Hace
poco escribía aquí mismo, que en estos tiempos hipercapitalistas todo,
absolutamente todo, es mercancía, todo es susceptible de ser vendido o
comprado.
Rectifico
o matizo mi dicho… siempre y cuando haya
comprador (vendedor, siempre habrá… y muchos)
En
efecto, siguiendo el ejemplo de famosos antecesores, tal un moderno Fausto, intente
vender mi alma a Satanás contra una promesa de inmortalidad (quizás fue a
cambio de algo distinto, no me acuerdo o quizás no quiera
acordarme)… pero este se negó… argumentando que hacía ya mucho tiempo que esta
le pertenecía… y por lo tanto no era comprador.
De
lo cual, de ser cierto, podría deducirse que Satanás y sus semejantes criaturas
míticas serian de las escasas “fuerzas” capaces de poner en entredicho la
funcionalidad y expansión del proceso de mercantilización… que ¡viva Satanás!
Seamos todos pequeños o grandes Satanás…
rehusémonos a comprar.
Ya que, como lo decía el viejo
Marx, no tenemos nada más que vender que nuestra fuerza de trabajo (aunque
muchos vendemos nuestra dignidad… y ni siquiera al mejor postor.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario