Para mí, para usted, para todos, el día de Navidad son veinticuatro horas inolvidables. Es la felicidad para todos, ricos, pobres, niños, viejos, poderosos y humillados de siempre. Todos se abrazan, se respetan, ríen, se aman y conviven.
Desgraciadamente toda esa felicidad dura solo veinticuatro horas. Al día siguiente la magia desaparece y todo vuelve a la normalidad. Uno se despierta del sueño y se va de vuelta al trabajo. En el camino la psicosis se hace presente con el tráfico a vuelta de rueda o al ser atropellado por ríos de entes vivientes subiendo o bajando del metro. A comer, a ganarse la vida perdiéndola, regresar a casa para enchufarse a la televisión y por fin dormir...quizás soñar. Y así día tras día regresamos poco a poco al ritmo del robot: métro, boulot, dodo, como dicen los franceses (transportarse en metro, trabajar, dormir). Sumergirnos en la monotonía, la rutina, el conformismo y el consumismo.
Feliz por recibir el aguinaldo que nos dan (¿Realmente nos lo dan?) nos apresuramos en gastarlo todo, presos de esta perniciosa enfermedad social llamada consumismo. Comprar, lo que sea, pero comprar, comprar ilusiones...la ilusión de vivir cuando solo sobrevivimos. Conjugar la vida con el verbo tener ya que no podemos hacerlo con el verbo ser. Y esta supervivencia “vivida” día tras día, requiere de vez en cuando de algún gran, enorme, auto engaño colectivo que la haga más soportable. Tal como el domingo hace más soportable la semana, navidad hace más soportable el año.
Todos somos felices el día de navidad. ¿Cuándo seremos felices todos los días del año?
(*) Tomado de un trabajo de mi hijo Xavier para su clase de psicología.
******************************
De mi propia cosecha.
El engaño es el hijo predilecto de su madre la mentira… y hablando de mentiras y de “Santa Claus”,(también conocido como “Papa Noel”) me acuerdo de la celebre frase del señor Iossif Vissarionovitch Djougachvili (mejor conocido con Stalin, a su vez mejor conocido durante décadas como “nuestro pequeño padre”... extraña mezcla del Padre Todo Poderoso y del Santa Claus que nos regala la dicha)… la cual reza así:
“Un muerto es un drama, mil muertos es una estadística”.
Desgraciadamente toda esa felicidad dura solo veinticuatro horas. Al día siguiente la magia desaparece y todo vuelve a la normalidad. Uno se despierta del sueño y se va de vuelta al trabajo. En el camino la psicosis se hace presente con el tráfico a vuelta de rueda o al ser atropellado por ríos de entes vivientes subiendo o bajando del metro. A comer, a ganarse la vida perdiéndola, regresar a casa para enchufarse a la televisión y por fin dormir...quizás soñar. Y así día tras día regresamos poco a poco al ritmo del robot: métro, boulot, dodo, como dicen los franceses (transportarse en metro, trabajar, dormir). Sumergirnos en la monotonía, la rutina, el conformismo y el consumismo.
Feliz por recibir el aguinaldo que nos dan (¿Realmente nos lo dan?) nos apresuramos en gastarlo todo, presos de esta perniciosa enfermedad social llamada consumismo. Comprar, lo que sea, pero comprar, comprar ilusiones...la ilusión de vivir cuando solo sobrevivimos. Conjugar la vida con el verbo tener ya que no podemos hacerlo con el verbo ser. Y esta supervivencia “vivida” día tras día, requiere de vez en cuando de algún gran, enorme, auto engaño colectivo que la haga más soportable. Tal como el domingo hace más soportable la semana, navidad hace más soportable el año.
Todos somos felices el día de navidad. ¿Cuándo seremos felices todos los días del año?
(*) Tomado de un trabajo de mi hijo Xavier para su clase de psicología.
******************************
De mi propia cosecha.
El engaño es el hijo predilecto de su madre la mentira… y hablando de mentiras y de “Santa Claus”,(también conocido como “Papa Noel”) me acuerdo de la celebre frase del señor Iossif Vissarionovitch Djougachvili (mejor conocido con Stalin, a su vez mejor conocido durante décadas como “nuestro pequeño padre”... extraña mezcla del Padre Todo Poderoso y del Santa Claus que nos regala la dicha)… la cual reza así:
“Un muerto es un drama, mil muertos es una estadística”.
Dicho que todos los políticos que se jactan de ser “profesionales” se aplican, con esmero y consciencia, a hacer verdad todos los días… ya que de lo contrario dejarían de ser lo que son, profesionales de la política… para quienes la estadística es la forma mas elaborada de la mentira.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario