Quizás se deba al
progresivo proceso de decrepitud (corporal y mental) propio de la edad… no lo sé…
aunque intuyo que no… por lo menos no del todo.
Sin
embargo, desde hace algún tiempo, paso el ochenta por ciento de mi vida
consciente (aunque parece ser que el sueño sería una “actividad” consciente)
dedicado a la lectura (la cual gozo), a ver películas (lo cual también gozo),
ver y leer (hasta escuchar) las páginas web de algunos periódicos europeos
(puro masoquismo, que refuerza mi natural nihilismo), sin olvidar los partidos
del Barça y el Tour de France… y el veinte por ciento restante… a respirar
rumiando (o sea, pensando una y otra vez en las mismas intrascendencias,
plasmando algunas de estas en este blog.)
Esto... cuando
me había hecho el firme propósito de dedicar mi tiempo a escribir un texto
(cuyo género no puedo definir ni calificar) en mi lengua materna, el
francés: POURQUOI PAS DEMAIN. LA MEMOIRE INFIDELE.
Con
una mezcla de excitación y esfuerzo, empecé… llegando hasta más o menos (nunca
numero las páginas de mis textos), la pagina cincuenta o sesenta. Como en todos
mis anteriores intentos (desde mi adolescencia), llegado ahí, lo deje… preso de
las mismas dudas de siempre: ¿Por qué seguir?... ¿Qué valor “literario”, cual
interés tiene?… no para ser publicado (lo cual nunca fue mi intención) sino
simplemente, para mí mismo, como simple y gozosa “masturbación neuronal”.
Ante
esta eterna duda de mi capacidad (o temor a mi falta de talento para tal
empresa)… puse las primeras páginas en una botella y la eché a la mar…
esperando que alguna gente femenina, de carne y hueso pero virtual
“acompañamiento”, se dignara recogerla, destaparla, sacar las hojas, leerlas… y
decirme su pensar al respecto. Desgraciadamente, a pesar de echar a la mar
varias botellas con el mismo mensaje en su interior, esta sirena se alejo hacia
otros mares, menos lúgubres y tormentosos, y nunca supe siquiera si había
destapado la botella y leído su contenido.
Quizás…
si lo había hecho… y por no herirme prefirió guardar silencio.
Ante
tal incertidumbre… deje la pluma… la tinta se seco o evaporo (sin duda
intervinieron los dos procesos)… y no la he rellenado.
¿Ochenta
mas veinte, es igual a cien? Si es así, hay algún error en alguna parte… falta
el porcentaje dedicado a las actividades necesarias al simple mantenimiento en
vida del cuerpo… que muy de vez en cuando, pueden ser relativamente
placenteras.
Sin
olvidar la compra… en esta época hipercapitalista en que todo (absolutamente
todo, seres, objetos, vivos, inanimados, fabricados, naturales) se hizo
mercancía y es susceptible de ser vendido y comprado… ¿qué sería de nosotros si
no pudiéramos comprar?
De vez en
cuando… me digo a mi mismo (¿sino a quien?) que tengo que “sacudirme este
entorpecimiento”, esta modorra… rellenar la pluma de tinta y pensar que palabra
es la más adecuada, que giro el más propio, tachar, tirar la pagina al basurero,
escribir, reescribir una y otra vez en mi cabeza, plasmarlo, enojarme,
desesperarme, gozarlo.
Mañana será.
Es como si con la
desaparición de la libido, la imposibilidad siquiera de la masturbación sexual
(quienes me conocen saben el porqué), se hubiese esfumado toda energía vital,
disipada la capacidad de cualquier masturbación neuronal.
Desde siempre me
he sentido ausente al mundo,… pero con la suficiente energía para contarme esta
ausencia… hoy (por lo menos de momento)
el vacio y la nada se hacen cada vez más presentes y fuertes… ¿vivir?
Espero que
mañana… o un día próximo, que espero relativamente cercano… regrese la
necesidad de seguir manchando de tinta y palabras alguna hoja todavía virgen.
PD: por lo
pronto hoy subiré este texto a mi blog, leeré alguna revista, me pondré alguna película
y empezada la tarde veré el partido del Barça contra el Atlético de Madrid
(¡¡ojala gane!!, sino estaré deprimido para el resto del día)… pequeños placeres…
¿vivir?
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