Para efectos prácticos,
esta (mi) voz es inaudible, predica en el desierto… sin embargo, es con gusto
que cumplo con el deseo del autor que solicita del lector que distribuya
extensamente su artículo (publicado el 20 de octubre en el diario digital
PUBLICO) lo cual hago a continuación… aun a sabiendas que, cuando mucho, solo
llegara a unas cinco mentes.
El desvergonzado
partidismo y sectarismo de ‘El País’
Vicenç Navarro
Catedrático
de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Bajo la dirección de
Antonio Caño, que fue en su día el corresponsal de El País en EEUU (ver mi
artículo “El sesgo profundamente derechista de Antonio Caño, el nuevo director
de El País”, Público, 24.02.14), el diario ha alcanzado unos niveles de partidismo
derechista que no tienen nada que envidiar al partidismo exagerado que muestran
rotativos como La Razón y el ABC, periódicos que representan muy bien la escasa
calidad y manipulación que caracterizan a la derecha española (que en el
espectro político actual en la Unión Europea correspondería a la ultraderecha).
Ni que decir tiene que hay columnistas y colaboradores de gran valía en tal
periódico, con orientación progresista. Pero, además de ser una pequeña minoría
entre los colaboradores y articulistas de este medio, ahora guardan un silencio
ensordecedor frente a dicho sectarismo, y falta de profesionalidad, lo que
parece reflejar un temor a la disidencia en un ambiente profesional con
escasísima diversidad intelectual donde se excluyen sistemáticamente posturas
críticas con sensibilidad de izquierdas. El “anti-izquierdismo” de El País
alcanza niveles semejantes al del Daily Telegraph en el Reino Unido, o al del
Wall Street Journal en EEUU. Con su abusiva manipulación y vulgar estilo
(generalizado en la cultura de mala leche que caracteriza a la derecha en este
país), intenta destruir a aquel a quien El País considera que es su adversario
(mejor dicho, y tal como lo proyecta tal rotativo, su enemigo). Permítanme
varios ejemplos.
La excesiva utilización y
manipulación de un inexistente antiamericanismo
El columnista Xavier
Vidal-Folch, que escribe frecuentemente sobre temas económicos, firmó un
artículo (“Última oportunidad”, El País, 26.09.16) a favor del Tratado de Libre
Comercio entre EEUU y la UE en el que definió a los que se oponían a dicho
tratado como “antiamericanos” (con lo cual quería decir antiestadounidenses,
pues la mayoría de americanos viven en el sur y centro de las Américas, no en
el norte), acompañando predeciblemente esta definición con toda una serie de
insultos y sarcasmos que, por desgracia, son costumbre en este columnista (al
cual, por cierto, solía leer en tiempos pasados, pero lo hago con menos
frecuencia desde que su estilo y narrativa han cambiado bajo la nueva dirección
del diario). Según tal definición de “antiamericanismo”, nos encontramos con
que la mayoría del pueblo estadounidense, así como la mayoría de sindicatos de
EEUU, además de los dos candidatos a la presidencia de EEUU, el Sr. Trump,
candidato del Partido Republicano, y la Sra. Hillary Clinton, candidata del
Partido Demócrata, son, todos ellos, “antiamericanos”, pues todos ellos están
en contra de tal tratado (la Sra. Clinton pasó de apoyarlo cuando fue
Secretaria de Estado -equivalente a Ministro de Asuntos Exteriores- del
gobierno Obama, a distanciarse ahora durante la campaña electoral). Lo que este
articulista está haciendo es lo que siempre han hecho las derechas de cualquier
país, confundiendo al Estado con el país. De ahí que definan a los movimientos
(por regla general de izquierdas) que se oponen a las políticas públicas
promovidasy/o llevadas a cabo por el gobierno federal de EEUU como
antiestadounidenses, aun cuando muchas de tales políticas públicas cuenten
también con la oposición y desaprobación de la mayoría de la ciudadanía
estadounidense.
En realidad, el
desconocimiento de EEUU de tal columnista es sorprendente. En otro artículo
reciente, “Nostalgia de Obama” (17.10.16), en alabanza del Presidente de EEUU
indicaba que uno de sus méritos había sido poner fin “al militarismo imperial
de Cuba” (cita directa del artículo), afirmación que se espera de los Eduardo
Inda de este país, pero que considero lamentable leer en las páginas de El
País. Cualquier observador, mínimamente objetivo, de la política exterior de
Cuba, puede ver que su ayuda exterior no es en materia militar, sino en causas
humanitarias (ayuda en las regiones del ébola en África, en el huracán en
Haití, y en muchos otros lugares del mundo), ayuda que ha sido ejemplar, como
es ampliamente reconocido, incluso por el propio Presidente Obama (cuyo Estado
federal, por cierto, tiene bases militares por todo el mundo) y por el
Secretario de Estado de EEUU, el Sr. Kerry. La cantidad y calidad de tal ayuda,
con el compromiso ejemplar de los profesionales sanitarios que participan en
ello, ha sido alabada extensamente, incluso por voces conservadoras capaces de
ser objetivas.
La demonización de Pedro
Sánchez (ahora) y de Pablo Iglesias (siempre)
Este tipo de
comportamiento de sectarismo aparece también abusivamente en su cobertura del
partido Podemos y de la coalición Unidos Podemos, y que ahora incluye también
al hasta hace poco Secretario General del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez. Sus
reportajes tienen como objetivo no ya criticar, sino destruir a los dirigentes
de partidos políticos que son considerados adversarios (perdón, enemigos). Uno
de los últimos editoriales de El País sobre Pedro Sánchez (“Salvar al PSOE”,
29.09.16) alcanzaba unos niveles de insulto y sectarismo que se reproducen
constantemente, en este rotativo y otros medios del Sr. Juan Luis Cebrián, en
la cobertura del Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias. En aquel
editorial se utilizan todo tipo de adjetivos insultantes, acusándole de no
haber dimitido (antes de que lo hiciera), por haber sido, supuestamente,
responsable de la caída de votos socialistas en Galicia y en el País Vasco.
Esta personalización de responsabilidades, exigiendo la dimisión de Sánchez
como consecuencia del descenso electoral del PSOE, contrasta con los editoriales
que escriben a favor de la Sra. Susana Díaz, Presidenta del Gobierno Andaluz,
bajo cuyo mandato el PSOE ha alcanzado el apoyo electoral (en porcentaje de
votos) más bajo conocido en Andalucía.
En realidad, este
retroceso del PSOE viene ya de muy lejos y se debe a su conversión al
neoliberalismo, conversión que fue alentada y apoyada por el propio El País,
uno de los rotativos españoles que ha promovido más intensamente esta ideología
neoliberal, cuya aplicación por parte de sucesivos gobiernos españoles
(gobierno Zapatero y gobierno Rajoy) ha sido sumamente perjudicial para el
bienestar de las clases populares de este país. No es, pues, de extrañar que
tales clases hayan ido abandonando su apoyo al PSOE. Las responsabilidades de
tal retroceso electoral son muchas, incluyendo las del propio rotativo que
sistemáticamente, en su campaña propagandística a favor de las políticas
neoliberales promovidas por el establishment financiero-político y mediático
europeo, excluye a economistas españoles de sus páginas de opinión que
cuestionan la sabiduría convencional neoliberal que el diario promueve.
La mentira y manipulación
como táctica del rotativo
Pero, por si el editorial
citado anteriormente no fuera poco, el responsable de Opinión de El País, el
Sr. José Ignacio Torreblanca (responsable de la exclusión de voces críticas en
tal sección), escribió hace unos días un artículo en el que, de nuevo, insulta
a aquellos que responsabilizan a los barones del PSOE, incluido Felipe
González, de oponerse a la alianza PSOE-Podemos prefiriendo, en su lugar, la
continuación del gobierno Rajoy. Torreblanca indica, como dicen los barones,
que no hay alternativa posible a Rajoy, pues las izquierdas no suman ahora, ni
sumaron en 2015, los escaños suficientes para permitir una alternativa de
izquierdas. Concluye, pues, como también concluye el editorial de El País del
mismo día, que Sánchez está llevando “al PSOE al abismo por la quimera de
querer pactar con un Podemos que no quiere pactar con él” (el subrayado es mío)
(ver el artículo “Quimeras“, El País, 29.09.16).
Este personaje está
mintiendo (y él lo sabe), pues es a todas luces visible y público que Podemos,
tanto en 2015 como en 2016, expresó su deseo de pactar con el PSOE. Fueron los
barones del PSOE y el propio El País los que no quisieron, y solo permitieron
que se abriera esta posibilidad una vez el PSOE pactara primero con Ciudadanos,
estableciendo una dinámica que sabían a priori que sería muy difícil para
Podemos poder aceptarla. El frente PSOE- Ciudadanos representaba una alianza
hostil a la plurinacionalidad de España, defendida por Podemos, cuya estructura
casi federal incluye fuerzas claramente opuestas a la visión uninacional de
dicho frente. Es más, el pacto entre el PSOE y Ciudadanos mantenía elementos
claves del neoliberalismo imperante. Si el PSOE hubiera estado interesado en
explorar alternativas, lo lógico es que se hubiera sentado para pactar con
Podemos, y no con Ciudadanos; y luego, conjuntamente, explorar alianzas con
otros partidos.
Y lo mismo está ocurriendo
ahora, en 2016. La diferencia en este momento es que una vez vistas las
intenciones reales de Ciudadanos (que siempre incluyó gobernar con el PP),
Pedro Sánchez estaba dispuesto a pactar con Unidos Podemos -UP- (lo cual tenía
que haber hecho ya en 2015). Y Unidos Podemos había invitado a Pedro Sánchez a
explorar una alternativa al gobierno Rajoy liderada por una alianza PSOE-UP. El
País y sus portavoces sabían de ello (pues era pública la invitación de Pablo
Iglesias a Pedro Sánchez) y mienten a sabiendas. La alianza PSOE-Unidos Podemos
podía haber conseguido el apoyo de los otros partidos que han indicado y
expresado su deseo de que desplacen del gobierno al partido gobernante más
corrupto de Europa. Pero El País jamás lo permitió. Con una actitud apostólica,
digna de la mejor causa, mintió, manipuló, insultó e intentó destruir a los que
el Sr. Cebrián considera sus enemigos (a los cuales, además, su diario define
como anti España). Y a este comportamiento lo definen como democrático y
defensor de la libertad de prensa, todo ello sumamente predecible.
Las manipuladoras
encuestas de EL PAÍS
Y semejante manipulación
aparece también en las encuestas que periódicamente publica El País, haciendo
siempre coincidir sus resultados con los deseados por la dirección del diario,
confirmando sus tesis. En realidad, en el artículo que el director de la compañía
que realiza las encuestas de El País (el Sr. Toharia) escribió acompañando la
publicación de la última encuesta, este dejó cualquier atisbo de objetividad en
su descripción de los resultados de la encuesta, saltando ya directamente a
proponer los cambios políticos que también proponía la línea editorial, que
coincide con la propuesta del aparato y barones (pero no de la militancia) del
PSOE, representados, por cierto, por el Sr. Felipe González y el Sr. Rubalcaba,
conocidos barones de este partido, que se sientan en el Consejo Editorial de El
País (José Juan Toharia, “Tocado, pero no hundido”, El País, 16.10.16).
La obsesión enfermiza
contra Pablo Iglesias
El País, como la mayoría
de medios de información y persuasión españoles, tiene una obsesión enfermiza
contra el Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias, que alcanza
dimensiones delirantes en editoriales como el titulado “Iglesias desatado”
(18.10.16), en el que se presenta la supuesta batalla entre Errejón (sobre
quien El País había mentido indicando que deseaba desbancar a Iglesias como
Secretario General) y Pablo Iglesias como si la hubiera ganado este último,
habiendo abandonando de forma oportunista la socialdemocracia para convertirse
al allendismo. Tengo que admitir que tuve que leer este editorial dos veces,
pues me era difícil aceptar que el que escribió tal editorial pudiera ser tan
ignorante, pues, por lo visto, desconocía que el gobierno de Unidad Popular
(presidido por Allende), al cual tuve el enorme privilegio de asesorar, era
socialdemócrata, intentando desarrollar el socialismo a través de la vía
democrática, proyecto que el aparato del PSOE (pero no su militancia) habían y
continúan abandonando.
Última observación:
¿hasta cuándo este silencio ensordecedor?
Para los que habíamos
colaborado hace ya tiempo con El País y teníamos esperanzas de que podría ser
un rotativo que rompiera con el enorme conservadurismo de los medios en España,
nos entristece que se haya convertido en uno de sus mayores puntales,
presentando, editorial tras editorial, y encuesta tras encuesta, el
anti-izquierdismo que tipifica a la gran mayoría de los medios, convirtiendo
España en una dictadura mediática. Y mientras, nos debemos preguntar ¿Hasta
cuándo las voces auténticamente democráticas dentro del rotativo permanecerán
calladas? ¿Cuándo romperán su silencio ensordecedor? Ya va siendo hora de que,
de la misma manera que hubo periodistas e intelectuales durante la dictadura
que protestaron por la manipulación de la prensa y televisión durante aquel régimen,
existan ahora voces semejantes que protesten frente a la dictadura mediática
que este país está sufriendo.
Una última nota. Las
voces críticas, por desgracia, no tienen acceso a los grandes medios. De ahí
que tenga que hacer el ruego de que el lector comprometido con la libertad de
expresión necesaria pero no existente en este país, distribuya extensamente
este artículo. Gracias.
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