No tengo ni Facebook
ni Instagram, ni twitter, pero Marina si, y me hizo percatarme que desde ayer
muchos usuarios de estas muy mal llamadas “plataformas sociales” (cuando lo que
hacen es mantener a sus usuarios atrapados en una comunicación virtual que
suplanta una relación realmente palpable) cambiaron su “foto de presentación”
por una bandera mexicana.
Quizás me equivoque
(aunque no lo creo) pero me parece evidente que se trata de una más de estas
respuestas “borregueras” destinadas a expresar su más ramplón nacionalismo y
patriotismo, frente a la “agresión del malnacido Trump a nuestra querida patria
mexicana”
¡¡ MUY MAL !!
Uno, porque se trata
de una expresión primaria que se aloja en la parte límbica, si no es que
reptiliana, del cerebro.
Dos, porque el
sentimiento patriotero es de los más detestables que hay… responsable, a lo
largo de toda la historia, de la muerte de millones de individuos que por una
bandera y un himno han sacrificado su vida… cuando en realidad lo hicieron,
inconscientemente, por los intereses de quienes ejercen la dominación y son
maestros en el arte de la sumisión o el sometimiento de quienes nacieron en un
territorio por ellos gobernado.
Tres, porque me parece
inverosímil, que, en este preciso caso, no se den cuenta que no están apoyando
a “su” país, sino un asesino de nombre Peña Nieto, quien a las pocas horas de
escenificar su “valiente y patriotera” decisión de no acudir a una cita,
previamente cancelada quien lo había invitado, un tal Trump, acordó con este
fantoche seguir negociando (muro, inmigración TLC y tutti frutti) pero no de
frente a la opinión publica sino en privado.
Me pregunto… ¿por qué
en privado?... ¿por qué en lo oscurito?... ¿no será que una parte sustancial de
lo hablado y finalmente acordado será políticamente inconfesable? Aparecerá en
la letra chiquitita al final del acuerdo, o mejor aún, no aparecerá para nada,
será simplemente tácito, verificándose, día con día, en los hechos consumados.
A envolvernos en la
bandera tricolor y echarnos al vacío, se ha dicho… que alguien se beneficiara
de nuestro sacrificio… no perdón, no de nuestro sacrificio, de nuestra ingenuidad
oculta detrás de nuestro más simplón patriotismo borreguero.
¿Cómo
pueden, tantas personas, ser tan ingenuas, tan borregueras?… con razón dicen
que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece.
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