En las pasadas
elecciones presidenciales francesas, muchos amigos, parientes y conocidos
votaron por Macron.
Algunos por convicción
ideológica, otros por rendirse al canto de las sirenas del novedoso y poderoso oxímoron
del “populismo de una derecha tecnocrática”, la gran mayoría por hacer uso del
consabido “voto útil” que pretendía cerrar el camino al Frente Nacional
(incluso desde el primer turno.)
“Voto útil”, que, en
mi opinión, más que cerrar el paso al FN, abría unas largas avenidas a un “tecnócrata
ultraliberal” representante de los intereses del neocapitalismo.
En un primer
momento, en lugar del verbo “votar”, iba a hacer uso del vocablo “elegir”. De
lo cual me arrepentí, a sabiendas que en las actuales “democracias
capitalistas” los gobernantes no son elegidos por los ¿ciudadanos?, sino
escogidos por quienes detentan, de facto, el poder de imponer su economicista y
utilitarista visión del mundo, “armar” unas relaciones sociales que sustituyen
la Política por la gobernanza.
No es que pretenda
hacer gala de un desconocido poder, propio de un oráculo o una moderna
Pitonisa… pero desde el 5 de este mes de junio, en apenas dos días, el
presidente Macron empezó a quitarse (aunque sea todavía de modo oficioso) su máscara
para dejar ver su auténtico rostro… el de un gobernante ULTRALIBERAL,
AUTORITARIO y LIBERTICIDA.
Ultraliberal y
autoritario.
El día 6 de junio,
el primer Ministro y la Ministra del Trabajo presentaron el anteproyecto de la
reforma del Código del Trabajo.
Presentación muy
breve e imprecisa de esta reforma, pero de la cual el periódico Le Parisien,
dio un adelanto sobre la base de la filtración de una “versión de trabajo” de
fecha 12 de mayo.
Reforma cuyos 7
principales y prioritarios puntos serian:
1.- El Contrato de
Trabajo, en la totalidad de sus artículos y clausulas se negociarán en el seno
de todas y cada una de las empresas, y ya no por rama industrial.
2.- Las
indemnizaciones otorgadas a los trabajadores en caso de despido, se
determinarán dentro de un piso y un techo a los cuales deberán de someterse el
“Tribunal des Prud’hommes” (instancia judicial que resuelva los conflictos
obrero patronales.)
3.- Posibilidad para
los empleadores de organizar referéndums en sus empresas. ¿En relación a qué?
4.- Instaurar la
primacía de los “acuerdos de empresa” sobre los “acuerdos de ramas
industriales”.
5.- Fusión de las diversas
instancias representativas del personal (comité de empresa, comité de higiene y
seguridad, comité de condiciones de trabajo, delegados del personal, etcétera)
6.- Posibilidad para
el patrón de entregar “recursos financieros” al sindicato de su preferencia.
7.- Profunda reforma
del Seguro de Desempleo. Sin que se sepa todavía en que consistirá esta
reforma.
Tal como lo expone
en un editorial, el prestigiado semanario francés L’OBS (pretendidamente de
orientación socialdemócrata, pero muy afín a Macron desde antes de su
elección), comentando esta reforma del Código de Trabajo: “En el equilibrio
de la “flexiseguridad” propuesta, se
aprecia mucha “flex” para los empleadores y muy poca “seguridad” para los
trabajadores. La una sin la otra es la certeza de un desastre, con disminución
de los salarios, degradación de las condiciones de trabajo e incremento de las
tensiones sociales… Por prueba, las organizaciones patronales muestran una gran
impaciencia, mientras los sindicatos su inquietud y oposición.”
Ultraliberal pues,
pero también autoritario.
En efecto, tanto Macron
como su primer Ministro y la Ministra del Trabajo, han asegurado que esta
reforma no será sometida a discusión parlamentaria alguna, sino que se impondrá
mediante el recurso a las “ordonances” y los artículos constitucionales 38 y
49.3 que, en la práctica son equiparables a gobernar mediante decretos
presidenciales que no requieren de debate parlamentario para su aprobación,
rechazo o enmendamiento.
Autoritario y
liberticida.
Según un proyecto de
ley que el prestigioso diario frances Le Monde pudo tener conocimiento: “El
gobierno de Edouard Philippe se prepara para ir muy lejos en la lógica
seguritaria. Con la finalidad de salir del estado de emergencia, a
confeccionado un proyecto de ley reforzando la lucha contra el terrorismo y la
seguridad interior… Según este texto, todas las medidas del estado de
emergencia pasarán al derecho común… Asignación a residencia, registros
administrativos, clausura de los centros religiosos, zonas de protección y
seguridad, todas estas medidas emblemáticas del estado de excepción… seguirán
siendo privilegio del ministerio del interior y los prefectos, sin intervención
alguna de un juez… Este texto va incluso más allá de lo contemplado en el
estado de emergencia. Así el ministerio del interior podrá determinar que toda
persona sospechosa podrá verse colocado un brazalete electrónico… Este proyecto
de ley consta también de una serie de medidas relativas a los servicios de
inteligencias. Entre estos, la vigilancia de las “comunicaciones hertzianas.”
Dicho de otra
manera, la intención declarada es la de un estado de emergencia permanente que
no se atreve a decir su nombre.
En cuanto a su
autoritarismo, si bien la aplastante mayoría de su partido (La Republica En Marcha)
hace innecesario que recurra a este para poder implementar sus políticas, ya
dio una inquietante muestra del mismo en su relación con la prensa.
Así a los pocos días
de sus victorias electorales (tanto a las presidenciales como a las
legislativas) 23 asociaciones de periodistas emitieron un comunicado conjunto
en el cual se dicen sumamente preocupados por la actitud del nuevo gobierno
hacia la prensa.
Comunicado en el
cual expresan: “Frente a la libertad de informar, el nuevo ejecutivo ha
escogido el intento de presionar, la represión judicial, y el proceso de
intenciones… seguiremos incomodando porque informar al público es tanto un
deber como un derecho, y porque una prensa libre e independiente es esencial
para la democracia.”
En efecto, por
ejemplo, el ministerio del trabajo presento cargos por robo y encubrimiento,
contra tres medios, Liberation, Le Parisien y Mediapart, quienes habían dado a
conocer documentos de trabajo relativos a la reforma del Código del Trabajo.
¿Tercera vuelta
en la calle?
Después de la
primera vuelta de las elecciones legislativas y a unos cuantos días de la
segunda vuelta, parece ser más que seguro que el presidente Macron dispondrá de
una mayoría absoluta más que holgada (aplastante) en la cámara de Diputados.
Por lo cual es también más que probable que este en posibilidad de materializar
y llevar a buen puerto estos primeros esbozos de su política hiperliberal y
liberticida, sin la más mínima resistencia del poder legislativo.
Con las manos
totalmente libres en el plano institucional, el único freno a la próxima
implementación de esta política -no tengamos miedo de insistir una vez más, en
calificarla de ultraliberal y liberticida- se encontrará en la respuesta de la
calle.
Respuesta que tendrá
que ser decidida, enérgica, múltiple, constante… pero ante todo imaginativa.
Sin concesiones, en una resistencia y obstrucción que no rehúya la legitima
violencia de la defensa propia de los agraviados, pero evitando el enfrentamiento
directo… sabiendo mezclar las manifestaciones y otras acciones mediáticamente
espectaculares con las clandestinas de la estrategia de obstrucción y bloqueo,
de todos los ámbitos posibles de la actividad social y económica.
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