Al no ser que Doña
Parca, impaciente por consumir su fogoso amor por mi persona, decida llevarme a
su cama, haciendo caso omiso de mi expreso deseo de ser yo, solo yo y
únicamente yo, quien decida acompañarla en su ardiente lecho para permanecer
por siempre como su fervoroso amante… hoy, este deseo, indudable convicción se
tornó… solo falta por saber el cuándo y el cómo… a sabiendas, de que contrario
a lo que pregona Sabina, el árbol del cual harán mi traje de madera, no solo ya
se plantó, sino que lo que hace un tiempo, era todavía su verde follaje, hoy va
coloreando la tierra de algunos intensos rojos, amarillos, naranjas, y una mayoría
de deslucidos marrones.
abril 05, 2018
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario