enero 25, 2016

¿HAN DICHO TERRORISMO?


Disculpen esta introducción… demasiado extensa.

Después de los atentados terroristas perpetrados en Paris el 13 de noviembre, me había dado por tarea contestar (por lo menos intentarlo) la doble pregunta: ¿Por qué ESTE terrorismo? ¿Por qué EL terrorismo?
A lo largo de muchos días, semanas y meses, he dedicado la mayoría de mi tiempo en reunir la información que pudiera ayudarme a sustentar mi doble respuesta. Es así que hasta la fecha he recopilado, leído y analizado más de un centenar de artículos, opiniones y tribunas publicado(a)s en periódicos, revistas y “sitios internet”, tanto franceses como españoles (la gran mayoría franceses). Así como he vuelto a leer los libros de Jean Baudrillard, que me parecen esenciales (si bien fueron escrito y publicado poco después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, a las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y por lo tanto muchos años antes de que hiciera su aparición el “terrorismo yihadista”, versión Daesh): “L’esprit du terrorisme” (El espíritu del terrorismo) y “Power Inferno”… y visto varios videos, entre estos “Pourquoi la guerre” (Por qué la guerra), conferencia conjunta de Jean Baudrillard y Jacques Derrida, llevada a cabo el 19 de febrero del 2003.
Varias veces me he dicho que habiendo reunido y “analizado” este material, ya era hora de que empezara a poner en orden mis ideas y redactar el resultado de mi cogitación… sin embargo, no hay día en el cual no “descubra” nueva información (sin contar con todos los libros que me entero que debería de leer.)
Resultado… pospongo, día tras día, el inicio de la redacción de esta doble respuesta.

Ahora bien… como consecuencia de mi historial médico caracterizado por una precaria salud cardiovascular (cirugía de carótida, muy grave infarto al miocardio que requirió del protocolo de resucitación y la colocación de 4 stents, además de saber que muchas de mis arterias siguen parcialmente obstruidas por placas de ateroma) sin contar con el cáncer de próstata (tratado con prostatectomia radical)… también pienso en el tiempo de vida que me resta (que puede ser mucho o poco, pero con tendencia más bien hacia “una probable escasez”.
Lo cual me lleva a establecer ciertas prioridades. Siendo una de estas, proseguir con la escritura del relato “Pourquoi pas demain, la mémoire infidèle”, la cual había suspendido desde hace algunos meses (no por falta de “materia” sino por haber llegado a un punto que me generaba demasiada “angustia”, la cual según mi cardiólogo tenía que aparcar momentáneamente.)

Conclusión… he tomado la decisión de dedicarme de nuevo a la escritura del relato en cuestión… por lo que, de momento, pospongo la redacción de mis respuestas a las preguntas, antes expuestas, relacionadas con el terrorismo (aunque sigo con la recopilación de más información y el “análisis” de la misma.)
Consecuencia… con tal de “sacar algún provecho” a la reflexión, hasta hoy llevada a cabo… me pareció que, lo mínimo, era proponer mi propia definición del término o concepto de “Terrorismo”.

Lo cual paso a hacer del conocimiento de los escasísimos (creo que se pueden contar con los dedos de una mano) lectores de este blog.


En primera instancia, el acto terrorista es un acto impredecible, de naturaleza esencialmente simbólica. Las víctimas, al igual que el espacio del atentado, son parte de la “esencia simbólica” del acto, l@s que nutren al carácter simbólico de “consistencia y veracidad.”
Acto consistiendo en la utilización de una “técnica” destructiva de la mayor envergadura posible (por el impacto del número de víctimas, la “cualidad” de estas y la amplitud de su difusión) atentando contra el bien supremo de la vida del mayor número posible de individuos con el objetivo de provocar en el seno de una comunidad dada un efecto sicológico de miedo y ansiedad, temor y angustia, ligado a un sentimiento de indefensión y perdida, permitiendo la instauración de un clima propicio a la aceptación de una perdida considerada comparativamente como menor, posibilitando así el ejercicio de un poder a través del control de las mentes (en tanto que aprovechable disponibilidad para inocular e imbuir) para un determinado fin.

En segunda instancia, sin perder su esencia simbólica y siendo su blanco la mente de quienes lo presencian (no el cuerpo de quienes lo padecen), el acto terrorista, casi siempre deliberadamente (mas no invariablemente), es portador de un “fin político” y tiene un “destinatario político” (generalmente quienes ejercen su Poder sobre una población sumisa, espectadora y victima), comúnmente previamente definidos (pero también fortuitos e imprevistos, en tanto que secuela del acto), siendo en este caso portador de una finalidad consistiendo en propiciar que los detentores del susodicho Poder tomen acciones reactivas (racionales y/o emocionales, tangibles y/o simbólicas, de cortos o largos alcance y plazo) que por su naturaleza y consecuencias, favorezcan los propósitos del actor terrorista.

Así definido el “acto terrorista” (en tanto que fin en sí mismo o medio para alcanzar un fin) resulta bastante obvio que EL terrorismo puede ser llevado a cabo por actores muy diversos y practicado con propósitos sumamente dispares.
Actores y propósitos que pueden ser tanto los que el “Poder Instituido” define como terroristas, como este mismo Poder (entonces comúnmente definido como “terrorismo de Estado”), o cualquier otro “colectivo” (sea este formal o no), o cualquier individuo, en cuyo caso el acto terrorista, si bien no se reduce a un acto narcisista, si participa de la imperativa búsqueda de una “afirmación existencial”. “Afirmación existencial” que adquiere una máxima relevancia cuando el o los terroristas se inmola o inmolan en el momento mismo del acto o inmediatamente después de este (cuando su suicidio forma parte del acto terrorista.)

Sea quien sea el actor material (quien lleva a cabo el acto) o intelectual (quien encomienda la realización del acto) del acto terrorista… sea cual sea la motivación de este (explícitamente o no política, u otra)… en última instancia, al ser en sí mismo (por su propia naturaleza) propagador del terror (en el momento mismo del acto) y del miedo (afectación emocional de más largo plazo y alcance) el acto terrorista sirve los intereses del sistema de dominación (sea cual sea la naturaleza y modalidad de este) al facilitar el control, favorecer la sumisión… tanto por la afectación emocional sobre la colectividad escogida como blanco del ataque (no las víctimas, sino el conjunto de la población que se siente directa o indirectamente agredida y se hunde en la zozobra) como por la naturaleza y el contenido de las “respuestas políticas” (en caliente y/o fríamente calculadas) que implementa el “poder instituido” en replica al acto terrorista.





A continuación, unas cuantas fotos, en mi opinión, relacionadas con el terrorismo… repartidas o distribuidas en cuatro “secuencias”: Las motivaciones del acto (sea cual sea el ente terrorista: individuo, organización, Estado, etcétera), el acto en sus diversas modalidades, las respuestas al acto (del destinatario del ataque o quien se aprovecha del mismo) y las consecuencias (tanto del acto en si como de las respuestas al mismo)
Al ver estas cuatro “secuencias” resulta particularmente perceptible (evidente incluso) la muy notoria imbricación que existe entre ellas. Motivaciones, respuestas y consecuencias, no solo interactúan entre ellas, sino que pueden llegar a sustituirse unas a otras…  las consecuencias pudiendo ser también motivaciones… las respuestas considerarse como “logros” alcanzados en función de las motivaciones… y así sucesivamente. Lo cual revela la complejidad que supone contestar la doble pregunta ¿Por qué EL terrorismo? ¿Por qué ESTE terrorismo?

Aquí, la primera secuencia, bajo el intitulado de EL ACTO:







Aquí la segunda secuencia, bajo el intitulado de MOTIVACIONES:











Aquí la tercera secuencia bajo el intitulado de RESPUESTAS:






Aquí la cuarta secuencia bajo el intitulado de CONSECUENCIAS:










A modo de  perpleja INTERROGACIÓN.







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