Cuando faltan días u horas para que una lluvia de fuego y muerte caiga
sobre Siria y los sirios (las ultimas filtraciones del ejército norteamericano
hablan de tres a cuatro días de ininterrumpidas salvas de misiles e incesantes bombardeos)…
matando quizás asesinos y criminales… pero también… con toda seguridad hombres,
mujeres, niños, ancianos… que iban de compras, al trabajo o a la escuela, se encontraban
en su trabajo o su casa, laboraban, hacían el amor o dormían (lo acostumbrado
es que el fuego celestial ilumine la oscuridad de la noche)… en fin que, como dicen,
tendrán la mala suerte de encontrarse en el lugar y momento equivocados…
conviene escuchar el álbum LIVING WITH WAR que NEIL YOUNG grabo en 2006 en
plena guerra de Irak.
Es un poco largo (47 minutos)… no encontré en You Tube
un video con sugestivas imágenes de explosiones y muerte (aunque tiene la
ventaja de venir con la letra de todas las canciones)… pero, como dicen, vale
la pena que lo escuchen… y si no disponen de 47 minutos en este momento… pueden
escucharlo en varias “sesiones”.
Posdata, que una vez más se
repite (y no se cansara de hacerlo):
Con su permiso (o sin él) insisto… ¿Por qué alguien que mata con algún gas
neurotóxico es un asesino de la peor
calaña… y alguien que lo hace con una bala, un obús, un misil (convencional, “sucio”
o teledirigido), una bomba (convencional, incendiaria, nuclear o termonuclear),
una mina, una roqueta, un puñal, una espada, una bayoneta, una daga, sus manos,
puños o pies… es un asesino que no hace mas que cumplir con su deber?...
pudiendo incluso ser homenajeado como héroe si resulta que lo hice con coraje y
valor… o sea con la suficiente eficiencia.
Sin mencionar que hoy quienes se arrojan el derecho a castigar… pueden
hacerlo sin pisar el suelo del enemigo, sin verlo, “jugando con un mortífero
Nintendo” desde centros repletos de computadoras y pantallas… apretando simplemente
algun botón para desatar el fuego divino.
¿Sera que en el primer caso los muertos resultan ser más muertos que en
el segundo?... o que alguien que fallece sofocándose, convulsionándose y babeando…
sufre más que alguien que recibe una bala en el estomago, se demora algunos
días en morir de sus quemaduras, despellejado, arrastrando sus intestinos
tratando desesperadamente de colocarlos nuevamente en su cavidad abdominal, ahogándose
en su propia sangre que le sale por la boca a borbotones después de que algún
objeto haya perforado sus pulmones... o mil y una manera más de rendir el alma
en medio de insoportables sufrimientos. ¿Por qué tan insistir en una muerte
dolorosa?… será menos muerto quien fallece instantáneamente con un
imperceptible hoyo en la frente y un agujero del tamaño de un melón en la parte
posterior de la cabeza, o quien no deja el menor rastro de su presencia,
desintegrado.
En Vietnam, los Estados Unidos emplearon también armas químicas (¿o a
caso no lo es el napalm?)… pero evidentemente… hay una gran diferencia en que
lo haga un gobernante de un país de segunda (con el estigma de no ser ni demócrata,
ni occidental ni del primer mundo) y uno de la primera potencia económica, militar,
tecnológica, etcétera, etcétera… aun si los dos matan por la misma razón y con
el mismo objetivo… ampliar o salvaguardar su poder y los intereses de la
oligarquía a quienes sirven.
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