El
tiempo pasa y sigo con mi tarea de recopilación de información… lo que por el
momento hace todavía imposible que publique la anunciada entrada tratando de
contestar la doble pregunta, ¿Por qué ESTE terrorismo? y ¿Por qué EL
terrorismo?
Sin
embargo, las ultimas noticias, centradas en las respuestas del
Gobierno francés a los atentados ocurridos el 13 de noviembre en Paris, me dan
tanta rabia que no puedo esperar más… pensaba que podían formar parte de dicha
próxima entrada, pero no, mi indignación me obliga a redactar una sucinta
entrada, en cuatro puntos, desde ya. Si bien al releerme me di cuenta que en
realidad son cinco… y un poco más.
1.-
En respuesta a los atentados, en forma inmediata, el Presidente Hollande declaraba el estado de emergencia. Al día siguiente, ante el Congreso solemnemente reunido en Versalles, los parlamentarios ahí presentes, ampliaban por una casi unanimidad (solo 6 votaron en contra) dicho estado de emergencia por una duración de tres meses.
Estado
de emergencia que proporciona a las autoridades amplísimos poderes en cuanto a
la circulación y estancia de las personas, así como la clausura de espacios
públicos. Concretándose en particular en el poder dado al ministro del interior
(de gobernación, en México) y los prefectos (equivalente administrativo de los
Gobernadores mexicanos) de ordenar “registros administrativos” (cateos), de día
como de noche, así como proceder a “asignaciones domiciliaras” (el individuo
tiene que presentarse a las autoridades tres veces al día) … sin necesidad de
orden judicial alguna.
Registros
administrativos y asignaciones domiciliaras que para el ministerio del interior
y las autoridades administrativas se justifican con el solo argumento de que
“existen serias razones para pensar que un cierto comportamiento constituye una
amenaza para la seguridad y el orden público, o que un determinado espacio es
frecuentado por dichas personas.”
A
lo cual se agregan los amplios poderes, dados a las mismas autoridades, para
decretar la interdicción de reunión y manifestación… aquí también sin necesidad
alguna de recurrir al poder judicial… obviamente con la atribución, también extrajudicial,
de “espiar”, por cualquier medio todas las comunicaciones, y en sentido amplio
todas las actividades, de cualquier individuo.
En
otras palabras, se dota a la policía y ciertas autoridades administrativas de
poderes que ponen entre paréntesis derechos individuales y sociales esenciales…
se cancela una parte importante, de hecho esencial, del Estado de Derecho.
Cancelación
de la cual el gobierno francés es tan consciente que sintió la necesidad, en
forma inmediata, de informar al Consejo Europeo de esta temporal derogación a
la Convención Europea de los derechos del hombre.
Cancelación
parcial y momentánea, aseguran… sin embargo, con el actual “estado de ánimo” de
la población, azuzado y magnificado por los medios de comunicación, existe la
real posibilidad de que el Gobierno pueda prolongarlo legalmente, como también
la de que esta excepción se vuelva una “costumbre” que no requiera de alguna
legalización.
Claro
que esta política antiterrorista, a la cual se agrega la creación de 5000
puestos suplementarios en las fuerzas policiacas, 2500 en el aparato judicial y
1000 en aduanas y el sistema penitenciario, requiere de un importante
financiamiento. Por lo que, en el Congreso reunido en Versalles, el presidente
Hollande recalco que “el pacto de seguridad se impone al pacto de estabilidad”.
Por lo cual se decidió en lo inmediato un incremento de 267 millones de euros
para el presupuesto de 2016, con la invitación del ejecutivo al Congreso para
que en la mayor brevedad posible esta suma pueda incrementarse a 640 millones.
Esto
con el beneplácito de la Comisión Europea (en principio celosa guardiana del
estricto cumplimiento de las metas del pacto de estabilidad firmado por todos
los miembros de UE), la cual se dijo entender las necesidades francesas en esta
materia y estar dispuesta a evaluar esta infracción con “corazón y humanidad.”
Esto,
sin contar con los posibles “descontroles” de estas medidas… su aplicación a
ámbitos y para propósitos otros que los para los cuales fueron expedidas.
Posibilidad
que en los pocos días transcurridos desde su votación e implementación… ya se
hizo realidad, hecho incontrovertible.
Así,
según el último balance dado a conocer por el mismo Ministerio del Interior al
día 30 de noviembre, ya se habían producido 2000 “registros administrativos”,
300 “asignaciones domiciliarias” y 529 detenciones preventivas. ¿Serán todas?
No se sabe… pero algunos periódicos, tanto nacionales como regionales, dan
cuenta de una multitud de hechos concretos (con fecha, hora, dirección, nombres
y apellidos de los individuos involucrados) reportando que en la casi totalidad
de estos: uno, todas las “acciones” se llevaron a cabo con lujo de violencia;
dos, resulta que las personas implicadas no tenían nada que ver, ni de cerca ni
de lejos, con las sospechas (que no hechos averiguados) que las hicieron
acreedoras a un tal tratamiento.
Más
grave aún, estos últimos días, se vislumbraba una clara intencionalidad
política, al ser personas u organizaciones relacionadas con la lucha contra el
“cambio climático”, quienes fueron las victimas de estas acciones policiacas y
sufrieron los maltratos. Para más precisión, 24 militantes “asignados a
domicilio” en las 48 horas previas a la apertura de la cumbre mundial contra el
cambio climático conocida como COP21.
Desde
mucho antes de los atentados, en el marco de esta “COP21”, que tiene lugar en
Paris, numerosas organizaciones y colectivos habían llamado a grandes
manifestaciones… las cuales, sobre la base de dicho “estado de emergencia”,
fueron todas prohibidas.
Sin
embargo, este domingo 29, unos quince millares de personas salieron a las calles
de Paris haciendo uso de su derecho constitucional a manifestarse, siendo
brutalmente reprimidas por la policía antimotines conocida por sus siglas como
CRS (Compañía Republicana de Seguridad) y resultando, según cifras del mismo Ministerio
del Interior, 317 manifestantes puestos en detención preventiva… juzgando el
señor Hollande “escandaloso” e “indigno”… no el comportamiento de la policía
sino el de unos cuantos “agitadores que mancillaron la plaza de la Republica,
lugar de recogimiento, con velas y flores, en recuerdo de los caídos en los
atentados terroristas.”
Resulta,
más que preocupante… profundamente indignante, constatar que, en su vertiente
“interior”, la pretendida lucha contra el terrorismo se salda por la
suplantación del Estado de derecho por el Estado de urgencia, antesala de un
Estado policiaco… encontrándonos por lo pronto en un Estado de hecho hibrido,
formalmente de derecho, pero con una real e inquietante vertiente policiaca.
Como lo escribía un editorialista del medio de comunicación digital francés
Mediapart, “Un pouvoir hors la loi, un Etat hors control”, lo cual podría traducirse
por “Un poder fuera de la ley, un Estado fuera de control.”
Más
preocupante… cuando la experiencia nos indica que estas legislaciones
antiterroristas de excepción, como en el caso del “Patriot Act” gringo, llegan
para quedarse. Por lo pronto… un recordatorio, no olvidemos que la intención
del presidente Hollande, expresada en numerosas ocasiones, es la de una notable
modificación de la Constitución francesa, con la finalidad de adaptarla a la
nueva realidad de la “guerra contra el terrorismo”… y una amenaza, este mismo
martes primero de diciembre, en un programa radiofónico de la estación RMC, el
mismo señor Manuel Valls (primer ministro) ha expresado no descartar una nueva prolongación
del estado de emergencia que vence el próximo 26 de febrero 2016. Evidentemente
argumentando que “la restricción de las libertades no tiene más objetivo que el
de proteger nuestras libertades.”
Para
Naomi Klein, el gobierno francés, practica la “estrategia del choque” (en
referencia a su famoso libro) haciendo uso del estado de urgencia para reducir
al silencio los militantes por el “combate climático”, agregando que hemos
entrado a una oscura nueva edad de la democracia.
Una
vez que se quitaron las cadenas que amaraban a la “Bestia”, a ver quién es
capaz, o simplemente tiene la suficiente “valentía política”, para amararla de
nuevo y colocarle el bozal que le impida seguir mordiendo a su antojo.
Queda
la cuestión de saber si estas medidas de corte policiaco, contra todos los
“sospechosos de terrorismo” y de hecho contra “todo lo que se mueva”, son eficaces
(dependiendo de su objetivo declarado como del oculto) pero por lo pronto
dejare la respuesta para la próxima entrada sobre la cual sigo “trabajando”.
Por
lo pronto, dejando el aspecto “interior” de esta, prioritaria y encarnizada,
“guerra contra el terrorismo”, me interesa apuntar (también someramente) dos o
tres puntos relacionado con el aspecto “exterior”.
2.-
La respuesta inmediata del señor Hollande… en caliente, quizás sin pensárselo
mucho o quizás pensándoselo en demasía… guiada por el irracional sentimiento de
venganza, fue la de bombardear, inmisericordemente las posiciones de DAECH en
Siria e Iraq.
Inmisericordemente…
dado que si bien no dudo de que entre las víctimas de estos bombardeos habrá
unos cuantos yihadistas… tampoco tengo la menor duda en que las “inocentes víctimas
civiles” se contaran en un número muy superior al de los combatientes
yihadistas (mil perdón por la equivocación, rectifico, terroristas).
Me
resulta, por lo menos curioso, que cuando unos individuos matan a sangre fría
“inocentes civiles” franceses (o de cualquier otra nacionalidad, digamos en
suelo francés o una nación occidental civilizada) se les tacha de terroristas…
pero cuando son los miembros de los ejércitos bajo el mando de los ejecutivos de
estas mismas naciones occidentales (mejor olvidémonos del calificativo
“civilizada”) que matan (a sangre fría y a ciegas, por muy sofisticada que sea
la tecnología para dar en el blanco preciso) a decenas, centenas o millares de
personas (en la sola guerra de Irak emprendido por el carnicero Bush, fueron
millones) que tienen la mala suerte de encontrarse en el lugar equivocado en el
momento equivocado, estas no son víctimas del terror, sino simplemente “daños
colaterales”… y los pilotos no son calificados de terroristas, sino de
“heroicos defensores de la libertad”. Anónimos claro, pregunto, inocentemente…
¿por qué será imposible ponerles nombre y apellido… ¿será que a los terroristas
les venga también en ganas vengarse?
3.-
En su aplaudida gira por los más importante países occidentales, en busca de
aliados en su guerra contra el terror, el señor Hollande termino por admitir…
uno, que el carnicero Bashar al Assad, que hasta ayer era “parte del problema”,
es hoy “parte de la solución”… dos, que resultaba imposible, impensable, que se
pudiera ganar esta guerra únicamente con bombardeos aéreo y que para tal
objetivo era indispensable una “intervención terrestre”. Nada más que esta deberá
ser llevada a cabo por tropas árabes.
Los
franceses y “aliados” (otro cambio de importancia, entre estos se cuenta ahora
con Rusia, hasta hace algunas horas único sostén del régimen sirio) seguirán a
resguardo bombardeando desde los aires, mientras surtirán las armas para que
los soldados y milicias árabes se enfrenten al ejercito de DAECH, en tierra. En
otras palabras… nosotros ponemos las armas y ustedes los muertos. Obviamente,
sin olvidar, que conseguida la victoria (si es que esta llega algún día)
seremos nosotros quienes decidiremos de las consecuencias y condiciones,
políticas y geoestratégicas, que resulten de esta. ¡¡Natural… no se les olvide
que nosotros hemos empezado esta guerra (hace ya más de catorce años, o para
ser más exactos desde 1916 cuando con los “acuerdos Sykes-Picot dibujamos el
Oriente Medio, para repartírnoslo) para favorecer nuestros intereses
(políticos, geoestratégicos, económicos, etcétera)… y que por lo tanto a estos
tiene que rendir justicia (disculpen el irónico contrasentido de la expresión)
esta anhelada victoria contra el terrorismo!!
Un
último párrafo para terminar este punto, terrorismo que (como veremos en la
próxima entrada que me encuentro trabajando) fue intencionalmente promovido,
organizado, entrenado y provisto de armas, por el mismo Occidente,
particularmente los Estados Unidos.
4.-
Si Occidente fue quien promovió las estructuras del terrorismo… ¿Quién las
financio y las financia hoy? En una mínima parte las mismas potencias que hoy
lo combaten, pero esencialmente Arabia Saudita (y otras monarquías y emiratos
del Golfo pérsico) a quienes los unen importantes e inquebrantables lazos
políticos, geoestratégicos y sobre todo económicos (¿dónde se encuentran los
mayores campos petrolíferos?) Poco tiempo antes de los atentados de Paris, el
mismo gobierno francés se ufanaba de los importantes contratos de venta de
armas que había logrado cerrar con Arabia Saudita (después de haberlo logrado
con el sanguinario dictador egipcio Abdelfatah Al Sisi, que acabo a sangre y
fuego con un gobierno legítimamente electo, salido de la “primavera árabe”,
pero que tenía el “inconveniente” de ser encabezado por la Hermandad musulmana,
cruento golpe de estado obviamente asestado con el beneplácito, sino es que con
la complicidad, de quienes meses antes habían ensalzado y quizás propiciado
dicha primaveral revolución.)
Para
quede bien claro… ¡¡los Estados occidentales involucrados en la guerra contra
el terrorismo, financian a quien finanza a los terroristas!! Como lo dijo el
francés profesor universitario en ciencias políticas y especialista del mundo
árabe, Stéphane Lacroix, “Arabia saudita, un DAECH que ha sido exitoso.”
5.-
Imposible dar por concluido esta pequeña reseña, consagrada a la política y
éticamente inmoral respuesta del señor Hollande (¿puede haber una política
bélica y vengativa que sea moral?) sin mencionar el apoyo, casi unánime, a la
misma por parte de los medios informativos franceses, que, como es su costumbre
(para no decir su función) se encargan de formar (formatear) la opinión pública.
Opinión
publica que, como “borregada” que es, entona a pleno pulmón la Marsellesa, tiñe
los lugares públicos, sus domicilios y las redes sociales, de los colores de la
Patria, azul, blanco y rojo.
Mal
asunto cuando las dos palabras que más veces se pronuncian en cualquier
discurso del Poder, son Guerra y Patria (o su materialización, en tanto que
Francia)… cuando se apela a los sentimientos y las emociones en lugar de la
razón, como dijo alguien (no me acuerdo quien) en estos últimos días, cuando se
apela a la parte reptiliana y límbica del cerebro en lugar de recurrir al
neocortex.
Lo
siento, me equivoque, el anterior punto no puede ser el último. Si, como lo
apuntaba desde el mismo día de los atentados, la pregunta esencial (la cual no
planteo ningún medio de incomunicación) es, tiene que ser siempre, ¿Por qué?
¿Por
qué esta respuesta del gobierno francés, y en primer lugar de su cabeza el
señor Hollande? Sin pensarlo mucho (lo cual no es lo más adecuado, pero de
momento creo ser una respuesta satisfactoria) me parece, intuyo, que la
respuesta tiene en un sola, pero esencial, palabra para todo político que se
precia de serlo, como profesional y no simple estudioso o actor de LA Política
con una P mayúscula… “eleciones”. Es de todos sabido y ampliamente documentado,
que antes de estos ¿oportunos y/o bienvenidos? atentados, la “cuota de
aprobación” (el rating, si prefieren) del señor Hollande estaba por los suelos,
ya cerca de un solo digito… cuando hoy, después de los atentados y su guerrera
respuesta a la misma, esta se disparó considerablemente… al punto de que si las
elecciones fuesen el día de hoy (como les encanta decir a todos los institutos
de sondeo) este se vería reconducido en su función y “alta responsabilidad”…
por aclamación. Sera esta la razón que guio la respuesta del señor Hollande… no
tengo la absoluta certeza… pero estaría dispuesta a apostar mucho, que
efectivamente, esta fue… sigue siendo.
Por
lo que no puedo terminar esta entrada sin mencionar que si, a medida que iba
escribiéndola, antecedí el apellido Hollande del sustantivo o (¿calificativo?)
“Presidente” (con mayúscula por favor) al de simple “señor” (con todo y
minúscula)… creo que es porque, siendo
de nacionalidad francesa (por casualidad y no voluntad propia) me avergüenza
tener que admitir (o por lo menos constatar) que este “señor” ostenta el cargo
de “Presidente” de la República francesa… que, si bien no considero que es mi
patria, si es la nación en la cual nací y viví mis primeros veinticinco años, y
que, por lo tanto, en mayor o menor medida, hizo que sea quien soy… y con mayor
razón todavía, cuando este señor se ostenta como “socialista”… aunque todos
sepamos que hoy en día el sustantivo o calificativo “socialista” ya muy poco
(¿nada?) tiene que ver con lo que significaba hace unas cuantas décadas… menos
si nos vamos a finales del siglo XIX, por ejemplo en 1864. ¿Cuántas personas
sabrán todavía lo que esta fecha significo, en su momento? No lo busquen… en
este año, en Londres, socialistas y anarquistas, fundaron la AIT (Asociación
Internacional de Trabajadores) mejor conocida como la Primera Internacional.
¡Ya
paso mucha agua por debajo de estos puentes!... ya lo sé… pero que quieren…
uno, ya no es joven, por no decir que ya soy viejo… y dos, todavía sueño.
Sueños de utopía que hoy se han vuelto pesadillas.
ESTAMOS
CONVENCIDOS QUE LIBERTAD SIN SOCIALISMO ES PRIVILEGIO E INJUSTICIA; AL IGUAL
QUE SOCIALISMO SIN LIBERTAD ES ESCLAVITUD Y BRUTALIDAD.
Mikhaïl
Bakounin
Posdata:
En el intitulado de esta entrada figura una pregunta ¿socialista y democrático?
La
cual no puedo terminar sin contestarla:
Socialista…
nunca lo fue.
Democrático…
en el estricto sentido de la palabra tampoco nunca lo fue (como cualquier
gobierno que hoy en día pretende serlo)… en el sentido que hoy se da abusiva y comúnmente
a este calificativo, está dejando de serlo, quizás nunca más lo sea.
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