Este pasado, 11 de septiembre
se conmemoro (no tengo la menor duda de que para algunos se trató de una
celebración… incluso en los Estados Unidos… incluso para algunas de las más
altas esferas del Poder estadunidense) el quinceavo aniversario de los
supuestos atentados terroristas contra el World Trade Center y el Pentágono.
Una nueva ocasión para
“copiar y pegar” el texto que escribí al día siguiente de estos supuestos
atentados, subiéndolo a este blog el 6 de mayo 2005, como introducción a otra
entrada (de fecha 11 de mayo 20015) titulada “La estrategia del terror en tres
tiempos”, siendo estos tres tiempos: 1.-Uno, World Trade center: asesinar para
parir el mal. 2.- Afganistan: matar para poder nombrar el mal. 3.- Irak:
exterminar para poder escenificar la victoria del bien.
Aquí les va este texto
redactado el 12 de septiembre 2001:
EL BIEN
Y EL MAL
Génesis
del Enemigo.
No tengo ninguna duda de que
los aparatos de inteligencia de los Estados Unidos identificaran los supuestos
autores materiales de los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono y que
castigaran brutalmente a los supuestos autores intelectuales y sus "protectores",
alcanzado de paso algunos objetivos geoestratégicos, secundarios o no. Sin
embargo, tampoco tengo la menor duda de que estos no serán los verdaderos
responsables... siendo que estos son ... ellos mismos.
¿Cómo puede ser posible que
un Estado planee y lleve a cabo fríamente la matanza de varios miles de sus
propios ciudadanos? Cuando se trata de una decisión que tiene que ver con los
fundamentos mismos de un sistema de poder, este, sin duda alguna, es capaz de
esto... y de mucho más. De hecho, la pregunta no es como, la cual ya ha sido
contestada este 11 de septiembre, sino por qué.
En la supuestas Democracias
occidentales, la adhesión a la colectividad de los individuos que la conforman
ya no es vivida como integración voluntaria de estos a una comunidad cuyo
interés es percibido como preeminente al de cada uno de sus miembros (primacía
del interés general sobre el de los individuos), sino como una integración
pasivamente aceptada e incluso muchas veces impugnada. En estas condiciones,
resulta sumamente difícil para el aparato político del Poder
"legitimar" la necesidad de su propia existencia.
De ahí, ante esta carencia de
un apoyo activo ("en favor de"), la imperiosa necesidad de recurrir a
la búsqueda de un apoyo reactivo ("en contra de") y, por lo tanto, la
absoluta necesidad de un Enemigo. Enemigo que no solo legitimará la existencia
del Estado, sino que favorecerá la cohesión y control de los miembros de la
colectividad, quienes estarán dispuestos a ceder parte de sus autonomías y
libertades individuales, aceptando la "militarización" de la vida
cotidiana como parte del precio a pagar para llevar a cabo una eficiente lucha
contra el enemigo de todos y cada uno de ellos.
Notemos que esto no es
verídico únicamente al nivel de un determinado Estado-nación (por ejemplo,
Estados-Unidos) con relación a "sus ciudadanos" sino también al nivel
de la estructura de dominación política y jurídicamente preponderante con
respecto al conjunto de los individuos que viven bajo su yugo. Tanto más que el
control del "Todo" sobre cada uno de sus "miembros" es
mucho más aleatorio y menos eficaz, dado que las estructuras político jurídicas
del "Todo" son todavía en gran parte estatales (en cuanto a su origen
y campo de aplicación) cuando sus "miembros" tienden, ellos, debido
esencialmente a su movilidad, a escapar cada día más a su esfera de influencia.
Cuando (de acuerdo con los
cánones liberales) un Estado repite a los ciudadanos hasta el cansancio que su
principal y casi única razón de ser es su protección, resulta primordial e
indispensable identificar al Enemigo del cual dichos ciudadanos requieren ser
protegidos. Desde la noche de los tiempos este enemigo había sido el
"otro", el que no pertenecía al clan, la tribu, la raza o la Nación.
Desaparecida la URSS, y con ella la amenaza del comunismo (en tanto que sistema
político-económico e ideología), se esfumo el último Gran Enemigo, el único
supuestamente capaz de poner en real peligro la supervivencia de la
"civilización" capitalista y judeocristiana. Momentáneamente se
encontró un sustituto que se definió como "la guerra contra las
drogas", sin embargo, al revelar en su actuar mismo demasiadas
contradicciones propias al sistema y perder así rápidamente su credibilidad,
este dejo de ser funcional.
En los tiempos de la
globalización, que niega de hecho la razón de ser del Estado-nación, escoger o
designar a uno de estos como el enemigo a vencer sería también particularmente
contradictorio y poco funcional (salvo cuando su "eliminación" o
sumisión obedeciese a poderosos intereses geoestratégicos). El Enemigo del
"sistema" y la "civilización", encarnados los dos en la
comunidad económica y militarmente dominante, y ya no mas en un Estado-nación
propiamente dicho, tiene que ser el también global y encarnarse en alguna estructura
supra nacional y supra estatal.
Que mejor Enemigo para un
sistema cuyo verdadero Poder es invisible e inasequible que el terrorismo ciego
y sin rostro. Para ser fácilmente reconocido y asumido como tal, el MAL, en su
"apariencia", tiene que ser lo opuesto al BIEN, pero en su
"esencia" tiene que ser lo más parecido posible.
Encontrado el concepto del
mejor Enemigo posible, falta darle vida. Hacer de este concepto abstracto una
amenaza real, la más cruenta, repulsiva y maligna posible. Una amenaza mortífera,
no solo para las estructuras del Poder y la "representación política"
que la comunidad "se dio", sino para cada uno de sus miembros como
individuos... que en cualquier momento y en cualquier lugar pueden ser... sus
inocentes víctimas.
Este 11 de septiembre los
representantes políticos más poderosos del Poder globalizado, encarnación del
BIEN, parieron a su mortífero enemigo el terrorismo, encarnación del MAL.
Hoy, a pesar de que estoy
todavía más convencido de que la hipótesis, o teoría, desarrollada en este
texto es certera, no voy a enumerar todos los hechos (hechos no especulaciones)
que refuerzan mi certidumbre… solo me contentare de transcribir algunos extractos
de algunos artículos periodísticos… con los cuales, obviamente, estoy en total
acuerdo… permitiéndome resaltar en negritas las que me parecen ser los más
dignos de ser destacados.
Aquí les van:
El director del Centro Nacional de
Contraterrorismo de Estados Unidos, Nick Rasmussen, ha dicho que el peligro
terrorista es ahora “mayor, más amplio y más profundo” que el 11 de septiembre
de 2001.
De hecho, un reciente informe del diario The
Guardian británico señala que, en los 15 años transcurridos desde los
atentados, las acciones terroristas se han multiplicado por cinco.
Los primeros ataques en suelo americano desde
Pearl Harbor fueron cometidos por 19 personas, de las que 15 eran saudíes,
según los servicios de inteligencia americanos. Sin embargo, Washington no
adoptó ninguna medida contra Arabia Saudí y decidió en cambio acabar con el
gobierno de Saddam Hussein en Irak, que no tuvo nada que ver con los atentados.
El senador Bob Graham, que dirigió el comité
que investigó los fallos de los servicios de inteligencia, declaró a la cadena
de televisión CBS: “No puede creerse que 19 personas, de las cuales la mayoría
no domina el inglés, no ha estado en Estados Unidos con anterioridad y no ha
cursado estudios secundarios, hayan podido realizar una misión como esta sin
contar con apoyo desde dentro de Estados Unidos”.
Las decisiones principales que tomó el entonces
presidente George Bush fueron nominalmente contra el terrorismo islamista. Se
decidió que el terrorismo era la gran amenaza para la única gran potencia del
mundo unipolar que se estableció tras la desaparición de la Unión Soviética en
los años noventa, y sin embargo se atacó a Irak, uno de los países que con más
ahínco combatían el yihadismo.
El mundo unipolar tiene otras reglas tras el
colapso soviético y probablemente necesita un enemigo que se adapte a esas
reglas, que no represente una amenaza para el sistema pero que está ahí, en
primera línea, y que pueda utilizarse para infundir miedo en el conjunto de la
población del planeta, exactamente como se hacía antes con el comunismo. Ese
enemigo es el islam.
Se ha usado el estandarte de la “guerra contra
el terrorismo” para crear una situación volátil en Oriente Próximo y Occidente,
una situación que ya ha tenido consecuencias de pesadilla y que todo indica que
esas consecuencias no van a desaparecer de la noche a la mañana, sino que han
venido para quedarse.
Curiosamente,
las medidas antiterroristas de Bush provocaron que los extremistas entraran en
una parte del mundo árabe donde nunca habían estado presentes. La guerra contra
el terror ha sido y es el mejor caldo de cultivo para el avance integrista y la
mejor propaganda para el terrorismo.
EEUU
y sus aliados dejaron a su paso un Irak completamente roto. La liquidación de
Sadam Hussein creó un vacío de poder que desenterró las históricas tensiones
sectarias.
Los
cerca de 3.000 muertos en las barbaries de Nueva York, el Condado de Arlington
y Shanksville tendrán este domingo su merecido homenaje. Los cientos de miles
de fallecidos en Irak y Siria y los millones de desplazados seguirán siendo las
víctimas sin nombre y olvidadas de una guerra contra el terror sin fin.