Como
siempre en estos casos, el tremendo crash del A320 de Germanwings, da pie a que
todos los medios de comunicación del mundo, hablen principalmente de tres
aspectos: el drama personal de las víctimas y sus familiares, las probables causas
del accidente y, por tratarse de una compañía de Low Cost, la puesta en duda de
la seguridad de los aviones de estas compañías.
Temas
y cuestiones legitimas… que permiten por unos días que estos medios de comunicación
incrementen sus ventas y sus ratings (los cuales evidentemente van de la mano.)
Pero
en este caso particular… lo interesante, lo sobresaliente, no son estos
aspectos ni estas cuestiones… sino el aprovechamiento político de este desastre
por quienes se encuentran a la cabeza de los Estados directa o indirectamente
involucrados.
En
su libro “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre”, Naomi
Klein, ya nos había demostrado fehacientemente que toda catástrofe (natural o
no) era hábilmente aprovechada por el capitalismo para implementar medidas que
vayan en el sentido de su propia expansión.
Con
esta desgracia, lo que en estos momentos, salta a la vista, es el
aprovechamiento político del mismo por los Jefes de Estado de las naciones
implicadas, para aumentar su popularidad, para todos ellos muy maltrecha y en
franco deterioro… se trate de la canciller alemana Merkel, del presidente francés
Hollande, del jefe del Estado español Rajoy… o incluso del recién estrenado rey
de España Felipe VI y su consorte doña Letizia.
Los
tres primeros… rápidamente ocuparon el frente de la escena… tratando de ser el
que más se lamentaría por las pérdidas de vida de sus conciudadanos.
Fue
tal su preocupación y su pena que, ni corto ni perezoso, decidieron subirse los
tres juntos a un helicóptero para rendirse, a la mayor brevedad posible, lo más
cerca posible del lugar del desafortunado accidente en el cual 150 personas
perdieron la vida.
Quizas
solo sea un detalle… pero me parecen vergonzosa la secuencia de las fotos: al bajar
del helicóptero, esbozan una leve sonrisa (los fotógrafos están presentes… y están
tan acostumbrados a sonreír frente a las cámaras que seguramente fue como por
instinto)… después, levantando la mirada hacia el lugar del siniestro, las
miradas de rigor: la profunda tristeza mezclada al desamparo. Miradas de circunstancia…
para captar simpatías… y votos. Pero que en mi opinión, reflejan la falsedad y
la obligada mentira de todos los personeros que se dedican a la política, sea
cual sea el nivel en el cual esta se ejerza.
Para
terminar… algo todavía mas espectacular (en todo el sentido de la palabra que
supieron darle los Situacionistas, por ahí del año 1967)… y por lo tanto más
repugnante.
Los
reyes de España, en visita oficial a la Republica francesa… se vieron en la solidaria
obligación con las victimas… de suspender su estancia… y por lo tanto renunciar
a la cena de gala que les tenían preparada por esta misma noche.
Estando
listos los deliciosos manjares… un dilema se presentaba… ¿Qué hacer con todos
estos exquisitos platos listos para ser servidos y saboreados por los educados
paladares de los selectos comensales?
Ignoro
a quien se le ocurrió la solución… pero tengo que reconocer que, seguramente
sin proponérselo, fue las más indignante que hayan podido encontrar:
Simplemente (insisto en el adjetivo que aquí adquiere particular relevancia) lo
empaquetaron en varias porciones… para mandarlo a lo que suelen llamar los “bancos
alimenticios”, a los cuales acuden, hambrientos, los indigentes.
Pero
la cosa no para ahí. La alcaldía de Paris, también había previsto para el dia
siguiente una, eso si mas sencilla, colación… que, tomando ejemplo sobre lo
ocurrido con la cena de gala… ni corto ni perezoso, también formaron 150
porciones distribuidas por el Centro Social de la Ciudad de París a las
personas “alojadas” en los centros de hospedaje para indigentes.
¡¡Que
grandeza de corazón!!
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