octubre 22, 2008

SUPLICA para pasar de unos puntos suspensivos al punto final.



En una entrada anterior titulada “Como y cuando morir(é)” ya había abordado este tema con mas profundidad, sin embargo un cierto estado de animo me lleva a retomarlo (mucho mas brevemente) insistiendo en la “ayuda” que espero recibir en caso de ser necesario.


Como todo adolescente, a los dieciséis, diecisiete o dieciocho años… quise morir… sin saber exactamente porque… simplemente por la insoportable sensación del inmenso vacío… la infinita ausencia que uno siente… la terrible contradicción entre lo inacabado de su propio ser y la consciencia de su finitud.

Después… a veces, pocas veces… por un tiempo, poco tiempo… por una compañía, un amor, un amanecer o un atardecer, un arco iris, el olor de la tierra después de la tormenta… esta desagradable sensación desaparece… se esfuma… nos sentimos vivos.

El resto del tiempo… el vacío sigue ahí… pero lo que osamos llamar la vida, siendo que no es mas que la sobrevivencia, la dictadura de las necesidades biológicas, la permanencia de la rutina, la inacabable repetición, la persistencia de lo inasible y evanescente… nos embarga… nos mata en vida… nos mantiene en vida estando muerto.

Ausencia… a la vida… que sustituimos pobremente por nuestra virtual presencia al mundo… a su espectáculo… la contemplación del mirón.

Entonces… si duele admitir no haber vivido… mas nos duele sabernos condenados a no poder seguir siendo ni siquiera espectadores… simples mirones de este mundo que tenemos que abandonar… por siempre.

Sin embargo, algún día… por fin… aceptamos el hecho de ser mortales… serlo ya no nos atemoriza… ni siquiera nos asusta… solo nos importa… quizás… el como.

Lo mas temido… lo inaceptable… una dolorosa agonía… la del perro atropellado, solo, al borde de la carretera… la de la cama del hospital… rodeado de parientes, amigos, médicos y enfermeras, atentos e indiferentes, afligidos o regocijados… quízas con tubos entrando y saliendo por todos lados del martirizado cuerpo, viendo sin ver… queriendo hablar sin poder abrir la boca… sufriendo lo indecible sin poder siquiera quejarse.

Lo ideal… para algunos…el infarto fulminante… el accidente fatal que nos hace pasar de este mundo a la nada en cuestión de segundos… décimas de preferencia.

Para otros… para mi… el poder vivir mi propia muerte… en presencia de quienes creemos amar… o de quienes creemos ser amados… conscientes y serenos… el ultimo adiós con nuestro ultimo aliento… pero eso si… sin el dolor de la envoltura.

Para mi… quizás para otros… tener la osadía y el valor… de decidir de la hora… de asumir y ejercer mi ultima acto de ser perteneciente a la raza humana… quizás el único que avala mi humanidad… antes de regresar al polvo originario.

Ahorra que si un día me hundo en el dolor… la incapacidad física o mental me impide valerme por mi mismo… niega mi humanidad para dejarme con mi sola animalidad… me imposibilita sustituir todos estos puntos suspensivos por el único y ultimo punto final… espero… suplico… que alguien tenga el valor y la bondad… de hacerlo por mi.

De antemano gracias.


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