¡¡Que semblante!!
Siempre pretendí que la palabra NO era de las más bellas… difícil de atreverse a pronunciar… y mas difícil
aun, sostener.
Este, para siempre imborrable OXI griego (pase lo que pase, sean cuales sean las consecuencias) fue
una lección de democracia y dignidad
frente al terrorismo (atinadamente calificado como tal por el dimitido ministro
de finanzas griego Varoufakis) de los indignos políticos y la desalmada burocracia de instituciones supranacionales ilegitimas (¿elegidas por quien?), representantes de los
intereses de la alta finanza que pretendía (y seguirá pretendiendo) deshacerse de
la piedra en su zapato que era (y espero que seguirá siendo… a la vez que cunda el ejemplo) el gobierno griego de Syriza encabezado por Tsipras.
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