A
principios de los años 80, con la finalidad de renovar su obsoleta flotilla de
cazas bombarderos, el gobierno francés encargo al fabricante de aviones de
combate Dassault, el diseño y fabricación de un caza bombardero polivalente de
quinta generación.
El
primer vuelo de este nuevo avión, llamado RAFALE (ráfaga), tuvo lugar el el 4
de julio de 1986 y su integración al ejército del aire francés y las fuerzas
navales francesas a finales del año 2001.
Muchos
ejércitos de diversos países se interesaron por la compra de este nuevo avión
de combate para equipar sus fuerzas aéreas y navales, pero (tanto por su
elevado precio como por el disfrazado veto de los USA) ningún acuerdo de venta jamás se concretizo…
hasta que, hace unos cuantos días, sorpresivamente, se anuncio que el gobierno
egipcio había cerrado un contrato por la compra de 24 aviones Rafale (mas una
fragata y algunos misiles de diversos tipos), por un valor de 5,000 millones de
euros.
Divulgada
por el periódico francés Le Monde, esta compra, hasta ahora “secreta”, fue
celebrada en todo lo alto por el gobierno francés que se vanaglorio de este
primer contrato de venta de un avión de combate, hasta entonces juzgado como
invendible. Excepto uno que otro muy raro medio de comunicación, partido u
organización… toda Francia canto al unisonó un sonoro ¡Cocorico!... orgullosa de esta venta… sin
preguntarse quién era el mariscal Abdel Fattah Al-Sissi Presidente de la
Republica egipcia y comandante supremo de las fuerzas armadas egipcias… ni el
porqué u objetivo de esta compra exprés cuyo compromiso de compra/venta se
negocio y firmo en cuestión de algunas semanas, cuando normalmente se requiere
de varios meses de negociaciones… como tampoco la proveniencia del capital
necesario para tal compra, cuando el Estado Egipcio y obviamente la población
civil egipcia se encuentran sumisos en un verdadero desastre económico.
Pues
aquí el esbozo de una tentativa de respuesta a estas preguntas no formuladas.
El
mariscal Al-Sissi es un dictador y asesino de la peor calaña. Fue elegido Raïs después
de un cruento golpe de Estado (que se saldo por centenares de muertos) contra
un gobierno legítimamente elegido (después de la revuelta popular de la plaza
Tahirir)… que no tolera la mas mínima oposición… cuya policía tortura
sistemáticamente y a gran escala… cuyo poder judicial esta a sus ordenes… cuyas
frecuentes manifestaciones acaban en baños de sangre y decenas de muertos… que
declaro “Los Hermanos Musulmanes” (que representaban entre un tercio y la mitad
de las preferencias político-electorales de los egipcios) como terroristas,
asesinado centenares de estos y en encarcelándolos por decenas de millares
(alimentando así la eclosión de millares de futuros yihadistas.) Resumiendo, el
gobierno de Al-Sissi gobierna mediante el terror… que dice combatir.
En
efecto, la inhabitual prisa con la cual se ha cerrado exitosamente este
“contrato comercial” (del cual el gobierno francés se muestra tan orgulloso)
encuentra su origen en los planes del gobierno egipcio de intervenir
directamente y por todos los medios a su alcance en la lucha contra las
facciones yihadistas que controlan una gran parte de su vecina Libia. Así como
contra los “grupos terroristas internos” que se atrincheraron y actúan en la
península desértica del Sinaï.
En
lo tocante a la proveniencia del capital necesario a la compras de esto aviones
de combate, varios medios de comunicación europeos y estadounidenses, apuntan a
que este fue suministrado, en gran
parte, por Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y, en menor medida, el
Kuwait (sin mayor precisión al respecto).
En
cuanto al interés del gobierno francés… obviamente se trata de un jugoso
contrato de venta de unos aviones hasta ahora calificados de invendibles, con
su esperado efecto de contagio… pero también, y sobre todo, de una “jugada”
geoestratégica cuyo principal objetivo y beneficio consiste en asegurarse el
apoyo del gobierno egipcio en sus intervenciones militares en la África
subsahariana (Mali y República Centroafricana), así como su declarada intención
(expresada por el mismo Ministro de la Defensa, Jean Yves Le Drian) de
intervenir militarmente en Libia contra las fuerzas del Estado Islámico (Daesh)
implantadas en esta país, cuyo “poderío” no cesa de crecer.
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