Uno de los lemas mas empleados por los zapatistas del
EZLN es el de “Un mundo para todos” o “Un mundo donde quepan muchos mundos”… al
cual suscribo totalmente… sin embargo mucho me temo que el lema que mas
acertadamente describe cual será el futuro de este único mundo es el de… “dos
mundos en uno solo”.
Según el periódico español EL PAIS, en una de sus
recientes ediciones, esta serie de fotos corresponde a las de un hotel chino…
imitación de los que existen en Japón desde hace décadas.
Hoteles baratos, supuestamente de corta estancia… por ejemplo
para quienes perdieron su tren o simplemente prefieren quedarse a dormir cerca
de su lugar de trabajo para poder llegar a primera hora a su oficina al día
siguiente sin tener que “perder tiempo” en los transportes.
Resulta particularmente ilustrativo que este tipo de
hotel haya mecho su aparición por primera vez en Japón donde la cultura del
trabajo ante todo y por encima de todo permea toda la sociedad… como lo es
ahora que se encuentren en China que dedica todos sus recursos y energía en
tomar cuanto antes la cabeza del modelo socio económico productivista del mundo
dicho desarrollado o primero. Como tampoco es una casualidad que estos “hoteles
cajones” crezcan como hongos en un país como China en el cual muchos
trabajadores sometidos a cadencias y condiciones de trabajo infernales duermen
prácticamente al lado de sus maquinas.
En un futuro, no tan lejano, estos cajones de
reducidas dimensiones (en los cuales uno no puede ni estar de pie) no serán ya
las “habitaciones” de un hotel sino los “ataúdes residenciales” en los cuales
pasaran la mayor parte de su vida los seres ¿humanos? Ya considerados como
prescindibles por las elites… porque así estará organizado el espacio en las
futuras urbes del mundo capitalista productivista… el solo… el único sobre la
faz de la tierra… pero divido en dos, separados de la manera más hermética que
se pueda… extranjeros el uno al otro… desconocidos, inexistentes el uno para el
otro.
El mundo de los imprescindibles, de las elites
políticas (cada vez menos necesarias), económicas, mediáticas, tecnocráticas y tecno
científicas… que detentan el poder y ejercen la dominación.
Las elites políticas que aseguran el mantenimiento y
la reproducción de las condiciones políticas del sistema de dominación, lo que
se llama “gobernar”… organizan y participan de la farsa mediante la cual, con
cierta regularidad, los prescindibles renuncian a su empoderamiento, aceptando
voluntariamente otorgarlo (que no delegar), dejarlo en manos de la burocracia
de estado que gobierna en función de (y para) los intereses de la elites
económica.
Abriendo un paréntesis… para precisar que a estas
alturas las “farsas” en cuestión ya no serian unas elecciones prescindibles por
costosas e inútiles… ventajosamente sustituidas por encuestas y sondeos de opinión
elevados al rango de imperativos mandamientos, base y pilares de las acciones
de gobierno. Políticas legitimadas en última instancia por “ la voluntad
claramente expresada” de la opinión pública, pero anteriormente “promovidas”
por la razón instrumental, matriz de la razón económica y la razón tecno
científica… y por lo tanto ofertadas, justificadas, ideadas e implementadas por
los “expertos” de toda índole.
Las elites del mundo mediático que, como los
políticos, aseguran el mantenimiento y la reproducción de las condiciones
políticas de la dominación… pero en los aspectos y entornos mas “culturales”…
encargados, mediante la adecuada información, así como los adecuados y
convenientes esparcimiento y divertimiento, de la formación, conformación,
formateo de las mentes y la psique.
Abriendo uno o dos paréntesis para precisar que la
escuela como tal ya no tendrá razón de ser, siendo ventajosamente sustituida
por el continuo y permanente “tête à tête” entre el cerebro de los individuos y
las múltiples y diversas pantallas.
Siendo también la política de control de los cuerpos
ventajosamente sustituida por la de las mentes… participando, preventivamente,
la segunda en el formateo de los cerebros, dejando a la primera la cada vez mas
innecesaria tarea de “neutralizar” corporalmente los pocos que se hayan
mostrado reacios al formateo de la psique. Mentes y cuerpos cuyas actividades y
paraderos serán permanentemente monitoreados por una telaraña conformada por miríadas
de instrumentos electrónicos y sistemas computacionales que los verán, oirán, vigilaran
en todos sus movimientos y actividades del intelecto, a toda hora y en todo
lugar.
Los miembros de las elites económicas son los amos y
señores, los que realmente gobiernan al tomar, en función de sus propios intereses,
la totalidad de las decisiones en el campo de una economía regida por la sola
ley del mercado… en la cual todo, absolutamente todo… desde los objetos hasta
la naturaleza (considerada como un simple recurso y cada día menos natural y
mas sintética) pasando por todo lo constitutivo de lo humano y la vida (tanto
el cuerpo, cada vez más inútil, menos utilizado, considerado esencialmente como
el soporte de un cerebro aparentado a un disco duro, como la mente formateada
en vista de su máximo aprovechamiento para la función económica que le
corresponde) es considerado como simple mercancía susceptible de ser vendida y
comprada… bien cuya esencia y razón de ser se limita a ser objeto de una
posible transacción mercantil. Economía cuya razón “objetiviza” (transforma en
objeto) todo lo existente para su apropiación, transformación en mercancía e
introducción en el campo del intercambio mercantil, después de haberle asignado
un valor y un precio.
Abriendo un paréntesis para precisar que, siguiendo la
actual tendencia, esta economía capitalista se sustentara casi exclusivamente
sobre dos capitales… el financiero y el cognitivo. Monopolizada y secuestrada
por las diversas elites, la casi totalidad de la riqueza ya no se generara en
la producción y comercialización de los bienes manufacturados o de “sustento
básico”, sino a partir de la circulación misma del capital financiero en el
mismo espacio financiero, sin necesidad de integrarse o participar de ningún proceso productivo… así como la
producción y el aprovechamiento del “conocimiento” por parte de la tecno
ciencia capaz de producir y reproducir las condiciones necesarias al sustento
de las condiciones de existencia y la vida como tal, sin la intervención de
prácticamente ningún capital humano… siendo su concepción misma, en gran parte,
basada en artefactos dotados de la necesaria inteligencia artificial… y la mano
de obra sustituida por la robotización en cuanto a su producción industrial.
Las elites tecnocráticas y “los expertos” siguen
siendo la correa de transmisión entre los imperativos económicos, su
instrumentación y su aceptación… pero con un corrimiento cada día mas
pronunciado hacia el aseguramiento de la transmisión entre el conocimiento tecno
científico, sus aplicaciones industriales y su aceptación y consumo por parte
de las diferentes instancias y niveles desde la concepción hasta el consumidor
final, ya sea por parte de las mismas elites o la gran masa de los
prescindibles.
Abriendo un paréntesis para precisar que la tecno
ciencia no solo participa de la organización y ejercicio del poder… sino que está
en vías de cambiar el concepto mismo de lo que llamamos el hombre, la “realidad
física” (corporal y mental) del ser humano… y por lo tanto de todas las
relaciones de las que participan los hombres… entre ellos como individuos,
entre ellos y su entorno, entre ellos en tanto que seres sociales organizados.
El crecimiento exponencial de la tecno ciencia, particularmente en los espacios
de las nanotecnologías, la biotecnología, las ciencias cognitivas
(esencialmente en el campo de la inteligencia artificial) y las ciencias de la
informática, llevan a vislumbrar la posibilidad de acceder a lo que muchos
científicos y numerosas instituciones dedicadas a la investigación en estos
campos, no dudan en llamar… muy seriamente… un posthumanismo o transhumanismo
que permitirían a la humanidad no solo superar sus limitaciones físicas e
intelectuales, sino “librarse” de las tres hasta hoy infranqueables “barreras” biológicas
(y filosóficas) de la condición humana que son el nacer, el sufrir y el morir.
Posibilidades que, en una organización socioeconómica regida por las relaciones
mercantiles, serian reservadas a quienes detenten los medios y las posiciones
propias del poder.
El mundo de los prescindibles, quienes
aceptaron o les fue impuesto su sumisión al orden imperante, los que carecen de
todo poder, por limitado y acotado que sea… no son requeridos, o tan poco, en
la producción, y no participan, o cada vez de manera más marginal, en el
consumo… que no entran en el proceso de generación de la riqueza y
consecuentemente tampoco en su disfrute… quienes para el sistema como tal y sus
elites, son considerados como innecesarios, una carga, un peso muerto que
lastra el avance por su innecesario mantenimiento, gravan y desvían parte de la
riqueza en la creación de la cual no participaron y consecuentemente a cual
disfrute no tienen por qué tener derecho.
En conclusión… no solo unos inútiles innecesarios,
totalmente prescindibles… sino unos apestados que, aun sin representar un peligro
para la integridad física o “espiritual” de las elites, además de ser una carga
y un lastre… afean el paisaje.
Por lo tanto… ¿Por qué las elites tendrían que seguir
aceptando su presencia, tolerar compartir el espacio con ellos?
Políticamente, económicamente, incluso estéticamente…
no sería más racional y conveniente que estos “desadaptados” tuviesen su propio
espacio… y esto, obviamente, al menor costo posible para quienes, por
humanidad, pudiesen sentirse todavía con la obligación moral de mantenerlos en
vida… mientras se encuentra una manera, moralmente aceptable de mandarlos a un
espacio más alejado… del cual sea imposible regresar… dos mundo tan alejados el
uno del otro, como el de los vivos y el de los muertos.
Si ahí, entre los años treinta y cuatro a cuarenta y
cinco del siglo pasado, en un mundo que no era uno, se logro este cometido, aunque
fuese parcialmente y a titulo casi experimental… hoy que, en todos los
aspectos, el mundo si es uno… que la tecnología permitiría lograrlo sin siquiera
recurrir a la desagradable necesidad de quitar la vida… solo hace falta
revertir el imperativo moral (en decadencia pero todavía presente) del respecto
a la vida (por lo menos la humana.)
Mientras un avance de esta magnitud llega… ¿como
lograr que la separación sea la más efectiva y la menos costosa posible…
incluso que los mismos apestados, no solo lo acepten, sino lo soliciten?
Ahí es cuando se presenta, de manera casi natural,
normal, la solución tecnológicamente y moralmente viable… del “parque humano”…
concretizado en estos ataúdes para seres vivos… estos hoteles nacidos en Japón
y que hoy empiezan a ocupar su lugar en el paisaje chino.
Que los prescindibles pasen la mayor parte posible de
su inútil e innecesaria vida en estos cajones… libres, sino de sus movimientos
(¿por qué moverse si no existe tal necesidad?)… si de toda obligación (¿no es
la obligación impuesta, consentida o autoimpuesta, la única limitante a mi
libertad?)
Unos cajones en los cuales se les proveerá de los
alimentos (obviamente sintéticos) necesarios a su mantenimiento en vida… y de
una pantalla multiusos que les permitirá quedar en contacto con el mundo
exterior (el suyo evidentemente)… o sea informarse y formarse para cumplir con
sus mínimas obligaciones derivadas de su mínima utilidad… así como mantener su
mente lo suficientemente ocupada por unos sanos divertimientos.
No es ciencia ficción, no es “1984”,
no es “Un mundo feliz”, ni “Minority Report”, “Matrix” o "Blade Runner", es una probable
realidad que está a la vuelta de la esquina, dentro de unas pocas generaciones,
es la prolongación de una evolución que empezó hace algún tiempo no tan lejano,
unas décadas… de no ser que las crisis “auto engendradas” que hasta ahora habían permitido las
sucesivas recuperaciones y adaptaciones del capitalismo, se traduzcan en
enfrentamientos intestinos, en luchas intercapitalistas… y que las crisis económicas
(y de toda índole) no desemboquen en LA crisis que es la guerra… a final de
cuenta, la más conveniente dado que es la única que abre el camino a una
duradera recuperación mediante la previa destrucción masiva de capital y la
masiva utilización de la más avanzada tecnología.
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