julio 22, 2010

PRIMER COCHE BOMBA EN MEXICO: Terrorismo de Estado por interpósita persona.



“Secuestraron a un civil, lo vistieron de policía, le dispararon a quemarropa y lo dejaron agonizante en medio de una calle de Ciudad Juárez para llamar la atención de las autoridades. Cuando las ambulancias y la Policía Federal llegaron al lugar del crimen, alguien hizo una llamada que activó un teléfono móvil conectado a 10 kilos de explosivos ocultos en un vehículo. Tal vez por casualidad o tal vez no, un camarógrafo grabó la explosión y ahora está disponible en Internet para mayor gloria del poder del narco. Murieron cuatro personas y muchas más quedaron heridas, pero las cifras ya son casi lo de menos. Después de 25.000 caídos desde que Felipe Calderón llegó a la presidencia hace tres años y medio, los muertos ya no espantan en México. Ahora lo que asusta es la forma terrorista de matarlos.”

Pablo Ordaz.
Edición del 17/07/2010 del periódico español EL PAIS


Hace unos cuantos días, en Ciudad Juárez, exploto el primer coche bomba.

No tengo la menor duda de que el licenciado Felipe Calderón Hinojosa (de quien dicen que funge como Presidente de la Republica) se alegro a mas no poder: “¡¡¡Vamos por buen camino, muchachos… vamos por buen camino!!!”

¿Cuál camino? El de la militarización soterrada, el estado de excepción que no dice su nombre, y en última instancia… el del terrorismo de Estado por interposita persona.

Desde el primer día que se hizo del poder por la vía del fraude electoral cibernético (principalmente cibernético, pero también a la vieja usanza priista) la principalísima preocupación del también conocido como “espurio”, fue la de lograr de alguna manera la legitimación que no había obtenido en las urnas. No la legitimación por ella misma (que al fin y al cabo, en las relaciones de poder, es lo de menos) sino la que le garantice el verdadero respaldo de la silla presidencial. En estas condiciones cual mejor, mas efectiva, definitiva, en los hechos incontrovertible, que la de las armas. Sentarse en las bayonetas puede resultar incomodo… pero no hay asiento mas seguro.
A partir de ahí, la cuestión era como apoyarse en las armas, como obtener de estas un respaldo no solo efectivo y reconocible para los integrantes de las estructuras de poder, sino visible, “palpable”, para el común de los mortales, los que no lo habían sentado en la silla mediante sus votos. La pregunta quedo poco tiempo sin respuesta. A pocos días de asumir Calderón el poder formal, el ejercito se desplegaba en las calles… no solo para coadyuvar a las autoridades civiles y las fuerzas policiacas en su lucha contra el narcotráfico sino declarándole la guerra. Para muchos de los que habitan en estas zonas de guerra, dedicados a satisfacer las pequeñas necesidades de sus pequeñas vidas, ver al ejército en las calles forma ya parte del paisaje cotidiano.
Pateado el avispero en un espacio en principio circunscrito, las avispas se propagaron por toda la geografía nacional… con un saldo de cerca de 25,000 muertes en un poco menos de cuatro años.
Ante este desastre, ¿ha llegado la hora de rectificar? Obviamente, no… al contrario, lo correcto es aprovechar este primer impulso para dar un paso mas… hacia el abismo piensan muchos críticos… hacia la consolidación de lo logrado piensan quienes lo idearon e implementan. Quienes plantean esta pregunta pensando que la cercanía del despeñadero debería de incitar Calderón y sus acólitos a un cambio de rumbo… ignoran (o quieren ignorar) que a estas alturas del partido lo que se juega va mucho mas allá de la propia persona del Presidente y su circunstancia… que las reglas de este juego macabro son las que dicta la dinámica de la verdadera naturaleza de las relaciones de poder y no el señor Calderón.

Algunas verdades (o mejor dicho realidades) básicas, elementales.
Todas las relaciones de poder son relaciones de dominación que sitúan a quienes participan de ellas en el lugar que les corresponde, los separan entre quienes ejercen la dominación y quienes la padecen. Es con toda naturalidad que las relaciones al nivel de las estructuras del poder “político” institucionalizado responden ellas también a este esquema universal e intemporal.
Quienes en este nivel ejercen el poder no lo hacen, únicamente ni principalmente, para su propio interés sino para administrar, cuidar, defender, asegurar, mantener, los intereses de quienes detentan el verdadero poder (o por lo menos el mayormente determinante), el de quienes ejercen la dominación económica… que es la que faculta y sustenta todas las demás.
Sin embargo, en la parte que como detentores de los instrumentos del Estado, les toca cumplir como administradores y garantes de las condiciones que permiten la perpetuación del poder económico (al lado de quienes ejercen el poder que otorga el conocimiento bajo todas sus formas, así como quienes “formatean” las mentes) su función política “estructural” es de primera importancia… y debe forzosamente responder a esta encomienda con la máxima eficiencia en función de las “condiciones políticas” del momento.
De ahí la imposibilidad para Calderón y sus compinches de rectificar y regresar el ejercito a sus cuarteles, sino la obligación de seguir escalando los peldaños que terminaran por llevarlo al “basurero de la historia”… pero después de haber cumplido con la parte que le toco en esta circunstancia, o mas pomposamente dicho, este momento histórico.

El narcotráfico como todas las demás actividades que conjugan delincuencia y negocio de alto vuelo y altísimas ganancias, son ya parte (importantísima) de la actividad económica, no de un espacio geográfico nacional en particular sino a nivel globalizado. Sin duda alguna (para quienes leen el francés, reportarse al número especial “Mafias et comportements mafieux” de la revista “Illusio”) estas actividades delincuenciales son unas de las partes mas dinámicas de los intercambios y movimientos financieros a nivel planetario. Por ejemplo, unicamente para México, la ONU valora en 30,000 millones de dolares las ganancias anuales del crimen organizado.
En estas condiciones, ¿es todavía creíble que algún gobierno, el que sea, combata realmente el narcotráfico, tenga como propósito (principal, en la engañosa óptica calderonista) “secar” esta mana?
Evidentemente, no. La guerra contra el narcotráfico que en un primer momento tuvo por finalidad legitimar al gobierno, echado a andar este camino (sin retorno), se inscribe hoy, ya descaradamente y en un nivel mas sofisticado, en la estrategia de aseguramiento de las relaciones de dominación.
Si bien, por un lado, y de una manera bastante obvia, se trata de favorecer el o los carteles con los cuales existen mayores afinidades y complicidades (lo que siempre ha existido, pero sin necesidad de recurrir a tales niveles de violencia, consecuencia de una primera decisión tomada por meros motivos políticos sin medir las consecuencias sobre los equilibrios existentes entre los diversos competidores presentes en el mercado) en este momento (pateado el avispero con las consecuencias de todos conocidas) la finalidad de esta guerra (perdida en términos militares, pero muy aprovechable en términos políticos) se inscribe en la nueva estrategia, dicha de combate a la inseguridad, que la gran mayoría de los gobiernos del planeta, del color político o la ideología que sean, han echado a andar.
Desde siglos, los clásicos de la ciencia política moderna (formalmente quizás desde Maquiavelo) lo han postulado… la razón de ser primera del Estado es la de garantizar la seguridad de sus súbditos (que tramposamente algunos vivos partidarios de la democracia dicho representativa, llaman ciudadanos). En realidad, como ya se ha expuesto, la razón primera ha sido y es otra totalmente distinta, salvo claro esta cuando la inseguridad representa un obstáculo para la preservación de las relaciones de dominación existentes (por ejemplo en los casos en los que la inseguridad se equipara a manifestaciones de inconformidad susceptibles de transformarse en revueltas o incluso revoluciones)… o cuando resulta muy provechoso crear (sobran los cómos) las condiciones que generen este mas que propicio “clima” de inseguridad.

El capitalismo y sus diversas expresiones (y/o instituciones) políticas han sido de todo tiempo, particularmente habilidosos para someter los cuerpos y controlar las mentes, mediante la conformación y asignación de las actividades "sociales" (en primerísimo lugar el trabajo) como también la configuración del espacio y el tiempo. Sometimiento y control que, si bien además de conformar por si mismo el orden establecido, han procurado desde siempre impedir su posible cuestionamiento, se orientan hoy en día a que quienes lo padecen busquen su protección. Esta es la invaluable contribución de la inseguridad, deliberadamente favorecida cuando no directamente provocada, a la perpetuación de las relaciones constitutivas del orden existente.
Ademas, y posiblemente mas determinante, hace décadas ya que los gobiernos neoliberales no tienen nada que ofrecer a sus súbditos, ningún proyecto de futuro capaz de movilizar e integrar a quienes padecen la dominación, sumisos en su pasiva búsqueda de la mera supervivencia diaria. Al no poder ya gobernar "para", estos gobiernos se ven en la obligación de gobernar "contra". La imperiosa necesidad de encontrar (crear de ser necesario) al enemigo contra el cual luchar (emprender alguna guerra sería lo ideal), convocando al conjunto de la sociedad (tanto las estructuras institucionales como la sociedad civil) a la "unión sagrada" contra el enemigo común que pone en riesgo, la paz, la convivencia (en realidad el statu quo), la tan preciosa y anhelada seguridad... y, por qué no, la vida misma de cada uno de los miembros de la comunidad.
Por esto, esta guerra contra el narcotráfico, aun pérdida, aun cuando carcoma lenta pero seguramente la principal institución garante del orden que son las fuerzas armadas, tiene que seguir librándose. Es mas… cuanto mas muertes, mas espectacular sea la diaria escenificación de la violencia… mejor… mucho mejor para el Poder. Seguro que quienes detentan el poder y quienes gobiernan en defensa de los intereses de estos, (aunque formalmente lo hagan en representación de quienes extorsionan y fastidian), sin duda fervientes creyentes la casi totalidad de ellos, pasan largos ratos a rezar a su Dios para que esto siga y siga.

De ahí que no tengo la menor duda que estos señores y su mandatario (que no mandante) se hayan puesto mas que contentos cuando exploto el primer coche bomba en Ciudad Juárez… que hayan pensado (o incluso comentado entre ellos, con una sonrisita entendida) ¡qué bueno, vamos por buen camino!
No sé si este atentado reúne todas las características que se requieren para poder ser calificado como narcoterrorismo, pero de lo que no tengo la menor duda es que de todas las acciones susceptibles de participar a la creación de un clima de inseguridad, el terrorismo (sea narco o no) es por mucho (pasado la primera duda y el primer rubor de la moralina) la mas anhelada, por ser la mas efectiva.
Uno, es “ciego”… puede matar donde sea, cuando sea, quien sea… por lo que todos, absolutamente todos, somos sus potenciales víctimas, en cualquier lugar, en cualquier momento.
Dos, por lo mismo, infunde la máxima dosis posible de temor… quizás para algunos y en algunas circunstancias (dependiendo de la frecuencia, el lugar, su eficiencia calculada en número de víctimas, así como su correcta difusión) hasta terror.
Tres, por lo mismo, es el medio mas propicio y favorable para solicitar, con la mayor vehemencia, la protección del Estado… que las autoridades cumplan la función primera (primordial) por la cual se les puso donde están (obviamente sin preguntarse quienes en realidad las escogieron, que no eligieron, como y para qué.)
Cuatro, por lo tanto… ¡¡bienvenido el narcoterrorismo!!

En las ondas radiofónicas, “expertos” comentan, aseguran, que la única condición para que esta pesadilla (que todavía está muy lejos de haber dado todos los frutos que puede dar) se acabe… es que entre las víctimas se contabilicen personajes directa o indirectamente ligados al poder… es decir a quienes ejercen el terrorismo de Estado por interposita persona.

Tengo serias dudas al respecto… pero si en una de estas fuese cierto… ya sabemos lo que es conveniente hacer…