EJÉRCITO ZAPATISTA DE
LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
31 de Diciembre del 2014 y 1 de Enero
del 2015.
Compañeras y compañeros familiares de
los estudiantes de Ayotzinapa asesinados y desaparecidos por el mal gobierno de
este sistema capitalista:
Compañeras y compañeros del Congreso
Nacional Indígena:
Compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta de México y del mundo:
Compañeras y compañeros Bases de Apoyo
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:
Compañeras y compañeros comandantes y
comandantas, jefas y jefes del Comité Clandestino Revolucionario
Indígena-Comandancia General del EZLN:
Compañeras y compañeros milicianas y
milicianos:
Compañeras y compañeros insurgentes e
insurgentas:
Compas:
Por mi voz habla la voz del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional.
Reciban todas, todos y todoas que están y no están presentes, el
saludo de los hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas zapatistas.
Sea bienvenido el paso, la voz, el
oído, la mirada, el corazón colectivo de abajo y a la izquierda.
Tenemos como invitados de honor a los
familiares de quienes nos hacen falta en Ayotzinapa, en México y en el mundo.
Agradecemos de corazón el honor que nos
hacen al estar presentes aquí con nuestros pueblos zapatistas que somos.
Nos honran también sus silencios y
palabras.
Nos hermanan su dolor y su rabia.
Nosotros, nosotras las zapatistas, no
perdemos de vista ni cerramos nuestros oídos a la pena y el coraje de
Ayotzinapa que nos muestran y nos hablan los familiares.
La pena por las muertes y
desapariciones. El coraje por los malos gobiernos que esconden la verdad
y niegan la justicia.
Lo que sabemos y recordamos en esta
lucha de Ayotzinapa es que sólo como pueblos organizados vamos a encontrar la
verdad.
No sólo la verdad desaparecida en
Ayotzinapa, también todas las verdades que han sido secuestradas, encarceladas
y asesinadas en todos los rincones del planeta Tierra.
Sobre esa verdad ahora ausente podremos
construir la justicia.
Porque nosotras, nosotros los
zapatistas, pensamos que ya no hay que confiar más en los malos gobiernos que
hay en todo el mundo.
Esos malos gobiernos que sólo sirven a
los grandes capitalistas.
Esos malos gobiernos que sólo son los
empleados del capital. Los capataces, mayordomos y caporales de la gran
hacienda capitalista.
Estos malos gobiernos no van a hacer
nunca un bien para los pueblos.
No importa qué tantas palabras digan,
esos gobiernos no mandan, porque el mero Mandón es el capitalismo neoliberal.
Por eso no hay que creerles nada a los
malos gobiernos.
Todo lo que queramos como pueblos lo
tenemos que construir entre nosotros.
Así como los familiares de los
asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa están construyendo su búsqueda de
verdad y justicia.
Así como están construyendo su propia
lucha.
Queremos decirles a los padres y madres
de los compañeros desaparecidos que no descansen de luchar y no dejen de luchar
por la verdad y la justicia para los 43.
Su lucha de los familiares de
Ayotzinapa es el ejemplo y el alimento que nos dan a quienes queremos verdad y
justicia en todos los suelos del planeta.
Quiere que tomemos el ejemplo de los
papás y mamás, de dejar la casa y la familia por trabajar y encontrarse con
otras familias que tienen iguales sus dolores, rabias y resistencias.
La esperanza no está en un hombre o una
mujer individuales, como nos hacen creer y dicen “voten por mí” o “vengan a
esta organización porque nosotros vamos a ganar la lucha”.
Así dicen.
Pero, ¿cuál lucha? Si lo sabemos
que ellos lo que quieren es llegar al Poder y ya después se olvidan de todo y
de todos.
Por eso es mejor que tomemos el ejemplo
de los familiares de Ayotzinapa de organizarse.
Hay que construir y crecer organización
en cada lugar donde vivimos.
Imaginemos cómo puede ser una nueva
sociedad.
Para eso tenemos que estudiar cómo
estamos en esta sociedad en que vivimos.
Nosotras y nosotros los zapatistas
decimos que estamos en una sociedad donde somos explotados, reprimidos,
despreciados y despojados por siglos de patrones y líderes, y hasta hoy,
finales del 2014 y principios del 2015, así sigue la sociedad.
Desde entonces nos han querido engañar
diciéndonos que ellos, los de arriba, son los más chingones y que nosotros,
nosotras, no servimos para nada.
Que somos tontos y tontas, así nos
dicen.
Que ellos sí saben pensar, imaginar,
crear, y que nosotros y nosotras sólo somos los peones en lo que hacen.
“¡Al carajo con eso!”, “¡Ya basta!”,
así dijimos nosotros, nosotras las zapatistas, en el año 1994, y entonces
nos tuvimos que gobernarnos autónomamente.
Así lo vemos nosotras, nosotros los
zapatistas, que el esfuerzo de trabajo y lucha con rebeldía y resistencia con
dignidad de los familiares de los compañeros estudiantes desaparecidos, es que
nos están llamando a organizarnos para que no nos pase igual.
O para que sepamos qué hacer antes de
que nos pase igual.
O qué hacer para que nunca le pase a
nadie esto lo que les pasó por este sistema en que estamos.
Porque lo han explicado muy bien los
familiares de Ayotzinapa. Como buenos maestros los familiares han
explicado que el responsable del crimen es el sistema por medio de sus
capataces.
Y el sistema lo tiene también sus
escuelas para capataces, mayordomos y caporales, y esas escuelas son los
partidos políticos que sólo buscan cargos, puestos, puestecitos.
Ahí es donde se preparan los serviles
de los malos gobiernos. Ahí aprenden a robar, a engañar, a imponer, a
mandar.
De ahí salen los que hacen las leyes,
que son los legisladores.
De ahí salen los que obligan a cumplir
esas leyes con la violencia, que son los presidentes grandes, medianos y
pequeños, con sus ejércitos y policías.
De ahí salen los que juzgan y condenan
a los que no obedecen esas leyes, que son los jueces.
Y pues lo vemos que no importa si esos
capataces, mayordomos y caporales son hombres o mujeres, si son blancos,
negros, amarillos, rojos, verdes, azules, cafés, cualquier color.
Su trabajo de ellos allá arriba es no
dejarnos respirar a los que estamos abajo.
En veces tiene el mismo color de piel
el que manda matar que el que es matado.
En veces tienen el mismo color y lengua
el asesino y la víctima.
Y no importan ni el calendario ni la
geografía.
Lo que nos ha hecho pensar la lucha de
los familiares y compañeros de Ayotzinapa es que quienes secuestran, asesinan y
mienten son los mismos.
Que no va a buscar la verdad quien
predica la mentira.
Que no va a hacer justicia quien impone
la injusticia.
Y es que pensamos que esto ya no puede
ser que siga siempre así, en todas partes y en todos los niveles.
Y esto es lo que nos enseñan los
familiares de Ayotzinapa, que es mejor que nos busquemos y nos encontremos
quienes padecemos esta enfermedad que se llama capitalismo.
De su mano de los familiares de
Ayotzinapa buscamos a las desaparecidas que hay en todos los mundos que somos.
Porque las desaparecidas y asesinadas
todos los días y a todas horas y en todas partes son la verdad y la justicia.
De su mano de los familiares de los 43
entendimos que Ayotzinapa no está en el estado mexicano de Guerrero, sino que
está en todo el mundo de abajo.
De su mano entendemos que el enemigo
común del campo y de la ciudad es el capitalismo, no sólo en un país sino en
todo el mundo.
Pero esta guerra mundial capitalista
encuentra en todos los rincones a gente que se rebela y resiste.
Esta gente en rebeldía y resistencia se
va organizando según su propio pensamiento, según su lugar, según su historia,
según su modo.
Y en sus luchas de rebeldía y
resistencia se van conociendo entre sí y hacen sus acuerdos para lograr lo que
se quiere.
Se conocen pero no se juzgan entre sí.
No entran en competencia a ver quién es
mejor. No se preguntan quién ha hecho más, quién va adelante, quién es
vanguardia, quién manda.
Lo que se preguntan entre sí es si hay
algún bien en lo que hace el capitalismo.
Y como la respuesta que encuentran es
que NO hay nada de un bien, sino todo lo contrario, nos hace mil formas de
males, entonces es lógico que tenemos mil formas de respuesta a ese mal.
O sea que la pregunta pasa a ser ¿cómo
se hace para rebelarse contra el mal? ¿Cómo se resiste para que ese mal
del capitalismo no destruya? ¿Cómo se hace para volver a construir lo
destruido de modo que no quede igual sino que sea mejor? ¿Cómo se levanta
al caído? ¿Cómo se encuentra al desaparecido? ¿Cómo se libera al
preso? ¿Cómo viven los muertos? ¿Cómo se construyen la democracia, la
justicia, la libertad?
No hay una respuesta sola. No hay
un manual. No hay un dogma. No hay un credo.
Hay muchas respuestas, muchos modos,
muchas formas.
Y cada quien va viendo sus resultados y
va aprendiendo de su propia lucha y de otras luchas.
Mientras los de arriba se enriquecen
con paga, los de abajo se enriquecen con experiencias de lucha.
Y, hermanas y hermanos, les decimos
claro lo que nosotras, nosotros los zapatistas, hemos aprendido de mirarnos y
escucharnos, y de mirar y escuchar al mundo.
No ha sido, ni es, ni será por un
individuo o individua que nos va a llegar el regalo de la libertad, de la
verdad, de la justicia.
Porque resulta, amigos y enemigos, que
la libertad, la verdad y la justicia no son regalos, sino derechos que hay que
conquistar y defender.
Y son los colectivos los que lo logran.
Somos ya los pueblos, mujeres, hombres
y otroas del campo y la ciudad quienes tenemos que tener en la mano la libertad,
la democracia y la justicia para una sociedad nueva.
Eso es lo que nos están planteando los
padres y madres de los compañeros desaparecidos.
Con mil formas vamos a tener que luchar
para conquistar esa nueva sociedad. Con distintos grados de compromiso vamos a
tener que participar por esa sociedad nueva.
Todos debemos acompañar en la lucha a
los familiares de Ayotzinapa en su búsqueda de la verdad y la justicia, simple
y sencillamente porque eso es el deber de cualquiera que sea de abajo y a la
izquierda,
Y decimos acompañar, porque no se trata
de dirigirlos, de manipularlos, de manejarlos, de usarlos, de despreciarlos.
Se trata de luchar junto con ellos.
Porque ningún ser humano honesto puede
festejar este dolor y esta rabia, esta injusticia.
Hermanas y hermanos familiares de los
ausentes de Ayotzinapa:
Las zapatistas, los zapatistas, los
apoyamos porque su lucha es justa y es verdadera. Porque su lucha debe
ser de toda la humanidad.
Han sido ustedes y nadie más quienes
han puesto la palabra “Ayotzinapa” en el vocabulario mundial.
Ustedes, con su palabra sencilla.
Ustedes sin más caudillo que su corazón adolorido e indignado.
Y eso que han mostrado nos ha dado
mucha fuerza y ánimo a la gente sencilla de abajo y a la izquierda.
Porque allá afuera se dicen y se gritan
que sólo los cabezas grandes saben cómo, que sólo con líderes y caudillos, que
sólo con partidos políticos, que sólo con las elecciones.
Y ahí están en su gritadera que ni se
escuchan entre ellos, que ni escuchan la realidad.
Y entonces apareció su dolor de
ustedes, su rabia de ustedes.
Y entonces nos enseñaron que era y es
también nuestro dolor, que era y es también nuestra rabia.
Por eso fue que les pedimos que
tuvieran nuestra representación en estos días del Primer Festival Mundial de
las Resistencias y las Rebeldías contra el Capitalismo.
No sólo deseamos que se consiga el
noble objetivo de que regresen con vida quienes hoy todavía nos hacen falta.
También seguiremos apoyando con
nuestras pequeñas fuerzas.
Como zapatistas estamos seguros de que
sus ausentes, que son también nuestros, cuando se hagan de nuevo presentes no
se maravillarán tanto porque sus nombres tomaron muchas lenguas y muchas
geografías. Tampoco porque sus rostros recorrieron el mundo. Ni
porque la lucha por su aparición con vida fue y es global. Ni porque su
ausencia haya derrumbado la mentira hecha gobierno y denunciado el terror hecho
sistema.
Se maravillarán sí, pero al darse
cuenta de la estatura moral de sus familiares, de ustedes, que en ningún
momento dejaron caer sus nombres. Y que, sin rendirse, sin venderse, sin
claudicar, siguieron buscándolos hasta encontrarlos.
Entonces, ese día o esa noche, sus
ausentes les darán el mismo abrazo que ahora les damos las zapatistas, los
zapatistas.
Un abrazo de cariño, de respeto, de
admiración.
Y además, les damos 46 abrazos, uno por
cada uno de los ausentes.
- Abel García
Hernández
- Abelardo Vázquez
Peniten
- Adán Abraján de la
Cruz
- Antonio Santana
Maestro
- Benjamín Ascencio
Bautista
- Bernardo Flores
Alcaraz
- Carlos Iván Ramírez
Villarreal
- Carlos Lorenzo
Hernández Muñoz
- César Manuel
González Hernández
- Christian Alfonso
Rodríguez Telumbre
- Christian Tomás
Colón Garnica
- Cutberto Ortiz
Ramos
- Dorian González
Parral
- Emiliano Alen
Gaspar de la Cruz.
- Everardo Rodríguez
Bello
- Felipe Arnulfo
Rosas
- Giovanni Galindes
Guerrero
- Israel Caballero
Sánchez
- Israel Jacinto
Lugardo
- Jesús Jovany
Rodríguez Tlatempa
- Jonás Trujillo
González
- Jorge Álvarez Nava
- Jorge Aníbal Cruz
Mendoza
- Jorge Antonio
Tizapa Legideño
- Jorge Luis González
Parral
- José Ángel Campos
Cantor
- José Ángel
Navarrete González
-José Eduardo Bartolo
Tlatempa
-José Luis Luna
Torres
-Jhosivani Guerrero
de la Cruz
-Julio César López
Patolzin
-Leonel Castro Abarca
-Luis Ángel Abarca
Carrillo
-Luis Ángel Francisco
Arzola
-Magdaleno Rubén
Lauro Villegas
-Marcial Pablo
Baranda
-Marco Antonio Gómez
Molina
-Martín Getsemany
Sánchez García
-Mauricio Ortega
Valerio
-Miguel Ángel
Hernández Martínez
-Miguel Ángel Mendoza
Zacarías
.-Saúl Bruno García
.- Julio César
Mondragón Fontes
.- Daniel Solís
Gallardo
.- Julio César
Ramírez Nava
.- Alexander Mora
Venancio
-*-
Compas todas, todos, todoas:
Están aquí con nosotras y nosotros, las
hermanas y hermanos de los pueblos originarios que luchan en el gran acuerdo
que se llama Congreso Nacional Indígena.
Desde hace más de 500 años nos hemos buscado
como pueblos originarios en los caminos de la rebeldía y la resistencia,
Desde hace más de 500 años han sido el
dolor y la rabia el día y la noche en nuestro camino.
Desde hace más de 500 años ha sido
nuestro empeño el de conquistar la libertad, la verdad y la justicia.
Desde hace más de 18 años nos hemos
encontrado como Congreso Nacional Indígena de la mano de la finada Comandanta
Ramona.
Desde entonces hemos tratado de ser
alumnos de su sabiduría, de su historia, de su empeño.
Desde entonces hemos ido revelando,
juntos, el andar de la tétrica carroza del capitalismo sobre nuestros huesos,
nuestra sangre, nuestra historia.
Y nombramos la explotación, el despojo,
la represión y la discriminación.
Y nombramos el crimen y al criminal: el
sistema capitalista.
Pero no sólo, también con nuestros
huesos, sangre e historia nombramos la rebeldía y la resistencia de los pueblos
originarios.
Con el Congreso Nacional Indígena
levantamos el digno color de la tierra que somos.
Con el Congreso Nacional Indígena
aprendimos que tenemos que saber respetarnos, que todos vamos a tener nuestro
lugar en nuestras demandas.
Entendemos que ahora lo más urgente es
la verdad y la justicia para Ayotzinapa.
Hoy lo más doloroso e indignante es que
no están con nosotros los 43.
Mañana no queremos que nos pase así
también, por eso difundamos allá en nuestros pueblos, naciones, barrios y
tribus.
Llamemos a nuestros pueblos a ya no
permitir que nos sigan engañando con miserables migajas, sólo para mantenernos
callados y que los Mandones se sigan enriqueciendo a costa nuestra.
Juntemos nuestras rabias y organicemos
y luchemos dignamente sin vendernos, sin rendirnos y sin claudicar por nuestros
presos políticos, que por luchar por las injusticias en que vivimos los tienen
en la cárcel.
Como pueblos originarios peleamos por
lo que es nuestro derecho, sabemos cómo hacer esto, así nos enseñaron nuestros
tatarabuelos que no los pudieron acabar como originarios que somos de estos
suelos.
Por eso existimos tantas lenguas, porque
supieron cómo no dejarse acabar nuestros antepasados, ahora nos toca a nosotros
lo mismo ahora.
Todos debemos decirle NO a las
transnacionales.
Desde nuestros pueblos, naciones,
barrios y tribus, todos tenemos que pensar qué vamos a hacer, cómo lo vamos a
hacer, tenemos que pensar cómo tenemos que comunicarnos de lo que nos hacen los
malos gobiernos.
Quiere que nos organicemos y nos
cuidemos.
Porque nos van a querer comprar, nos
van a regalar migajas, nos van a ofrecer puestecitos.
Nos van a buscar todas las formas de
dividirnos y que nos peleemos y nos matemos entre nosotros mismos.
Nos van a querer dominar y controlarnos
con otras ideas.
Nos van a espiar y nos van a querer
meter todos los tipos de miedos.
Y nos van a poner miles de trampas con
tal de que caigamos y dejemos de luchar por nuestro pueblo.
¿Pero acaso vamos a permitir que sigan
otros 520 años de tratarnos como sus basuras?
Sólo queremos vivir en paz, sin
explotación del hombre por el hombre, queremos igualdad entre hombres y
mujeres, respeto a lo diferente, y que decidamos juntos nuestro destino, el
mundo que queremos del campo y la ciudad.
Seguros estamos de que vamos a saber la
mejor forma de vida que queremos diferente a la que nos imponen.
Nosotros los zapatistas, las
zapatistas, queremos pedirles a los pueblos originarios del Congreso Nacional
Indígena que abracen a los familiares de Ayotzinapa recibiéndolos en sus
territorios.
Les pedimos que inviten sus pasos y sus
corazones.
Les pedimos para ellos el honor de su
palabra y de su oído.
Grande es la sabiduría que anida en los
corazones de los pueblos originarios, y se crecerá más al compartir la palabra
de dolor y de rabia con estas personas.
Como guardianes y guardianas que somos
de la madre tierra, bien lo sabemos que nuestro paso es largo y necesita
compañía.
Hay tanto por caminar aún y no podemos
detenernos.
Así que seguiremos caminando.
Como pueblos originarios la sabemos
bien a la tierra, trabajemos a la madre tierra vivamos con lo que nos da, sin
que explotemos.
Cuidemos, amemos y que descansemos en
paz en ella.
Somos las guardianas y guardianes de la
madre tierra.
Con ella todo podemos, sin ella todo se
muere inútilmente.
Como pueblos originarios es nuestra
hora ahora y siempre.
-*-
Compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta nacional e internacional:
En estos días, estando y no estando, se
ha dado una compartición que no es sino uno más de los pasos que tenemos que
dar juntos como Sexta y cada quien en su propio lugar de lucha, con sus modos,
con su historia.
Hay veces en que la historia que corre
nos pone ante algo en lo que nos unimos, sin importar la geografía que ande
nuestro sueño y sin importar el calendario de nuestra lucha.
Ayotzinapa ha sido un punto donde nos
hemos reunido.
No basta.
Trabajemos, organicemos y luchemos por
nuestr@s compañer@s desaparecid@s y luchemos por nuestr@s pres@s.
Formemos un remolino de vientos en el
mundo, para que nos entreguen con vida a nuestros desaparecidos.
Hagamos uno solo de por sí. Uno
solo somos de por sí como seres humanos, pero hay unos bestias que nos
desaparecen, son los capitalistas.
Formemos una sola ola y envolvamos a
esas bestias y ahoguémoslos a esos malvados que tanto daño nos han hecho en el
mundo.
Nos importémonos, como nos está
enseñando los familiares de Ayotzinapa.
Sin descansar como ellos, sin
aprovechar para sacar otras tajadas por otros intereses.
Compañeros y compañeras, quitemos en
nuestras cabezas el mal sentido de la palabra “aprovechar”.
Pensemos el buen sentido de la palabra,
aprovechemos nuestro bien común. Ya lo vivimos el mal que hacen los que
se han aprovechado al explotarnos.
Y todavía nos desaparece, nos tortura,
nos encarcela.
Libertad, justicia, democracia y paz es
nuestro destino.
Es hora ahora que nosotros los pobres
del mundo empecemos ya por construir otro mundo más justo, donde dejemos
preparadas las generaciones que no permitan que vuelva el salvaje capitalista
neoliberal.
Oigamos el grito de los 43 compañeros
jóvenes estudiantes, que nos dicen “búsquenos y encuéntranos, no permitan que
tapen nuestro grito los 43 que somos igual que ustedes, que nos privaron de
nuestra libertad, que los estamos viendo si van a luchar por nosotros y si no
luchan, quiere decir que no van a luchar por los demás que le va a pasar por
los suyos”.
El grito de los 43 compañeros nos está
diciendo. “ayuden, acompañen, luchen, organicen, trabajen, muévanse junto a
nuestros familiares, que ya los están dejando solos porque ya se acercan las
elecciones, esto es lo que nos está haciendo que se olviden de nosotros”.
Sumemos a nuestras luchas que tenemos,
la lucha por los desaparecidos y desaparecidas. Nombremos a los
ausentes. Señalemos claramente el crimen. Señalemos al criminal.
Los familiares de Ayotzinapa nos han
alimentado nuestra fuerza de rebeldía y resistencia, nos han abierto más
nuestros ojos y nos han hecho crecer nuestra digna rabia.
Ellos están señalando un camino y nos
están diciendo que no les importa dar la vida si es necesario por sus desaparecidos.
Y nos muestran también eso de que hay
que organizarnos todos los que tienen desaparecidos y también los que no tienen
por ahora desaparecidos, pero lo van a tener si no nos organizamos, porque ahí
siguen losnarcogobiernos.
Nos muestran que hay que luchar, que no
nos importe si no salimos en los medios de comunicación de paga, lo que nos
importa es la vida y no más muertes y desapariciones.
Nos muestran que es hora de
organizarnos.
Que es hora de que decidamos nosotras,
nosotros mismos, nuestro destino.
Así de simple y complicado.
Porque eso quiere organización,
trabajo, lucha, rebeldía y resistencia.
Sólo con movimiento y organización los
de abajo podremos defendernos y liberarnos.
-*-
Compañeras y compañeros del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional:
Ha sido un año difícil.
Sigue la guerra contra nuestro ánimo de
paz.
Sigue el Mandón queriendo matar nuestra
libertad.
Sigue la mentira queriendo esconder
nuestro empeño.
Siguen nuestra sangre y nuestra muerte
abonando nuestras montañas.
Como desde hace ya un tiempo, el dolor
y la muerte que antes eran sólo para nosotros siguen extendiéndose a otras
partes y alcanzando a otras, otros, otroas en el campo y la ciudad.
La oscuridad se hace más larga y pesada
en el mundo que nos toca a cada quien.
De por sí lo sabíamos.
De por sí lo sabemos.
Para esto nos preparamos años, décadas,
siglos.
No mira sólo cerca nuestra mirada.
No sólo el hoy mira, ni sólo nuestro
suelo.
Lejos en el calendario y la geografía
miramos y así nos pensamos.
Cada vez con más nos unen el dolor,
pero también la rabia.
Porque ahora y desde hace ya un tiempo,
vemos que en muchos rincones se encienden luces.
Luces de rebeldía y resistencia.
A veces pequeñas como la nuestra.
A veces grandes.
A veces tardan.
A veces son sólo un chispazo que rápido
se apaga.
A veces siguen y siguen, sin apagarse
en la memoria.
Y en todas esas luces se adivina que el
mañana que siga será muy otro.
De por sí lo sabíamos hace 21 años,
hace 31 años, hace 100 años, hace 500 años.
De por sí lo sabemos que tenemos que
luchar todos los días, a todas horas, en todos los lugares.
De por sí sabemos que no nos
rendiremos, que no nos venderemos y que no claudicaremos.
De por sí sabemos que falta lo que
falta.
-*-
Compas todas, todos, todoas:
En los próximos días, semanas, meses,
saldrá más de nuestra palabra, de nuestro pensamiento de cómo vemos el mundo
pequeño y el mundo grande.
Serán palabras y pensamientos difíciles
porque son sencillos.
Porque lo vemos claro que el mundo ya
no es el de hace 100 años, vaya ni siquiera es el mismo de hace 20 años.
Como zapatistas que somos, aunque
pequeñas y pequeños, lo pensamos el mundo.
Lo estudiamos en sus calendarios y
geografías.
El pensamiento crítico es necesario
para la lucha.
Teoría le dicen al pensamiento crítico.
No el pensamiento haragán, que se
conforma con lo que hay.
No el pensamiento dogmático, que se
hace Mandón e impone.
No el pensamiento tramposo, que
argumenta mentiras.
Sí el pensamiento que pregunta, que
cuestiona, que duda.
Ni en las condiciones más difíciles se
deben abandonar el estudio y el análisis de la realidad.
El estudio y el análisis son también
armas para la lucha.
Pero ni sola la práctica, ni sola la
teoría.
El pensamiento que no lucha, nada hace
más que ruido.
La lucha que no piensa, se repite en
los errores y no se levanta después de caer.
Y lucha y pensamiento se juntan en las
guerreras y guerreros, en la rebeldía y resistencia que hoy sacude al mundo
aunque sea silencio su sonido.
Pensamos y luchamos las zapatistas, los
zapatistas.
Luchamos y pensamos en el corazón
colectivo que somos.
-*-
Compañeras, compañeros, compañeroas:
No hay un sólo camino.
No hay un paso único.
No tiene el mismo modo quien camina y
lucha.
No es uno el caminante.
Son diversos los tiempos y los lugares
y muchos los colores que brillan abajo y a la izquierda en la tierra que duele.
Pero el destino es el mismo: la
libertad. La Libertad. LA LIBERTAD.
-*-
Compañeros, compañeras, compañeroas:
Hermanas y hermanos:
21 años después del inicio de nuestra
guerra contra el olvido, ésta es nuestra palabra:
¡VERDAD Y JUSTICIA
PARA AYOTZINAPA!
¡VERDAD Y JUSTICIA
PARA MÉXICO Y EL MUNDO!
¡QUE MUERA LA MUERTE
QUE EL CAPITALISMO IMPONE!
¡QUE VIVA LA VIDA QUE
LA RESISTENCIA CREA!
¡POR LA HUMANIDAD Y
CONTRA EL CAPITALISMO!
¡REBELDÍA Y
RESISTENCIA!
Desde las montañas
del Sureste Mexicano.
Por el Comité
Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional.
Subcomandante
Insurgente Moisés.
México, Enero del
2015.