octubre 13, 2015

Del "Tiempo comprado"... a la "Comunidad de Libres e Iguales"


Del 8 al 11 de octubre Marina asistió a la Convención Nacional de la Industria Textil que tuvo lugar en un hotel de la Riviera Maya.
Como siempre la acompañe pero, evidentemente, no asistí a los trabajos de dicha Convención, aprovechando este “tiempo en suspensión” para dedicarme a lo que más me gusta: la lectura y, si puedo, la escritura.

En esta ocasión leí una traducción al francés de un libro escrito por el sociólogo y economista alemán Wolganf Streeck, titulado en francés: Du temps acheté. La crise sans cesse ajournée du capitalisme démocratique. Lo cual traducido al idioma español sería algo como: Del tiempo comprado. La crisis siempre pospuesta del capitalismo democrático.

Hace muchos años que no había leído un libro de “sociología económica” que me hiciera tal impresión, me pareciera tan interesante, importante, esencial, para entender los comos y los porqués del paso de la economía del bienestar de corte “keynesiano” a la economía neoliberal de corte “Hayekiano”.
No sé si existe alguna traducción al idioma español de este libro (en mi búsqueda en internet, no la he encontrado. Sin embargo si existe una traducción al inglés, titulada “The delayed crisis of democratic capitalism”.) pero les recomiendo más que ampliamente investigarlo, y de encontrarlo, comprarlo y leerlo.
Está muy bien escrito (por lo menos en su traducción francesa) de manera muy entendible para quienes poseemos un mínimo de “entendimiento de la interacción entre política y economía” sin tener una formal formación académica como economistas.

A pesar de ser un libro de cerca de 400 páginas se lee con mucho gusto… en mi caso, de un solo jalón e incluso con gozo.


La temática del porque y el como del paso de “la economía del bienestar” a la “economía neoliberal” es tratado de un punto de vista político-económico (con algo de sociología) en un espacio que abarca todo “el mundo occidental capitalista” políticamente regido por el sistema de la “democracia representativa”, pero con particular énfasis en la Unión Europea.

Un libro que proporciona las herramientas teóricas para “entender” (comprender, mas no avalar) muchos de los eventos de estos últimos tiempos, como por ejemplo la tan alabada y supuestamente modélica “transición española” o, aun habiendo sido escrito antes de que esta se produjera, la tan comentada y polémica “traición de Tsipras”.
Un libro un poco “desesperado” (carente de esperanza)… o según sea el caso, sumamente “lucido”… en el sentido de que después de su lectura te das cuenta que ningún gobierno “democrático”, sea cual sea su “color” o posicionamiento en el espectro político Derecha/Izquierda (desde la extrema derecha a la izquierda más radical, pasando por todos los posibles “centros”, tanto de derecha como de izquierda o engañosamente centristas o “independientes”) podrá oponerse (si es que esta fuese su real intención) a la política económica impuesta e implementada, desde la globalización, por quienes (grandes corporaciones transnacionales, instituciones financieras antropófagas que engullen todo a su alrededor, organismos e instituciones multinacionales y multilaterales) se ocultan detrás de las “fuerzas del mercado”, el Todo Poderoso Dios Mercado (omnipotente e omnipresente) que “representa” los intereses de unos personajes que lejos de ser unas siglas, unas marcas, o unos logotipos… son hombres de carne y hueso (tan de carne y hueso como usted o yo) que constituyen… SON… la elite, la clase (si queremos emplear un término marxista hoy condenado al ostracismo), que posee los medios (todos los medios) para ejercer la dominación (y consecuentemente postrar a los demás en la sumisión, la exclusión, la explotación)… entre otras cosas, pero esencialmente, mediante SU política económica.

Lo cual, ya en términos políticos “prácticos”, significa que votes por quien votes (desde la extrema derecha hasta las izquierdas radicales pasando por todos los centros más descoloridos los unos que los otros) al día siguiente de unas tan democráticas elecciones… seguiras atrapado en la misma jaula… encadenado a la misma picota… colgando de la misma horca.
Por lo que, hoy, votar es solo escoger lo exiguo de tu jaula, la longitud de tu cadena, el nudo y grosor de tu cuerda.

Visto lo anterior, con toda lógica y congruencia, la conclusión de este libro (que hice mía mucho antes de haberlo leído) es que la única posibilidad de revertir esta situación de real y consentida esclavitud o “servidumbre voluntaria” es la de decidirse por fin a abandonar una imposible “oposición constructiva” por una “oposición destructiva”. Desencadenar una explosión de protestas aparentemente “irracionales”, “irrealistas y “meramente emocionales”.
Cuando las vías democráticas de la articulación de los “intereses opuestos” en conflicto, y el camino de la búsqueda de las alternativas se encuentra cortado… solo queda la respuesta extraparlamentaria, la vía de las protestas espontaneas y fragmentadas que serán “unánimemente” calificadas de emocionales, irracionales, irresponsables… suicidas, agrego yo.


 Conste que el señor Wolfang Streeck no es un “indignado” mas, un “rabioso” mas (quizás pésima traducción, demasiado literal, del término “enragés” que se dio a ciertos actores políticos “incontrolados” de la Revolución Francesa, que irrumpieron en escena por ahí del verano de 1793) sino un respetable sociólogo y economista, egresado de la universidad Goethe de Frankfurt y de la prestigiosa universidad norteamericana de Columbia, director del no menos afamado Instituto Max Planck (en este caso de Colonia) y miembro de la no menos famosa revista de estudios políticos (que algunos califican de marxista) conocida como la New Left Review.


Abandonando por un momento lo expuesto en este libro por Wolfang Streeck, y permitiéndome exponer mi propia posición al respecto, retomare lo ya expuesto en varias entradas de este mismo blog.
Las protestas y manifestaciones “espontaneas, fragmentadas y emocionales”… no acabaran nunca con un capitalismo neoliberal totalmente “financierizado” incapaz de generar las mínimas condiciones de conservación de la “paz social”, empujado cada día más hacia el abandono de la coartada democrática y dispuesto a excluir y matar (no simbólicamente sino efectivamente) quienes, política o económicamente, son una amenaza para su supervivencia en tanto que generador de las condiciones que posibilitan el ejercicio de la dominación de sus beneficiarios y ejecutores.
Protestas antisistémicas… si… pero racionalmente pensadas, organizadas, planeadas, VIOLENTAS (la legitima violencia de los sometidos contra quienes los mantienen como tales)… recurriendo a la formación de unidades coordinadas pero autónomas de ciudadanos, debidamente capacitados, dispuestos a llevar el SABOTAJE al corazón (y el cerebro) mismo del sistema… mediante acciones capaces de PARALIZAR sus centros neurálgicos que son las comunicaciones (de todo tipo y género, desde el transporte hasta las transmisiones de información) y las fuentes de energía… destruir sus neuronas y vaciarlo de su sangre… sin olvidarse del simultaneo ajusticiamiento del reducido grupo (de carne y hueso) de sus beneficiarios y ejecutores… sin olvidarse, tampoco y primordialmente, del simultaneo, fundamental, esencial, “movimiento ciudadano insurreccional” manifestándose pacífica y masivamente… al tiempo que, soportado por esta dinámica, va paulatina y libremente, imaginando y construyendo “la comunidad de libres e iguales”, el “tejido” de comunidades autoconstituidas, autogestionadas, autónomas y libremente asociadas sobre la base de la fraternidad (intracomunitaria e intercomunitaria) y el bien común… que suplantara la bestia que se estará muriendo.

¡Utopía… contaría a la naturaleza humana!
La naturaleza humana “per se”… no existe… es una invención conceptual… fabricada por quienes detentan y ejercen la dominación… una pieza más del arsenal de su “ideario” construido e instituido para contribuir a mantener su dominación.
La única naturaleza humana que existe es la que, los humanos, alumbramos al tiempo que construimos nuestra “casa común”. Casa común que… no hay que cansarse en repetirlo, una y otra vez… hoy, no es otra que el sofisticado entramado de las relaciones (estructurales y privadas), que en el orden de lo material y lo mental, constituyen las relaciones que permiten la dominación y su permanencia… cuyos “ejecutores” y beneficiarios creen (quieren hacernos creer, tampoco son tan estúpidos), ya no en tanto que obra de Dios o destino manifiesto, sino más simplemente como natural… obra y parte del inmutable orden de la naturaleza.
Concluiré, dejando la palabra a Wolfang Streeck: La única alternativa a un capitalismo sin democracia sería una democracia sin capitalismo.

En realidad no puedo concluir sin aceptar que, de momento (y conmigo quienes propugnan esta “salida” insurreccional portadora del germen de la comunidad que alumbrara) no soy (no somos) capaces de contestar a la pregunta formulada en su tiempo por Lenin… ¿Qué hacer?... para que, un día, esta “utópica insurrección” se ponga en marcha… ¿Cuándo?... ¿Dónde?... ¿Cómo?... ¿Quiénes serán sus progenitores, cual y cómo será su periodo de gestación?...  ¿Quiénes la alumbraran y cómo?... ¿Cómo conciliar y articular, la “abierta” espontaneidad y autonomía de los ciudadanos que irán construyendo la “comunidad de libres e iguales”, con la necesaria “secrecía y capacidad técnica” de quienes, en sincronía, llevaran a cabo las tareas de sabotaje, indispensables para privar el sistema de su capacidad de funcionamiento?
Desgraciadamente, no puedo contestar estas preguntas (como no lo han podido hacer quienes están esbozando este mismo camino)… pero de lo que estoy convencido, es que este es el único camino que puede lograr la “destrucción”, el aniquilamiento del actual sistema que rige las relaciones de dominación y consecuentemente de explotación.
Mi única duda es… ¿Cómo hacer este camino transitable?



Aunque, no descarto la posibilidad, ya no de una explosión provocada, pero si de una implosión de este sistema que como expresa el economista francés Daniel Cohen… necesita (es su razón de ser, su esencia misma) conciliar lo inconciliable… el deseo infinito en un mundo finito.






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