julio 05, 2017

De la AUSENCIA a la EXTINCION.



Cuando, hace más de una década, empecé este blog, lo introducía con estas palabras:
La violencia y miseria institucionalizadas, sin reconocer ni nombrar. La falacia del poder, la realidad de la dominación y la servidumbre voluntaria. La mercantilización de la vida toda. La dictadura de la Razón Económica y el Utilitarismo. Todo nos impide "ser al mundo", dejándonos como única posibilidad ¿por cuánto tiempo? la de tratar de entender este mundo en el cual vivimos nuestra ausencia.

Desde entonces, con la irregular redacción del mismo, plasmo mis ocurrencias (en el idioma castellano) en entradas que no más de una decena de personas leen cuando, de repente, por alguna desconocida razón, se topan con él.
A la par de este blog, desde mi adolescencia, escribo (en el idioma francés) relatos, que, por supuesto, tampoco nadie jamás ha leído.

Dos ejercicios de escritura que… al procurarme un real placer, ocasionalmente un verdadero gozo (con algo de sufrimiento y perenne insatisfacción en cuanto a los relatos, que siempre terminan en el basurero), que no solo nadie lee, sino que me esfuerzo para que así sea… califico, con una cierta dosis de lucidez y acierto, de “masturbación neuronal”.

Escribir para uno mismo, sin esperar que alguien lea lo expresado, procurando el anonimato (la publicación del blog en internet teniendo como único fin mi propia satisfacción visual, estética), no solo incrementa y potencia, mi ausencia, sino que me convierte en una especie en franca (¿y definitiva?) extinción.

Me sitúa, inequívocamente, al margen, al exterior, de la actual vorágine comunicativa por ser un “yo para los demás”.  Un ente viviente cuyo ser se construye esencialmente a partir de la mirada de los demás. Sin reparar, siquiera, en que esta sea aprobatoria o desaprobatoria… importando solo el ser visto y oído… ni siquiera mirado o escuchado.


No ser más un “individuo”, sujeto autónomo dotado de plena conciencia de su ser, sino una parte, un átomo, de un Todo.
Un Todo que cada día se representa menos como colectividad, se vive menos como comunidad, sino como un continuo flujo de datos que conforman una realidad que nadie entiende ni comprende. “Realidad totalitaria” que ni siquiera los muy pocos que participan de su concepción matemática son capaces de conocer e interpretar como Totalidad.
Totalidad cuya “existencia propia” es la misma incesante creación y el perpetuo caudal del flujo de la infinidad de datos que la constituyen.

Realidad cuya incomprensión deja al individuo, como único “sentimiento de ser”, el integrarse a este flujo, ser parte del mismo.
Las experiencias (en tanto que actividades corporales o intelectuales, sentimientos y emociones) no son vividas como tales… no existen… si no son parte de este flujo. Carecen de sentido si no son compartidas. Lo único que les dota de existencia… y por lo tanto dota al individuo de existencia y sentido… es la posibilidad, hecha obligatoriedad, de compartirlas.

Esto son Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y demás “plataformas sociales”, herramientas, instrumentos, medios que permiten transformar nuestras experiencias, sentimientos y emociones en datos que podemos compartir, con propios y extraños… siendo los “likes” la nueva expresión -y medición- del reconocimiento que todo ser humano necesita de sus semejantes.

Apenas ayer, se podía ser, siendo actor o espectador… hoy, esencialmente, dándose a ver y mirando, mostrándose y viendo.
Ayer, la búsqueda del ser, del sentimiento de existir, era esencial… hoy solo lo es, la apariencia, el parecer.
Ayer importaba el espejo y su reflejo… hoy, la foto compartida.
Ayer, importaba vernos… hoy ser vistos.




Hasta hace poco era consciente de mi “esencial” ausencia al mundo, hoy me siento, me sé, parte de una especie en vía de extinción.
Lo que me preocupa es que hasta hace poco se trataba de mi personal, y consentida, ausencia… cuando creo que, como especie, humana, hemos empezado a andar el camino de nuestra extinción.
Si, desde hace poco tiempo, la extinción de la humanidad era considerada como la consecuencia de la destrucción del medio natural que permite la vida… estoy convencido que, a partir de ahora, debido al imparable, acrítico y simultaneo desarrollo de la “datificación algorítmica”, la nanotecnología, la bioingeniería, la inteligencia artificial, etcétera, cobijadas bajo el manto del transhumanismo… la especié humana, se extinguirá (¿también o ante todo?) debido a la pérdida de su humanidad.




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