Desde hace algunas semanas en España se está dando un
nuevo tipo de protestas llamadas “escraches”.
Las cuales consisten en que grupos de ciudadanos, a título personal, sin la
representación de algún partido, sin representarse más que a ellos mismo, se
plantan frente a los domicilios privados de algunos políticos, gritándoles,
recriminándoles personalmente por su actuación política, ya sea en forma general,
ya sea con motivo de algún caso concreto.
Los afectados, obviamente principalmente miembros del
gobierno o del partido que detenta la mayoría absoluta en el parlamento, a
saber el Partido Popular, se han ofendido sobre manera, llegando a calificar
tales actos de propios de una mentalidad fascista, contrarios a la práctica y
el espíritu democráticos, llegando a compararlos con las manifestaciones nazis
de principios de los años treinta, antes de la ascensión al poder de Adolfo
Hitler.
Desmedida reacción que corresponde al desconcierto… y
el temor y miedo… que les provocan este tipo de manifestación que se
desentiende del anonimato y “neutralidad espacial” de la tradicional
manifestación callejera para personarse en la cercanía de sus domicilios
particulares (sin invadir, el espacio propiamente dicho de su propiedad
privada) e increpar directamente a las personas.
Novedosa forma de manifestación que es legítima y, a
mi entender, efectiva por ejemplar (en el sentido de ejemplificar, o sea
demostrar, ilustrar, explicar o demostrar algo con ejemplos.)
Legitima por no contravenir ninguna ley… por lo menos
hasta que se les ocurra hacer uso de su mayoría absoluta en el Parlamento para
votar una ley que lo tipifique como delito… y porque no… hasta criminal.
Efectiva… y “ejemplar”… porque pone nombre y apellido
a los responsables de las políticas aplicadas que llevan a la miseria a
millares de seres humanos… seres humanos no genéricos, sino de carne y hueso, que
sufren los efectos de las políticas… no en los noticieros, tampoco en las
estadísticas, sino en sus cuerpos, sus mentes, sus vidas.
Con esta práctica… las políticas que destruyen vidas…
dejan de ser meros conceptos, abstracciones que nacen por generación espontanea
y se imponen por si solas como si fuesen un inevitable castigo divino porque
(ya era hora de que estos seres aprendieran que “no se puede gastar lo que no
se tiene”, “no se puede vivir por encima de sus posibilidades”, “que vivir de
prestado siempre termina pagándose con muchos intereses” (cuando obviamente
eran los Bancos y demás Cajas, quienes les ofrecían créditos para coche,
pantalla de plasma, y un ventajoso financiamiento hipotecario de doscientos mil
euros, cuando solo se solicitaba uno de cien mil).
Con los escraches
estas políticas tienen padres, responsables de carne y hueso, con nombres y
apellidos.
Si las víctimas son seres humanos… los victimarios
también lo son… y es bueno que se sepa.
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