mayo 09, 2014

TEMOR A LA VEJEZ


En un artículo de la revista francesa “Le Nouvel Observateur” leí que científicos de Harvard y Stanford habían “encontrado” que la transfusión de sangre de ratones jóvenes en ratones viejos permitía una mejora del desempeño cognitivo de estos… a partir de lo cual el autor del artículo (el sociólogo Michel Billé) hacia toda una digresión sobre el miedo a la vejez, antesala de la muerte… y la búsqueda de la fuente de la eterna juventud… la cual antes se buscaba y solicitaba a los Dioses, después a la alquimia y hoy en día a la ciencia.

¡¡Envejecer… pero permaneciendo joven!!





Personalmente… también temo a la vejez… mas no a la muerte.
Por lo cual el mejor… y único… remedio contra la decrepitud, el deterioro, la degeneración, la degradación de la vejez (tanto corporal como mental)… es… el suicidio, antes de que esto suceda.

La eterna juventud es una búsqueda sin futuro.
Una posibilidad con la cual unos muy pocos podrán seguir soñando poniendo la ciencia al servicio de esta utopía… pero para la inmensa mayoría de la humanidad seguirá siendo una pretensión no solo inalcanzable sino contraria a la “realidad”.
Realidad que es la siguiente… en toda sociedad (por lo menos hasta ahora y me temo que por mucho tiempo) hay quienes se consideran como imprescindibles y quienes son prescindibles. La elite que ejerce la dominación (principalmente la oligarquía y los expertos)… y todos los demás que padecen la sumisión.
Evidentemente sobra decir que la inmensa mayoría de los viejos forman parte de los sometidos… y por los mismos estragos de la vejez son más prescindibles que nunca. Para estos… nosotros… el futuro no se pinta de una posible “eterna juventud” sino todo lo contrario… pronto, más temprano que tarde, se encontrara una solución para nuestra pronta eliminación… basta buscarla y hacer lo necesario para que esta sea aceptable, aceptada.



Mientras esto suceda… sonriamos un poco.



Posdata: para quienes leyeron la reciente entrada COITUS INTERRUPTUS, del 9 de abril y estaban preocupados por mi “parón”… tranquilícense… alégrense (para mi obviamente) he rellenado mi pluma de tinta y he vuelto a manchar de palabras las blancas hojas vírgenes.

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