diciembre 13, 2010

"ESTADO DE ALARMA", lecciones de la militarización en democracia.



El 4 de diciembre, en el primer día de un largo puente, el 80% de los controladores aéreos españoles cesan de tajo el trabajo, provocando la cancelación de la totalidad de los vuelos y dejando en tierra a miles de viajeros, la gran mayoría turistas que se movilizaban a sus destinos de descanso.
En unas cuantas horas, el gobierno decreta el “estado de alarma” que se encuadra en la Ley Orgánica de 1981, la cual en algunos de sus artículos regula los estados de alarma, de excepción y de sitio.
Estado de alarma cuyos supuestos para poder ser declarado son graves alteraciones del orden público de diferente índole, como epidemias, contaminaciones, terremotos, inundaciones e incendios de gran magnitud y la paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad.

Es la primera vez, desde la llegada de la democracia, que algún gobierno español (en este caso pretendidamente socialista) declara la adopción del estado de alarma… ES GRAVISIMO… es la militarización, no solo de una función o un servicio proporcionado por el Estado, sino de los trabajadores que ejercen esta función o prestan este servicio. Así reza el Real decreto 1673/2010 del 4 de diciembre: "Se declara el estado de alarma [...] Todos los controladores de tránsito aéreo al servicio de AENA pasan a tener la consideración de personal militar y quedan sometidos a las leyes penales y disciplinarias militares. La duración del estado de alarma es de 15 días naturales".

En claro, significa que estos trabajadores pasan a depender directamente de la estructura de mando militar, y que para cualquier asunto relativo al desempeño de su trabajo dependen ya no de las leyes civiles sino de las establecidas en el código militar. Así lo aclaro el mismísimo vicepresidente primero del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, al explicar ante la prensa que en base al decreto en cuestión "los controladores pasan a estar movilizados", lo que supone que "en caso de no asistir al trabajo estarían incurriendo en delito de desobediencia tipificado en el Código Penal Militar". Advertencia que otros miembros del gobierno (entre ellos la ministra de economía Elena Salgado) se encargaron de apoyar, precisando que los controladores podrían haber incurrido en un delito de "sedición" previsto en el Código Penal Militar, delito por el cual la pena es de uno a diez años de prisión, cuando se trate de los meros ejecutores, y de dos a quince cuando se trate de los promotores.
A la semana de que haya entrado en vigor el real decreto, se abrieron 440 expedientes disciplinarios, pidiendo el fiscal hasta ocho años de cárcel para los controladores.

GRAVISIMO… porque si hoy se trata de unos trabajadores que, según el gobierno, “defienden privilegios intolerables”… mañana podrá ser cualquier agrupamiento de trabajador que para defender sus condiciones de trabajo ante la embestida del capital o el Estado por recortar sus derechos (lo cual ya sucede a diario) pare de trabajar… no recurriendo y atendiendo a la legislación vigente que hace de la huelga un mera manifestación de carácter simbólico… sino recurriendo a una verdadera huelga… que no es otra cosa que el derecho que se toma un colectivo de trabajadores de dejar de cumplir con su función de productor (ya sea de cualquier producto o servicio, material o virtual) de acuerdo a modalidades que pongan en jaque de la manera mas efectiva posible el proceso de producción (que una vez mas abarca tanto la fabricación de algún objeto material, como la transmisión del conocimiento, la investigación teórica o aplicada, y un sinnúmero de etcéteras).
¿Aun perjudicando los intereses de miembros de la comunidad ajenos al colectivo en cuestión? Coartada que siempre esgrimen tanto el Capital como el Estado (no como entidades abstractas sino como personas de carne y hueso así como corporaciones, organizaciones e instituciones que detentan y ejercen el poder, tanto económico como político). Escondiéndose, claro está, detrás del daño que se causa a los pobres e indefensos ciudadanos que no tienen nada que ver en el asunto, y a los cuales se les conculca derechos individuales (obviamente considerados como superiores a cualquier derecho colectivo) tales como el derecho a la libre circulación.
Obviamente que la respuesta es un SI rotundo. Porque lo que cada huelguista ejerce y/o defiende cuando deja de trabajar, no es SU derecho, sino EL derecho… no se trata del derecho de cada uno de los miembros de la comunidad considerados como meros individuos sino del derecho de cada persona en tanto que miembro de la comunidad en la cual este vive (y no a la cual este pertenece) y conforma (por el simple hecho de participar de las relaciones, de todo tipo, que se establecen y dan en dicha comunidad).
Lo que con mucha habilidad, y valiéndose del control que ejercen sobre las mentes a través del poder mediático, quienes detentan y ejercen la dominación voltean como una vulgar tortilla.
Así, cuando todos los medios de comunicación nos llenan nuestros sentidos de la vista y el oído con terroríficas imágenes de caos y encendidos discursos defendiendo el tant traído derecho a la libre circulación que se esgrime en cada manifestación y huelga de los transportes, no es el derecho que tienen Juan y María a circular libremente entre un punto y otro del espacio urbano o la geografía campirana que defienden… no defienden ningún derecho a la libre circulación, lo que hacen con tanta vehemencia es la defensa del imperativo que tiene cada (mal llamado) ciudadano a desplazarse para cumplir con sus obligaciones como productor y consumidor… su posibilidad de ir sin obstáculo ni demora a su centro de trabajo o a su espacio de consumo.

En este caso, al gobierno (el español en este caso, pero aplica para cualquier otro gobierno) le resulto particularmente fácil recurrir a la vieja pero siempre muy efectiva táctica de desplazar el enfrentamiento entre quienes detentan el poder y quienes están sometidos al mismo, hacia un enfrentamiento en el interior mismo de la “clase” que conforman los dominados.
Los controladores aéreos fueron presentados como un pequeño grupo de privilegiados que defendían sus privilegios… unos escandalosos privilegios… de los cuales obviamente no disfrutan la gran masa de los trabajadores comunes y corrientes.
Lo que no dijo el gobierno, es:
Uno, que el movimiento de los controladores no era, ni solo ni esencialmente, porque les tocaban sus privilegios, sino porque unos días antes, el gobierno, atendiendo, con la mayor prontitud, los reclamos de los mercados que para hacerse oír atacaban la deuda española, había tomado una serie de medidas que incluían la parcial privatización (en una proporción de 49%) de AENA y puesto los aeropuertos de Barajas en Madrid y El Prat en Barcelona bajo una administración cien por cien privada. Medidas que… sea dicho de paso… incluía la supresión del subsidio de 426 euros a los parados.
Dos, que si de parar los pies a quienes disfruten de privilegios, se trata… porque no tocar los privilegios (fiscales, salariales, y de toda naturaleza) de los cuales gozan los altos ejecutivos de los bancos y los grandes consorcios (multinacionales o no)… sin contar los que nacen a la sombra de la corrupción de toda índole y la economía del crimen íntimamente ligada a todas las estructuras legitimas de poder (sin cuales trasvases entre una y otras, no podría subsistir).
Tres, que si tanto escándalo e indignación le ocasionan los privilegios de los controladores, porque no le provocan el mismo escándalo e indignación la reforma laboral que pone en bandeja de plata a los patrones el despido de los trabajadores, la reforma de las pensiones que alarga el tiempo de trabajo y abarata las pensiones, la continua pérdida del poder adquisitivo y el imparable incremento del desempleo. Sera que también se trata de poner fin a tantos privilegios de los cuales gozan los trabajadores… en detrimento de la heroica (e incomprendida) lucha que libran las elites económicas y políticas para que el país (¿el de ellos o el nuestro?) salga bien librado en la batalla sin cuartel que se libran entre ellos quienes en cada espacio nacional detentan el poder (¿para su beneficio o para el nuestro?)

Para terminar esta parte, que mejor conclusión que la de un anónimo ciudadano que estos días y en esta ocasión se expreso en alguno foro de internet: "Cualquier huelga que toque los cojones a los intereses de estado, es decir, a los intereses de la patronal española, podrá ser atacada a partir de ahora sin ninguna piedad. Militares, policías y guardias civiles se encargarán de ello. Sólo hace falta un Consejo de ministros, más una firmita del Rey. Eso es lo que hay, y, lo peor, es lo que habrá de aquí en adelante cada vez con menos vergüenza. El estado se ha mostrado en su más íntima naturaleza fascista. Los ciudadanos, bueno, mejor dicho, esas masas de robots alienados que comen, duermen, follan, trabajan y consumen, también han demostrado que están para lo que se les mande. Quítame todos los derechos que tengo... ¡pero no me toques mi viaje de puente!"




Sin embargo, si la militarización (particularmente en tiempos de democracia) es gravísima… esta asonada también tiene su parte alentadora en cuanto a lo que la motivo.
Los controladores aéreos, al igual que los trabajadores que unas cuantas semanas atrás bloquearon los accesos a una gran parte de las refinerías de Francia (para protestar contra el alargamiento en dos años de la edad de la jubilación), se valieron de su posición estratégica en lo que es primordial, constitutivo del actual “Orden neoliberal”… las comunicaciones y la disposición de energía, que son esenciales para su funcionamiento.
El bloquear, detener, interrumpir el libre flujo de las comunicaciones así con la libre disposición de la energía, son acciones que ponen en jaque a todo el sistema, lo paralizan.
So pretexto de defender o garantizar ciertas libertades y/o derechos individuales (como, una vez mas, la libre circulación) desde hace algunas décadas y coincidiendo con la implementación de neoliberalismo, los Estados han legislado el derecho a la huelga de tal manera que este es hoy prácticamente inoperante… al quitarle lo que precisamente hacia su fuerza: el interrumpir de forma masiva e intempestiva el proceso de producción de las mercancías y/o la prestación de ciertos servicios.
Además de estas nuevas legislaciones, la globalización en si misma transforma a menudo en contraproducente cualquier huelga en una determinada unidad de producción… cuando no resulta ser el pretexto que la empresa multinacional o transnacional estaba esperando para “deslocalizar” de una vez la “empresa problema” (o "externalizar" sus funciones) cerrando la fuente de trabajo que alberga unos trabajadores que, además de sus salarios exageradamente altos que le restan competitividad, le proporcionan dolores de cabeza.
Solo la huelga general tendría la capacidad de doblegar la parte empresarial o el Estado contra los cuales se dé algún movimiento de reivindicación o inconformidad… pero en una sociedad de la cual han sido desterrados el valor de la solidaridad y el sentimiento de pertenencia a una comunidad, sustituyéndolos por el individualismo y la competencia a ultranza, y en la cual el desempleo de naturaleza estructural llego para quedarse ad eternum… resulta mas que utópico pensar hoy en esta “arma o forma de lucha” a la cual hace unas décadas se recurría, cuando no bastaba su simple mención para que se tomaran en consideración las demandas de quienes amenazaban con estallarla.

Pero todo cambio tiene también su lado positivo… y la extrema dependencia del nuevo orden de sus comunicaciones y su gasto energético… son una suerte para quienes quieren atreverse a enfrentarlo.
Basta que unas cuantas personas estén determinadas a emprender acciones (que pueden ir desde los mas simples a los mas sofisticados bloqueos o sabotajes) contra los centros neurálgicos que aseguran la circulación de los flujos de información o los que procesan, almacenan o transportan las fuentes de energía… para que la maquina se detenga, se paralice.
Como también, a la inversa, puede ser la acción conjunta y coordinada de millares de personas anónimas… como actualmente en el caso de la respuesta cibernética a los ataques del gobierno norteamericano y ciertos bancos o entidades que se dedican a la transferencia de fondos y medios de pago por internet, contra el portal Wikileaks y el encarcelamiento de su fundador Julián Assange. Una manifestación libertaria por excelencia... lastima para mí que se requiera de ciertas "habilidades computacionales" que no poseo.
En fin… que la trombosis que infarta el miocardio puede matar con la misma certeza que una bala en pleno corazón… pero silenciosamente, sin derramamiento de sangre... incluso, si la cosa esta bien hecha, sin autor material ni intelectual del homicido.
¡¡Basta que nos atrevamos!!... a dejar de ser los eternos sumisos que agachan la cabeza.

Actualización de fecha 15 de diciembre. El gobierno español (con los señores Zapatero y Rubalcaba a su cabeza) prorrogo el “estado de alarma” hasta el 15 de enero.
Actualización de fecha 30 de diciembre. La fiscalia de Madrid que lleva este caso, acaba de anunciar que el cargo contra los controladores será el de sedición, delito que conlleva penas de 8 a 10 años de prision... precisando que "no ve descabellado" solicitar el embargo de los bienes personales de los controladores para cubrir las posibles indemnizaciones a las cuales tengan eventualmente derecho quienes se hayan vistos afectados por su paro.
Siempre supimos que el Partido Popular era el heredero, por voluntad propia, del franquismo… pero es una vergüenza que un gobierno emanado de un partido que se pretende socialista quiera disputarle al PP esta herencia… de seguir por este camino no dudamos de que lo lograra… con creces.

No hay comentarios.: