octubre 18, 2013

APLAZADA ESQUELA




Hasta hace unos cuantos días, un “problema” carotideo (que no se resolvió, pero mostro ¿indudables? signos de mejoría) me hizo pensar que (para el pesar de algunos, el regocijo de otros… y…. esto sí que es triste y trágico… la indiferencia de la gran mayoría) podría llegar el momento de dejarlos definitivamente sin mi presencia.
Esto al punto de redactar y mandar a mis allegados más próximos mis “últimas voluntades”… incompletas ya que me falto agregar la de no publicar esquela alguna (siempre me pregunte cual era la real finalidad de una esquela… bueno no me lo pregunte en serio, dado que de lo contrario creo que habría encontrada alguna respuesta), y en caso de hacerlo contraviniendo mis instrucciones (nunca tendrá uno la certeza de que sabiéndolo muerto, respetaran las “ultimas voluntades” del difunto), hacerme el favor de publicarla respetando en su integralidad el siguiente texto.



IN MEMORIAM

De las comas mejor no opino
De los puntos
Me fastidiaban los exclamativos
Me encantaban los suspensivos
Me parecían imprescindibles los interrogativos
Lástima que también existiera el mal llamado punto final (el único singular… que únicamente muy de vez en cuando es realmente final, la gran mayoría de las veces solo fingiendo serlo.)

Antes de fenecer, esto pensó quien ¿en vida? decía llamarse RAYMOND TORRENT XAUS

Quienes quieran llorar que se rían
Quienes quieran reír que lloren

Que la vida vida es (y más vale no hacerse demasiadas preguntas al respecto) y la muerte quien sabe lo que sea… PUNTO FINAL




Posdata de circunstancial circunstancia: esto pensaba hasta que me morí… y a partir de entonces muy poco me importo la puntuación… al igual que muchas otras cosas.
En Francia (al fin y al cabo y sin enorgullecerme de ello soy de cultura francesa) existe la expresión “la mort, la grande niveleuse”, lo cual traducido al español vendría significando “la muerte la gran niveladora”… ¿será cierto?... lo impresionante es como la muerte relativiza lo que en vida nos parecía importante, fundamental, sustancial y para algunos hasta trascendental… empezando por la vida misma… que como todos sabemos (o por lo menos hasta donde creemos saber) no es más que producto del azar y la necesidad… consta que no lo digo yo, sino que fue un tal Demócrito tres siglos antes de un tal Jesucristo que tuvo la insignia suerte de ser hijo de un tal Dios y así poder resucitar y convivir un ratito entre ciertos testigos que dieran fe del acontecimiento, antes de alcanzar a su Padre (supongo que celestial)
Quizás haya más de un Dios…  tenga yo la suerte de ser el hijo de uno de estos… y ustedes la de verme paseando por la Alameda del brazo de la Catrina… pero, eso sí, sin tantos acompañantes (famosos o anónimos) a nuestro alrededor… solo yo y ella… camino al… "quatrième ciel"


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