septiembre 30, 2017

EL ESTADO ESPAÑOL... ESTADO CANALLA.



 Ante la deriva autoritaria y la escalada represiva, contarías a muchos de los valores más básicos de cualquier sistema que se jacta de ser “democrático”, tomadas por el ejecutivo español (todo el mundo sabe que la judicialización del actuar del gobierno es solo una máscara), renombrados “intelectuales” de varios ámbitos (ciencias políticas, sociología, filosofía, literatura, historia, cine, el arte, etcétera) y países (de los cinco continentes), han emitido el manifiesto que transcribo a continuación.
Manifiesto al cual se puede adherir, en este enlace: https://referendumnotwar.com/adhere/



Cataluña: Referéndum, no guerra.

La representación dominante del conflicto catalán a escala internacional ha sido hasta hace unos días la de un conflicto de tipo nacionalista, ligado al pasado más funesto de la historia de la Europa del siglo XX. Los fantasmas de nuestras guerras han operado como una pantalla para no pensar lo que realmente estaba en juego. Los acontecimientos de estos últimos días empiezan a quebrar este marco interpretativo y urgen a revisar esta lectura precipitada que podría explicar la reticencia inquietante de buena parte de la opinión pública internacional a considerarlo algo más que un asunto doméstico. Lo que hoy aparece con toda claridad, más allá de los posicionamientos a favor o en contra de la independencia de Cataluña, es la tensión entre las inercias autoritarias de una determinada configuración del poder estatal y los intentos precarios, pero determinados, de construir estrategias políticas orientadas hacia el horizonte normativo de nuestras democracias.

En los últimos años se ha venido expresando una reiterada demanda por parte de una mayoría de la sociedad catalana de decidir democráticamente su estatuto político. Ante esta demanda, el Estado español, que en ningún caso entendemos como representante de las diferentes sensibilidades y aspiraciones políticas de la sociedad española en su conjunto, ha desatendido doblemente sus funciones políticas.

Por un lado, no ha accedido a acordar la propuesta de una celebración legal, pactada y con garantías de un referéndum de autodeterminación, negando así la realidad de este conflicto en Cataluña. Por otro lado, ante la convocatoria del referéndum del 1 de octubre por parte del Parlamento de Cataluña, el poder ejecutivo español, habida cuenta de la imposibilidad parlamentaria de declarar legalmente el estado de excepción recogido en la Constitución Española de 1978, ha desbordado su propio estado de derecho aplicando de facto los efectos de dicho estado de excepción, convirtiendo al Estado español en lo que algunos pensadores contemporáneos han llamado estado canalla o autoritario:

  • El derecho de reunión y manifestación ha sido limitado tanto en Cataluña como en España y organizaciones políticas han sido acusadas de sedición.
  • Funcionarios públicos y altos cargos electos han sido detenidos por el hecho de coordinar la logística del referéndum.
  • Más de 700 alcaldes sobre un total de 948 han sido citados a declarar judicialmente bajo pena de inhabilitación y sanción.
  • Medios de información públicos han sido inspeccionados policialmente y periodistas e intelectuales son amenazados por el Estado español por haber informado sobre el referéndum.
  • Partidos políticos parlamentarios como la CUP (Candidaturas de Unidad Popular) se encuentran bajo vigilancia policial.
  • Material para el voto (papeletas, propaganda electoral, etc.) ha sido requisado y empresas privadas han sido inspeccionadas sin orden judicial.
  • Se ha censurado el acceso público a webs relacionadas con el referéndum.
  • Se ha vulnerado la libertad de opinión política.
Este desbordamiento del estado de derecho por parte del poder estatal contradice los principios fundacionales del estado democrático de derecho europeo, consecuencia de dos procesos: primero, satisfacer las aspiraciones democráticas de las sociedades europeas modernas y, segundo, limitar constitucionalmente la arbitrariedad del poder constituido.

Por todo ello, consideramos el referéndum como un medio concreto para superar la lógica autoritaria que ha destruido tan a menudo la vida de las sociedades políticas modernas, así como para avanzar hacia una cultura política post-nacional en clave europea en la cual dichos conflictos puedan decidirse mediante protocolos no violentos.

La lista de los primeros firmantes se puede consultar en este enlace https://referendumnotwar.com/supports/.


septiembre 27, 2017

¿CORRERÁ LA SANGRE CATALANA ESTE PRIMERO DE OCTUBRE?


El 15 de septiembre pasado subí a este blog una entrada titulada EL CHOQUE DE TRENES, en referencia al grave “conflicto” entre el gobierno español y el de la Generalidad de Catalunya, a raíz de la decisión tomada por el gobierno catalán de organizar un referéndum, el día 1 de octubre, preguntando a los ciudadanos catalanes: VOLEU QUE CATALUNYA SIGUI UN ESTAT INDEPENDENT EN FORMA DE REPUBLICA? ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?

Lo cual implicaba la declaración de independencia de Catalunya en caso de victoria del SI. Posibilidad, obviamente inaceptable para el poder central. Mas si tomamos en consideración que este se encuentra en las manos del Partido Popular. Partido que cobija en su seno los herederos de facto del franquismo y representa los intereses de la élite económica.

Desde esta fecha, no hay día en que el encontronazo entre el gobierno central, apoyado por el poder económico y mediático (la campaña montada por el periódico El País es simplemente asquerosa), con la judicatura por delante, y el gobierno catalán apoyado por unas vigorosas organizaciones civiles independentistas, escale de manera cada vez más peligrosa y violenta, si bien esta violencia es, de momento, solo declarativa.
¿Que pasara el día primero de octubre, cuando los votantes se presenten en los centros de votación, resguardados por la guardia civil y las fuerzas policíacas antimotines, para impedirles depositar su papeleta en la urna?

Los dos trenes colisionaran… quizás con heridos… e incluso uno que otro muerto.

Lo cual, estoy convencido, es lo que quiere el gobierno central que suceda, para implementar así el artículo 155 de la Constitución española, que lo habilita para declarar nula la autonomía catalana y disolver los gobierno y parlamento catalanes.
Ante tal hecho ¿cómo reaccionaran las fuerzas políticas, organizaciones civiles y ciudadanos catalanes independentistas?

Ante tan negro panorama, posiblemente teñido de sangre, me pareció, más que pertinente, necesario, retranscribir un artículo aparecido hoy 27 de septiembre en el periódico digital PUBLICO.


Ahí les va:


Guerracivilismo en Catalunya; o ganar en las urnas lo que se perdió en la guerra.

Javier de Rivera
Profesor coordinador del Máster CCCD, miembro del grupo de investigación Cibersomosaguas y editor en Teknokultura

“Los independentistas quieren ganar en las urnas lo que perdieron en la guerra civil”. Con esta frase cerraban una noticia sobre el referéndum catalán en una cadena privada de ámbito nacional. Es una de esas frases de cierre que se te quedan resonando en la cabeza durante los segundos de silencio que pasan hasta que entra la siguiente noticia. Posiblemente, el redactor de turno pensaría que era un cierre elocuente e ingenioso, pero yo creo que su significado es profundamente turbador, y lo que es peor, que resume bastante bien un tipo de opinión sobre esta cuestión.

La frase es una paráfrasis, o cita modificada, del famoso “quieren ganar en las calles lo que perdieron en las urnas” con el que los políticos de derechas critican las movilizaciones de izquierdas. En este caso, el argumento es que los descontentos intentan imponerse a través de la protesta sobre la “mayoría silenciosa” que pacífica y democráticamente expresó su voluntad en las urnas. Se critica así la falta de legitimidad de la protesta social en una democracia donde la gente puede votar.

Este argumento no tiene en cuenta que se puede obtener mayoría absoluta con tan solo un tercio del electorado y que casi el 30% de la población no vota por lo que resulta un poco engañoso. Aunque hay que reconocer que algo de razón tiene: es más fácil protestar por una mala solución a un problema que hacerse cargo de solucionarlo, y si la izquierda y la clase obrera quiere mejorar su situación podría empezar por mejorar el funcionamiento de sus partidos y ganar las elecciones.

Sin embargo, el problema viene de lejos: las posiciones de izquierda tienen más problemas para representarse políticamente que las de derechas. Históricamente, las izquierdas se fragmentan y se pierden en debates internos, mientras que las derechas se concentran con mayor facilidad. La explicación tiene que ver con la lógica detrás de cada tendencia: los valores conservadores se refuerzan en el liderazgo fuerte, el respeto a la autoridad y la conformidad con las reglas impuestas; mientras que los progresistas tienden a cuestionar la autoridad, desconfían del liderazgo carismático, rechazan lo impuesto y no se pueden contener en discutir quien es más de izquierdas. Por eso existe un problema de agregación del voto en la izquierda, ante el que tampoco faltan propuestas para aceptar liderazgos fuertes y posiciones conformistas, e incluso autoritarias, con lo que se erosiona su identidad crítica, derivando hacia el centro; pero ese es un problema diferente al que nos ocupa.

La frase inquietante del cierre de la noticia nos recuerda a esta crítica a la movilización social porque mantiene el mismo tono, pero invierte los términos. La estructura de la frase indica que alguien quiere lograr de forma ilegítima lo que perdió de forma legítima. En el original lo legítimo es el voto y lo ilegítimo la protesta. En ésta, lo ilegítimo son las urnas y lo legítimo resultado de la guerra civil.

En definitiva, esta frase—aunque quizás fuera pensada como una inocente ocurrencia—sostiene la idea de que la violencia puede imponer un estado de las cosas que debe ser respetado. Contra ella, deberíamos sostener que todo lo que se logra por la imposición de la violencia es ilegítimo y que sus resultados deben ser reparados. Más bien, lo que buscan los catalanes que quieren votar (independentistas o no) es reparar con las urnas el daño que se les hizo en la guerra civil y la dictadura. La convocatoria de un referéndum es el único modo de recuperar la dignidad que se les quitó desde la violencia, ya fuera la ejercida por los generales de Franco o por los dictadores antes conocidos como reyes, como Fernando VI.

En otras palabras, la única forma de legitimar tanto la permanencia de Cataluña en España como su independencia pasa por la convocatoria de un referéndum. Si ya se hubiera convocado, lo más probable es que hubiera ganado el NO y los independentistas tendrían que aceptar estar en España contra su voluntad. Pero la derecha tiene sus propios motivos para oponerse: la unidad de España les resulta tan sagrada como el derecho divino de la monarquía. Esta es, a todas luces, una postura retrógrada, autoritaria y antidemocrática. En democracia solo es legítimo lo que se logra por medio del voto. Es un sistema imperfecto que puede llegar a legitimar abusos y grandes errores, pero es lo mejor a lo que hemos podido llegar. La democracia es una forma de exorcizar la violencia, de expulsarla—aunque sea de forma precaria—de los medios legítimos para lograr nuestros objetivos. Votamos para evitar pegarnos a ver quién tiene razón.

“La revolución es la paz, la reacción es la guerra”, es el tema de un libro de Pi i Margall, un político de la I República que abogaba por la República Federal. Este modelo podría habernos permitido construir un país más progresista e inclusivo, pero nadie se atrevió a seguir por esa línea. Pi i Margall era un idealista, en todo el sentido de la palabra, era un hegeliano de izquierdas que creía en el progreso social conforme a los ideales de justicia, igualdad y libertad. La revolución es la paz porque expresa el deseo de los pueblos a realizar estos ideales, a materializarlos para mejorar su situación vital. La reacción es la guerra, porque es la respuesta violenta de quienes tienen el poder ante la posibilidad de perderlo. Quien se beneficia de una situación injusta solo puede defenderla desde la violencia y la manipulación ideológica, que es otra forma de violencia.

Todo nacionalismo—empezando por el español—tiene componentes conservadores y reaccionarios, y el independentismo catalán no está libre de ellos. Sin embargo, eso no es excusa para cuestionar el derecho de un pueblo a votar sobre su destino y decidir democráticamente sobre su condición nacional. Los territorios pertenecen a quienes los habitan, no a quienes sienten que son suyos, aunque nunca hayan vivido en ellos, ya sea por la fuerza de la tradición o por la gracia de Dios. Por eso, cuando existe una reclamación multitudinaria para realizar un referéndum de autodeterminación, éste debe realizarse, porque nada es más legítimo que el derecho de un pueblo a decidir su destino.



Hoy, por la importancia y pertinencia de su análisis, agrego a esta entrada, el siguiente articulo:

La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo

Vicenç Navarro


El coste de la desmemoria histórica

La escasa recuperación de la Memoria Histórica en los círculos políticos, mediáticos e incluso académicos españoles explica que no se haya corregido la tergiversada historia de este país, tergiversación que continúa dominando el relato del pasado y del presente. No hay plena conciencia ni hay pleno reconocimiento, por ejemplo, de que la Guerra Civil fue un golpe militar contra un sistema democrático gobernado por unas fuerzas políticas promotoras de reformas urgentes y necesarias que estaban afectando los intereses de las clases privilegiadas y dominantes que, siendo una minoría de la población, necesitaron de una enorme y cruel represión frente a la mayoría de la población, que eran las clases populares. De no ser por la enorme resistencia popular en la mayor parte de los territorios españoles, aquel golpe militar se hubiera impuesto en cuestión de dos o tres meses. Pero a pesar de la ayuda de las tropas nazis alemanas y fascistas italianas, y de la escasa ayuda militar que el gobierno republicano recibió de los supuestamente democráticos gobiernos occidentales (temerosos estos de que las reformas altamente populares del Frente Popular contaminaran a sus propias clases populares), no pudieron conseguir someter a la mayoría de la población hasta tres años más tarde, estableciendo uno de los regímenes más represivos, crueles y terroristas (es decir, que el terror era una política del Estado) que hayan existido en Europa durante el siglo XX. Nunca hay que olvidar que por cada asesinato que cometió Mussolini, el régimen de Franco cometió diez mil.

La Guerra Civil fue una lucha de clases. Pero también fue una lucha de dos visiones de lo que es España

No hay duda de que la Guerra Civil fue una lucha de clases, de las oligarquías y de las burguesías en contra de la clase trabajadora de los distintos pueblos y naciones de España. Los vencedores de aquella lucha de clases establecieron el Estado dictatorial, y, cuarenta años más tarde, fueron las fuerzas dominantes en la transición de la dictadura a la democracia, definida erróneamente como modélica. Y digo erróneamente porque el desequilibrio de fuerzas en aquel proceso fue tan grande a favor de los vencedores de la Guerra Civil y en contra de los vencidos (las izquierdas que lideraban las fuerzas democráticas) que era imposible que el resultado de aquella transición fuera modélico. Su producto, la democracia española, era y continúa siendo enormemente limitada y el Estado del Bienestar fue y continúa siendo muy insuficiente. Los datos que avalan tal observación están ahí para el que quiera verlos. Los muestro en mis libros (ver Bienestar insuficiente, democracia incompleta. De lo que no se habla en nuestro país. Anagrama, 2002; y El subdesarrollo social de España: causas y consecuencias. Anagrama, 2006).

Ahora bien, hay otra parte de la desmemoria histórica que está incluso más ocultada. Es poco conocido hoy en España que además de la lucha de clases que apareció en la mayoría de los pueblos y naciones de España, hubo otra lucha que se sintió con especial énfasis en las naciones “periféricas”, como Catalunya y el País Vasco (y también en Galicia). La represión en contra de la cultura e identidad nacional en Catalunya fue una característica de aquel golpe militar y del régimen que estableció. Puedo dar constancia de ello, como catalán que soy. No soy muy dado a referirme a experiencias personales, pero me permito hacer una excepción en este artículo en mi intento de explicar una dimensión poco conocida del pasado de nuestro país a mis amigos al sur del Ebro, a quien está dirigido predominantemente este artículo. Cuando yo era un niño, alrededor de los 10-11 años, un gris (la policía franquista) en Barcelona se molestó por dirigirme a él, en la calle, en catalán –mi lengua materna- diciéndome “no hables como un perro, habla como un cristiano”. Recuerdo bien la frase, a la que respondí escupiéndole en la cara. Además de la paliza y el bofetón que me dio, me llevó al cuartelillo de la policía, desde donde llamaron a mis padres, maestros republicanos que fueron brutalmente represaliados por su apoyo a las reformas educativas de la República y a la Generalitat de Catalunya (ver Una breve historia personal de nuestro país. biografía de Vicenç Navarro, en www.vnavarro.org). Mi padre me acarició la cabeza, y hablando para sí mismo dijo “Tan jove, ja” (tan joven, ya), y mi madre, delante de los grises, me dio uno de los besos más grandes y más políticos que una madre haya dado a su hijo en Catalunya, mostrando lo enormemente orgullosa que estaba de mí.

En muchas partes de España parece no conocerse que siempre ha habido en Catalunya un sentimiento de identidad que no tiene por qué ser excluyente o insolidario. Es cierto que este sentimiento puede lamentablemente traducirse en un nacionalismo excluyente. Así pasó con Jordi Pujol, el mayor punto de referencia político del nacionalismo catalanista conservador, cuando escribía que los “inmigrantes” murcianos y andaluces que venía a trabajar a Catalunya (a los que la burguesía catalana y los nacionalistas pujolianos llamaban “charnegos”) tenían una capacidad intelectual inferior a la de los catalanes. Ahora bien, siempre hubo otro sentimiento identitario solidario característico de las izquierdas catalanas, opuesto al anterior. En el mismo periodo que Jordi Pujol promovía aquel nacionalismo, yo escogí ser médico de los “charnegos” en el barrio más pobre de Barcelona, el Somorrostro. La resistencia antifascista que se había infiltrado en el sindicato fascista, el SEU, fundó el SUT (el Servicio Universitario del Trabajo), que había establecido el único centro sanitario en aquel barrio y cuyos habitantes representaban la clase trabajadora venida de otras parte de España que estaba construyendo el país y luchando, muchos de ellos, en la resistencia antifascista. Las izquierdas catalanas siempre vimos que la lucha social y la lucha por la recuperación de la identidad catalana estaban unidas, pues la causa de su opresión era la misma: el Estado fascista. Y esta diversidad de identidades regionales y nacionales era la riqueza del país. Nuestro deseo era que tal diversidad quedara reflejada en la configuración del Estado cuando se estableciera la democracia.

La España plurinacional fue siempre la visión preferente dentro de las izquierdas catalanas y españolas

La tergiversada historia de España, heredada de la dictadura, ha ocultado que siempre ha habido dos versiones de España. Una, la uninacional, de las derechas españolas, cuya máxima expresión se dio durante el fascismo. Esta visión de España es la visión de los vencedores de la Guerra Civil. Pero la de los vencidos era la visión plurinacional y pluri-identitaria, característica de las izquierdas. No se conoce en España que tanto el PSOE como el PCE, durante la resistencia antifascista, tenían en su programa el reconocimiento de dicha plurinacionalidad, garantizada por el derecho de decisión o autodeterminación, que aseguraba que la deseada unión de España estuviera basada en la voluntad de las distintas regiones y naciones de España, en lugar de estar unidas por la fuerza, tal como exige la actual Constitución Española, que asigna nada menos que al Ejercito la función de asegurar tal unión (cláusula impuesta por el Monarca y el Ejército en el redactado de la Constitución). En esta última versión, la uninacional, se consideraba a la visión plurinacional como la anti-España, siendo brutalmente reprimida por el régimen dictatorial, y todavía ocultada o discriminada durante el régimen del 78 iniciado en la inmodélica transición, como resultado de la pervivencia de la cultura franquista, todavía muy extendida en los aparatos del Estado español, incluyendo su judicatura y sus órganos de seguridad.

La represión fascista contra los que la dictadura definió como rojos y separatistas

La mayor represión fruto del golpe militar fascista y del régimen que le siguió fue dirigida a los que fueron definidos como rojos y separatistas, categorías que incluían en Catalunya a aquellas personas que habían luchado por una España justa, libre y democrática (a las que definían como rojos), y a aquellas personas que luchaban por una España plurinacional (a las que definían como separatistas). Y lo peor de esta represión era que a uno se le definiera como rojo y separatista, como lo fue gran parte de mi familia, incluyendo mi padre, al que se le supuso separatista por haber sido secretario de la Asociación en Defensa de la República Catalana en la Federación Española. Mi padre era federalista, no secesionista. Y amaba profundamente a España y a Catalunya. Era valenciano de origen y maestro ilusionado, junto con mi madre, también maestra ilusionada, con las reformas docentes realizadas por la Generalitat de Catalunya y por la II República. Que los considerasen a ellos, mis padres (y mis tíos y tías que tuvieron que dejar España y más tarde luchar contra el nazismo en la Francia ocupada) como anti-España, es absurdo y ofensivo en extremo, pues lucharon y dieron lo mejor de su vida por otra España diferente a la España monárquica borbónica, centrada en la capital del Reino, Madrid (que no tenía nada que ver con el Madrid popular), radial, jerárquica, corrupta e injusta. Su España era republicana, democrática, justa y plurinacional. Pero para los “nacionales” (así se definían a sí mismas las fuerzas fascistas), los que apoyaban la otra visión de España eran antiespañoles. Para ellos, separatistas eran todos aquellos que no compartían su visión uninacional. El president Companys (al que los fascistas fusilaron), que había sido director de una revista titulada Nueva España, y que fue Ministro del gobierno español republicano, era un federalista, no un secesionista. Y sorprenderá también a muchos lectores saber que los mártires y héroes cuya vida y muerte se homenajea el día nacional de Catalunya, el 11 de septiembre, por defender los derechos de Catalunya frente a Felipe V, de la realeza borbónica, también luchaban por el bien de España, dato que las derechas nacionalistas españolistas y los independentistas siempre ocultan en su historia tergiversada de España. Cito textualmente las palabras del General Villarroel, que dirigió a los luchadores que se enfrentaron a las fuerzas borbónicas que los derrotaron, eliminando los derechos de la nación catalana: “Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. ¡Por nosotros y POR LA NACIÓN ESPAÑOLA PELEAMOS! Hoy es el día de morir o vencer” (el original no está en mayúsculas, las añado para que se pueda leer bien). Queda claro que los héroes masacrados por las tropas borbónicas luchaban por otra visión de España, claramente plurinacional, cuya memoria es recordada el 11 de septiembre, la Fiesta Nacional de Catalunya. El Día Nacional en la primera versión de España –la uninacional borbónica- es el día de la Raza (tal como se llamaba) en el que se celebra la victoria y conquista de un nuevo continente. En Catalunya, sin embargo, el Día Nacional es un homenaje a los derrotados defendiendo otra visión de Catalunya y de España.

El renacer del plurinacionalismo

Esta visión plurinacional ha continuado viva en las izquierdas catalanas durante la época democrática. Fue precisamente un gobierno de izquierdas -el gobierno tripartito del socialista Pasqual Maragall- el que preparó el Estatut de Catalunya que fue vetado, después de ser aprobado por el Parlament de Catalunya, por las Cortes Españolas y refrendado por la población en Catalunya, por el Tribunal Constitucional (TC), controlado por el PP. Tal veto (de partes esenciales de aquel Estatut, como considerar a Catalunya como una nación) y la pasividad del PSOE han creado la situación actual. La derecha española en general, y el PP en particular, han sido una fábrica de independentistas. El nacionalismo españolista y su versión y expresión uninacional son la mayor causa del crecimiento del independentismo.
Dicho esto, me niego a creer que el gobierno Rajoy esté aplicando claras políticas represivas que están incrementando el independentismo como resultado de su incompetencia, como algunas voces de izquierdas están indicando. El Sr. Rajoy encaja perfectamente en el molde extremista del nacionalismo uninacional heredado del franquismo. Cree, como también creen muchas personas de derechas, e incluso de izquierdas, que los partidos independentistas son los responsables de haber creado este enorme movimiento en Catalunya, sin querer darse cuenta de que la realidad es precisamente lo contrario. Ha sido el hecho de ver desoídas las justas demandas de redefinición de España lo que ha convertido el deseo de reconocimiento en un deseo de separación. Y el hecho de que la visión uninacional sea todavía la dominante en España, en parte debido a la renuncia por parte de las izquierdas tradicionales de su visión plurinacional, explica el comportamiento electoralista de Rajoy, totalmente comprensible desde el punto de vista electoral, pues lo beneficia a nivel de votos.

La demanda por un referéndum

En Catalunya, según las encuestas, la mayoría favorece una consulta o un referéndum sobre si Catalunya debería separarse o  no de España. Tal apoyo va (según la encuesta) de un 70 a un 80%. Sin embargo, la mayoría no es favorable a la independencia. La prohibición del “referéndum” por parte del Estado y del gobierno Rajoy, consecuente con su historia de falta de sensibilidad hacia las peticiones provenientes de Catalunya, ha generado una gran protesta, claramente instrumentalizada por los partidos independentistas que gobiernan Catalunya, que han utilizado a su vez métodos sectarios y antidemocráticos en su instrumentalización del referéndum, el cual se ha transformado más en un plebiscito de apoyo a la independencia que en un auténtico proceso de debate democrático sobre los méritos o deméritos de tal opción, libremente expresados en los medios públicos de la Generalitat. En realidad, tales medios han sido meros instrumentos independentistas.
Esto ha dado pie a desarrollar una enorme represión contra las instituciones de la Generalitat de Catalunya que está siendo llevada a cabo por los aparatos del Estado uninacional (el judicial y el policial) bajo el gobierno Rajoy, represión que están afectando los derechos políticos y civiles de toda la población mediante medidas que, como han  indicado varios juristas y constitucionalistas de conocido prestigio (como el Sr. José Antonio Martín Pallín, fiscal y magistrado emérito del Tribunal Supremo, el Sr. Baltasar Garzón o el profesor Javier Pérez Royo), son ilegales.

Crítica a algunas respuestas de sectores de izquierdas

Ante esta situación es sorprendente el silencio de la intelectualidad española. Me parece bien que unas personas de izquierdas publicaran en El País (hoy uno de los diarios más hostiles a la transformación social y nacional de España) una carta indicando que el referéndum no es un referéndum. Debo ser una de las personas en Catalunya que ha sido más crítica con Junts Pel Sí y su mal llamado referéndum. Ahora bien, me parece muy mal que no critiquen la continua y agresiva intervención del Estado, tanto por parte del gobierno como por parte de los aparatos del Estado, dirigidos por un coronel de la Guardia Civil, procedente de una familia de Fuerza Nueva y hermano de un ex miembro del TC, hecho ampliamente conocido en Catalunya. El sistema judicial y constitucional español dista mucho de ser el sistema democrático que el país tendría si hubiera habido una ruptura con el Estado anterior. Y lo mismo ocurre con las fuerzas de seguridad. Es preocupante que miembros de la Guardia Civil saludaran a miembros de la ultraderecha que los vitoreaban cuando estaban reprimiendo manifestaciones totalmente pacíficas y no violentas. Hemos visto estos días la llegada a Barcelona de grupos civiles fascistas que están intentando agredir a la población, que se está manifestando pacíficamente. Estos mismos grupos fascistas rodearon el centro de Zaragoza, donde fuerzas democráticas estaban reunidas para realizar un acto político que pudiera contribuir a resolver uno de los mayores problemas que hoy existen en España. No ha habido ninguna detención de miembros de dichos grupos. Y los políticos que acudieron al acto tuvieron que encerrarse en el lugar donde éste se realizaba.

La llamada a la movilización democrática

Cualquier persona democrática, sea o no catalana, consciente de la historia real y no tergiversada del país, necesita movilizarse y decir NO a esta ocupación de Catalunya por los aparatos del Estado central, dirigidos por un gobierno corrupto que utiliza el Estado y sus aparatos de represión para fines partidistas y personales. Escribir ahora diciendo que el referéndum propuesto por la Generalitat de Catalunya no es legal me parece insuficiente. Lo que estamos viendo hoy es la movilización de las fuerzas herederas del fascismo, los súper patriotas de siempre, que están, como también hicieron en el 36, recurriendo a una represión que (por desgracia y como resultado de la insuficiente recuperación de la memoria histórica está contando con la simpatía de amplios sectores de la población española), reforzando así su dominio sobre España y su Estado. La victoria de Rajoy en su enfrentamiento con la Generalitat de Catalunya (conseguida, una vez más, con la pasividad del PSOE) debilitará enormemente a las fuerzas democráticas en España. De ahí la importancia de las fuerzas españolas que se reunieron en Zaragoza representando esa otra España, la plurinacional, sin la cual será también imposible resolver el gran problema social creado a su vez por el mismo Estado uninacional (también con la pasividad del PSOE). La democracia en España está en peligro y el máximo responsable de ello es la persistencia de la cultura franquista en el Estado español.

El movimiento democrático iniciado en Catalunya que debería extenderse al resto de España

La represión ha movilizado a la mayoría de las asociaciones progresistas de la sociedad civil, desde los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT, hasta los movimientos vecinales, asociaciones de pequeños empresarios, clubs de fútbol, etc. que se están organizando para oponerse a tanta represión. La gran mayoría de dichas asociaciones no son independentistas, pero se sienten ofendidas por la brutal represión que está hoy teniendo lugar en Catalunya. Y un elemento muy importante es que se ha diluido el protagonismo que los partidos independentistas y los movimientos afines como la ANC y OMNIUM CULTURAL han tenido hasta ahora, dirigiendo las movilizaciones. Los sindicatos son las asociaciones civiles más grandes de Catalunya, y junto con la clase trabajadora, que no es independentista y no se movilizó en las campañas independentistas, se están ahora movilizando para defender las instituciones catalanas y la democracia. Es significativo que los trabajadores del puerto no estén abasteciendo a los barcos que han utilizado las tropas enviadas a Catalunya para ocuparla. El movimiento pro-independentista grande, pero no mayoritario, se está ampliando en un movimiento más grande a favor de la democracia, de las instituciones catalanas y de la plurinacionalidad de España. Hoy, significativamente reunidos en el Museo de Historia de Catalunya, han aprobado un manifiesto en el que se convoca a la sociedad civil catalana a defender la democracia en Catalunya, violada ahora por el intervencionismo judicial y político del Estado español. Por el bien de Catalunya y de España es importante que se haga esta movilización de todas las fuerzas democráticas en contra de las políticas antidemocráticas y represoras que están siguiendo los herederos de la dictadura que oprimió tanto a las clases populares de los distintos pueblos y naciones de España.





Sigo con la “subida”, a destiempo, de los artículos cuyo contenido analítico me parece hacerlos candidatos a tal suerte.
Aquí les va el del día de hoy.

La lógica de la ocupación

Javier Pérez Royo

Sin negociación no hay salida. Y la negociación de la integración de Cataluña en España exige la exclusión del poder judicial y la participación de las Cortes, el Parlament y el cuerpo electoral de esta nacionalidad

“No me pregunte cómo empezó la Primera Guerra Mundial”, responde escuetamente la historiadora Margaret MacMillan al periodista que la estaba entrevistando, reafirmando con ello lo que se ha convertido en una suerte de lugar común en la historiografía reciente sobre la Primera Guerra Mundial. Nadie quería la guerra, ningún gobierno de ningún país tomó decisiones conscientemente en esa dirección, pero todos dieron pasos que acabaron conduciendo a ella de manera inexorable.

Ningún país está libre de avanzar inadvertidamente hacia la catástrofe. La mayor parte de los conflictos de una cierta entidad empiezan porque nadie piensa que se van a desarrollar de la forma en que lo acaban haciendo y que van a tener las consecuencias que acaban teniendo. ¿Se habría iniciado la invasión de Irak si el presidente Bush hubiera sabido que la invasión iba a ser lo que ha sido? ¿Habría convocado Camerón el referéndum del Brexit?

Obviamente, no se pueden comparar las relaciones entre Cataluña y el Estado español con ninguna de las situaciones a las que acabo de hacer referencia. Pero, a nuestra escala, la catástrofe que puede producirse es formidable. Y también hemos avanzado hacia ella inadvertidamente. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero dijo en un mitin que aprobaría cualquier Estatuto que hubiera validado el Parlament, cuando se firmó el “Pacto del Tinell”, cuando el PP decidió no participar en el debate sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, descabalgando a Josep Piqué, cuando el Parlament aprobó un Proyecto de Estatuto de Autonomía que era una “carta a los Reyes Magos”, cuando tras ser corregido profundamente dicho Proyecto de Estatuto por el Congreso de los Diputados y ser aprobado en referéndum, el PP decidió recurrirlo ante el Tribunal Constitucional y maniobró de manera torticera para conseguir su objetivo, cuando el Tribunal Constitucional se dejó arrastrar por el PP adonde nunca debería haberse dejado arrastrar y dictó la sentencia que dictó...

La enumeración no es exhaustiva, sino simplemente ejemplificativa. A nadie se le ocurrió que haciendo lo que estaban haciendo podíamos acabar en el 1-0. Estoy seguro de que, si no todos, casi todos los que participaron en los actos que he enumerado no harían lo que hicieron si pudieran dar marcha atrás. Pero lo hicieron y aquí estamos. Como decía Kierkegaard, la historia se entiende hacia atrás, pero hay que hacerla hacia delante. Esa es la gran dificultad.
Ahora estamos donde estamos. Hay cosas que ya no podemos evitar, pero hay otras en las que todavía estamos a tiempo.

LA LÓGICA DE LA OCUPACIÓN SE ESTÁ IMPONIENDO DE UNA MANERA INSIDIOSA. NADIE HABLA EXPRESAMENTE DE ELLA, PERO SE ESTÁN DANDO PASOS EN ESA DIRECCIÓN

La más importante, en mi opinión, es evitar la “ocupación de Cataluña”. Con una Cataluña ocupada no puede haber democracia en España. Todavía estamos a tiempo de evitar que se produzca dicho disparate, que sería suicida. Pero no disponemos de mucho, porque la lógica de la ocupación se está imponiendo de una manera insidiosa. Nadie habla expresamente de ella, pero se están dando pasos en esa dirección. Desde los ministerios del Interior, Justicia y Economía y desde la Fiscalía General se están adoptando decisiones, que están siendo avaladas por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y la Audiencia Nacional, que, si no se corrigen, van a conducir inevitablemente a la ocupación de Cataluña y a dirigir políticamente la comunidad sin la legitimación democrática de los ciudadanos de dicha “nacionalidad”, si utilizamos el término del artículo 2 de la Constitución, o de dicha “Nación”, si atendemos a lo que se consideran a sí mismos los ciudadanos de Cataluña.

Los procesos judiciales, una vez que se ponen en marcha, son muy difíciles, cuando no imposibles de detener. Inhabilitar políticamente al nacionalismo catalán, que es lo que supondrían los procesos contra los alcaldes, que inevitablemente se tendrían que extender a todos los concejales, que se reafirmarían en la postura de sus alcaldes, a los miembros del Govern y altos cargos de la Generalitat, iniciar procesos por sedición y rebelión contra los presidentes de la ANC y ÒMNIUM, únicamente puede conducir a la ocupación de Cataluña con un alto grado de coacción física.

En la lógica de la ocupación se sabe cómo se entra, pero no cómo se sale. Exactamente igual que ocurre en la lógica del golpe de Estado. Ya nos ha pasado con el recurso contra el Estatuto de Autonomía. Se dio un golpe de Estado, quebrando la Constitución Territorial de 1978, como si lo que el Tribunal Constitucional estuviera haciendo es dictar una sentencia más de las miles que ha dictado. Desde ese momento Cataluña está sin Constitución y ahora no sabemos cómo podemos salir del laberinto en que nos hemos metido.

Si nos seguimos deslizando por el camino por el que vamos, acabaremos con Cataluña “ocupada” y con una España en la que será imposible la democracia.


Sin negociación no hay salida. Y la negociación de la integración de Cataluña en España exige la exclusión del poder judicial. Los jueces están constitucionalmente inhabilitados para participar en una negociación. No pueden hacerlo por mandato constitucional. Únicamente órganos legitimados democráticamente de manera directa pueden negociar. Y una negociación genuina no puede tener lugar con la espada de Damocles de un eventual recurso al juez, sea constitucional u ordinario. Son las Cortes Generales, el Parlament de Cataluña y el cuerpo electoral de esta nacionalidad los únicos que pueden participar en la negociación y decisión acerca de la integración de Cataluña en España. 


EL SENTIMIENTO DE EXISTIR... Y SU RESACA.







Ayer mande al “grupo familia” de whatapp un texto, que me permito subir a este blog, con algunos cambios de forma… y agregando la verdadera respuesta a la pregunta que hago al final.
Ahí les va.

A todos los jóvenes de la familia.

Un gran aplauso y reconocimiento por su participación en el magnífico esfuerzo de solidaridad con los damnificados del terremoto.

Hoy, o en estos próximos días, pondrán fin a su activa participación.

Cuando esto suceda puede ser que sientan como un “gran vacío” en su vida.

Si así fuese, no se deprimen, es normal.

Durante estos intensos días, dejaron de ser espectadores para volverse actores…
dejaron de pensar en su persona, volcando su yo psíquico y corporal en un movimiento y una gesta colectiva que va mucho más allá de su persona, un “Todo social” que siempre estuvo ahí, pero, del cual, quizás, no sentían formar parte…
un involucramiento de todo su ser que, quizás, sintieron como “vital”, los dotó de este tan necesario, pero casi siempre inalcanzable, “sentimiento de existir”.

Un momento vital que de repente se desvanece, dejándolos, quizás, con una cierta resaca, la sensación de un gran vacío, el “manque” (la falta de) después del uso de algún producto psicotrópico.

Si así fuese…
pasado este normal decaimiento, está en ustedes la posibilidad de seguir siendo actores, participes del “Todo social”…
corresponderá a cada uno buscar y encontrar esta posibilidad que les permita sentirse participes de la gesta de la humanidad (cercana y en su totalidad) tal como quisieran que esta fuese…
la posibilidad de seguir sintiendo este “impulso vital”.

¿Porque toda esta digresión?
Simplemente porque sentí la necesidad de hacerlo.

GRACIAS por su dedicación e invaluable solidaridad… ADELANTE!!!


¿Porque toda esta digresión?
Porque es el sentimiento que me embargo después de mi intensa participación en el movimiento del “Mayo 68” francés.
El cual, en parte, me llevo a México… donde desgraciadamente no pude encontrar algún “sentimiento de existir”.


septiembre 25, 2017

REALIDAD DE LA LEY.


Acabo de leer, en la revista digital española ctxt, de fecha 24 de septiembre, un artículo titulado “La Ley”, escrito por Gerardo Tecé, el cual me permito transcribir a continuación, en vista de la nitidez con la cual ilustra la enorme distancia que existe entre las leyes y su aplicación.
Transcripción al final de la cual me permito añadir una reflexión mía (de hecho, más que una reflexión es una contundente afirmación), nacida de mi total desacuerdo con el autor cuando en el último párrafo escribe que “la aplicación de la ley…  en muchos casos depende de la voluntad de quienes mandan.”


La Ley

Gerardo Tecé

Art.43 CE. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.

Detenida por orden judicial la alcaldesa de Madrid, Ana Bolleta, tras la firma de un acuerdo entre el consistorio de la capital y el fondo buitre Blackstone. La venta para uso especulativo de más de 1.800 viviendas propiedad del Ayuntamiento supone un acto de desobediencia a la Constitución Española en su artículo 47 y pone, según han declarado tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición en una declaración conjunta en La Moncloa, en peligro la democracia y el Estado de Derecho. “Mi Gobierno no va a permitir que nadie se salte la legalidad ni el orden constitucional; ya he dado órdenes para que se pongan en marcha cuantos mecanismos estén a nuestro alcance para que, quienes actúan de forma ilegal poniendo en peligro las instituciones, se plieguen ante el Estado de Derecho”. Por su parte, el líder de la oposición, ha tachado de “irresponsable y muy peligroso para la convivencia” que altos cargos públicos se comporten “como auténticos anti sistemas, ventilando desde sillones de responsabilidad artículos enteros de la Constitución que todos los españoles nos dimos en 1978”. En las próximas horas podría haber más detenciones relacionadas con la especulación de la vivienda por parte de los poderes públicos.

Art47 CE. Se reconoce el derecho a la protección de la salud.

Médicos de familia andaluces denuncian un sistema por el cual la Junta de Andalucía penaliza a los profesionales sanitarios que superen un cupo de derivaciones al especialista. Tras hacerse público el escándalo, que pone en peligro la protección de la salud de los ciudadanos de Andalucía, la Audiencia Nacional se ha declarado competente para llevar este caso de posible atentado contra la salud pública española. Hemos podido conocer de primera mano declaraciones de algunas víctimas de esta alteración del orden constitucional, que podría acarrear consecuencias trágicas para parte de la población: “tenía un dolor de estómago fuerte, pero el médico de cabecera no podía derivarme al digestivo porque ya había superado el cupo y eso me supuso una úlcera sangrante que casi me cuesta la vida”. La deriva ilegal de los altos cargos de la Junta pone en riesgo profesional y legal a los subordinados obligados a cumplir órdenes jerárquicas y saltarse el artículo 47 de la Constitución, señala la plataforma de profesionales MADC –Médicos Andaluces por la Democracia y la Constitución- referente cívico por sus acciones de resistencia ante este ataque a la legalidad vigente. En lo que va de año los médicos asociados a MADC han derivado a especialistas a todo aquel que realmente lo necesitaba, imponiendo el criterio profesional y la defensa de la Constitución y obviando el cupo ilegal impuesto por los altos cargos de la administración pública andaluza. Defender la Constitución Española les ha costado una persecución política, económica y profesional. Ante este escándalo que podría tener trágicas consecuencias para la vida de miles de andaluces, el Gobierno estaría estudiando la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la CE, ya que se estaría dando el supuesto requerido para activar el mecanismo: “si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan”.

Art128 CE. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.

El rescate bancario es sólo la punta del iceberg, según ha declarado en rueda de prensa el comisario Peralejo, jefe de policía que ha dirigido la investigación que ha dado lugar a las detenciones de los responsables de los casos Bankia, Endesa, Telefónica, Castor, Radiales o ADIF. “Para que todo el mundo lo entienda, esto ha sido como si yo cojo el dinero del presupuesto familiar de mi casa y me lo gasto en comprar tomates podridos en el mercado a precio de oro. Luego, al volver a casa con los tomates en mal estado, voy y malvendo la comida que tenemos en la despensa que está en buen estado. Este era el modus operandi de esta red delictiva que esquilmaba los recursos económicos del país a conciencia. Ha sido un robo descarado saltándose la legalidad vigente que marca la Constitución en el 128, que nos obliga a velar por el interés y la riqueza general”. Según ha informado el comisario Peralejo, entre los detenidos hay presidentes y ex presidentes del Gobierno, ministros de Economía, diputados y secretarios de Estado que se beneficiaban, una vez salían de la administración pública, de millonarios sueldos de esas mismas empresas privatizadas a pesar de, en el momento de la privatización, suponer una fuente de riqueza para el interés general. Sin salirnos de la crónica de tribunales, tras año y medio de cárcel ha pasado a tercer grado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montero, que utilizó recursos económicos y legales del ministerio para diseñar una regulación fiscal ilegal que beneficiaba a quienes evadieron impuestos durante años, vulnerando gran parte del Título I de la CE que obliga a “contribuir al sostenimiento de los gastos públicos”.

Art104 CE. Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.

El líder del partido naranja, Albert Olvera, ha calificado de golpe de Estado contra la democracia los hechos destapados por diario Público sobre las cloacas del Estado. “Que desde el ministerio de Interior se use a la policía y a las fuerzas de seguridad para perseguir a rivales políticos, fabricar informaciones falsas, extorsionar o destruir pruebas judiciales de delitos, es indignante y pedimos la dimisión inmediata de todos los responsables por este ataque a las libertades”. El que era hasta hoy socio del Gobierno ha anunciado tras la ruptura que “esto no quedará en el ámbito político, queremos ver ante los tribunales a los responsables de haber prostituido de esta forma a las fuerzas y cuerpos de seguridad desoyendo la función que la Constitución les otorga, es gravísimo, estamos ante un ataque a la nación y tenemos que defendernos”.

LEY 52/2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura.

La Delegación del Gobierno en Madrid ha movilizado a centenares de antidisturbios ante el acto que -a pesar de ser declarado ilegal por el juzgado de instrucción número 4 de la capital tras la denuncia del PP- la Fundación Francisco Franco anuncia que celebrará el próximo fin de semana en un hotel de Madrid. A pesar de los registros de varias imprentas e incautación de cartelería del acto y el cierre de la página web de la fundación, los convocantes insisten en que pretenden homenajear y enaltecer la represión franquista. Esto supondría saltarse la Ley52/2007 que protege a sus víctimas. “El acto no se celebrará”, ha declarado con contundencia en rueda de prensa el presidente del Gobierno Mariano Ya-voy. “Mi trabajo es hacer cumplir la ley y es lo que voy a hacer, porque un presidente hace lo que hace y tiene que hacer lo que tiene que hacer”. A su vez, el ministro de Interior Juan Ignacio Zódiac ha anunciado la detención del diestro Juan José Pradilla, acusado de enaltecimiento del odio y humillación a las víctimas del terrorismo de Estado del anterior régimen antidemocrático.
Todo lo relatado anteriormente, ya lo saben, es ficción. Es ficción por falta de voluntad política. Todo esto podría suceder si la hubiera y nada de esto ocurre ni ocurrirá. Y es que, la aplicación de la ley, la contundencia con la que se aplica y se persigue a quienes se la saltan, la intensidad con la que se defiende la legalidad vigente, en muchos casos depende de la voluntad de quienes mandan. Por favor, dejen de usar como rehén de su inmovilismo a la legalidad. Y dejen de hablar de ella como si en este país fuera sagrada. Como si ustedes la respetaran.



Lo mismo ocurre con todas las Leyes, de todos los Estados, así como todas las instituciones u organismos supranacionales, como, por ejemplo, la Unión Europea o el FMI.

Supuestamente, son la “concretización” del tan cacareado Estado de Derecho, que, a su vez, supuestamente, permite la pacífica convivencia de los “distintos” que integran un espacio o una entidad social.

En la real realidad (*), las leyes, todas, provengan de donde provengan, legislen quienes legislen, sean cuales sean (constitucionales, orgánicas, penales, civiles, prohibitivas o permisivas) tienen una sola razón de ser:
Mantener el estatuó quo.
Salvaguardar, para siempre, los intereses de quienes detentan y ejercen el poder (sea cual sea su origen, expresión o naturaleza).
Asegurar la permanencia en el poder, ad eternum, de quienes ejercen la dominación sobre quienes padecen la sumisión.

¡Así de sencillo!


(*) Dado que existe la realidad virtual.





septiembre 15, 2017

EL CHOQUE DE TRENES.



Faltan muy pocos días, para que los catalanes vayan a las urnas para votar SI o No a la pregunta: VOLEU QUE CATALUNYA SIGUI UN ESTAT INDEPENDENT EN FORMA DE REPUBLICA? ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?

Referéndum que el gobierno y la judicatura españoles han declarado ilegal, amenazando a quienes lo organicen y participen en su puesta en práctica con toda una serie de sanciones penales, e interviniendo las finanzas catalanes, poniendo así en riesgo las prestaciones de los servicios más básicos como la educación y la salud.
El Govern catalán, los partidos independentistas y las poderosas organizaciones civiles (Asamblea Nacional Catalana, Omnium Cultural, etcétera) que lo apoyan ya han contestado que harán caso omiso de la legalidad del Estado español y llevaran a cabo dicho referéndum, pase lo que pase. El Parlament catalán ya ha votado las “leyes de desconexión” y se ha declarado de facto, en rebeldía e insumisión.

Como dicen los comentaristas… nos vamos hacia el tan temido (para algunos) choque de trenes.

Siendo, como dicen, “catalán por los cuatro costados”, sentimental y emocionalmente me inclino por la independencia de Catalunya.
Si bien, haciendo uso de la razón, y tomando en consideración mi “internacionalismo” (me declaro apátrida y considero que los Estados nacionales deberían de desaparecer para deja lugar a una sola humanidad, por cierto, sin necesidad de Estado alguno) este entusiasmo se disipa en una gran medida.

Prisionero de esta insoluble contradicción, me contento con seguir de cerca la actualidad, leyendo todo lo que encuentro publicado.
Ejercicio del cual quiero destacar un artículo de opinión y un video que me parecen particularmente interesantes… y que me permito agregar a continuación.


Primero, el artículo de Ana Pardo de Vera, directora del periódico digital PUBLICO, publicado en este mismo medio el pasado 14 de septiembre.


La revolución catalana
ANA PARDO DE VERA

"Puedes encarcelar a un revolucionario, pero no puedes encarcelar la revolución",
Huey Newton.


Según las estadísticas de las investigadoras Maria Stephan y Erika Chenoweth, citadas por Jesús Castañar en Teoría e historia de la revolución noviolenta, durante el siglo 20, las revoluciones ídem han triunfado en un 60% mientras que las violentas lo han hecho sólo en un 30%.

En todas las revoluciones que en el mundo han sido y son desde la calle, con éxito y sin él, hay un denominador común que consiste en una reivindicación social a un sistema de leyes y poderes que ya no responden ni -mucho menos- satisfacen a realidades cambiantes y evolucionadas. De grandes revoluciones han salido grandes leyes; recuérdense los precedentes del voto femenino interruptus del siglo pasado y el matrimonio homosexual de éste, a pesar del Partido Popular.

La revolución que respira del pueblo, de la gente, se nutre también de sus anhelos y necesidades, crece con ellos y se manifiesta con una contundente llamada de atención a sistemas, instituciones y poderes que ya no representan a esa sociedad. Piden al sistema atención y ayuda, porque su nueva realidad necesita su ordenamiento institucional correspondiente para que el cambio fluya por cauces organizados. Por eso, tribunales y fuerzas de seguridad del sistema, del Estado, nunca estarán con las revoluciones y sus impulsores y seguidores, sino con aquello -el sistema- de lo que forman parte. No esperen, pues, los revolucionarios o defensores de democracias al servicio de la gente el apoyo de un sistema que trata de perpetuarse por puro reflejo acomodaticio y, en el caso que nos ocupa, por interés partidista y/o personal, enfrente del sentir legítimo de la revolución.

De grandes revoluciones han salido grandes leyes: el voto femenino 'interruptus' del siglo pasado y el matrimonio homosexual de éste, a pesar del PP

¿Son entonces más democráticos los sistemas instaurados caducos o las revoluciones que los cuestionan amparadas en una base social incuestionable, a su vez, en su magnitud? ¿Es más democrático votar libremente el 1 de octubre en Catalunya o no hacerlo sin libertad porque lo ordena -bajo amenaza- un sistema sordo, ciego y mudo? La reivindicación de una aplastante mayoría en Catalunya (80%) pidiendo ese voto, esas urnas, ha adquirido ya el estatus de una de las grandes revoluciones del siglo 21 en España, muy similar a la inconclusa del 15-M.

Sólo la ceguera, cerrazón e ineptitud política de quienes nos gobiernan y de quienes manejan los mismos intereses del ordeno-y-mando propios de un poder fosilizado, tan alejados de la seducción, la empatía y la Política con mayúsculas, niegan una realidad que por cambiante debería ser abordada con la forma exquisita del que trata de entender y acaba entendiendo y/o compartiendo porque pone todo de su parte; cuerpo y alma, noche y día, que eso y no otra cosa es la vocación política, de servicio público. Y del entendimiento a la solución, nunca definitiva, naturalmente, porque las sociedades son cambiantes y hay que darles respuestas de continuo.

¿Es más democrático votar libremente el 1 de octubre en Catalunya o no hacerlo sin libertad porque lo ordena -bajo amenaza- un sistema sordo, ciego y mudo?

La única certeza que tenemos ahora no es que Catalunya quiera ser independiente, sino que quiere votar y frente a ese anhelo legítimo, el Estado capitaneado por Rajoy ha respondido a parte de su pueblo con una guerra sucia (operación Cataluña) con el dinero de todos, bloqueos, amenazas, denuncias, cárcel, boicots, multas, veto de actos y la promesa de las Diez Plagas bíblicas sobre Catalunya, generando, además, una gigantesca ola de simpatía del resto de España hacia el pueblo catalán. No busquen, por cierto, la plasmación de esa simpatía en los medios de comunicación deudores del Ibex que mueve los hilos del Gobierno: búsquenla en la calle, en los bares, en las redes, en los supermercados, en las puertas de las guarderías, en los exteriores de los colegios, interior de universidades o en las plazas de los pueblos.

Fue Pepe Bono quien en Castilla-La Mancha, cuando la presidía y colaboraba yo con él empotrada para un libro de cara a sus siguientes elecciones, se plantó ante uno de sus consejeros, que insistía en que no podía hacer algo que le había pedido una asociación de vecinos porque "la ley [autonómica] lo impide", y le espetó (como era aquel Pepe): "No me vengas con la ley, la ley... Las leyes se cambian cuando se demuestra que no sirven a la gente; son para resolver la vida de la gente, no la tuya". No sé que pensará Bono ahora, es posible que dijera esto porque había una periodista delante y el exministro nunca ha dado puntada sin hilo, pero es un hecho que me consta que aquel presidente pasaba más tiempo en las calles de los pueblos que en un coche oficial. Pongo este ejemplo, además, porque podría apelar a otro previsible y más ajustado al imaginario colectivo sobre el político revolucionario, pero la realidad es menos romántica que todo eso.

La única certeza que tenemos ahora no es que Catalunya quiera ser independiente, sino que quiere votar

Un político (no una burda réplica con barba) está para resolver problemas, no para crearlos; y en Catalunya hay un problema porque la ausencia intencionada de voluntad política, el desprecio por la voluntad popular y sus representantes, el autoritarismo de la derecha más rancia, los métodos delictivos y fascistas ejercidos desde las cloacas de Interior y una propaganda excluyente del que piensa distinto han creado el caldo de cultivo de una revolución no violenta (salvo cuatro tarados/as, de momento) que ya no tiene marcha atrás. Y es una revolución hermosa porque pide ejercer un derecho hermoso: votar. Nada más y, sobre todo, nada menos. 




Segundo, el video en el cual Julio Anguita, ex coordinador federal de Izquierda Unida, analiza las causas por las cuales, desde la tan cacareada “transición”, se vislumbraba el muy probable “choque de trenes”.
Video ¿premonitorio?, parte de la grabación del mismo, en noviembre del 2015, en ocasión de la presentación de su libro “Atraco a la memoria”.
La única “equivocación” de Julio Anguita se refiere a la posición de la CUP, pero exceptuando este “error”, la totalidad del análisis es excepcionalmente certero.
Solo son 10 minutitos… tómense el tiempo de verlo y disfrutarlo… vale la pena.




 ¿A poco no valió la pena tomarse estos 10 minutitos?
Como dice Xavier, mi hijo mayor ¡¡ BRUTAL !!