas que difícil creer este supuesto, para decirlo con todas sus letras, estas pamplinas.

Hasta hace algunas décadas, la política como tal (la toma de las decisiones que orientan y organizan la comunidad) era el oficio de los políticos. Como dicen algunos en este tiempo en el cual este oficio es altamente desprestigiado, “la política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos”. Sentencia a la cual quizás muchos ciudadanos adherirían gustosos si significara que ellos fueran quienes tomaran en sus manos la política (aunque aquí se plantea la cuestión de la servidumbre voluntaria), desgraciadamente no es el caso. Hoy en día la política se encuentra secuestrada por la economía… a su merced.
El pueblo ¿elije? a sus gobernantes pero estos ya no gobiernan. Bajo el impulso del nuevo capitalismo, el poder ha migrado, este ya no se encuentra en los gobiernos, los parlamentos, el Estado. El verdadero poder, el único que cuenta se encuentra en los salones de los consejos de administración de las grandes corporaciones multinacionales, las juntas directivas de las instituciones supranacionales de carácter financiero como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional, la Banca Mundial, etc, así como los estudios donde se producen la nueva ideología, la nueva moral, los nuevos valores, el espectáculo que día con día engullen por igual el mísero campesino africano y el potentado europeo. Son estos dirigentes de estas estructuras privadas, que no han sido elegidos por nadie (sino sus pares), que toman, de acuerdo con sus propios intereses, las decisiones que conforman una política que nadie ha aprobado o rechazado.
Una aparente democracia para ocultar una oligarquía de hecho. Una muy reducida elite que detenta y ejerce el poder que se reparten con cierta regularidad sus distintas facciones, encomendando a sus representantes políticos (disfrazados de representantes populares) establecer el marco legal y la conducción del Estado que aseguraran la defensa de sus intereses y su permanencia como tal ad infinitum. Un poder que se reproduce a si mismo, que se hereda como antes se heredaba la corona.
Y si de casualidad algunos de estos representantes mostrasen signos de una cierta independencia olvidándose de quienes los pusieron donde están y a quienes le deben fidelidad (en una palabra quienes son sus maestros y a quienes deben de servir), entonces las fuerzas del mercado y las voces de los emporios audiovisuales forjadores de las conciencias se encargarían de presionarlos lo suficientemente fuerte para que recobren la memoria, rectifiquen a tiempo, se olviden (para su propio bien y el de la comunidad) de estas indebidas, aberrantes y condenables pretensiones. Quienes no lo entiendan así verán como, mas rápido que el rayo, les caerán los anatemas de populistas, demagogos, arcaicos, premodernos, etc, etc, al tiempo que tendrán que enfrentar la fuga de capitales, las devaluaciones, la inflación desbocada y otras plagas por el estilo mandadas por el Dios todo poderoso de la economía que castiga a quines se atreven a desafiar las sacrosantas leyes del mercado dictadas por El. En este mundo cuyo principal valor es el de la competencia y la eficacia serán catalogados de incompetentes, acusados del peor crimen, el de atentar contra la modernidad y el progreso, poner en peligro el futuro de sus hijos y de la nación. Y si hace falta la voz del amo no solo juzgara la incompetencia des descarriado condenado de antemano, sino que se encargara gustosa de propagar con toda regularidad y la debida insistencia, la mentira, el odio y el miedo.

No hay mas democracia que la que permite a cada miembro de una comunidad ser el forjador de su propio destino al tiempo que participa directamente en la "construcción" de esta… por lo tanto favor de no llamar democracia lo que no es mas que una falacia, una modalidad “civilizada” y tramposa del ejercicio (y la conservación) del poder por parte de las elites, en particular de la oligarquía económica, por interpuestas personas.

junio 06, 2006

UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD


Como todos sabemos, uno de los lemas del candidato de la dizque izquierda a la elección presidencial mexicana, Andrés Manuel López Obrador, es "por el bien de todos, primero los pobres".

Postura que genero tal incomprensión y rechazo en las filas de la elite pudiente que esta no dudo en emprender una campaña de odio y miedo de una virulencia nunca antes vista en esta nación. El miedo que quieren infundir en los electores al acusarlo de "ser un peligro para México", es en realidad el miedo que le tienen, a él como candidato pero sobre todo a todos los que pueden o pudieran votar por él (o quizás se abstengan de cumplir con su deber cívico)... los pobres, los "vagos", los indígenas, los "jodidos" por los siglos de los siglos, los "nacos", los derrotados y sumisos de siempre y para siempre... los que se levantan a las cuatro de la mañana, pasan varias horas hacinados en el metro o el micro, llegan a mal vender su fuerza de trabajo para poder seguir vendiéndola día con día y que sus dueños puedan seguir siendo dueños ad eternum, retoman cansados y malhumorados el transporte en el cual tratan infructuosamente reposar, llegan a sus ¿hogares? para ingerir los alimentos (biológicos y electrónicos) necesarios a la sobrevivencia y acostarse para poder levantarse nuevamente a las cuatro, día tras día, mes tras mes, año tras año... hasta dejar este mundo en el cual vivieron su ausencia (eso si al igual que sus dueños.)
Es también impresionante ver y palpar el odio, tan primario tan irracional, que esta elite siente por el candidato que acusa de "ser un peligro para México", cuando en realidad teme que sea un peligro para sus propios intereses.
Tienen miedo porque odian. Odian y fomentan el odio porque tienen miedo. Odio y miedo de esta "chusma" que algún día podría bajar de los cerros, invadir sus calles y saltarse las cercas electrificadas (reales e imaginarias) detrás de las cuales resguardan su mundo, y entonces... que Dios (que con toda seguridad es güero ya que fueron creados a su imagen y semejanza) los proteja... y los tenga en su gloria.

Esto esta sucediendo hoy día en México, pero parece que por una vez México se encuentra a la vanguardia de un proceder y una tendencia de alcance mundial.
Esta elite (la de aquí y la de todo el planeta) esta incubando, con todo conocimiento de causa, el huevo de la serpiente. No de la serpiente nazi que elimino a millones de judíos (y algunos otros mas), sino la que llevara (que ya empezó a llevar) a la eliminación paulatina pero sistemática de millones de seres humanos que nacieron con un estigma, lo han adquirido o lo adquirirán. El estigma mas infamante y deshonroso de todos, el de no ser útiles al sistema, aprovechables por el sistema.
Si bien no se le puede pedir peras al olmo y por lo tanto el capitalismo no puede proceder a una distribución de la riqueza con justicia (concepto que no entiende y por lo tanto le es ajeno... o entiende demasiado bien para saber que le es consubstancial), al termino de la segunda guerra mundial el capitalismo de producción y consumo entendió que era de su propio interés no ser tan voraz y repartir la riqueza con un poco mas de equidad, aunque sea minimamente. Lo que hizo mediante la implementación de las políticas sociales del "Estado benefactor".
Lo que a todas luces no entiende, se rehúsa a entender, el actual capitalismo financiero de corte virtual que corre a su pérdida y arrastrara, deliberadamente, a millones de seres humanos en su camino hacia ella.
Aunque en realidad lo que entendió el capitalismo de la segunda mitad del siglo XX fue que sus ganancias se generaban a partir de la producción y venta de bienes de consumo masivo y que por lo tanto era de su interés un mayor reparto de la riqueza entre los productores que debían ser también consumidores. Al punto de subsidiar (mediante las numerosas medidas específicas que se enmarcaban en la estrategia de política económica conocida como el Estado benefactor) el consumo de quienes por alguna razón no disponían del suficiente poder adquisitivo o de plano no podían producir. Lo que hoy no tiene ninguna razón de ser dado que para la fracción dominante del capital la riqueza y la ganancia no se generan ya en la producción de masa para el consumo de las masas sino en la economía "virtual" de las transacciones meramente financieras.
Que en ciertas ocasiones estas transacciones involucren bienes tangibles no invalida lo anterior. En muchos casos la producción y comercialización de estos bienes no son mas que el "soporte" material obligado de dichas transacciones pero de ninguna manera constituyen la finalidad de las mismas la cual radica simplemente en la transacción en sí misma y la ganancia que esta genera. Siendo lo ideal obtener una ganancia a partir de la pura transacción como tal, limpia de la contaminación de cualquier objeto material. Estos bienes son prácticamente prescindibles como ya lo es (y lo será cada día mas) el "capital humano"... o sea los seres humanos.
Si a fines de los años 60 y principios de los 70, estaba en boga el concepto de la "cosificación" del hombre, hoy esto ya no es un concepto sino una realidad. El ser humano es una mercancía mas, al igual que toda la naturaleza, al igual que todas las creaciones del hombre (sean materiales o espirituales), al igual que las relaciones que mantienen los hombres entre si y con la naturaleza o su entorno, sea el que sea.
Todo tiene un precio y es sujeto (perdón... quise decir objeto) de compra-venta. Y lo que no lo es no tiene utilidad alguna. Esta es la otra gran característica fundacional de la actual "civilización" occidental, la de la utilidad. Todo debe de ser forzosamente útil y lo que no tiene alguna utilidad no tiene razón de ser. Mas no cualquier utilidad, hablamos evidentemente de una utilidad mercantil. ¡Favor de no confundir valor de uso con valor de cambio! Y en esta lógica, todo vale lo que vale esta utilidad.
Por esto para el capital la lógica del don es y será siempre el último enemigo a vencer. Hablando claro esta del don como lógica de intercambio... y no como caridad... dado que el don sin su correspondiente posibilidad de "retorno" no significa recibir sino contraer una deuda... impagable... y por lo tanto agradecimiento y dependencia... y por lo tanto sometimiento.

Si no eres útil no tienes precio... y si no tienes precio no eres útil... cuando en la lógica mercantilista y utilitarista, un número cada día más importante de seres humanos no son útiles ni tienen precio... si no es el de su supervivencia y muerte.
Cuando esta supervivencia y muerte se contabilice en la columna de los pasivos en lugar de la de los activos (cuando dejen de ser objeto de ganancia) entonces los seres humanos que sobreviven en lugar de vivir serán definitivamente prescindibles y por lo tanto listos para su eliminación... y con mayor razón si esta eliminación puede ser la ocasión de alguna transacción y ganancia.
Lo cual no será realmente ninguna novedad... de hecho esta ocurriendo cada día (basta ver la tragedia de las centenas de miles de muertes por hambre que año con año azota el continente africano, como el inexorable avance de la pobreza, tanto “económica” como “existencial”, en todo el planeta, incluyendo los países que se autocalifican como desarrollados)... solo se tratara de un cambio de escala... pasar de una eliminación casi accidental, todavía artesanal y con ganancias marginales a una eliminación planificada, a gran escala, con tecnología de punta y altamente redituable... como dicen hoy en día: un nicho de mercado con efectos multiplicadores de los mas interesantes (sabiendo todos que el vocablo interesante sustituye elegantemente el termino provechoso.)
Quizás la eliminación en si misma (como acto privativo de la vida) no sea la parte estelar del negocio (aunque conocemos los beneficios directos e indirectos de todas las guerras y conflictos armados así como los que generan las enfermedades de origen desconocido y dudosa propagación) pero las ganancias indirectas generadas por la desaparición de la obligación de mantener ciertas vidas será sin duda alguna de proporciones astronómicas. Digamos que seria como si se tomara la decisión de ejecutar a todos los infractores a la ley y demás indeseables en vez de recluirlos en cárceles o manicomios. Se generarían sin duda beneficios derivados del acto mismo de la ejecución, pero el verdadero beneficio radicaría realmente en el hecho de ya no tener que mantener a tantos presos o locos cuyo simple hecho de mantenerlos en vida desvía los recursos que tanto se necesitan para…

Hoy ya existe una floreciente industria de la muerte, solo se trata de atreverse a ampliar el mercado así como eficientizar los métodos de ejecución (tanto en el sentido de llevar a cabo una tarea como del acto privativo de la vida en si.)
No desesperemos de esta raza humana que supo, sabe y sabrá valorar el Tener a expensas del Ser. Estamos seguros que el espíritu emprendedor, el virus de la competencia y el acicate de la ganancia generaran la aparición de estos futuros caballeros del Apocalipsis… que serán admirados y venerados por lo que han sido, son y serán… los nuevos capitanes de la industria de la muerte.

La muerte al servicio de la ganancia y la ganancia al servicio de la muerte.