agosto 31, 2014

EL UNIVERSO... LA MUERTE.



Extraordinaria foto tomada por el fotógrafo americano Matt Payne, cerca de Aspen (en realidad se trata de la “fusión” de una serie de 15 fotos)

El pensar el UNIVERSO me lleva a pensar en la Muerte… el pensar la MUERTE me lleva a pensar en el Universo.

¿Por qué no pienso en la vida… si el Universo es la cuna tanto de la vida como de la muerte?... es Vida y Muerte, al mismo tiempo.

Precisamente por el Tiempo.  

Que algunos picudos eruditos dicen no existir... pero cuyo paso deja una permanente e imborrable huella en mi persona.

agosto 28, 2014

PERDI EL TREN.


UNO…como muchas personas lo saben… por lo menos todas las por las cuales siento respeto, y cariño… algunas de las cuales espero que también sientan lo mismo hacia mi persona… hace aproximadamente tres meses sufrí un infarto agudo del miocardio, de gran magnitud (de haberse tratado de un terremoto habría, sin duda rebasado los 9 grados Richter, y quizás alcanzado los 10)… llegando a urgencias de un hospital del sur de la ciudad, con paro cardiorespiratorio… mismo que la celeridad y pericia del personal que me atendió, bajo la supervisión de mi cardiólogo y su equipo, logre superar después del “clásico” protocolo de resucitación (doble sesión de masaje cardiaco y empleo del desfibrilador) y la colocación de un primer stent, seguido de la colocación de tres mas apenas dos días después (lo cual según algunos cardiólogos fue una hazaña muy pocas veces (quizás nunca) vista en México (la cual incluso ameritara la redacción de un artículo en una prestigiosa revista de cardiología e incluso la presentación del caso en un congreso de cardiología que tendrá lugar en Chicago).

DOS… muchas de estas mismas personas saben que la muerte (en general, pero obviamente la mía en particular) ha sido un tema recurrente de mis reflexiones.
Como también saben que, en cuanto a la mía, hace ya bastante tiempo que el cuándo ha dejado de tener la importancia que en un tiempo ya lejano tuvo,  quedándome con él solo como… temiendo el dolor, innecesario y carente de sentido… pero también (y quizás con mayor importancia) la perdida de las facultades mentales y/o físicas cuya carencia aniquilan la digna humanidad… además de resultar un calvario para quienes tienen que cuidar diariamente y hasta en sus mas mínimos detalles la física supervivencia del enfermo…en resumen, un verdadero calvario, o peor, infierno… tanto para el enfermo que para quienes se sienten con la obligación de cuidarlo.
Obviamente que en este caso, para mí, la opción largamente madurada, es, sin duda alguna, el suicidio… de mi propia mano (si me encuentro todavía en posibilidad de hacerlo) o asistido (en caso de no poder llevarlo a cabo yo mismo). Ya se que en caso de ser necesario puedo contar con la efectiva comprensión de algunas personas.

TRES… desde mucho tiempo atrás, casi de toda la vida he tenido la suerte de poder disponer de una “muda confidente”… una hoja de papel en blanco que voy rellenando con las letras del alfabeto, que forman palabras y frases que van constituyéndose en relatos… así como también, en algunas muy contadas ocasiones seres humanos, de preferencia del género femenino, que están dispuestos a escucharme o leerme.
Aun que tengo que reconocer que, por mi desgracia, la hoja de papel siempre me ha sido más fiel que los seres humanos en cuestión… que comprensiblemente no deben de gozar demasiado el género de discursos o de textos que suelo relatar (pesimistas o incluso macabros, dirán algunos… cuando para mí no son más que la expresión de unos sanos, esenciales y necesarios escepticismo y lucidez… un escepticismo lucido… o un lucido escepticismo… lo cual no es precisamente lo mismo.)

CUATRO… he aquí, para terminar,  el perfecto ejemplo de lo antes dicho… desde que la medicina y los médicos me regresaron a este mundo (que dicen ser el de los vivos… que por suerte pocos se atreven a calificar como el de seres dotados de “existencia”… el ingrediente más escaso que germina en esta tierra) no puedo dejar de pensar… que quizás perdí el tren… la oportunidad de tener la muerte “soñada”, casi instantánea, casi sin dolor, sin verdadero temor, sin consciencia de su llegada (perdí el conocimiento en la ambulancia y solo la recobre a la hora en que me internaban en la unidad coronaria, con una total pérdida de memoria de lo sucedido entre mi pérdida de conocimiento y el regreso de este)

CINCO… me consuelo diciéndome que así, quizás, evite un cierto dolor a los seres que me quisieron o siguen queriéndome, en calidad de lo que sea… y poder seguir disfrutando (a veces gozar) del masoquista placer de llenar algunas páginas blancas de signos… que supuestamente otorgan un cierto sentido a lo ahí vertido… y lo que me queda de vida… sea poco o mucho.

SEIS… por esta vez se me fue el tren… pero regresara… de esto no tengo la menor duda…esperando tomar uno similar en la misma estación.


Todos los dias se van hacia la muerte:  el ultimo llega. Michel de Montaigne

agosto 24, 2014

Pasado... Presente... NO FUTURE



Ayer, pasé mi infancia en el pintoresco pueblito de Pont en Royans, entrada a la meseta del Vercors, al pie de los Alpes.
Conocía por su nombre los animales y las plantas que compartían conmigo este trozo de tierra.
Me desplazaba a pies o en bicicleta por estrechas carreteras y caminos, calles y senderos
Escribía mis textos y cartas a mano, con pluma fuente.
Mandándolas por el correo esperando días o semanas la hipotética respuesta….a veces tan ansiada.
Mi padre encendía la vieja estufa esmaltada, primero de leña, después de carbón… el gas llegando cuando mi infancia ya estaba por irse.
Las noches o los domingos, sentados en círculo, toda la familia escuchaba, hipnotizada, un viejo radio de bulbos… lo cual vivíamos como un milagro… que la voz o el canto pudieran llegarnos a través de unos simples cables eléctricos conectados a una caja mágica.
Nunca me subí a un coche, salvo el autobús destartalado que poco antes de dejar mi infancia por mi adolescencia me llevaba al internado.
Nunca tuvimos teléfono en la casa, ni hablábamos ni nos hablaban.
Los días soleados y fríos, de los aviones solo veía las blancas estelas que cruzaban el cielo, preguntándome cual podía ser su destino.
La televisión en blanco y negro fue lo último que llego antes de que dejara el pueblito, la cual se veía solo previa autorización de los padres.
Mi mundo se limitaba a estos cuantos kilómetros cuadrados… y lo que me decían el papel del periódico, las voces de la radio y al ultimo las imágenes de la televisión.
Al invierno seguía la primavera, a esta el verano, después seguía el otoño, y el ciclo se repetía como la muerte seguía a la vida.
Los muertos se enterraban en el cementerio y los vivos los visitaban y cuidaban sus tumbas.
Las emociones y una ideología guiaban mis acciones, pretendiéndome, por mi buena ventura, anarquista y ateo… ni Amo,  ni Dios.
Imaginar y soñar eran las actividades neuronales más apreciadas.
La solidaridad, la rectitud y la honestidad (la comon decency, como decía Orwell) eran las actitudes más valoradas.
La mayoría de los padres tenían la certeza de que sus hijos tendrían una mejor vida que la suya, el porvenir y la esperanza de estos eran suyo y suya.
La tecnología era escasa, el trabajo rudo, y la orgullosa dignidad guiaba la vida de cada trabajador.
Había quienes mandaban y quienes obedecían… quienes lo tenían todo y quienes tenían muchísimo menos… desde los albores de la humanidad era el basamento y el mortero de nuestra vida en comunidad.
La lucha de clases era real, y como siempre inequitativa… respondiendo a los intereses y temores del momento del Capital… sin embargo existía un contrato social llamado “estado del Bienestar” o “estado Providencia”, que acotaba la naturaleza depredadora del capital y garantizaba un mínimo de bienestar a quienes vendían su fuerza de trabajo.



Hoy vivo en la que es una de las ciudades más grandes e inhabitables del mundo, México.
Me desplazo por autopistas en coches nuevos y cruzo los océanos en avión.
Si regreso al país donde se encontraba mi pueblito, un tren de alta velocidad me lleva de un punto a otro de la geografía a cerca de trescientos kilómetros por hora, sin siquiera ver mis compañeros de viaje ni el paisaje, todos con la mirada clavada en alguna pantalla.
Los animales están enjaulados y desconozco el nombre de la inmensa mayoría de las plantas.
Me he olvidado del papel, el lápiz y el bolígrafo, tecleando en una computadora… únicamente con mis dos dedos índices.
Estoy permanente e instantáneamente comunicado con todos los rincones del planeta, sus habitantes (conocidos o extraños) y el conocimiento universal mediante el Internet y su hijo el correo electrónico manipulando una extensa variedad de pantallas.
La realidad ya no es visible, palpable, sino extraña a mí ser, virtual.
Órganos de unos hombres sustituyen los de otros.
No se requiere hacer el amor (tener sexo dicen los menos románticos) para engendrar un nuevo ser.
Ya poco a poco, pero cada vez con mayor rapidez, artefactos de toda índole sustituyen al hombre en sus tareas al igual que partes de su cuerpo.
Que ciertos objetos y ciertas maquinas sustituyan a ciertos hombres ya no es una lejana e imposible utopía sino una realidad de cada día.
Si el mundo de la acción (principalmente el trabajo que muy probablemente constituye para el 90% de la humanidad el 90% del tiempo dedicado al actuar) es cada día menos humano y mas tecnológico… el de las relaciones entre humanos (que principalmente tienen que ver con los sentimientos y las emociones) es cada día menos real y mas virtual.
Pronto el transhumanismo sustituirá al humanismo, el hombre será une especie en vía de extinción, sustituido por un vencedor “hombre-máquina”, último escalón de la evolución antes del reinado de las maquinas provistas de inteligencia artificial.
En ciertos periódicos norteamericanos de prestigio, varios artículos (principalmente de deportivos y financieros… es decir campos en los cuales se manejan una enorme cantidad de datos estadísticos) son escritos en su totalidad, sin la mas mínima intervención humana, por “maquinas” dotadas de algoritmos trabajando sobre la base de los “big data”.
Centenares de satélites artificiales compiten con nuestra Luna y algunos se alejan hacia otros planetas,  incluso bastante más allá de nuestro sistema solar.
En mis neuronas sigo fiel a mi ideología y sigo emocionándome, pretendiéndome hoy libertario y agnóstico, pero el pragmatismo, el interés y el utilitarismo guían la mayoría de mis acciones… contradicción que, literalmente, poco a poco me mata… junto a mi siempre mayor necesidad de enamorarme, mas ya sin la posibilidad de amar y ser amado… en suma enamorarme del enamoramiento… para comprobar que, por lo menos en cuanto a los sentimientos y la emociones, la edad no hace mella… sentirme todavía vivo.
La rapiña y el egoísmo constituyen hoy la guía de nuestro actuar.
Nos consumimos en el consumo… y lo virtual es nuestra realidad.
Los muertos ya ni se entierran (en ataúdes o ánforas), se colocan bien alineaditos, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, en los pequeños nichos de unas grandes paredes… dejados al olvido.
Demasiados hijos saben que sus padres tuvieron una mejor vida que la suya y el temor y la desesperanza son su presente y su futuro.
La tecnología invade nuestro mundo y sin embargo el trabajo es cada día más enajenante. Hoy el trabajador es intimado no solo vender su fuerza de trabajo… sino también a construirse responsable y orgullosamente a sí mismo en su labor… supuestamente para alcanzar la felicidad que le proporcionara el binomio productor/consumidor… fuente de su verdadera libertad en tanto que sujeto (cuando en realidad no es más que un objeto prisionero del engranaje de las relaciones de dominación.)
Sigue habiendo quienes mandan y quienes obedecen…quienes siguen teniendo todo (cada día menos numerosos) y quienes carecen de lo más elemental (cada día en numero mas cuantioso)… lo cual sigue siendo el basamento y mortero de una pretendida comunidad que no es más que el “aparentemente informal” agregado de electrones que se pretenden libres… y lo seguirá siendo ad eternum.
La lucha de clases se sigue dando (es un hecho que existe desde los principios de la humanidad para perdurar hasta el fin de los tiempos,)… pero  hoy en día aparentemente sin actores… invisible… porque antes de que suene la campana que da inicio al combate uno de los contendientes ya gano por knockout y el otro tendido de antemano en la lona no se atreve a levantarse para dar la batalla… sabedor de que si lo hiciera su adversario lo mandaría de nuevo a la lona… pero dejándolo inconsciente para siempre… quizás muerto.



 


Mañana habré dejado de existir (si es que algún día existí)… de vivir (seria mucho mas conforme a la realidad de mi ausencia al mundo).
Si bien he sido el sujeto (¿objeto?) de mis circunstancias, solo he vivido lo que me he atrevido a vivir, es decir bien poco.
Como la inmensa mayoría, casi toda mi vida he sido esencialmente espectador, y muy pocas y contadas veces actor.
Si bien le sigo temiendo al como de la muerte, ya no así al cuándo.
Aproximándose a pasos agigantados la hora en la cual La Parca me llevara a sus aposentos, lo que más me encabrona de este ineludible último paso, es no poder seguir siendo espectador del futuro de la humanidad.
 ¿Qué será del hombre… de lo que durante siglos fue su cuna y su hogar?
¿Quiénes seguirán enclaustrados en esta tierra enclaustrada… y quienes por inaprovechables y superfluos habrán sido expedita y definitivamente expulsados de su seno?
¿Cuales poderosos habrán podido salir a la conquista del espacio encontrado un nuevo hogar y una nueva cuna en la cual perpetuarse… y cuales seguirán en esta tierra arrasada y estéril, arrastrándose como los animales que fueron al principios de los tiempos y que nuevamente son?




Si es que el hombre como tal y no un engendro sigue existiendo.




Posdata: Un cantante/poeta francés… LEO FERRE… ha expresado muy bien este sentimiento de desvanecimiento, ausencia y perdida, en una larga diatriba ¿cantada o gritada? titulada IL N’Y A PLUS RIEN (ya no queda nada).
Desgraciadamente, para quienes no conocen el idioma francés, no he encontrado ninguna traducción al español de la letra… pero la simple expresión del rostro del cantante ya lo dice casi todo.