El
periódico español EL PAIS edita cada domingo un suplemento ¿cultural?... que
por lo general encuentro bastante malo y desprovisto de interés (por lo menos
para mí)
Sin
embargo, cada semana en esta “revista” hay una “sección” titulada LA IMAGEN, en
la cual el escritor Juan José Millás “comenta”, en unas cuantas líneas, una
fotografía.
“Comentario”
siempre muy bien escrito, ocurrente y sagaz… capaz de desvelar mediante
palabras lo que la imagen oculta detrás de la aparente apariencia.
El
de este 26 de julio, titulado “No somos nada”, me parece extraordinario.
Dado
que en casi toda circunstancia exagera uno mucho a la hora de adjetivar…
digamos que me parece muy notable… simplemente me gusta mucho… porque expresa
lo que siempre he hondamente sentido… a saber que no somos nada, nadie… que NO SOY NADIE… NI SIQUIERA NADA.
He
aquí la imagen comentada de esta semana:
Dado
que seguramente no se alcanza a leer el texto que comenta la foto… lo
transcribo a continuación:
Hay retratos que funcionan independientemente de
la persona retratada, que
en el caso de hoy es Arthur Miller, autor de Muerte de un viajante o Todos eran mis hijos, además de marido
aleatorio de Marilyn Monroe.
Pero funcionaría igual si se tratara de
un
tipo cualquiera. Usted
abre el periódico, tropieza con esta imagen y se detiene unos segundos. Quizá, después de
pasar
la página, vuelva sobre sus
pasos para leer el
pie de foto, que podría decir algo así: "Un tipo cualquiera, en su
casa, anotando los gastos del mes (quizá haciéndo la lista de
la compra) con su hijo en
brazos". En
los
periódicos hay una ausencia escandalosa
de cualquieras, por eso se agradece
cuando
sacan a uno.
Arthur Miller, aquí, es cualquiera porque su jersey es el de cualquiera, su
camisa es la de cualquiera, sus gafas son las de cualquiera, su
actitud es la de cualquiera, su hijo es el de cualquiera. El talento de la fotógrafa (Inge Morath)
no ha sido sacar a Miller,
sino
al cualquiera que llevaba dentro. Significa que
el
escritor atravesaba por momentos en los que no era
nadie, que es lo normal, no ser nadie. No somos
nadie,
nada, pero pocas
veces lo vemos reflejado con la calidad que
se aprecia en esta instantánea. Ya ven, hoy no
se ha afeitado, tal vez
ayer tampoco, el pelo de la cabeza comienza a ralear, a dispersarse. Envejece. De no saber
que el niño es su hijo, lo habríamos tomado por su nieto. Lo bueno de las
fotografías inteligentes es que
fingiendo mostrarnos una
cosa nos muestran otra.
Este Miller podríamos ser usted o yo. Incluso podríamos ser el
niño. O sea, nadie,
nada.
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