NOSOTROS TAMBIEN
CONDENAMOS LA IMPUNIDAD Y LA VIOLENCIA...
PERO DE LOS HARP HELU
QUE A DIARIO ASESINAN Y SECUESTRAN NUESTRAS VIDAS.
Hace algunos días nos amanecimos todos con la noticia de que un joven de 14 años había sido encontrado muerto (en avanzado estado de descomposición) en la cajuela de un automóvil. Que se trataba de Fernando Marti, hijo del dueño de las tiendas de deportes Marti, quien había sido secuestrado y asesinado por sus captores.
Como cualquier persona (iba a escribir ciudadano de a pie, pero me percate a tiempo de que, al igual que todos, no soy ciudadano ni de a pie ni de ninguna especie) me pareció una barbaridad que se secuestre y asesine una persona, y mas si se trata de un joven de 14 años.
Sin embargo (no me acuerdo si este mismo día o al siguiente) otro hecho, ligado al anterior, me hizo (y no tengo empacho en decirlo) arrepentirme de esta primera reacción en caliente… y es que me “reventó” que, en todos los periódicos de circulación nacional (y quizás también en los regionales), se le diera tanta importancia a la carta publicada por el señor Alfredo Harp Helú.
Para mi esta carta abierta era y es ¡¡el colmo de la hipocresía!!.
Mezclado en el cuerpo de la misma una frase en particular me revolvió el estomago: “Dinero. ¡Qué poco valor puede tener el dinero si la vida de un ser humano está en juego!”… y si esta frase me revolvió el estomago la que cerraba la carta me hizo vomitar (aclaro que en sentido figurado): “Condenamos la impunidad y la violencia”.
Porque en fin… ¿Quien es el señor Alfredo Harp Helú?.
Nada menos que el ex dueño de Banamex, el mayor banco mexicano antes de su compra por el Citigroup (venta por la cual, sea dicho de paso, parece que no pago ni un solo centavo de impuestos en prejuicio de la hacienda nacional). En el año 2005, en la famosa lista de Forbes de los hombres mas ricos del mundo ocupaba el rango 413, con la nada despreciable suma de 1.6 billones de dólares (cuando en México se estima que 18 millones de personas viven en situación de extrema pobreza, definida esta como el vivir con menos de un dólar diario). También es el dueño de Avantel la segunda empresa mexicana de telecomunicaciones después de Telmex, empresa cuyo dueño es su primo Carlos Slim Helú, quien ocupa hoy en día el primer lugar de dicha lista de Forbes. Podemos agregar que como todo buen “ricachón” que se respeta, cuida su buena consciencia encabezando su propia fundación filantrópica (lo cual como todos sabemos, además de su aspecto caritativo tiene una finalidad eminentemente fiscal).
Pues bien… resulta que el señor Harp Helú, con los de su misma calaña, secuestran y matan diariamente con la mas total impunidad. No solo con la mas total impunidad, sino que se les considera como los verdaderos héroes de estos tiempos modernos en los cuales las mayores virtudes y los mayores valores son los que se desarrollan en el campo de la economía, en el cual se compite para ser el que tiene las mayores aptitudes y obtiene los mejores resultados para “triunfar” aplastando y aniquilando a los rivales, sean empresas o naciones con todo y sus empleados o habitantes.
En su conjunto, estos señores, magnates que se enriquecen sobre la miseria de los demás, matan a diario, no decenas, no centenas, sino miles de personas… por desnutrición crónica (dicho mas claramente y sin tapujos, de hambre), por enfermedades (que en otras latitudes se consideran como benignas e inofensivas) y en conflictos armados que se libran (con la sangre de los demás) con el único propósito de defender sus intereses e incrementar su poderío.
En su conjunto, estos señores, secuestran a diario, no decenas, no centenas, no miles, sino millones de seres humanos… a quienes, no solo en el trabajo sino en a lo largo de toda su vida, les roban su existencia, su humanidad, para rebajarlos a simples seres cuyo único propósito viable es el de la sobrevivencia física y el deambular en este mundo sin “alma” desde su nacimiento hasta su muerte en una espantosa miseria “espiritual” (obviamente no en el sentido religioso sino en lo que hace precisamente que un ser sea humano y no animal, el uso y disfrute de las capacidades del intelecto así como de los valores de vida tales como la libertad, la justicia, la armonía).
Así que, por favor, el señor Alfredo Harp Helú no nos venga con que condena la impunidad, de la cual el y sus semejantes disfrutan a perpetuidad, ni la violencia que el y sus similares ejercen diariamente… cuando la única razón de su llanto no es la desgracia y el dolor sufridos por algunos de sus iguales, sino aportar su granito de arena a la “política de defensa y salvaguarda de la seguridad” brutalmente amplificada desde el 2001 en México y a nivel mundial, con el único y verdadero objetivo de proteger sus intereses de los posibles ataques de quienes podrían ya no estar dispuestos (algunos ya no lo están) a aguantar sus criminales fechorías.
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