octubre 28, 2016

SEMEJANSAS… “bipartidismo congénito”


En un artículo publica en el periódico digital PUBLICO, Belén Barreiro, Directora de MyWord y ex presidente del CIS, se pregunta si, después de la decisión tomada por el PSOE de abstenerse en la sesión de investidura y así posibilitar un gobierno dirigido por el PP y encabezado por Rajoy, España no se dirige ¿Hacia un sistema democrático de partido único?, considerando que “La decisión del PSOE supone un punto de inflexión en la política española.”

Mi primera, automática e inevitable, reacción, fue de hacer un símil con la situación política que se vive en México.

Los que vivimos en México, desde hace más de 40 años, sabemos que, durante 72 años, hasta la alternancia en el poder en la elección presidencial del año 2000, en la cual el derechista Partido Acción Nacional gano dicha elección, se vivió en un sistema político de corte presidencial, calificado de “partido único”, en el cual el poder político era totalmente dominado por un solo partido, el Partido Revolucionario Institucional.
Sistema que también se conocía como el de “la democracia imperfecta” o “la dictadura perfecta”, según la ideología de quienes así lo interpretaban.

Hoy, después de dos desastrosos sexenios gobernados por el PAN (2000 a 2006 y 2006 a 2012), el PRI se encuentra de nuevo gobernando México, afianzando así la tan cacareada “alternancia”, así como el, de hecho, “bipartidismo”.

Alternancia que se da entre dos partidos que, en los hechos, si no en sus doctrinas y estatutos (que valen y sirven para lo que vale y sirve le papel higiénico) son, si no gemelos, si cuates, y esto en los dos sentidos de la palabra.
Alternancia y bipartidismo que, a todas luces, tiene por finalidad impedir la llegada al poder de un partido “antisistema” (como Morena, el que dirige en la actualidad el señor Andrés Manuel López Obrador) y asegurar la continuidad, ad infinitum, del ejercicio del poder político por partidos defensores del orden establecido, o sea de los intereses de la oligarquía, tanto del país como de la transnacional.

En definitiva, intercambio de favores que se hacen los dos partidos PAN y PRI, tan “cuates” que se les conoce como un solo y único partido, el PRIAN.

Claro que a veces, casi siempre, la mayoría parlamentaria que sale de las urnas no es suficiente para que uno solo de los dos partidos disponga de la mayoría absoluta. En cuyo caso existen varios pequeños partidos, conocidos en México como “partidos paleros”, que venden su apoyo a algunos de los dos grandes para que este pueda gobernar sin sobresaltos.
Por ejemplo, en este sexenio, es el caso de la alianza entre el PRI y el Partido Verde. Siendo este último un partido que se encuentra en las manos de una familia verdaderamente mafiosa.

Dando la razón al análisis del artículo en cuestión, y contestando afirmativamente a la pregunta que plantea, mucho me temo, que este “esquema mexicano” es el que está en vía de repetirse en la “madre patria”, España.

La abstención del PSOE, regalando así el gobierno al PP dirigido por Rajoy, no es evidentemente un apoyo incondicional a este futuro gobierno, pero si responde a dos objetivos primordiales.
Uno, impedir un posible futuro acceso al poder del partido ¿antisistema? PODEMOS, y por lo pronto arrebatarle la hegemonía de la izquierda, si no en la calle, por lo menos en las instituciones en tanto que fuerza parlamentaria.
Dos, asegurar la permanencia de políticas (claro que, con sus mínimas diferencias, principalmente de orden social y no tanto económicas) favorables a los intereses de la oligarquía, quien es la que realmente detenta el poder y ejerce la dominación.

Con una similitud y diferencia con el caso mexicano, en cuanto al “partido palero” que se requiere, tanto para asegurar una suficiente mayoría parlamentaria para poder gobernar sin demasiados sobresaltos (aun si insuficiente para logara una mayoría parlamentaria absoluta), como para salvar las apariencias.
Partido que, si en el caso mexicano puede ser indistintamente, según lo requieran las circunstancias, el Partido verde el PANAL, o cualquier otro, en el caso español, esta función recae en el partido CIUDADANOS.
Un “extraño” partido que, de ser un pequeño partido regional, sin mayor peso electoral en Cataluña, paso de un día para otro, s ser un partido con implantación nacional y los suficientes recursos financieros para asegurar unas campañas políticas de una envergadura suficiente para la obtención de varios millones de votos.

En México, hoy en día, alianza del PRI y el Partido Verde al timón de la gobernanza (que no del gobierno) con el PAN cumpliendo con su función de principal partido opositor, a la espera de que le toque su turno, para ponerse al servicio de los mismos intereses oligárquicos.
Con el antisistema Morena, como espantapájaros, el que grita, pero no muerde, maniatado, incapaz siquiera de poner a caminar “la calle”, atado por su esencial contradicción entre jugar en el campo de las instituciones y el de la calle.

En España, se perfila para la gobernanza, una alianza entre el PP y Ciudadanos, con el beneplácito del PSOE, también a la espera de que algún día los electores le reconozcan su “responsable oposición” y lo aúpen a la mayor de las responsabilidades, asegurar la continuidad, que se dé un cambio para que nada cambie.
Aquí, el “problema” para este aceitado reparto de las riendas, es que el partido antisistema, se llama Podemos (Unidos Podemos si perdura su alianza con Izquierda Unida) y que este, después de haberse rendido por un tiempo a las mieles de la lucha en el marco de las instituciones, parece dispuesto a quitarse su piel de oveja y retomar la calle.
Sin contar con la cuestión independista (principalmente catalana, pero no solo), que es “veneno puro” para la institucionalidad, introduciendo en el “juego político” una variable muy difícil de controlar, tal una bola de boliche tumbando unos pinos en demasía bien alineados.

Contestando la pregunta que da título al artículo de Belén Barreiro, en España no ha llegado el momento de un sistema democrático de partido único, el cual, al contrario de lo sucedido en México, formalmente nunca llegara (si descontamos el periodo franquista). Pero si parece que está por nacer (suponiendo que nunca existió, lo cual es debatible) la conformación de una particular organización bicéfala conformada por el PP y el PSOE (el PPSOE como el PRIAN en México) encargada de velar por los intereses de la oligarquía e impedir que las fuerzas antisistema puedan alterar la “paz social y política”.

Sin embargo, la principal diferencia con el “sistema mexicano” es que, si bien en México todo hace suponer que este “bipartidismo congénito” de hecho, tiene asegurado largos años de vida, en el caso de España, está por verse, dependiendo de:
Uno, si los electores socialistas se tragaran la culebra sin chistar o castigaran el que hasta ahora había sido “su” partido (ya sea optando por una radicalización que los lleve a engrosar las filas de alguna organización antisistema o refugiarse, asqueados, en el abstencionismo)
Dos, si Podemos tiene la capacidad de jugar exitosamente en las dos canchas de la calle y las instituciones, desbaratando la connivencia bipartidista… además de ver si la piedrita en el zapato de los independentistas no se torna una piedrota con la capacidad de poner a cojear todo el sistema.

Tanto en México como en España, el sistema político que, por lo pronto, impera es el que nombro como “BIPARTIDISMO CONGÉNITO”, el cual tiene por razón de ser el:
1.- Repartirse, en diferentes momentos, la responsabilidad del Gobierno.
2.- Para asegurar la continuidad de la defensa de los intereses de la oligarquía.
3.- Impidiendo que algún partido u organización “antisistema” pueda poner en peligro (desde las instituciones o desde la calle) la continuidad antes enunciada.


Como “complemento”, invito a que tomen unos cuantos minutos para ver estos dos videos de las intervenciones de Pablo Iglesias y Alberto Garzón en la sesión de investidura de este pasado jueves 27.





Estaba a punto de subir este texto al blog, cuando me percate de un articulo del día de hoy, publicado en la página web del diario español El País, titulado: El manifiesto de la convocatoria de Rodea el Congreso cuestiona el régimen democrático.

No es de extrañar tal titular, sabiendo que este periódico paso a ser el principal “intelectual orgánico” de la nueva versión del PSOE, alumbrado después de la defenestración de Pedro Sánchez.

No abundare más en este tema, contentándome con “aclarar” que ni la manifestación de este sábado, ni el manifiesto que llama a la misma, cuestionan el régimen democrático… lo que si cuestionan es la forma en la cual seguirán en el poder el PP y Rajoy por otros cuatro años, con la benevolente “complicidad táctica” del PSOE, para los fines ya expresados en el cuerpo de esta entrada.
Forma que, efectivamente, tal como lo enuncia el manifiesto de la convocatoria, reviste todos los aspectos de un “golpe de estado institucional”… el cual, SI, cuestiona el carácter democrático del régimen.

Ahí les va el cartel de la convocatoria.





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