julio 01, 2018

AMLO… en tanto que válvula de escape del sistema.




Este sábado, 30 de junio, como todos los sábados, se cumplió “religiosamente” con el ritual de la sabatina comida familiar.
Por tradición familiar todos los presentes se dicen de izquierda (reformista, socialdemócrata) y en la elección presidencial de este domingo primero de julio, votaran, como un solo hombre (mujer también, respetemos lo políticamente correcto), por el “candidato de izquierda” Andrés Manuel López Obrador.
Asumiendo mi papel de oveja negra, en un momento, solté (con la suficiente discreción y prudencia): “López Obrador es el candidato mas conveniente para el sistema” (no me acuerdo si agregue el calificativo capitalista).

Nadie recogió el guante, por lo que tratare de explicarme brevemente.

Si dejamos de ver el suelo “patrio”, y levantamos la vista para tener una visión más sistémica… ¿qué vemos?

Que, en cualquier elección institucional, en una determinada situación histórica, los candidatos postulados por los partidos de la izquierda institucional son, por mucho, la mejor opción para el sistema vigente. Su llegada al poder es no solo deseable, sino imperativa. Los ejemplos abundan en los cuatro rincones del mundo occidental capitalista.

Cuando en un recipiente herméticamente cerrado, la presión no cesa de incrementarse, es de la mayor importancia, que exista una válvula de seguridad que permita que esta presión disminuya, antes de que se produzca la explosión de dicho recipiente.
Esta es la función que cumple a la perfección la victoria electoral de un candidato de izquierda y su pretendida llegada al poder. Con estas, la ilusión de su ejercicio del poder, obviamente en favor de “las mayorías de este país”, la presión social que el mismo sistema venia generando en su interior, encuentra una salida, una vía de escape.
La inconformidad, el resentimiento y la ira, de los jodidos y sumisos de siempre, se apaciguan, se disuelven, se desinflan, cuando el odiado Presidente saliente, entrega la banda presidencial al nuevo ungido, quien se supone que gobernara por ellos y para ellos.

Pretendida llegada al poder, pretendido ejercicio del poder… dado que, como ya todos sabemos (o deberíamos de saber) el verdadero poder es ejercido (con mano de hierro en un guante de seda, o sin este si hace falta) por otros actores que no son los políticos profesionales, simples mascaras detrás de las cuales se esconden quienes si jalan los hilos de estas marionetas.  No olvidemos, tengamos siempre presente, que la política “polítiquera” es siempre un teatro de sombras, un espectáculo.

Para no hacerlo mas largo…  la victoria electoral de cualquier López Obrador responde al “interés bien entendido” de cualquier sistema hegemónico.
Como dijo el escritor italiano Lampedusa, en boca del aristócrata Don Fabrizio, en su obra El Gatopardo: “a veces es necesario que todo cambie, para que todo permanezca igual.”

Históricamente, en cualquier nación o Estado, así ha sido y así seguirá siendo. La izquierda institucional (respetuosa de las reglas del juego dictadas por quienes ejercen la real dominación) cree llegada su hora (cree llegar al poder y estar en condiciones de ejercerlo), cuando las presiones sociales y las contradicciones generadas por el sistema son de tal magnitud que ponen en riesgo este mismo sistema, y, por lo tanto, le resulta a este imprescindible abrir alguna válvula  de escape que permita que la presión cese de acumularse con el riesgo de una  posible explosión, por definición incontrolable (por lo menos en un primer momento.)

Al fin y al cabo, que:
Uno, los detentores del verdadero poder seguirán ejerciéndolo de hecho,
Dos, disponiendo así de un cómodo chivo expiatorio a quien culpar de todos los malos por ellos propiciados.
Tres, el cual, podrán, fácil y democráticamente, sustituir por otro cuando juzguen que este ya no les es funcional.

A modo de conclusión… si de verdad quieren que los jodidos y sumisos de toda la vida puedan, algún día, dejar de serlo… absténganse de  activar la válvula de escape… dejen que la presión siga acumulándose… que la explosión se produzca… que de estas nazcan y se desarrollen las fuerzas que dotándose de su propia organización… intenten ejercer su propio poder, por y para ellos mismos.
Ahora bien… claro que para quienes vivimos en simbiosis con este sistema y sacamos provecho del mismo… esta perspectiva puede representar un riesgo para nuestra propia posición de poder y sus intereses… y por lo tanto preferimos activar a tiempo la válvula de escape… que representa la ¿elección? de un gobernante que con “una manita de gato” por aquí y algún remozamiento por allá, permitirá que estos jodidos y sumisos, se sientan cobijados por un nuevo tlatoani que, por fin, los entiende, los ve y los oye…  se olviden de su ira… hasta que, con el regreso de la paz y la harmonía, los “dueños de siempre” decidan que llego la hora de cambiar este, necesario, pero al fin y al cabo estorboso, tlatoani por una nueva marioneta más dúctil y más consciente de cuáles son los “palpables” intereses de quienes representa.


Posdata: No olvidemos quien es AMLO.
En 2006, después de haber sido victima de un mega fraude, mas que probado, mediante el cual se le robo su victoria en la elección presidencial de este año, organizo una muy extensa y exitosa campaña de movilización para denunciar el fraude y reclamar su victoria.
Sin embargo, llegado está a su punto más álgido, fue el mismo AMLO quien paro en seco esta dinámica de movilización al decretar un plantón en Reforma.
Un plantón, de meses, que no solo fue aprovechado por el gobierno y sus adversarios para denostarle, sino que tuvo por efecto, terminar de tajo con una dinámica de movilización nunca antes vista en el “México moderno”… en toda consciencia, INMOVILIZO LAS MOVILIZACIONES.
Tan fue así que años después (creo acordarme de que fue en 2011) declaro públicamente: “Nos costó mucho esa decisión, nos han cuestionado mucho por eso, pero hay que decir (a quienes aún tienen dudas sobre él) que si no hubiésemos tomado esa decisión hubiese habido muertos, y que nosotros sinceramente queremos el cambio por la vía pacífica, no queremos la violencia”.
No hay duda de que para muchos de quienes en esta nueva elección votaran por él, fue una decisión acertada, loable… pero queda que un político que había “mandado al carajo las instituciones” termino sosteniéndolas… ya fue anteriormente la válvula de escape del sistema… como lo es en esta ocasión.




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