El
hecho (reportado por el periódico “Le Parisien”) tuvo lugar, en estos días, en
Francia… país supuestamente económicamente desarrollado y por lo tanto también civilizado
(evidentemente según la óptica “desarrollista”.)
Zacharie,
un niño de 10 años sufre intensos dolores abdominales y no para de vomitar. Su
madre llama a los bomberos para que los lleven al servicio de urgencias de un
hospital cercano, estos se niegan… entonces llama al SAMU (Sistema de Atención
Medica de Urgencias) los cuales también niegan su traslado… como último recurso
llama a un servicio de taxis, en donde le contestan que no pueden adentrarse en
un barrio “tan marginado y peligroso”.
Finalmente
sale a la calle con su hijo y consigue un taxi que los transporte al servicio
de urgencias de un hospital relativamente cercano… en el cual el médico de
servicio diagnostica una apendicitis…
pero el cirujano tarda dos horas en llegar... y cuando lo hace… el niño
ha fallecido.
Zacharie,
era hijo de inmigrantes africanos… lo cual no sabían ni los bomberos, ni el
SAMU, ni el taxista… pero lo que si sabían es que vivía en uno de estos miserables
guetos de las afueras de Paris, donde habitan quienes viven en los márgenes de
la sociedad de la opulencia y que por este simple hecho tienen la fama de ser
“peligrosos” y en los cuales, pasada cierta hora, nadie se aventura a meter
siquiera un pie.
Asaltos,
los hay… violaciones, las hay… asesinatos, los hay… pero también los haya en
los barrios chics donde habita la gente de bien.… nada más que ahí estos no se
ven en los noticieros… para el televidente, ahí solo reinan la paz, el orden y el consumo.
Como
siempre... hay quienes tienen derecho a la vida y se hace todo lo posible para
que la conserven (tal como me sucedió a mi mismo hace muy poco tiempo)... y los
otros (los desheredados., les “damnés de la terre”, como los llamaba el
siquiatra y filosofo Frantz Fanon) cuya vida no importa... que sobran…
estorban… son desechables.
Los
padres decidieron levantar una denuncia judicial por “homicidio involuntario”…
si se me permite me atrevería a cambiar la palabra “involuntario” por
“voluntario”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario