enero 11, 2015

EL TELON



Desde los primeros instantes
de mi llegada a este mundo
que no he podido habitar
he tenido la intuición de lo absurdo
de mi presencia en este.

Esta noche
a las tres con veintisiete minutos
la intuición ha dejado lugar
a la certeza.

Hasta esta noche
cada noche
en la escena del teatro de mi vida
distintos espectadores
de épocas y procedencia diversas
subían al escenario
cada uno con su propio monologo
acompañando el mío.

Un día
quizás una noche
en la penumbra del fondo del teatro
distinguí alguien nunca antes visto.

A mi invitación
subió al escenario.

Inesperadamente
el monologo devino dialogo.

Así fue a lo largo de varias representaciones
hasta que el enamoramiento
hizo su presencia en el dialogo.

Sorprendida por esta inopinada irrupción
quizás temerosa
sin entender
que al igual que cada noche
se trataba
de una representación
una apariencia.

Esta persona
aun presente en la sala
dejo de subir al escenario
dejándome ella
al igual que mis demás acompañantes
solo con mi monologo.

Hasta que una noche
deje de verla en el teatro.

Esta noche
a las tres con veintisiete minutos.

Tuve la certeza
que la vida
al igual que toda tragicomedia
es solo representación
apariencia
ausencia.

Por lo que decidí
de una vez
bajar el telón.

En espera
de que llegue la hora
de retirarme de la escena
bajar del escenario
dejar el teatro.

Entonces
quizás
por un breve tiempo
añorado por quienes
nunca supieron
que mi aparente presencia
en el teatro de la vida
escondía mi real ausencia.

Una sola certeza.

En el escenario del teatro
de la vida

no hay nada detrás del telón.




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