Hoy, 21 de agosto, nos
amanecimos con la noticia de que Tsipras dimitió y se llamo a nuevas elecciones
para el próximo 20 de septiembre, en apenas dentro de un mes. En el transcurso
del día, también supimos que el ala más radical de Syrisa, la Plataforma de
Izquierda, había tomado la decisión de abandonar Syrisa y fundar un nuevo
partido, denominado Unidad Popular, saliéndose por lo pronto de Syrisa como
grupo parlamentario. Partido que ya anuncio, por la voz de su “líder”,
Panayotis Lafazanis, que de resultar vencedor y formar gobierno, denunciara el
ultimo “rescate” y promoverá el no pago de la deuda, así como, de ser
necesario, la salida de Grecia de la zona Euro.
¿Cuál será el resultado de
estas elecciones anticipadas?
Nadie lo sabe.
¿Ganara alguno de los
partidos “tradicionales” de la política griega, Nueva Democracia de centro
derecho o el Pasok de centro izquierda? Difícil de que así sea, recordando que
en las últimas elecciones generales (en las cuales Syrisa se hizo del poder,
con más del 36% de la votación), el Pasok salió laminado, con menos del 5% de
los votos, casi desapareció de la escena política griega. En cuanto a Nueva
Democracia, le fue mejor, de hecho se alzo como la segunda fuerza política con
menos del 28%, lo cual sin embargo represento también un gran retroceso,
comparado con sus resultados históricos que rondaban entre el 54% y el 33%.
¿Los electores refrendaran
una vez más su confianza en Syrisa? Posible, más vale malo conocido que bueno
por conocer… sobre todo si consideramos que en este momento no existe el tal
“bueno”. Sin embargo una gran parte del electorado que voto por Syrisa en enero
del 2015, hoy se siente, con o sin razón, traicionada. Los electores más
izquierdistas se irán con el nuevo partido que ya constituyo el ala
izquierdista de Syrisa. En cuanto a los más conservadores y los socialistas
decepcionados por el Pasok, se decantaran probablemente por Nueva Democracia
los primeros y por la abstención los segundos.
Sin embargo Tsipras tiene
muchas posibilidades de salirse con la suya.
El momento escogido para
renunciar, así como el de las próximas elecciones generales, no es producto del
azar… sino todo lo contrario.
En efecto esta decisión
tuvo lugar apenas unas cuantas horas después de que Grecia hubiese recibido
(después de una abstinencia de más de un año) una primera bocanada de oxigeno
de unos 26,000 millones de euros… y antes de que el gobierno tenga que cumplir
con la aplicación de las contrapartidas las más duras, con todas las medidas
que acentuaran todavía mas y en una gran proporción la política de austeridad
en vigor desde hace ya varios años, y que la población griega resienta de lleno
las consecuencias de las mismas. Como lo decía el profesor de ciencias
políticas Georges Contogeorgis: “Alexis
Tsipras decidió convocar a elecciones en forma inmediata, porque sabe que
dentro de seis meses ya no se beneficiara de su actual buen porcentaje de
popularidad.”
El apoyo que perderá a su
izquierda, lo ganara al centro.
Incluso podrá contar con
el apoyo, discreto pero efectivo, de sus acreedores.
Antes mismo del anuncio de
su dimisión y el llamado a nuevas elecciones, un tal Martin Selmayr, jefe de
gabinete del presidente de la Comisión Europea (Jean Claude Juncker) mandaba un
tweet en el cual escribía: “unas
elecciones anticipadas en Grecia podrían ser la mejor manera de ensanchar el
apoyo al plan de ayuda.” Más claro… imposible.
En cuanto al presidente
del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, enseguida después de conocer la dimisión de
Tsipras declaraba, sin empacho alguno: “Espero
que las elecciones llevaran a un apoyo todavía mas amplio al plan de rescate,
por parte del Parlamento griego. Esperamos que estas se den relativamente
temprano para que Grecia, como previsto, tome importantes decisiones en
Octubre”…Esperamos que Tsipras sea reelecto y que este hecho permita una
clarificación de la situación política, la cual lleve a la constitución de un
gobierno más coherente que apoye de manera más decidida el plan de rescate y la
implementación de las reformas exigidas como contraparte.”
Hasta parecería que una
vez más el señor Tsipras hace hasta lo imposible para complacer a los “buenos
deseos” expresados por quienes están decididos a mantener a Grecia bajo
perfusión mientras imponen una política económica que terminara saldándose por
la ruina del país heleno y su inevitable salida de la zona euro.
Como lo dijo, Yanis
Varoufakis, en muchas entrevistas dadas a diversos medios de comunicación
europeos: “El tercer rescate está diseñado para
fracasar. Seamos sinceros: el ministro alemán, Wolfgang Schäuble, nunca estuvo
interesado en pactar nada que pueda funcionar. Su plan es rediseñar la
eurozona: parte de este rediseño es echar a Grecia.”
“Lo ocurrido en Grecia es un golpe de Estado: la asfixia de un país a
través de restricciones de liquidez. En Bruselas nunca hubo interés por ofrecer
un pacto mutuamente beneficioso. Si Grecia intenta, a pesar del sentido común y
las leyes más elementales de la economía, aplicar este plan y las reformas que
lo acompañan, esta correrá directamente hacia el Grexit. Porque este programa
está concebido para hundir a nuestra economía.”
Predicción o afirmación que la
realidad y los hechos concretos avalan plenamente.
Como parte del tercer rescate
“acordado” entre el Gobierno griego y la ex Troika, por una suma total de
86,000 millones de Euros… pocas horas antes de la dimisión de Tsipras, Grecia
recibió un primer tramo de 26,000 millones… de los cuales el pueblo griego no verá
ni siquiera un solo euro, sino todo lo contario.
En efecto esta suma se distribuyo de
la siguiente manera:
3,400 millones al Banco central
Europeo (BCE).
7,160 millones al Fondo Monetario
Internacional (FMI)
10,000 millones al fondo al Mecanismo
de Estabilidad (MEDE), con sede en Luxemburgo, expresamente destinados en su
totalidad a la recapitalización de la banca privada griega.
Mas 13,000 millones “guardaditos”
para saldar próximos vencimientos de la deuda y otros pagos.
Si hacemos la suma y la resta…
llegamos a una cifra negativa de menos 7,560 millones de Euros.
Esto sin contar que el “acuerdo”
prevé, a modo de garantía, la creación de un Fondo por 50,000
millones de euros para futuras privatizaciones… depositados en Luxemburgo.
¿Adivinen quien fue el primero en
sacar provecho de este Fondo? Seguro que si acertaron… Alemania… quien se quedo
con la administración (supongo que se trata de un eufemismo para decir
posesión) de 19 aeropuertos griegos, entre ellos los de mayor tráfico en los
centros turísticos más afamados.
Si “la jugada” de Tsipras es alabada
por los acreedores que están destruyendo la economía griega para someterla, en
cambio, una gran parte de la población se siente simplemente traicionada por el
gobierno griego.
Como lo dice, con todas sus letras,
Yanis Varoufakis “Creo que hemos
traicionado a la gran mayoría del pueblo griego, al 62% de nuestro pueblo que
se atrevió a votar NO en el referéndum… para Grecia este referéndum no habrá
servido de nada. No ayudo al Gobierno. Tampoco ayudo al pueblo que voto NO. El
pueblo ha sido abandonado y traicionado.”
Verdad que efectivamente comparten
muchos griegos.
Así, varios “periodistas”
y “politólogos”, que se encontraban en lugares públicos (bares, plazas, etc)
reportan que a la hora en que Tsipras anuncio su demisión y llamo a nuevas
elecciones, la mayoría de los televidentes mostro su decepción y su hartazgo…
varios de los entrevistados asegurando que votarían por Amanecer Dorado, el
partido de extrema derecha. Tal es, por ejemplo, el caso del dueño de un café
en Atenas, Achilleas Dukas, quien externo: “Estas elecciones anticipadas son un desastre para la población.
Psicológicamente, ya hemos pasado por fases intensas, la clausura de los
bancos, el control de capitales, y el mismo referéndum del 5 de julio. La gente
está muy estresada.”… y levantado los hombros, agrega: “en las elecciones anticipadas de enero, vote por Syrisa con entusiasmo,
pero en estas próximas elecciones votare por Amanecer Dorado, es la única opción para mostrar nuestra
decepción y nuestro descontento.”
No está de más recordar que Amanecer
Dorado no es un partido de extrema derecha cualquiera (como por ejemplo el
Frente Nacional en Francia), sino que se declara abiertamente neonazi.
Como también vale recordar que en las pasadas elecciones de enero del 2015, este partido había
llegado en tercera posición con más del 6% de los votos. No es mucho, pero
estos partidos de extrema derecha suelen ser como imanes para todos los
decepcionados y hartos que integran el “voto popular”.
Hoy en día, nadie puede
afirmar saber cual será la composición del Parlamento alumbrado por las
próximas elecciones generales y por lo tanto quien saldrá victorioso de las
mismas, es decir quien se encontrara en la posibilidad de formar un Gobierno.
Muchas son las
posibilidades de que, con su voto, el pueblo griego (si es que reducimos
tramposamente la noción de Pueblo al espectro de quienes votan) decida dar una
nueva oportunidad a Syrisa y su líder Tsipras.
Pero esto no resuelve lo
realmente importante… lo que el gran filosofo esloveno Slavoj Žižek, en un
extenso y excelente análisis (en mi opinión obviamente) en las páginas de la
revista francesa L’OBS (de tendencia socialdemócrata “progresista”), expone así:
“La elección a la cual se ve confrontado
el gobierno griego es una elección realmente difícil, un problema que debe de
enfrentar en términos brutalmente pragmáticos. No se trata de una elección de principios, entre un acto autentico y
una traición oportunista. Las acusaciones de traición hechas al gobierno de
Syrisa tienen por objetivo evadir la verdadera cuestión, la que realmente
importa: ¿Cómo enfrentarse al capital en su forma contemporánea, como gobernar
CON EL PUEBLO, como dirigir un Estado CON EL PUEBLO.”
Dejemos la última
palabra a Yanis Varoufakis… quizás lector y seguidor del filosofo francés
Jacques Rancière, quien defiende la idea de que la Polis debe ser gobernada por
ciudadanos elegidos al azar… quien al saber de la dimisión de Tsipras y el
llamado a elecciones generales, comento: "No creo en aquellos que quieren hacer
carrera en política. Un político así es alguien que miente, manipula la verdad
para adaptarla a las realidades, firma por ejemplo un plan de financiación que
no es correcto. En este sentido, no soy un buen político."