Ayer, algunas personas cercanas que vieron impresa la anterior y reciente entrada titulada “¿JUSTICIA? PARA LOS TERRORISTAS” no entendieron del todo el porqué poner sobre el mismo plano Osama Bin Laden y el presidente Felipe Calderón calificando por lo tanto a este ultimo de terrorista.
Personalmente, me pareció que la similitud era (es) lo bastante obvia… sin embargo intentare muy sucintamente justificarlo…basándome sencillamente en la que para mí es la definición de un acto terrorista.
Sean quienes sea sus autores (individuos, organizaciones, Estados o cualquier poder instituido), y a pesar de sus “consecuencias” sobre las víctimas del mismo, el acto terrorista es un acto de orden eminentemente simbólico(*)… consistiendo en la utilización de una técnica destructiva de la mayor envergadura posible (por el impacto del numero de víctimas, la “cualidad” de estas y la amplitud de su difusión) atentando contra el bien supremo de la vida de uno o varios individuos (“inocentes” o no) con el propósito de provocar en el seno de una comunidad dada un efecto sicológico de miedo, angustia y temor, ligado a un sentimiento de pérdida, permitiendo la instauración de un clima propicio a la aceptación de una perdida comparativamente considerada como menor, permitiendo así el ejercicio de un poder mediante el control de los espíritus.
Afectación sicológica que paraliza a los individuos y/o el grupo llevándolos a una situación de intimidación, indefensión, pasividad, aceptación y por lo tanto sumisión.
Sumisión casi siempre acompañada (si el acto terrorista, o mejor aun una secuencia de varios de estos, es hábilmente llevado a cabo y explotado) de una latente o expresa petición de “orden”, sea esta dirigida a los detentores en turno de la violencia (pretendidamente) legitima, o a quienes se ofrecen para sustituirlos.
En definitiva se trata de una muy eficiente estrategia de control mediante el esparcimiento del virus del miedo y el temor.
Siendo esta, para mí, la definición de un acto terrorista, me parece mas que obvio que la llamada “guerra contra el crimen organizado” emprendida por el señor Calderón no es solo un acto terrorista sino una política terrorista… deliberadamente diseñada (y por lo tanto no tan torpemente implementada, como se pretende, sino todo lo contrario) para ejercer de facto el control… que su escasa o nula legitimidad electoral le impide ejercitar pacifica y consensualmente.
Insisto… Calderón hoy, como el patético cowboy Bush ayer, al igual que una miríada de otros jefes de Estado de por el mundo, son unos terroristas… con licencia para matar… inoculando a la población bajo su dominio el virus del miedo y el temor… valioso (y en ciertas circunstancias imprescindible) instrumento para el ejercicio de la dominación.
(*) El carácter simbólico de algún objeto o alguna acción no es incompatible con su “realidad material”.
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