noviembre 02, 2014

NO SE ME ASUSTEN... NO SE ME ESPANTEN... TODAVÍA TENDRÁN QUE SOPORTAR MI AUSENCIA POR ALGÚN TIEMPO.


A los familiares, amigos y desconocidos que hayan podido asustarse (o quizás incluso espantarse) al leer mi precedente entrada: SUICIDIO SIMBOLICO… SUICIDIO DE LA APARIENCIA, les pido no preocuparse en cuanto a mi indudable atracción por el suicidio…  metafísica hoy, quizás ineluctable mañana.

En efecto, por increíble que parezca… el “simbólico suicidio de mi apariencia” surtió el efecto esperado.

Entendámonos… no es que me invada el placer de vivir o que se haya apoderado de mi persona el exquisito sentimiento de mi propia existencia, el gozoso sentimiento de existir… tampoco esperaba tanto.

NO… sigo consciente de mi inexistencia, de mi ausencia, de no ser más que apariencia.
Pero he asimilado y aceptado que esto soy… que si algo (que no alguien) soy… es sencillamente un ente dotado de cuerpo y espíritu al cual un día el azar o la necesidad (también puede ser una combinación de los dos, que no son antagónicos) dieron vida y colocaron en algún determinado espacio/tiempo del Universo… con la única y absurda sinrazón de esperar el momento de su deceso… o la extinción de su especie (para lo cual, de seguir por el camino que andamos, ya no falta tanto.)

Así es… esto soy… sin posibilidad alguna de cambiar este incuestionado e ineludible hecho.
Así que más vale que vaya asimilándolo, aceptándolo, acostumbrándome… a lo cual ha contribuido, más allá de mis expectativas, este “simbólico suicidio de mi apariencia.” Al no ser (todo es posible en este teatro del absurdo) que se trate de una apariencia más. Lo cual es altamente probable.

Por lo menos por un tiempo… que espero perdure hasta que llegue el momento de mi encuentro con la muerte… ya sea este fortuito o determinado por el estado de salud de mi cuerpo… al no ser que habiendo dejado de surtir su efecto este “simbólico suicidio”, o me encentre física y/o mentalmente incapacitado para vivir una vida digna (cumplir con los más elementales actos de la vida diaria, sin necesidad de la ayuda de un tercero), decida yo ir a su encuentro.

Mientras… ¿qué hacer, que vivir, en esta larga o corta espera?

Siendo esta sociedad la de la inmediatez, de la omnipresencia del presente… presente en el cual no existo.
Siendo el futuro, el reino de lo desconocido y el por venir… que no es un tiempo para vivir y existir sino solo soñar, lo cual requiere de un “sueño” que se elabora a partir de un presente… inexistente, para mí.
Me queda el pasado… la remembranza… espero que no la nostalgia.

Ocupando este presente… en dejar una huella… no del tiempo presente por y para el cual no existo… sino del camino andado… del tiempo en el cual, a pesar de serias dudas al respecto, con sus altos y bajos, creía existir.


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