Ya me estoy hartando de
tener un espíritu sin edad y libre, encerrado en una envoltura corporal cada
día más decrepita y deficiente, incapaz de darle el sustento que me permita gozarlo en toda
su plenitud.
Añoro profundamente el
tiempo en el cual el gozo de mi cuerpo iba de la mano con el de mi mente.
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