Desde
hace mucho tiempo en la escuela (por lo menos las francesas a las cuales asistí)
nos enseñaban que las obras teatrales podían (¿debían?) clasificarse en tres géneros:
la tragedia, la comedia y una especie de mezcla entre estas dos, la
tragicomedia.
Como
mis escasísimos lectores saben… el primer medio tiempo de mi particular partido
contra la Parca, encajaba evidentemente en el género de la tragedia.
El
segundo medio tiempo, en algunos de sus aspectos tenia muchos visos de
emparentarse con la tragicomedia.
Faltaba
la comedia (difícil de imaginar en una situación tal)… así que me invente un
tercer tiempo para dedicarlo a esta… lo inventado es la jalada del “tercer
tiempo” y no las anécdotas del mismo… todos sabemos (o deberíamos de saber) que
este “tercer tiempo” es un invento de las televisoras, supuestamente para el análisis
del partido que acaba de concluir… pretexto para su real propósito, inundar la
pantalla de anuncios publicitarios.
Se
trata de tres comentarios a cargo, voluntariamente o no, de tres de los médicos
que me atendieron en este trance, en la unidad coronaria.
El
primero, al lado de mi cama, me dijo que “había llegado a urgencias con un corazón
de gelatina… pero que saldría de esta con un corazón hecho una “licuadora.” Esta
todavía no funciona del todo… pero ya me pregunto qué otra cosa que mi propia
sangre podre licuar cuando esto suceda.
El
segundo, (siempre sonriente y con ganas de gastar alguna broma) me dijo que a
cual Santo le rezaba, porque a partir de hoy mismo iba a cambiar de Santo y
rezarle al mío… porque me sentía demasiado mal o por pudor, no le dije que era agnóstico
y que por lo tanto no le rezaba nunca a ningún Santo… y que si tal era su
voluntad que repensara un poco su religiosidad y en lugar de cambiar de Santo
se volviera agnóstico o ateo (según la conclusión a la cual hubiese llegado)
El
tercero, sin duda (en mi opinión) el de mayor “comicidad”… me dijo que si a pesar
de lo que me había sucedido, seguía vivo era sin duda porque tenía una misión que
cumplir en esta vida (o puede ser que haya dicho sobre esta tierra, la verdad
no me acuerdo con toda precisión) y que tenía que terminarla… lo malo es que no
me dijo cual era esta misión… y que yo mismo la ignoro… de no ser la de seguir
viviendo… preguntándome ¿por qué? ¿con cuál propósito?
No
sabré decir si estos tres comentarios de tantos médicos tienen un cierto grado
de comicidad (voluntaria o no)… pero por lo menos empatan con un cuarto genero
del teatro… el del absurdo. Siendo que en muchas ocasiones de la comicidad nace
el absurdo y del absurdo nace la comicidad.
Como
escribió en alguna parte (ignoro la cual) Paul Auster: “la vida es simultáneamente
trágica y cómica, al mismo tiempo que absurda y profundamente significativa.”
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